viernes, 14 de agosto de 2015

Trece tesis sobre el Dictado de Bruselas, Grecia y el futuro de Europa

Tomado de Solidaire.org
Por Peter Mertens, Presidente  del Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) 



Dos semanas después del Dictado de Bruselas, ha llegado el momento de hacer un balance preliminar. Es lo que hace Peter Mertens en un artículo en el sitio web dewereldmorgen.be (24 de julio 2015) que en cierto sentido podemos ver como una actualización del capítulo "Grecia" de su libro ¿Cómo se atreven?.” El autor resume la situación en trece tesis, con una crítica implacable del de la toma del poder por Alemania sobre la zona euro, preparada desde 2011. Pero termina con una nota optimista: "La experiencia griega ha hecho reflexionar a millones de europeos, y eso es algo positivo."
1. El Dictado de Bruselas volverá como un boomerang sobre la zona euro
El Dictado de Bruselas del 12 de julio, que crucificaba al Gobierno griego tras 17 horas de negociaciones, no ha resuelto nada. Aparte del socialdemócrata Jeroen Dijsselbloem, Ministro de Hacienda de los Países Bajos y del separatista arrepentido, Johan Van Overtveldt (N-VA), ministro de Finanzas de Bélgica, nadie lo duda en Europa.
"El euro nunca se había portado tan bien", declaró Jeroen Dijsselbloem el 14 de julio en el canal de noticias holandesa NOS.[i]Dijsselbloem es el presidente del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Finanzas de la zona euro. Su declaración es surrealista, pero esta vanidad puede salir cara hasta para los socialdemócratas holandeses. Tarde o temprano, el Dictado de Bruselas volverá como un bumerán golpeando la cara de quienes lo diseñaron. El Dictado no resuelve ninguna de las desigualdades estructurales presentes en la zona del euro desde sus inicios. No resuelve nada de la insoportable crisis de la deuda que se crea como consecuencia. No resuelve ninguno de los desequilibrios estructurales de Europa ni la hemorragia interna que sufre el continente. Y, por último, la situación sin salida de Grecia no mejora en nada. El Dictado de Bruselas sólo es una manta colocada sobre un incendio forestal. Tarde o temprano, la manta también arderá.
Algunas malas lenguas dicen que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble (CDU, Demócrata Cristiano), impuso el Dictado de Bruselas, con todas sus exigencias irrealistas, para empujar a Grecia fuera del euro. La canciller Ángela Merkel está tratando de acallar esos rumores. De todos modos, el hecho es que la crisis está lejos de haberse resuelto. Será necesario algo más que los 53.300 millones de las últimas semanas, y algo más que los 86 mil millones a los que se refiere el acuerdo. Además, esto se suma a la actual montaña de deuda de Grecia, que asciende a 350 mil millones de euros. Hay que ser un completo idiota para creer que los griegos podrán rembolsar algún día tales cantidades.
"Es un mito que ayudemos a los griegos a través del apoyo financiero. Ni siquiera es una ayuda. La mayoría de los préstamos que vamos a pagar a los griegos deben volver de inmediato a los mismos acreedores para pagar los préstamos más antiguos", responde el economista Paul De Grauwe. "El acuerdo no va a resolver el problema griego. De hecho empuja al país aún más hacia el precipicio. ¡"[ii]
Al seguir reduciendo el poder adquisitivo de una población empobrecida, y al cerrar todavía más el grifo del presupuesto de Grecia, la economía se hundirá más hondo en la recesión. Según el Dictado, el presupuesto de Grecia debería presentar durante algunas décadas un superávit primario del 3,5%. Este es un objetivo completamente inalcanzable. Junto a esto, el país debería obtener 50.000 millones de euros gracias a la venta forzosa de prácticamente toda la riqueza que el país todavía tiene. Esto también es irrealizable. En 2011 la troika ya había exigido el mismo requisito, pero desde entonces la venta las joyas de Grecia apenas han aportado3.200 millones de euros. Si los griegos no logran ese objetivo, algo que sin duda va a pasar, los adalides de la disciplina dirán que los griegos no pueden o no quieren respetar la estricta disciplina presupuestaria.
Es lo que sucedió con el primer plan de rescate de 109.000 millones de euros, que se acompañaba de medidas drásticas. Según las previsiones de la Troika la economía de Grecia experimentaría sólo una contracción limitada, seguida de un rápido crecimiento. Todo el mundo sabe cuál fue el resultado. La economía se hundió en una depresión más profunda, los plazos de los préstamos tuvieron que posponerse y se necesitó un segundo paquete de ayuda de 130.000 millones de euros. De ese dinero, el 90% hizo un cambio de sentido como si hubiese una rotonda en la Acrópolis para volver a los mismos prestamistas en el centro de Europa. La población griega ha pagado el precio con una grave crisis humanitaria: 1,5 millones de desempleados, tres millones de personas por debajo del umbral de la pobreza, un tercio de la población sin seguridad social y sin acceso a un seguro de salud. Con estas duras políticas de austeridad, los niños cierran los ojos en clase porque están hambrientos, hay padres que entregan a sus hijos a orfanatos porque ya no los pueden mantener y vuelven enfermedades del pasado, como la tuberculosis. El Dictado de Bruselas impone todavía más medidas por el mismo estilo, con la esperanza ilusoria de que la receta acabe funcionando algún día. "Locura es hacer lo mismo y esperar un resultado diferente", habría dicho Einstein. Esto es precisamente lo que hace el establisment europeo.
Cuando se haga evidente que los griegos no podrán cumplir con los requisitos demenciales, tendremos un nuevo episodio de consultas de crisis, con requisitos todavía más impactantes, hasta que Grecia sea expulsada del euro. U obligada a abandonar el euro "por su propia iniciativa". Cuando llegue ese momento, se verá claramente que la pertenencia al euro es reversible, la zona del euro apenas será una unión monetaria defectuosa sin transferencias fiscales ni estructuras democráticas. Una zona dominada por un solo Estado, Alemania, y con una religión, el "ordoliberalismo", la variante alemana del neoliberalismo.
2. Esta Europa exige a un Estado miembro enterrar a su propio Parlamento
Atenas está bajo tutela. El Gobierno debe recibir luz verde por parte del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo - la Troika - antes de presentar al Parlamento cualquier proyecto de ley o antes de consultar a la sociedad civil. Está escrito en las conclusiones finales del Dictado de Bruselas. El gobierno griego se vio obligado a aprobar el miércoles 15 de julio una primera serie de dictados y una segunda tanda el miércoles 22 de julio. El Parlamento se ve reducido a una institución colonial que debe ejecutar las resoluciones redactadas fuera de Grecia. Algo que sucede en los procedimientos fasttrack –de la vía rápida-, en los que los parlamentarios sólo cuentan con unas pocas horas para votar las nuevas leyes.
Durante la votación del 15 de julio, la Presidenta del Parlamento, Zoi Konstantopoulou, hizo un llamamiento a resistir al chantaje: "Esta noche es una jornada negra para la democracia en Grecia y Europa. Pero también es un día negro para el Parlamento griego, ya que, por medio de un chantaje descarado de la Unión Europea, en el primer lugar al gobierno, y a todos los diputados después, este Parlamento se reúne para ratificar en dos horas y treinta minutos, y sin debate de fondo, el funeral de su propia función, así como el abandono de la soberanía nacional y la hipoteca de la riqueza pública. Y no hay ninguna duda de que si este chantaje se ratifica esta noche, nada va a evitar su repetición. No sólo con nosotros, sino con otros pueblos y otros gobiernos”.[iii] Esfuerzo inútil. Bajo la presión de los prestamistas extranjeros, el Parlamento griego aprobó las leyes.
"La palabra "dictado" hasta es un eufemismo, era un auto judicial"[iv], escribe el periodista Paul Goossens. Imaginemos que se obligue al gobierno belga a vender los puertos de Amberes, Zeebrugge y Gante. Sin más, simplemente. En el mercado. Al mejor postor. Y además el aeropuerto de Zaventem, la SNCB y todo el suministro de agua. Imaginemos que se imponga a Bélgica que toda esta subasta pública deba aportar obligatoriamente 50 mil millones de euros. Y que el dinero de esta venta forzosa deba ir a un fondo en Luxemburgo. De manera que la mitad pueda ser utilizada para pagar los prestamistas, y una cuarta parte para recapitalizar a los bancos del país. No sólo los trabajadores portuarios de Amberes, Brujas y Gante, sino todo el país estaría patas arriba. Y sin embargo, este es el dictado que Bruselas impuso a Grecia.
En estos tiempos de política de self-service descarado, ya escribí acerca de la participación de Guy Verhofstadt –Ndt: el presidente de los liberales en el Parlamento Europeo- que tiene puesto de administrador en el holding Sofina, que está directamente implicado en la privatización del agua en Salónica en Grecia a través de Suez Environnement. Pero esto no es todo. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, también está implicado. En el texto original del Dictado de Bruselas, se pretendía que los recursos obtenidos gracias a la venta forzosa de Grecia fuesen administrados en Luxemburgo por un fondo controlado por Schäuble. Al final, Tsipras fue capaz de eliminar este requisito del Dictado, pero el fondo que se encargará de la expropiación de la riqueza pública queda totalmente bajo el control de la Troika, independientemente de la ubicación de su sede.
Esto es lo que los economistas llaman fire sale: una venta en situación de bancarrota. Su carácter forzoso se traducirá en que las riquezas griegas se vendan por 4 migajas, muy por debajo del valor de mercado. Y por tanto numerosos buitres ya están sobrevolando la Acrópolis, con la esperanza de lograr las mejores tajadas de un país en descomposición. Por los puertos de Salónica y El Pireo, ya se muestran interesados empresas de Dinamarca, China y Filipinas. El gestor de la red eléctrica griego, ADMIE, está en el objetivo de Bélgica, Italia y China. La empresa alemana Fraport está a punto de obtener el control de más de catorce aeropuertos griegos, especialmente los de los destinos turísticos. Y la rusa Gazprom es bastante interesada en la empresa petrolera ELPE. Poner en venta forzosa los bienes que interesan a las empresas extranjeras y liquidar aquello que compite con estos mismos grupos, esto es sencillamente una política colonial.
Incluso las islas griegas están en venta. En el prestigioso sitio web financiero alemán www.finanzen100.de, al menos once islas griegas aparecen en venta bajo el título: "Estas once islas griegas, ahora se pueden comprar por un mendrugo de pan." Hacerse con la propiedad privada de la isla Nafsika cuesta 6,9 millones. Ya se puede comprar la pequeña Lihnari por 3 millones de euros. Por Omfori por el contrario, se piden 50 millones de euros. Der Spiegel informa que el multimillonario Warren Buffett está interesado en una isla en el mar Egeo. "Tiene un don para los negocios. Se trata de la isla Agios Thomas. El precio de compra ascendería a 15 millones de euros "[v], escribe el periódico.


3. Grecia no es Ucrania
Cuatro días después del Dictado de Bruselas, Berlín recibió una sorprendente "visita de crisis" del Ministro de Hacienda de los Estados Unidos, Jack Lew. El sitio web Deutsche Wirtschafts Nachrichten escribe: "Esta sorprendente intervención de crisis estadounidenses bien puede ser más importante que todas las reuniones de crisis europeas juntas. Los estadounidenses están preocupados por los acontecimientos en Europa. Ven claramente que en caso de crack de Grecia, el futuro de la OTAN en Europa estaría en peligro. No se trata sólo del flanco sur de Europa. Se trata de que partidos de extrema derecha, partidos anti-europeos y partidos de la izquierda contestataria podrían inclinar la balanza de poder en Europa. Todas estas fuerzas son anti-estadounidenses y anti-OTAN."[vi]
Los Estados Unidos razonan de manera geoestratégica. Grecia está en la encrucijada de tres continentes. Siempre ha sido un fiel aliado de la OTAN. Es de suma importancia ahora que la OTAN y los estrategas americanos ponen mucha atención en el Norte de África, Oriente Medio, Irán, los Balcanes, Ucrania, Rusia y otros países de Europa del Este. Washington quiere evitar que Atenas caiga en la esfera de influencia de Rusia. No es ningún secreto que Washington tiene una voz decisiva en el Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los tres miembros de la Troika. Washington utilizó su influencia para obligar a los socios de la Troika a tener cierta indulgencia con Atenas. No por razones humanitarias. Sino geoestratégicas.
Y en virtud de consideraciones geoestratégicas similares, Ucrania ha recibido recientemente un alivio sustancial de su deuda. Este país es diez veces más corrupto, inestable y oligárquico que Grecia y tiene importantes fuerzas de extrema derecha nauseabunda. Aún así, Ucrania ha recibido del FMI una condonación de deuda de préstamos antiguos de 13.500 y 18.500 millones de euros así como un nuevo préstamo de 36.100 millones de euros. Pero esta vez, sin portadas cargadas de odio del periódico alemán Bild o del holandés Telegraaf sobre ucranianos "corruptos hasta la médula e increíblemente derrochadores". Algo que, literalmente, se podía leer sobre los griegos. No sólo el Bild, también el periódico Die Zeit abría su portada con la "la cultura enemiga del esfuerzo" que supuestamente reina en Grecia. Nada sobre Ucrania. Nada. Nadie parece que nadie haya encontrado interesante la condonación de miles de millones de euros de deuda a Ucrania, ni tampoco los 36.000 mil millones de ayuda. Aunque todo el mundo sabe que las posibilidades de que se rembolse este préstamo son prácticamente nulas. Dos pesos y dos medidas. ¿Por qué? "It´sthepolitics, stupid." Es un asunto político, no económico. Se prefiere apoyar a un régimen de extrema derecha oligárquico que defiende "nuestros" intereses a concluir un acuerdo con un Estado miembro de Europa que se atreva a cuestionar "nuestra" política.
Lo que se le permitió a la corrupta Ucrania estaba prohibido para Grecia. A pesar de la fuerte presión de Washington. El ministro americano Lew todavía advirtió hace unas semanas que un crack de Grecia podría costar a la economía mundial cientos de miles de millones. Obama comunicó esta preocupación a Merkel más de una vez por teléfono. Pero no obtuvo ninguna concesión concreta. El Deutsche Wirtschafts Nachrichten escribe: "Los estadounidenses saben que el problema del Grexit sólo se puede resolver con un alivio de la deuda. Washington ha tratado de que se asumiese esta idea antes de la cumbre de la UE. El FMI, en manos estadounidenses, dijo que es necesario conceder a Grecia mucho más dinero, y más alivio de la deuda. Hoy el FMI se expresa de nuevo y vuelve a poner el alivio de la deuda encima de la mesa. La advertencia se da en una redacción mucho más dura: el alivio de la deuda debe ir "mucho más allá de lo que la zona euro está dispuesto a aceptar hasta ahora.”[vii]
El nuevo informe publicado por el FMI el 14 de julio debe ser leído políticamente, pero no deja de ser interesante.[viii] El informe afirma que la deuda griega es insostenible. Algo que dice de manera muy clara desde la primera línea. Sin aliviar seriamente la deuda, no hay solución posible. Es lo que el gobierno griego ha dicho desde el principio. En segundo lugar, sostiene que el acuerdo (es decir, el dictado) sólo agravará la situación. En dos años, la deuda será dos veces mayor que toda la economía griega. En este contexto, las nuevas medidas de ahorro (las exigencias de reducir las pensiones y aumentar el IVA) son imposibles y contra productivas, se puede leer entre líneas en el informe del FMI. En tercer lugar, también se lee que las cifras de la Unión Europea sobre la deuda griega, los objetivos de los excedentes presupuestarios y las privatizaciones que se incluyen en el dictado de Bruselas son fantasías irrealizables. Lo que significa que no son objetivos económicos, sino políticos. Por último, el FMI insiste en que la decisión del Banco Central Europeo de secar los bancos griegos cuesta un montón de dinero a toda Europa. Los líderes de la zona del euro ya conocían este informe crítico el domingo por la noche, antes de comenzar su maratón de negociación. Solo vieron la dimensión política del informe y no las graves advertencias económicas. Al no tomar en cuenta el informe del FMI, Berlín también envía un mensaje a Washington: la Unión Europea está bajo dirección alemana.
4. La Unión Europea oficial se ha convertido en la UE condicional
Por los bares de Irlanda corre un nuevo chiste: "¿Cuál es la diferencia entre la mafia y los actuales líderes europeos? La mafia te hace "una oferta que no podrás rechazar." Mientras que los líderes de la Unión Europea te hacen una oferta que no puedes ni rechazar ni aceptar, a menos que quieras autodestruirte."
"Para ser honestos: la Unión Europea no se convirtió ayer mismo en un lugar inhóspito para los progresistas. En realidad, siempre lo ha sido. Sólo que ahora, desde la crisis, se hace aún más evidente y algunos se dan cuenta por primera vez. Desde el principio, la Unión Europea es en esencia un proyecto liberal"[ix], escribe el profesor de Estudios Europeos Ferdi De Ville en Knack. Y es verdad. La Unión Europea fue creada por los grupos de interés más grandes y poderosos del continente para poder competir mejor con los EE.UU. y Japón. Entre bastidores, la unificación recibió el apoyo de poderosos grupos de presión como la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT). Aunque esta mesa redonda sólo reúne a cincuenta miembros, estos cincuenta representan un volumen de negocio de miles de millones de euros y emplean a 6,6 millones de trabajadores. La Mesa Redonda Europea dicta en 1980 el proyecto de mercado único de 1992. Preconiza la moneda única con estrictos criterios de convergencia, la conocida como norma de Maastricht. A principios de 2002, plantea las bases de la siguiente fase: la gobernanza económica, una autoridad altamente centralizada que pilotée toda la política económica.
Mientras detrás de bambalinas la Unión Europea era concebida como un proyecto para la competencia, en el escenario se sucedían las declaraciones altisonantes sobre la "Europa social". La Unión Europea se basaría en tres principios respetables. El primer principio es que el proceso de integración europea sería consensuado, basado en la igualdad de los socios. Un segundo principio era que no podíamos volver hacia atrás en las etapas que conducen a la integración europea. Un tercer principio, tácito, implicaba que Alemania se moderase, a cambio del enorme regalo de la recuperación que los otros países europeos le habían ofrecido después de la barbarie nazi devastadora de la Alemania de Hitler. El dictado de Bruselas ha invalidado estos principios de la Unión Europea.
La soberanía griega ya no existe. "La casa de empeño” de Europa se hizo cargo del Estado conocido anteriormente como Grecia"[x] escribe Tine Peeters en De Morgen. Amenazando a los votantes griegos, cerrando los bancos griegos durante semanas, practicando la tortura del "ahogamiento mental" y poniendo la pistola sobre la cabeza de los griegos para imponerles un dictado humillante, cualquier noción de igualdad se ha vuelto imposible. De esta manera Europa pisotea su primer principio y ancla un nuevo concepto en los cimientos de Europa: un Estado miembro puede ser aplastado si no marcha al son de la política alemana de rigor monetario.
El segundo principio también se ha ido por el desagüe. La amenaza de Wolfgang Schäuble, apoyado en por momentos por el líder del SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) Sigmar Gabriel, de expulsar a Grecia de la zona euro, terminó con la irreversibilidad de la adhesión a Europa. Aunque esta amenaza no se haya aplicado (aún), el hecho de que haya sido aceptada como una opción significa que de aquí en adelante cualquier etapa en la Unión Europea es condicional. Ángela Merkel y François Hollande pueden seguir protestando sobre la inutilidad de un plan B, pero ha quedado claro que si un país no cumple con la religión del presupuesto haría bien en ir preparando un plan B. La UE oficial se ha convertido la UE condicional. El economista estadounidense Paul Krugman llama al Dictado de Bruselas "una traición grotesca de todo lo que el proyecto europeo se suponía que representa." Krugman escribe: "la economía casi se han convertido en secundaria. Pero aun así, seamos claros: lo que hemos aprendido estas últimas semanas es que ser un miembro de la zona euro significa que los acreedores pueden destruir su economía si se sale del redil. "[xi]
5. Algunas fuerzas quieren una ruptura entre un núcleo de Europa y la Europa de los vasallos
El ejemplo griego demuestra claramente que la adhesión al club europeo no es suficiente y es posible expulsar un Estado miembro de su propia unión monetaria. El primero en la lista es Italia. La semana pasada, el diario financiero alemán Handelsblatt lanzó la señal con un largo artículo bajo un titular en negrilla "Italia es Grecia tamaño XXL."[xii] Italia es Grecia al cuadrado. Desde el comienzo de la crisis en 2008, la producción industrial se redujo en una cuarta parte. El ingreso per cápita ha alcanzado su nivel más bajo desde 1997. El desempleo se ha duplicado. La tercera mayor economía de la zona euro no crece desde hace catorce trimestres consecutivos. La productividad del trabajo es menor que en el momento de la introducción del euro. En mayo de 2015, Italia añadió 23 mil millones de deuda. La deuda total de Italia asciende a casi 2.2 billones; un 135% del PIB.
No es una buena noticia, pero muestra el fracaso de la política europea de austeridad. No sólo en Italia. Nuestro país ha visto como aumenta su deuda nacional a casi 448.000 millones, el 111% del PIB. Los franceses están en números rojos por por 2 billones de euros, lo que equivale a 97,5% del PIB. Todo esto está bien lejos del límite máximo de deuda del 60% del PIB, tal y como se escribe en el Pacto presupuestario de 2013 (ver más abajo).
Sin embargo, Italia está en la línea de fuego. Esto por supuesto está relacionado con el billón de euros que el Banco Central Europeo ha gastado estos 2 últimos años en comprar bonos del gobierno de Italia y España. Es una cantidad gigantesca. Pero hay más. La concepción del futuro de Europa del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Schäuble desarrolló a mediados de la década de 1990 el concepto de un núcleo de Europa, en el que un "centro fuerte" alrededor de Alemania establece un pequeño "núcleo" integrado en la UE, que no sólo mantiene la unidad, si no que define la política a llevar a cabo. En 1994, se elaboró un plan maestro bajo el título "Überlegungen zur europäischen Politik". Lo que significa: "reflexiones sobre la política europea."[xiii] Según Schäuble, Alemania, Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos formaban el "núcleo" de la integración europea, con el eje franco-alemán como motor. Para Schäuble, el euro debe constituir el núcleo duro de Europa. La moneda común debería ser atesorada por un pequeño grupo de países. Alrededor de este núcleo, se podría construir una Unión Europea más amplia. En la visión de Schäuble, Grecia no pertenece a este núcleo de Europa. Esto también explica su postura firme durante la crisis y su postura pública de  prohibir el euro del país del mar Egeo. Pero en la visión del Dr. Schäuble, Italia tampoco pertenece a esta Europa del núcleo. Y por lo tanto tampoco a la zona euro. Esto hace de la tercera mayor economía de la zona euro una posible presa de la línea dura de Berlín.
Algunas fuerzas defienden abiertamente la división de un núcleo de Europa por un lado y una Europa de los vasallos por otro. Su visión es la de una Europa a la medida de las autoridades financieras de Frankfurt y la gran industria alemana, complementada por los países que proporcionan ciertas funciones en la cadena de montaje industrial transfronteriza.
El dictado de Bruselas ha hecho explícito a Roma y Madrid que en última instancia Berlín decidirá quién puede pertenecer al núcleo de Europa y quién será confinada a la zona de los vasallos. También es una advertencia a París. El sitio web German Foreign Policy da la palabra a una colaboradora de la Cancillería Federal que hace una llamada de atención a Francia porque París pretende ser algo más que el socio menor de Alemania. Francia debe "renunciar a la mayor brevedad posible a la orientación de perfilarse a sí misma como una nación en detrimento de su socio más cercano"[xiv], según la colaboradora. Alemania decide, Francia está autorizada a echar una mano. Todo esto, por supuesto, no tiene nada que ver con una Europa democrática y solidaria.
6. El euro habla alemán desde el principio
"Es como si hubiera habido una orden judicial alemana que todo el mundo tenía que avalar, pero eso es absolutamente falso", dijo el ministro de Finanzas belga Johan Van Overtveldt (N-VA) después del Dictado de Bruselas. Era el único político u observador que no había visto la "orden alemana". Estuvo en todas las reuniones de los ministros de Finanzas de la UE, pero no vio una toma de control de Alemania. Algo que si vio el periódico financiero De Tijd bajo el título "Europa pertenece a Alemania". Bart Haeck, quien difícilmente puede ser sospechoso de tener simpatías izquierdistas, dijo sin rodeos: "Ayer en la madrugada, todos nos despertamos en una Europa diferente. Sin embargo, quizá no seamos plenamente conscientes. La posición dominante que ya tiene desde hace años en Europa, Merkel la ejerce ahora formalmente. La unión monetaria, pero también la Unión Europea, se han convertido más que nunca en una unión alemana en la que Merkel sostiene el cetro. "[xv]
Dónde Van Overtveldt niega fríamente la toma del poder alemán, Bart Haeck habla de un "dictado alemán": "Este dictado alemán es precisamente el cambio del fin de semana pasado, que será crucial en los próximos años. Merkel salió de las sombras en las que se confinaban sus antecesores y tomó ella sola el timón de Europa. La dominación alemana siempre ha existido, pero Berlín nunca quiso caer en la trampa de mostrarla explícitamente." La imposición abierta de Alemania en realidad es el cambio en la política de la UE y que nuestro Ministro de Hacienda no lo quiera ver le hace ciego o incompetente.
La toma del poder alemana sobre la zona euro no cae del cielo. No es un golpe inesperado, sino el resultado de una política que viene de muchos años atrás. La radicalización de la política económica alemana…… ocurre tras la caída del Muro. La radicalización está estrechamente vinculada a la expansión territorial de la base económica de Alemania debido a la reunificación. Los franceses, entre otros, permitieron la reunificación de Alemania bajo la condición de que el entonces canciller Helmut Kohl aceptase el establecimiento de una moneda única europea, el euro. Pero lo que a menudo se olvida, son las condiciones que Alemania impuso al euro. Alemania llevaría la voz cantante: debería haber un Banco Central Europeo "independiente" basado en el modelo del Bundesbank, la lucha contra la inflación se convertiría en una obsesión, mucho más importante que la lucha contra el desempleo, y no se podrían aceptar transferencias financieras entre los países exportadores fuertes e importadores débiles. Desde el nacimiento, el euro se ajustó a la moneda más fuerte, el marco alemán. "El Bundesbank ha hecho de la moneda más fuerte el verdadero valor de referencia ", dijo Karl Otto Pöhl, el ex presidente del Bundesbank. "El euro habla alemán", declaró el ministro de Finanzas alemán TheoWaigel antes incluso de la introducción de la moneda única en 1998. No se puede decir mejor.
Todo esto lo describí en el libro ¿Cómo se atreven? hace cuatro años. Lo recuerdo aquí porque algunos se sorprenden ahora de la toma del poder de Alemania en la zona euro. El Bundesbank es la madre de la zona del euro y nadie debería sorprenderse cuando diez años después los mismos medios financieros de Frankfurt muestran abiertamente su visión colonial de Europa.
Volvamos por un momento a la introducción del euro en 2002. Hasta 2008, no se veía ninguna nube. Con un euro a imagen y semejanza del marco alemán, todo iba viento en popa. Con una moneda estable, a olvidarse de los riesgos del cambio, con un único gran mercado interior, ¿que más puede pedir un país exportador? "¡Salarios bajos!" respondió el gobierno roji-verde de Schröder-Fischer. Y enseguida se pusieron manos a la obra. En Alemania, los socialdemócratas y los Verdes crearon un sector de bajos salarios enorme. Así los productos alemanes son más baratos y la exportación alemana conoce un boom, especialmente en la Unión Europea. En el lado sur de Europa, sucede lo contrario. Portugal, España, Grecia no son contrincantes frente a las numerosas empresas más sólidas y poderosas de la Europa del núcleo. Tienen que importar más de lo que exportan y por lo tanto el dinero desaparece en el extranjero.
A veces se olvida, pero entre 2002 y 2008, el principal flujo de capital es el que tiene lugar desde Lisboa, Madrid y Atenas hacia Frankfurt, Berlín, París, Amsterdam y Bruselas. Antes un los países podían corregir esta desventaja mediante una devaluación. Pero con el euro ya no era posible. Tampoco se puede utilizar el presupuesto para estimular la economía, ya que está prohibido por las normas de convergencia de Maastricht. Los países del Sur están atrapados. Nada de entrar en pánico, dicen en el núcleo de Europa: los bancos alemanes, franceses, holandeses y belgas abren el grifo. Los países en desarrollo pueden obtener préstamos casi gratis, para seguir importando los productos del núcleo de Europa. Hasta que la burbuja estalla y la crisis se hace efectiva.
Nada de transferencias solidarias, ordenó la política monetaria alemana. Esto sólo deja un remedio: el puño de hierro. Alemania se ha aferrado a la unión monetaria como un arma para "poner orden en los negocios". "Si Europa no pone orden en sus presupuestos y no puede fortalecer su posición competitiva, ya no jugará un papel importante en el mundo y deberá ir cediendo paso a paso", dijo Ángela Merkel durante la primera la crisis del euro.
7. El Pacto Fiscal es el puño de hierro de Alemania para imponer la política de austeridad
El Consejo Europeo y la Comisión Europea se han beneficiado de las nubes de polvo levantadas por la crisis para hacer lo que nunca se habrían atrevido a hacer a la luz del día. Han puesto toda la política social y económica de Europa bajo la tutela de "expertos" directamente salidos de los grandes grupos financieros y económicos. Se han apropiado de competencias que no están vigiladas por ningún tipo de control ni basadas en decisión democrática alguna, e invaden el poder soberano de decisión de los Estados nacionales.
Mayor austeridad para ahorrar, mayor disciplina fiscal, eso es lo que escuchábamos de Alemania tras la crisis bancaria y del euro. Ni hablar de grandes programas de inversión, para invertir precisamente en tiempos de crisis. Nada de déficit spending - gastos deficitarios- o de políticas keynesianas para reiniciar el motor. No, debe proseguirse con la lógica de la zona euro. E incluso endurecerla. Durante el diseño de la moneda única, ya se había introducido esta lógica en las normas presupuestarias del Tratado de Maastricht (1992). Cinco años más tarde, en el Pacto de Estabilidad (1997), a estas normas se añaden las sanciones. Que Alemania y Francia en el año 2003 hayan sido los dos primeros países en violar dichas normas no debe perturbar la fiesta. No se envió a la troika o a Wolfgang Schäuble a París o Berlín. Se hizo la vista gorda y se pasó de página.
La lección que ha sacado Alemania de la crisis bancaria y del euro era que hacía falta un puño de hierro. Una camisa de fuerza de la que nadie pudiese escapar. Después de la moneda única, Europa todavía necesitaba una política única y ésta debía concretarse lo más posible en tratados y pactos. Lo que en tiempos de normalidad hubiera requerido mucha paciencia y esfuerzo, los círculos patronales lo lograron con gran facilidad. La UE, ya entonces, bajo la dirección de Merkel, dio tres pasos esenciales.
El viernes 25 de marzo de 2011 adoptó el Pacto Europlus, una gran declaración de guerra contra el "costo de la mano de obra". ¿La política monetaria es demasiado rígida? ¿Fracasa a la hora de proteger a los Estados miembros de las turbulencias de los mercados financieros? Bueno, sólo hay que flexibilizar el resto, especialmente los salarios. Si no podemos devaluar la moneda, devaluemos los salarios. Pero los salarios, como el mercado de trabajo y la seguridad social, son competencia de los Estados nacionales. No hay problema, el pacto Europlus obliga a los países europeos a presentar un plan de competitividad anual. Tras su aprobación cada país será evaluado de acuerdo a una serie de indicadores para vigilar su capacidad competitiva frente a los países vecinos. La comparación es, por supuesto, para comparar a la baja los costes
En una segunda etapa se estableció un marco jurídico para la imposición de sanciones. El jueves 23 de junio de 2011 se aprueban por primera vez seis ordenanzas (votadas definitivamente el 28 de septiembre de 2011). Estas ordenanzas se han dado en llamar el Six-Pack. Bajo el pretexto de la lucha contra los "desequilibrios macroeconómicos", a partir de ahora la Comisión puede intervenir incluso en áreas que no son de su competencia. Los grupos liberales y conservadores defendieron los textos con entusiasmo. Recientemente, John Crombez (sp.a) afirmaba en Knack: "En el Parlamento Europeo, hemos rechazado el six-pack." [xvi] Eso no es cierto. Todos los diputados verdes y socialdemócratas de nuestro país aprobaron al menos dos de los seis textos. Estuvieron de acuerdo con un marco  en el que comparar competitivamente a unos y en otorgar a la Comisión la facultad de imponer sanciones.
Esto se hace evidente dos años  después en la tercera etapa. En marzo de 2013, se aprobó el Two-Pack, que obliga a los Estados miembros a presentar cada año antes del 15 de octubre sus propuestas presupuestarias a la Comisión. La dura doctrina alemana de austeridad y los mecanismos de sanción se colaron posteriormente en un tratado de austeridad llamado Pacto Fiscal (TECG). El Parlamento belga aprobó el pacto fiscal neoliberal en mayo de 2012 con el apoyo del PS y Sp.A. En Ecolo, como de costumbre reina la hipocresía: los ecologistas, en la oposición en el Parlamento federal, votaron en contra, pero en el Parlamento de Bruselas y Valonia, donde están en la mayoría, votaron a favor. Los diversos partidos gubernamentales acordaron que nuestro gobierno respetase ciegamente todas y cada una de las reglas de la disciplina fiscal y de la deuda pública. Y de esta manera  nuestro país se somete a los dictados que la Comisión Europea puede dictar para enderezar los llamados "desequilibrios macroeconómicos". Uno se pregunta qué sentido tiene votar en el Parlamento Europeo contra cuatro de las seis ordenanzas del Six-pack, si a continuación se vota en los parlamentos belgas que nuestro país obedezca a las seis ordenanzas. Mientras que la UE está cada vez más estrechamente confinada en la camisa de fuerza alemana, los socialdemócratas y los verdes siguen hablando de "etapas para una Europa social". Al aprobar el pacto fiscal, hacen exactamente lo contrario.
8. Del fracaso del euro alemán, se extrae una conclusión: un euro todavía más alemán
"¿Cómo mantener este mosaico? Eso dependerá no sólo de factores económicos, sino también políticos. Dos enfoques son posibles. El primero es el aumento del autoritarismo en una Europa centralizada que sacrifica la soberanía de los Estados miembro. El segundo es un retorno al nacionalismo. En esta lucha política, las contradicciones internas de Alemania juegan el papel principal”, escribí en 2011 en ¿Cómo se atreven?
Esto es precisamente lo que está sucediendo. Para Ángela Merkel, su estricto pacto fiscal de 2013 no era suficiente. A finales de 2013, la canciller soñaba abiertamente con instrumentos vinculantes para imponer la disciplina fiscal y presupuestaria en los países que no están bajo la tutela de la Troika. Los países como Grecia, en los que la Troika está en el poder, deben aceptar las medidas obligatorias incluidas en sus memorandos. Otros países no. Merkel quiere establecer los llamados contratos de competitividad, un contrato bilateral entre los Estados miembros y la Comisión Europea en el que se definen reformas estructurales a cambio de ayuda financiera. Es decir: un memorando a medida de cada país. La proximidad de las elecciones europeas de 2014 hizo que la propuesta finalmente no se materializase. Pero sin embargo el 23 de octubre de 2013 el Parlamento Europeo aprobó una moción sobre el Semestre Europeo. Se dice que la Comisión debe desarrollar rápidamente un instrumento de competitividad. Democristianos, liberales, y también socialdemócratas y Verdes votaron a favor de la moción. Siguen manteniendo su fidelidad con una Europa competitiva. Sólo el Grupo de la Izquierda Unitaria (GUE / NGL) votó en contra.
En medio de las nubes de polvo levantadas por la crisis en Grecia, el 22 de junio, los presidentes de las instituciones de la Unión Europea y de la UE presentaron su "Informe de cinco presidentes". El informe pide "más Europa" y una transferencia adicional de soberanía a Bruselas. En una primera etapa (hasta 2017), deben respetarse todas las reglas de manera más estricta. Todo debe ser presentado con antelación a la Comisión Europea y se imponen sanciones si las medidas no se ejecutan. Esta es la misma lógica y la misma política que se ha aplicado a Grecia. La única diferencia es que en Grecia se aplicaron medidas más extremas y radicales, lo que fue posible gracias a la toma de control por parte de la Troika. En una segunda fase (a partir de 2017), los cinco presidentes quieren llegar a establecer una especie de gobierno europeo con un modelo federal.
En el informe se propone que cada país de la zona euro establezca lo que podríamos llamar una Autoridad de competitividad. Esta Autoridad se reforzará con tecnócratas y se asumirá que es una "entidad independiente". Su misión: comparar las tendencias salariales con las de los países vecinos y emitir en base a ello "recomendaciones". Estas Autoridades de competitividad, que no son electas, coordinarán sus políticas a nivel de la UE. Podemos recordar que en Grecia, con la misma lógica, basándose en las recomendaciones de los "expertos" se violaron y suprimieron una serie de convenios colectivos de trabajo. Se formaliza la competencia entre los trabajadores de los distintos Estados miembros. Se enfrenta a todos entre sí y los países que recortan los salarios más drásticamente sirven como modelo. Los interlocutores sociales de cada país deben basarse en las recomendaciones de la Autoridad como hilo conductor en sus negociaciones salariales. Esto es lo que ocurre con las negociaciones salariales libres. Si se exige a los interlocutores sociales seguir las "recomendaciones" se entraría en violación abierta de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los países que no sigan los "mejores ejemplos" de Europa  serán castigados con las sanciones previstas en el Six-Pack.
El euro desde el principio estuvo grabado en hierro alemán. Tras la crisis bancaria, se ha acelerado el proceso. Una y otra vez, a petición de Merkel y de los círculos financieros de Alemania. Salvo el grupo de Izquierda Unitaria (GUE / NGL), todos los grupos parlamentarios europeos apoyaron esta tendencia en diversos grados. Incluso los socialdemócratas y verdes. El domingo 12 de julio, Merkel tomó el control y dio órdenes de manera pública. Esto no era algo inesperado. Los seguidores alemanes de la línea dura llevan ocupados desde hace años fijando su lógica implacable - aquella con la que han dejado KO a los griegos- en una camisa de fuerza de pactos y tratados. También extraen lecciones del caso de Grecia. Menos laxitud, más control, más disciplina, más sanciones para imponer la política de ahorro rígido en todas partes. Es la parte trágica de esta historia. Del fracaso del euro alemán, sacan la siguiente lección: un euro aún más alemán, con puño de hierro.
Alemania, Francia, los Países Bajos e Italia, en todas partes vimos el mismo escenario. Discursos radicales antes de las elecciones para bloquear el ascenso de una izquierda consecuente. Una vez en el gobierno, aprueban la política de austeridad como cualquier otro, modificando algunas comas. Pero las manifestaciones contra la austeridad continúan en toda Europa... (Foto Flickr/David Holt)
9 .Poner fin a la línea socialdemócrata de Schulz, Moscovici, Gabriel, Hollande y Dijsselbloem
En el debate parlamentario del 2 de julio, un enardecido Patrick Dewael (Open VLD) lanzó a la oposición socialdemócrata las siguientes palabras: "Hay dos tipos de socialistas. Por un lado los socialistas en el gobierno y la Comisión Europea. Asumen su responsabilidad, contribuyen a la búsqueda de soluciones. Por otro lado, están los socialistas en la oposición: tratan de hacer olvidar al público lo más rápido posible la responsabilidad que tienen. Hoy tratan como herejía el enfoque de la Unión Europea, pero en la legislatura anterior, nunca les he oído reserva alguna sobre el enfoque hacia la crisis griega, que el primer ministro Di Rupo contribuyó a definir. "
Dewael plantea un punto interesante. Durante las elecciones de 2012 en los Países Bajos, el SP de "izquierda radical" de Emile Roemer lideraba las encuestas. Pronto tuvo lugar un cambio en el discurso de los socialdemócratas holandeses Diederik Samson y Jeroen Dijsselbloem con palabras contra los bancos y los especuladores y declaraciones radicales que hacían palidecer las de Roemer. La estrategia funcionó. Los socialdemócratas holandeses entraron en el gobierno de Rutte II e hicieron lo mismo que el gobierno Rutte I y lo mismo que el resto de gobiernos europeos. Una política dura y fría de austeridad y recortes aún más fuertes apoyados por Moerdijk. Y Dijsselbloem. Sí, por Dijsselbloem. De hecho en la mayoría de los países europeos están convencidos de que Dijsselbloem es un miembro del partido liberal VVD.
Lo mismo ocurrió en Francia con François Hollande (PS). Para contrarrestar la subida del Frente de Izquierda, la retórica cada vez giró más a la izquierda. Hollande (más tarde Presidente) y Sapin (que más tarde sería ministro de finanzas) prometieron en su campaña electoral la revisión del Pacto de Estabilidad. Eso fue antes de que llegaran al poder. Una vez instalados en el Elíseo, nunca más lo volvieron a cuestionar. En vez de eso, se reforzaron los vínculos con Alemania. Hollande sacó pecho durante la campaña electoral, pero después se puso a los pies de Merkel.
Hemos visto utilizar las mismas tácticas retóricas en Alemania. "Por una Europa de la gente, no del dinero." Este es el lema con el que acudió el SPD el año pasado a las elecciones europeas. Algo que cambió cuando el SPD entró en la gran coalición con la CDU de Ángela Merkel. El presidente del partido, Sigmar Gabriel se convirtió en Vice Canciller y se destacó en las últimas semanas como uno de los alemanes partidarios de la línea dura. Y no precisamente por la Europa de los pueblos. Sino por la Europa del dinero. El vicecanciller socialdemócrata ni siquiera descarta un Grexit.
"Con Ángela Merkel, Wolfgang Schäuble y Sigmar Gabriel como troika berlinesa, Europa no tiene futuro" opina Sahra Wagenknecht, portavoz de Die Linke en el Bundestag. "Schäuble y Gabriel quieren una Europa alemana, no una Alemania europea. El legado de Helmut Kohl se abandona a la ligera y las relaciones con Francia e Italia se están deteriorando. El presidente del SPD ahora celebra la línea dura en materia de recorte de pensiones,  aumentos del IVA y privatizaciones y, animado por sentimientos nacionalistas, supera con frecuencia a Ángela Merkel por la derecha. Es muy triste. "
Yascha Mounk, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Harvard y miembro convencido del SPD, pensó que era inaceptable y envió el 15 de julio pasado una carta abierta a Gabriel. Die Zeit publicó la carta. "Es la política de visión a corto plazo, nacionalista frente a Grecia, la traición del ideal de una Europa unida, y por eso me siento ajeno al SPD. Durante semanas, el SPD colaboró voluntariamente con la campaña arrogante de Alemnia contra Grecia. Usted ha decidido seguir a Wolfgang Schäuble, el ministro conservador de Finanzas. Usted ha decidido seguir al Bild, el mayor diario sensacionalista alemán, el especialista de la moral barata. Al igual que ellos, usted ha dado una lección a los griegos y ha sido duro contra de ellos diciéndoles que podían beber su propia sangre. "
El profesor concluye su carta anunciando su renuncia: "En un artículo escrito con Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo y miembro del SPD, usted escribió que pasamos los últimos días una "prueba de la historia". Esto es una bajeza. La verdad es que ha contribuido a la destrucción de una comunidad, democrática y unida. Porque eso es realmente lo que significa el acuerdo que será aprobado en el Bundestag por una gran mayoría de "nuestros" parlamentarios. Después de estas terribles semanas de moralismo alemán y de la humillación de Grecia, la idea de una unión más estrecha entre las naciones de Europa se ha convertido en una reliquia del pasado. El SPD, teniendo miedo de la supuesta fuerza del sentimiento nacionalista de la población, se ha situado de nuevo entre los sepultureros de un pensamiento internacionalista noble. Los líderes que traicionan los principios del partido ante el menor signo de crisis no me representan. Por eso termino con mi afiliación ahora. "[xvii]
Y, en efecto, el viernes 17 de julio el SPD aprobó en el Bundestag el dictado de Bruselas por una abrumadora mayoría. 175 miembros del SPD votaron a favor, sólo cuatro votaron en contra. Los verdes alemanes también votaron a favor del acuerdo: 23 a favor, 2 en contra. Sin embargo, hubo muchas más abstenciones. Esta es la segunda vez que los Verdes alemanes y los socialdemócratas apoyan la Europa alemana, precisamente en los momentos decisivos. La primera vez ocurrió cuando el gobierno roji-verde organizó el dumping salarial en Alemania con las reformas Hartz (2001). Y ahora aprueban con los merkelianos un dictado neocolonial que refuerza el control de Alemania sobre la zona euro que hace imposible de facto la solidaridad en Europa.
Alemania, Francia, los Países Bajos e Italia, en todas partes vimos el mismo escenario. Discursos radicales antes de las elecciones para bloquear el ascenso de una izquierda consecuente. Una vez en el gobierno, aprueban la política de austeridad como cualquier otro, modificando algunas comas. Aprobando (PS y SP.a incluidos) el Pacto Fiscal de 2013. El apoyo abierto de Gabriel, Hollande y Dijsselbloem al Dictado de Bruselas pone al descubierto la línea dominante de la socialdemocracia europea. También se observa en los reconocidos socialdemócratas que ostentan un cargo en las instituciones europeas. Caminan bravamente al paso que marca Alemania. Martin Schulz (SPD) mostró su terquedad ante Grecia como presidente del Parlamento Europeo y Pierre Moscovici (PS) ha mostrado la misma dureza como comisario de la Comisión Juncker en las llamadas "negociaciones" con Grecia. Si realmente el SP.a quisiese romper con esta política se requeriría que Kathleen Van Brempt renunciara a su co-presidencia de la Alianza Progresista de Socialistas & Demócratas y que el sp.a rompiera también con el grupo europeo de socialdemócratas dominado por el SPD de Gabriel y el PS de Hollande.
10. En lugar de negociaciones, la UE lleva a cabo una guerra económica
"Me temo que el gobierno alemán, incluida su ala socialdemócrata, ha dilapidado en el espacio de una noche todo el capital político de una mejor Alemania que se había acumulado a lo largo de medio siglo"[xviii], afirmaba el filósofo alemán Jürgen Habermas la semana pasada. También dijo: "Alemania se proclamó sin ninguna vergüenza como el jefe disciplinario de Europa y ha reivindicado por primera vez de forma explícita una Europa bajo hegemonía alemana." Habermas, uno de los grandes defensores de la integración europea desde el principio, se equivoca. La toma del poder alemán sobre la Unión Europea no es algo nuevo. Lo único nuevo es que con el dictado de Bruselas, esto se hace a plena luz del día y precisamente esta desfachatez ha abierto los ojos a millones de personas en el continente.
Ya el 30 de enero 2015 – apenas unos días después de la investidura del nuevo gobierno griego - el nuevo ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, recibió en su despacho la visita del presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem. Allí Dijsselbloem le planteó claramente una disyuntiva: "memorándum o cerrar los bancos."[xix] Desde el principio estaba claro que los virtuosos profesores de esta Europa liberal no dejarían espacio para una política distinta. El hecho de que la población griega hubiese dado una señal masiva contra las políticas de austeridad inhumanas de la troika en las elecciones no tenía ningún valor. "Las elecciones no cambian nada. Lo único que importa son los acuerdos"[xx], con estas palabras me recibió Schäuble el 20 de febrero en Bruselas", dijo Yanis Varoufakis. "Cuando a principios de febrero, asistí a mi primera reunión en Bruselas, ya existía en el euro una gran mayoría con el Ministro de Finanzas de Alemania como centro de gravedad. Esta mayoría tenía una misión: bloquear cualquier acuerdo sobre los puntos básicos de convergencia entre nuestro nuevo gobierno y el resto de la zona del euro. "
Varoufakis: "al estar dentro, se confirmaron mis peores temores. La total falta de escrúpulos democráticos de los supuestos defensores de la democracia europea. Personas muy importantes te miran a los ojos y te dicen: ‘Tenéis razón, pero os vamos a aplastar de todas formas’. Expones un argumento en el que has trabajado realmente para asegurar que sea lógicamente consistente, pero te encuentras en frente de miradas vidriosas. Es como si no hubieras hablado. Si hubiese cantado el himno nacional sueco se habría obtenido la misma respuesta. "[xxi]
Para los partidarios del capitalismo calamitoso, Grecia era un laboratorio. Los hechos más graves de la guerra económica aún estaban por venir. El saqueo de los bancos griegos por el Banco Central Europeo. Esta receta drástica viene directamente de la doctrina del shock, que Naomi Klein ha descrito magistralmente hace tiempo en el libro del mismo nombre. Es un chantaje estilo "muerte súbita". No hay dinero, se cierran los bancos, se congela la economía. Se tenía que dar un ejemplo con Grecia.
Sin embargo, los negociadores griegos, a falta de algo mejor, siguieron intentando de convencer racionalmente a otros países europeos con argumentos económicos. Como si se tratase de negociaciones sobre una base de igualdad y no una guerra económica por parte de la nación más poderosa financiera y económicamente. Incluso en este dramático pasado fin de semana, cuando se impuso el Dictado desde Bruselas, los griegos siguieron apegados a la estrategia de convencimiento y sin tener el más  mínimo medio de presión de ningún tipo de plan B. "El ministro de Finanzas Euclide Tsakalotos se preparó muy en serio. Se había preparado toda una serie de argumentos y esperaba que se le opusiesen contra argumentos desarrollados con precisión. Pero en lugar de eso, encontró frente a él a personas que recitan interminablemente reglas, procedimientos, etc. "[xxii], dijo StathisKouvelakis, de Syriza.
La guerra económica contra Grecia también fue posible porque el país fue aislado. Después de la victoria electoral en enero, los griegos habían contado con un mínimo de apoyo de la Francia de Hollande y la Italia de Renzi, por lo menos. Pero ya en febrero Tsipras y Varoufakis regresaron con las manos vacías de París y Roma. Estaba claro que los gobiernos socialdemócratas se vendieron a esta Europa liberal y no iban a mover un dedo para hacer otra política con los griegos. Entre los opositores más frontales a Grecia estaban también los países con problemas similares, como Italia, España y Portugal. No concedieron nada a los griegos, ya que de hacerlo habrían hecho más visible aún su propia capitulación. Varoufakis: "Desde el principio, estos dejaron muy claro que ellos eran los enemigos más activos de nuestro Gobierno. Su peor pesadilla era nuestro éxito. Si teníamos éxito en la negociación de un mejor trato para Grecia, ellos tendrían que dar explicaciones a sus pueblos de por qué ellos no lo habían hecho. "[xxiii]
11. En los días posteriores al referéndum, el "ΟΧΙ" de la gente se ha corregido en un "ΝΑΙ" impuesto
En el referéndum del domingo 5 de julio la población griega votó abrumadoramente "no" a las demandas de la Troika. En los barrios obreros, el "no" obtuvo más del 70%. En los barrios más ricos, el “si” alcanzaba hasta el 70% de los votos. Pero en última instancia el "no" ganó en todos los distritos del país. El resultado fue particularmente notable en los jóvenes. Más del 85% de los jóvenes de 18 a 24 años votó "no". Es una generación que ha sido completamente sacrificada por los memorandos políticos de la troika y la quiebra política tanto del PASOK (socialdemócrata) como de Nueva Democracia (conservador). El referéndum también desencadenó un proceso de radicalización, con los eventos más destacados en las manifestaciones del viernes anterior.
Después del referéndum, la oposición estaba en las rodillas. Tanto el Pasok como Nueva Democracia habían fracasado. Incluso más que en las elecciones de enero de 2015. Apenas unas horas tras el resultado, el líder de Nueva Democracia, el ex primer ministro, Antonis Samaras, renunció. Su rescate vino de... Tsipras. El primer ministro griego tomó la iniciativa de crear un "consejo de líderes políticos" bajo la dirección del Presidente de la República, quien estaba abiertamente en el campo del "sí". En este encuentro, la dinámica nacida del referéndum se frenó. Se decidió que Grecia permanecería a toda costa en la zona euro y que el referéndum no era un mandato para romper las negociaciones, sólo un mandato para lograr una posición más favorable en las negociaciones.
El gobierno Tsipras, que de facto se convirtió en un gobierno de "unidad nacional" puso sobre la mesa un nuevo plan con medidas que había rechazado el referéndum. El "no" del referéndum se cambió en "sí" en las negociaciones. Y así es como el nuevo ministro de Finanzas Euclid Tsakalotos – Yanis Varoufakis, su predecesor, había dimitido - y el primer ministro Alexis Tsipras fueron desarmados en las negociaciones con, respectivamente, el Eurogrupo (los ministros de Finanzas) y el Consejo Europeo (jefes de gobierno). El resultado es conocido. Alemania sabía muy bien que Grecia estaba desesperada por permanecer en la zona euro y los griegos han sido crucificados públicamente con el dictado humillante que el Parlamento griego se vio obligado a aprobar igualmente. "Nos enfrentábamos a la elección de ser ejecutados o de capitular. Tsipras decidió que la capitulación era la mejor estrategia"[xxiv], dijo Yanis Varoufakis tiempo después.
De acuerdo con la Constitución griega, el resultado de un referéndum es una ley tan válida como cualquier otra aprobada por el Parlamento. El resultado sólo puede ser cancelado por un nuevo referéndum. Mediante el referéndum del 5 de Julio el pueblo griego rechazó una serie de medidas concretas propuestas por la Troika. Que el Parlamento griego se haya visto obligado a aceptar un gran número de estas medidas el Miércoles 15 de julio es hasta inconstitucional. Pero a los jerarcas de la Europa neoliberal la suspensión del Estado de Derecho en Grecia ni les importa lo más mínimo. "En una democracia, no hay punto muerto. El pueblo ha hablado. Expresó un gran NO al ultimátum, al chantaje, la intimidación, la propaganda y el terror. Un NO a los memorandos", dijo la presidenta del parlamento griego, Zoe Konstantopoulou, en aquel famoso miércoles 15 de julio mientras se sometía a votación el Dictado de Bruselas. "No tenemos el derecho de convertir este NO de la gente en un SI por nosotros. Tampoco tenemos el derecho de interpretarlo como un NO con condiciones. Cada una de las medidas contenidas en dicho acuerdo fue rechazado por los ciudadanos con una mayoría ensordecedora. Estamos obligados a defender su veredicto, porque nuestro poder reside en ellos. "[xxv]
El discurso de la Presidenta del Parlamento no tuvo éxito. La declaración de la mayoría de los miembros del consejo de Siriza, del comité central, a favor de rechazar el Dictado de Bruselas tampoco sirvió para nada. Una gran mayoría del Parlamento griego ratificó el Dictado, siguiendo una lógica política del "mal menor" y bajo una fuerte presión para hacer dimitir a los "disidentes" de sus funciones. Es lo se produjo tras la votación. El ex ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis relata: "El chantaje directo y brutal dirigido por los maestros del neocolonialismo europeo no basta como excusa. No acepto esta calle de un solo sentido. Como tampoco acepto sanciones ineptas o acusaciones de "deserción" en contra de aquellos que se oponen a ellas. Los responsables, por el contrario son el Parlamento griego y los partidos políticos que han aceptado el "protectorado" sobre Atenas, que se han posicionado como ovejas en silencio o han aceptado el nuevo protocolo como un "mal necesario".”[xxvi] Así que en apenas diez días, el" ΟΧΙ "(no) de la gente se convirtió en un" ΝΑΙ "(sí) impuesto.
Mientras tanto Syriza se transforma rápidamente en la fuerza, que durante el Tercer Memorando, continuará con el régimen de semicolonia endeudada. La "limpieza" en Syriza continúa. En los últimos días ya son diez los ministros o viceministros que han dejado su trabajo o han sido despedidos. La llamada ayuda financiera, que en su mayoría regresará inmediatamente a las cuentas bancarias de los prestamistas extranjeros, sólo vendrá por partes y poco a poco. Y con cada préstamo, la Troika exigirá más sangre de la población griega. La completa humillación del gobierno Tsipras tendrá lugar sin ninguna duda. La Troika perseguirá esta humillación hasta el final, lo que obligará al gobierno a adoptar medidas que ningún gobierno había tomado hasta ahora. Hasta que el gobierno Syriza pueda ser tirado a la papelera como un pañuelo usado.
12. El euro crea sus propios sepultureros
"Simplemente no podían creer que los europeos reaccionasen como realmente respondieron", [xxvii] dijo Stathis Kouvelakis, de la plataforma de izquierdas en Syriza. "Tsipras y la dirección de Syriza siguieron de manera muy consistente la misma línea desde el principio. Pensaron que obtendrían concesiones mediante la combinación de un enfoque "realista" en las negociaciones con una cierta firmeza retórica. Sin embargo se han visto atrapados cada vez más en su línea, y cuando se quisieron dar cuenta no tenían ninguna estrategia alternativa." Kouvelakis continúa: "Creo que Tsipras cree honestamente que podía obtener un resultado positivo mediante un enfoque centrado en la negociación y mostrando pruebas de buena voluntad. Por eso dijo constantemente que no tenía ningún plan alternativo. Pensó que recibiría algún tipo de recompensa si se mostraba como un "europeo" leal, sin "agenda oculta". "
La experiencia griega muestra que en esta Unión Europea, bajo el cuidado del puño de hierro Merkel y de toneladas y toneladas de pactos y tratados, en los que la austeridad se esculpe en piedra, no hay margen para la plegar o adaptar prudentemente la obsesión alemana por la austeridad. Incluso los "leales europeos" son descartados sin piedad por Berlín en cuanto cuestionan la política oficial. "Creo que dice mucho acerca de cómo está la izquierda hoy en día. La izquierda está llena de gente de buena voluntad, pero totalmente impotentes en el campo de la política real. Estas personas llegaron a creer firmemente que se podía conseguir algo de la Troika. Pensaban que iban a encontrar una solución de compromiso entre "socios". Pensaban que compartían ciertos valores fundamentales como el respeto al mandato democrático o la posibilidad de una discusión racional basada en argumentos económicos", afirma Kouvelakis. Esto demuestra que la UE no se basa en los valores racionales de la Ilustración francesa, si no que reposa, como cualquier otro proyecto capitalista, en la correlación de fuerzas.
A pesar de diversas advertencias, el gobierno de Syriza no vio que la Unión Europea realmente no quería negociar. La Unión Europea nunca ha tenido la intención de llegar a un acuerdo. Quería destruir a Syriza o al menos su programa y, al hacerlo, terminar con la esperanza que había nacido entre las víctimas de la catástrofe humanitaria. "Tuvimos el optimismo y la ingenuidad de creer que las negociaciones podrían llevar a un acuerdo justo, honesto y sostenible. Subestimamos su voluntad de destrucción. Sin un plan B, estábamos atrapados"[xxviii] afirmó el ex ministro de Energía Panagiotis Lafazanis.
"Quizá pude haber sobrestimado la competencia del Gobierno griego. Sorprendentemente, pensó tras el referéndum que podía obtener mejores condiciones sin tener en el bolsillo un plan de contingencia, un plan B. Ahora tienen condiciones claramente peores. Naturalmente, es un shock.", [xxix] dijo Paul Krugman. Según Yanis Varoufakis, llegado el momento se había constituido un pequeño grupo para preparar una salida del euro, pero este plan había tropezado con un "no" del primer ministro Tsipras. Así que el plan no se llevó a cabo. Tampoco habría sido fácil. Tras la salida del euro y la devaluación del nuevo dracma, la cuestión de la deuda seguiría estando abierta. El gobierno de Syriza siempre dijo que quería seguir pagando a cambio de un alivio de la deuda. Pero ni siquiera eso le fue concedido. El objetivo político era estrangular al gobierno griego hasta que le sobreviniese la muerte. Por eso es muy probable que los griegos tampoco hubiesen obtenido un alivio de la deuda si saliesen de manera conflictiva del euro. Además las deudas deberían pagarse en un euro más caro y no en la nueva moneda devaluada. En caso de falta de pago de las deudas, probablemente habría tenido lugar un boicot internacional. Probablemente se hubiesen creado bonos para el racionamiento de la energía y los alimentos. Con la esperanza de que más adelante la economía se liberase, gracias a las ventajas de la devaluación (exportaciones, nuevas inversiones). Puede ser el Grexit sea viable a corto plazo, pero lo que es seguro es que un plan de este tipo debe estar sólidamente elaborado y desarrollado.
"La mayoría de la población griega no quiere una salida del euro. En contraste con Yanis Varoufakis, para Alexis Tsipras era una línea roja a no traspasar. Para Tsipras todo paso hacia el Grexit, o que simplemente amenazase en esa dirección, era un tabú. El juego de póquer se terminó allí. Las promesas electorales, el no del referéndum, gran parte de su credibilidad… todo esto fue sacrificado para mantener a Grecia en el Eurogrupo. Como Tsipras no quería preparar la bomba monetaria, estuvo expuesto al chantaje. Un pájaro para el gato alemán", [xxx] escribe Paul Goossens. Y tiene razón. Pero la "opinión pública" no es un dato inerte. La opinión pública también puede cambiar. El problema es que el gobierno de Syriza desde el principio cerró la puerta a la preparación de la opinión pública para una hipotética salida de la jaula del euro. Durante la campaña del referéndum, las líneas se podían mover. Día tras día los medios de comunicación en manos de oligarcas afirmaban que votar no implicaría invariablemente un Grexit. A pesar de este chantaje, los griegos votaron abrumadoramente no, sabiendo de alguna manera que esto podría conducir a una salida de Grecia de la zona euro.
"Si hay una cosa que podemos culpar Tsipras y a su partido, es haber sido demasiado eurófilos "[xxxi], escribe Koen Haegens en Groene Amsterdammer. "Siguieron creyendo en Europa hasta el final. Así que en los últimos meses se negaron constantemente a prepararse para el escenario del Grexit. Con el resultado de que cuando en las últimas semanas esta amenaza tenía visos de producirse, tuvieron que mendigar de rodillas ante Merkel para poder seguir dentro. A cualquier precio. Ningún gobierno digno del adjetivo "izquierda" será tan ingenuo en el futuro. Está claro, de una vez por todas, que el que quiera otra política, más social, no puede guardar esperanzas dentro del euro. En un fin de semana, en todo el continente, los críticos moderados de la moneda única se transformaron en feroces oponentes. El euro crea sus propios sepultureros."
"La competencia y búsqueda del beneficio forman la base de la Unión Europea. Están inscritos en los textos fundacionales de la Unión. Asfixian y pudren todo", escribí en 2011 en ¿Cómo se atreven?. "No debemos rehabilitar este edificio o darle una nueva capa de pintura a sus desequilibrios. Necesitamos otras fundaciones. La cooperación y la solidaridad deben sustituir a la competencia y la desigualdad. Esto requiere una Europa diferente." Estas palabras parecen más actuales que nunca. La experiencia de Grecia nos muestra que en esta Unión Europea no hay espacio alguno para una política basada en la cooperación, la solidaridad, inversiones equilibradas o para el desarrollo regional. Es imposible cambiar los tratados europeos, dicen los Juncker y Schäuble. Pero cuando les conviene, son los primeros en cambiar "las reglas". Así sucedió cuando Alemania y Francia incumplían las normas de Maastricht, así fue durante la crisis bancaria y todavía sigue sucediendo cuando se amenaza a Grecia con ponerla de patitas en la calle de Euroland, algo que no está previsto en ningún tratado. Debemos aprovechar esta crisis para revisar críticamente los tratados existentes. Debería ser posible autorizar transferencias financieras solidarias, desarrollar monopolios públicos, intervenir políticamente con el Banco Central Europeo y utilizar el presupuesto para las necesarias inversiones industriales sociales y ecológicas sin las constringentes normas de austeridad. Si Europa quiere sobrevivir, tendrá que cambiar sus fundamentos. La alternativa es que la Unión explote y que las tensiones nacionalistas de principios del siglo 20 rehagan su entrada en este joven siglo 21.
13. La experiencia griega ha hecho pensar a millones de europeos
"Tenemos que estar agradecidos a Tsipras y los suyos por haber provocado fisuras en la carcasa de hormigón del conformismo de Bruselas. Han hecho reflexionar a millones de europeos, hasta el último bar de pueblo"[xxxii] escribe Geert Van Istendael en la revista MO.
Van Istendael tiene razón. Los pueblos de Europa han ganado una experiencia y se piense lo que se piense de Syriza, gracias a un cierto grado de confrontación entre el gobierno griego y los prefectos de la disciplina alemana de la Unión, se abrieron ojos en todas partes. En el periódico financiero Trends, el editor de Jozef Vangelder señala: "Según algunos, es un gran estratega, según otros un narcisista habilidoso. Pero hay que reconocer algo: Alexis Tsipras se enfrentó durante seis meses a una líder mundial como la canciller alemana Angela Merkel, y junto a ella, a todo el resto de pesos pesados europeos. No está nada mal para el primer ministro de un peso económico pluma. La proporción del producto interno bruto de Grecia en la zona euro el año pasado fue del 1,8%."[xxxiii] Al final, el peso pluma Tsipras fue noqueado por el buldócer alemán y sus aliados. El hecho es que desde la introducción del euro en 2002, ningún gobierno se había atrevido a levantar la mano contra la política de austeridad monetarista introducida por Frankfurt en todas las leyes y tratados de la Unión Europea.
Por múltiples razones, el gobierno de Syriza no podía ir más allá de lo que le permitían sus medios. Para un peso pluma humanista, un poco ingenuo, era imposible ganar en una categoría de peso superior al suyo. Pero por haber cedido ante un chantaje inhumano, no se puede actuar como si el gobierno griego no hubiese luchado. En 2011 hablé del carácter dictatorial de la Unión Europea y de la necesidad de repensar completamente Europa. Pero eso era un libro. Gracias a la experiencia de confrontación del gobierno griego con las instituciones de la UE, actualmente millones de personas en Europa han comprendido la naturaleza de esta Unión. Este entendimiento no puede ser simplemente ignorado. Necesitábamos la experiencia de que la actitud conciliadora del gobierno griego con esta Unión era un callejón sin salida. Y no es un detalle sin importancia. Para las luchas por venir en Europa es una lección que muchas personas han aprendido. "Toda una generación que creció con la idea de que Europa es una garantía política y económica de paz, progreso, cooperación y solidaridad empieza a dudar de Europa",[xxxiv] escribe el editorialista Yves Desmet en De Morgen . "La imagen de Europa como un gigante benévolo y protector ha sido hecha pedazos. La Europa de hoy es la de los acreedores, y no la de los endeudados. Es la Europa del 1% más rico, de las élites y los bancos cuyos grupos de presión son infinitamente más fuertes e influyentes que el griego medio."
Por el otro lado también se ha aprendido la lección. "Estoy especialmente preocupado por los riesgos de contagio político e ideológico. A veces parece que algunos políticos e intelectuales en Europa están dispuestos a cuestionar todo en Europa, los tratados, pero también la forma de pensar tradicional en Europa, la integración europea y nuestros valores"[xxxv], dijo el Le monde el Presidente Europeo, Donald Tusk. "Rusia no es el elemento más importante de esta amenaza. Creo que el ambiente de hoy es muy similar al de 1968 en Europa. Siento un estado de ánimo, que tal vez no sea revolucionario, pero sí impaciente. Pero cuando la impaciencia se convierte en un sentir colectivo, puede conducir a una revolución. El desempleo masivo de la juventud es quizá la razón más clara y visible. 
La experiencia griega terminó en una derrota temporal. Pero si las lecciones del drama se difunden en los nuevos movimientos de lucha en Europa, éstos sólo pueden fortalecerse.



Peter Mertens, De WereldMorgen 24 de julio de 2015.
Notas:
 [i]NOS.nl, 14 de julio 2015
[ii]Citado en De Tijd, 16 de julio 2015
[iii]CADTM 20 de julio de 2015, cadtm.org/Discours-de-Zoe-Konstantopoulou-en
[iv]De Standaard 18 de julio 2015
[v]Der Spiegel Online, 18 de julio 2015 • Deutsche WirtschaftsNachrichten
[vi]15 de julio 2015 • Deutsche WirtschaftsNachrichten
[vii]ibid
[viii]FMI, 14 de julio 2015
[ix]Knack.be, 20 de julio 2015
[x]. De Morgen, 13 de julio 2015
[xii]Handelsblatt, 17 de julio 2015
[xiii]Deutsche WirtschaftsNachrichten 21 de julio 2015
[xiv]German ForeignPolicy, 23 de julio 2013
[xv]15. De Tijd, 14 de julio 2015
[xvi]Knack.be, 16 de julio 2015
[xvii]Die Zeit Online, 15 de julio 2015
[xix]Le Journal des Rédacteurs20 de julio 2015
[xx]Die Zeit, 15 de julio 2015
[xxii]Jacobin Magazine16 de julio 2015
[xxiv]RT, 18 Julio 2015
[xxv]CADTM 20 de julio de 2015 (http://cadtm.org/Discours-de-Zoe-Konstantopoulou-en)
[xxvi]News, 18 de julio 2015
[xxvii]Jacobin Magazine16 de julio 2015
[xxviii]L'Humanité, 13 de julio 2015
[xxix]FAZ, 20 de julio 2015
[xxx]De Standaard, 18 de julio 2015
[xxxi]De GroeneAmsterdammer, 13 de julio 2015
[xxxii]MO, 20 de julio 2015
[xxxiii]Trends, 17 Julio 2015
[xxxiv]De Morgen 16 Julio 2015
[xxxv]Le Monde, 13 Julio 2015

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