jueves, 21 de abril de 2016

El VII Congreso de un Partido del y para el pueblo


Por Gustavo de la Torre Morales

El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) pasó por los grandes medios de información con igual publicidad a la que estamos acostumbrados: sin profundizar más que no sean aquellos puntuales “artículos” por “periodistas” contratados donde, en búsqueda de ser creíbles, matizaban algunos datos oficiales dados por la prensa cubana con las habituales citas de descréditos promulgadas por decreto. Algunos con tonos casi rozando lo “moderado” para buscar mayor impacto en los lectores (Diario de Cuba, 14yMedio, CiberCuba, La Vanguardia, AP o Agencia EFE) y otros sin desviarse un ápice de los dictados establecidos por una política de agresiones cuando se trata de Cuba (El Nuevo Herald, El Clarin, El País, El Diario ABC, etc.). Todos, de una forma u otra, machacando en la existencia de una cerrada “cúpula” por la generación histórica y en la reiterada falta de diversidad política por la existencia de un solo partido.


Sin saber a qué clavo agarrarse, muchos de estos medios se aprovecharon de la “inquietud” expresada públicamente por el militante Francisco Rodríguez Cruz, a través de su blog Paquito el de Cuba, para levantar simplemente polvareda propagandística.

Incluso, el diario El País, en un artículo titulado “El secretismo marca el primer congreso del Partido Comunista de Cuba tras el deshielo”, firmado por Juan Jesús Aznarez, mantuvo la línea editorial de constante odio visceral contra nuestro sistema político económico, con un sutil, pero vomitivo, amago de descrédito, acusando a la dirección del Partido de mantener los documentos en el estricto “secretismo” frente a la militancia y del resto de la ciudadanía, calzando dicha tesis en “palabras” del intelectual cubano Esteban Morales Domínguez_ Por cierto, dicen que las escribió en su blog (yo no las encontré), pero sin establecer un link de la entrada donde las escribió, se han expandido como virus contagioso junto al descontento de Francisco Rodríguez (“militante” que también se hace eco textual de lo publicado en la prensa extranjera).

Sin embargo, es una lástima que el articulista de El País, Juan Jesús Aznarez, no haya tenido la delicadeza de leerse el artículo de Esteban Morales, Un modelo para el análisis de las relaciones Cuba - Estados Unidos después del 17D (yo sí pongo enlace), publicado en su blog, donde sin perder su sincera y oportuna crítica a indiscutibles problemas internos (pero exponiendo también propuestas de solución sólidas), reconoce que la Revolución cubana es verdadera y que sólo por su ejemplo y política exterior solidaria se ha ganado un consistente prestigio y respeto por los pueblos del mundo. Por eso la nueva política del gobierno de Estados Unidos está direccionada a la debilitación del socialismo cubano desde dentro.

¿Por qué no se han hecho eco de esto último?

Una vez más se sigue demostrando una constante en la ecuación propagandística contra Cuba: la intención de crear una adversa opinión internacional hacia la dirección histórica de la Revolución y el Partido; entendiéndose la existencia de una desconexión de la fuerza de vanguardia partidista con la realidad del pueblo.

Creo que muy poca moral se tiene, desde estos grandes negocios de la gran prensa (incluyo a sus lacayos alternativos), para exigirle a Cuba lo que viene poniendo en práctica desde los inicios del triunfo de la Revolución: un proceso marcado gracias a ese vínculo directo existente entre el Partido, el gobierno y el pueblo bajo el principio de UNIDAD; una democracia basada en la consulta constante, en la participación directa y en procesos electivos marcados por la transparencia.

Ahora, frente a tanto empeño de esta prensa, que se alza como moralista de la idílica democracia, queda preguntarse: ¿Cuál de esos partidos, de la llamada democracia del pluripartidismo capitalista, lleva a cabo consultas con toda su militancia sobre sus Congresos o las listas electorales? ¿Cuál de esos partidos consulta con el pueblo sus programas electorales, sobre las leyes que aprueban en sus contubernios gubernamentales con los intereses empresariales, sobre los presupuestos y tijeretazos a los servicios públicos, sobre los millonarios presupuestos en defensa que benefician la industria bélica o sobre las deudas privadas que cargan sobre los salarios de los trabajadores por convertirlas en públicas?

La defensa de la soberanía se ha llevado a cabo por el alto grado de sacrificio que todo el pueblo ha puesto en esta importante tarea, afrontando las agresiones imperialistas y el genocida bloqueo (que los monopolios mediáticos edulcoran con el vocablo “embargo”); pero también porque el PCC ha sido la fuerza vanguardia que se ha convertido en el Estado Mayor político del proletariado cubano, logrando una indestructible cohesión en todos los sectores sociales y fortaleciendo la consciencia política, exigiendo con ejemplo y asumiendo con responsabilidad su función de guía en la construcción del socialismo. El Partido Comunista de Cuba no fue creado para dividir la sociedad cubana, ni para responder a un sector determinado y simpatizante; sino para romper con todo el esquema oligárquico y burgués proveniente de la neorepública y convertirse en el referente político para todos(as) los(as) cubanos(as), realzando como factor fundamental de fortaleza social y victoria, el principio de UNIDAD.


El proceso socialista cubano aporta suficiente cultura al pueblo para sostener criterios serios, establecer procesos de análisis y buscar válidas soluciones a los problemas del país. Durante estos 57 años de Revolución, la participación de la militancia del PCC y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en diversos procesos de debates en colectivo, son muestras del gran valor político que se le otorga a la participación y la inclusión de sus miembros; lo cual se ha demostrado en los diversos Congresos del PCC (1975, 1980, 1986, 1991, 1997, 2011 y este último de abril de 2016), pero mucho más, cuando los importante debates se han trasladado al resto de la sociedad para que sigan sintiendo suya esa porción de responsabilidad individual y colectiva, en la construcción del futuro del país. Como sentenció el reelecto Primer Secretario del PCC, Raúl Castro Ruz: “La Revolución jamás encontrará solución a sus problemas de espaldas al pueblo”.

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