jueves, 10 de octubre de 2013

Moral en paños menores

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Tomado de El Heraldo Cubano
Por Arthur Gónzalez

Con las actualizaciones, modificaciones y reformas que viene ejecutando Cuba desde el 2007, el gobierno norteamericano se queda cada vez más sin argumentos para atacar el proceso revolucionario cubano, mostrándole al mundo quienes son los verdaderos responsables de las vicisitudes del pueblo cubano.

El 14 de enero del 2013 al ponerse en vigor las modificaciones de la Ley Migratoria, de inmediato las autoridades norteamericanas se apuraron en declarar que no había cambios en la política de los Estados Unidos con Cuba sobre el tema, lo cual los dejó sin elementos acusatorios de que el gobierno cubano tiene una “cortina de hierro” y “limita la libertad de movimientos” de sus ciudadanos.

Realmente quien impide el libre movimiento entre cubanos de la Isla y de los EE.UU. es el propio gobierno norteamericano; sin embargo si un cubano llega en un bote a remos al territorio yanqui, es recibido como un “héroe que escapó del comunismo”.

Cuba acaba de anunciar que sus deportistas de alto rendimiento pueden firmar contratos con ligas profesionales extranjeras, eliminando los ataques que desde Miami se lanzaban contra la política del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y recreación, INDER,  y de las Federaciones Nacionales, las que hasta la fecha no contemplaban esa posibilidad de forma masiva y solo se autorizaban en muy contados casos.

Ante el derrumbe de esta barrera, las autoridades norteamericanas  volvieron a hacer declaraciones a toda carrera, para reiterar que en el caso de Cuba existen regulaciones vigentes para que atletas de la isla sean fichados en este país.
En ese sentido, John Sullivan, vocero de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros, OFAC, adscrita al Departamento del Tesoro, advirtió que “la política estadounidense no ha cambiado. Los jugadores cubanos tienen que ser autorizados por una licencia de la Oficina y para ser candidatos a trabajar como profesionales en EE.UU., hay que demostrar que tienen una residencia permanente fuera de Cuba”.

O sea, hay que irse definitivamente de Cuba y convertirse en un emigrado que “huye del comunismo” para clasificar. No hay mucho que argumentar para entender cual es la verdadera política de los Estados Unidos contra Cuba, nada que tienda a la normalización de las relaciones entre los dos países vecinos es aceptada por los yanquis.

El motivo es simple y está recogido en sus propios documentos desclasificados desde finales de los años 88, cuando en el año 1960 el presidente Dwright Einsenhower, aprobó el primer Plan de Acciones Encubiertas de la CIA, en la que se plasma como objetivo a alcanzar: “…provocar la sustitución del régimen de Castro por uno que responda mejor a los verdaderos intereses del pueblo cubano y sea más aceptable para Estados Unidos”.

Por tanto, el gobierno cubano podrá hacer cuanta actualización a su modelo se le ocurra, que mientras persista el sistema socialista, sencillamente nunca serán suficientes las medidas para el gobierno Norteamericano.

Estados Unidos pretende, a toda costa y costo, el derrocamiento de la Revolución socialista, la que se hizo a solo 90 millas de sus costas, a pesar de los miles de millones de dólares gastados, los cientos de toneladas de explosivos y armamentos introducidos ilegalmente en la isla para acabar con el proceso, más los gastos que hacen para crear, entrenar y abastecer a los grupúsculos contrarrevolucionarios. Nada de eso podrá retrotraer la historia.

Una vez más se comprueba que la moral de Estados Unidos va en paños menores.

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