Por Peter Mertens, Presidente del Partido del Trabajo de Bélgica (PTB)
Dos
semanas después del Dictado de Bruselas, ha llegado el momento de hacer un
balance preliminar. Es lo que hace Peter Mertens en un artículo en el sitio web
dewereldmorgen.be (24 de julio 2015) que en cierto sentido podemos ver como una
actualización del capítulo "Grecia" de su libro ¿Cómo se atreven?.”
El autor resume la situación en trece tesis, con una crítica implacable del de
la toma del poder por Alemania sobre la zona euro, preparada desde 2011. Pero
termina con una nota optimista: "La experiencia griega ha hecho
reflexionar a millones de europeos, y eso es algo positivo."
1. El Dictado de Bruselas
volverá como un boomerang sobre la zona euro
El Dictado de Bruselas del
12 de julio, que crucificaba al Gobierno griego tras 17 horas de negociaciones,
no ha resuelto nada. Aparte del socialdemócrata Jeroen Dijsselbloem, Ministro
de Hacienda de los Países Bajos y del separatista arrepentido, Johan Van Overtveldt
(N-VA), ministro de Finanzas de Bélgica, nadie lo duda en Europa.
"El euro nunca se había
portado tan bien", declaró Jeroen Dijsselbloem el 14 de julio en el canal
de noticias holandesa NOS.[i]Dijsselbloem es el presidente del Eurogrupo,
que reúne a los ministros de Finanzas de la zona euro. Su declaración es
surrealista, pero esta vanidad puede salir cara hasta para los socialdemócratas
holandeses. Tarde o temprano, el Dictado de Bruselas volverá como un bumerán
golpeando la cara de quienes lo diseñaron. El Dictado no resuelve ninguna de
las desigualdades estructurales presentes en la zona del euro desde sus inicios.
No resuelve nada de la insoportable crisis de la deuda que se crea como
consecuencia. No resuelve ninguno de los desequilibrios estructurales de Europa
ni la hemorragia interna que sufre el continente. Y, por último, la situación
sin salida de Grecia no mejora en nada. El Dictado de Bruselas sólo es una
manta colocada sobre un incendio forestal. Tarde o temprano, la manta también
arderá.
Algunas
malas lenguas dicen que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble (CDU,
Demócrata Cristiano), impuso el Dictado de Bruselas, con todas sus exigencias
irrealistas, para empujar a Grecia fuera del euro. La canciller Ángela Merkel
está tratando de acallar esos rumores. De todos modos, el hecho es que la
crisis está lejos de haberse resuelto. Será necesario algo más que los 53.300
millones de las últimas semanas, y algo más que los 86 mil millones a los que
se refiere el acuerdo. Además, esto se suma a la actual montaña de deuda de
Grecia, que asciende a 350 mil millones de euros. Hay que ser un completo idiota para
creer que los griegos podrán rembolsar algún día tales cantidades.
"Es un mito que
ayudemos a los griegos a través del apoyo financiero. Ni siquiera es una ayuda.
La mayoría de los préstamos que vamos a pagar a los griegos deben volver de
inmediato a los mismos acreedores para pagar los préstamos más antiguos",
responde el economista Paul De Grauwe. "El acuerdo no va a resolver el problema
griego. De hecho empuja al país aún más hacia el precipicio. ¡"[ii]
Al seguir reduciendo el
poder adquisitivo de una población empobrecida, y al cerrar todavía más el
grifo del presupuesto de Grecia, la economía se hundirá más hondo en la
recesión. Según el Dictado, el presupuesto de Grecia debería presentar durante
algunas décadas un superávit primario del 3,5%. Este es un objetivo
completamente inalcanzable. Junto a esto, el país debería obtener 50.000
millones de euros gracias a la venta forzosa de prácticamente toda la riqueza
que el país todavía tiene. Esto también es irrealizable. En 2011 la troika ya
había exigido el mismo requisito, pero desde entonces la venta las joyas de
Grecia apenas han aportado3.200 millones de euros. Si los griegos no logran ese
objetivo, algo que sin duda va a pasar, los adalides de la disciplina dirán que
los griegos no pueden o no quieren respetar la estricta disciplina
presupuestaria.
Es lo que sucedió con el
primer plan de rescate de 109.000 millones de euros, que se acompañaba
de medidas drásticas. Según las previsiones de la Troika la economía de Grecia
experimentaría sólo una contracción limitada, seguida de un rápido crecimiento.
Todo el mundo sabe cuál fue el resultado. La economía se hundió en una
depresión más profunda, los plazos de los préstamos tuvieron que posponerse y
se necesitó un segundo paquete de ayuda de 130.000 millones de euros. De ese
dinero, el 90% hizo un cambio de sentido como si hubiese una rotonda en la
Acrópolis para volver a los mismos prestamistas en el centro de Europa. La
población griega ha pagado el precio con una grave crisis humanitaria: 1,5
millones de desempleados, tres millones de personas por debajo del umbral de la
pobreza, un tercio de la población sin seguridad social y sin acceso a un
seguro de salud. Con estas duras políticas de austeridad, los niños cierran los
ojos en clase porque están hambrientos, hay padres que entregan a sus hijos a
orfanatos porque ya no los pueden mantener y vuelven enfermedades del pasado,
como la tuberculosis. El Dictado de Bruselas impone todavía más medidas por el
mismo estilo, con la esperanza ilusoria de que la receta acabe funcionando
algún día. "Locura es hacer lo mismo y esperar un resultado
diferente", habría dicho Einstein. Esto es precisamente lo que hace el
establisment europeo.
Cuando se haga evidente que
los griegos no podrán cumplir con los requisitos demenciales, tendremos un
nuevo episodio de consultas de crisis, con requisitos todavía más impactantes,
hasta que Grecia sea expulsada del euro. U obligada a abandonar el euro
"por su propia iniciativa". Cuando llegue ese momento, se verá
claramente que la pertenencia al euro es reversible, la zona del euro apenas
será una unión monetaria defectuosa sin transferencias fiscales ni estructuras
democráticas. Una zona dominada por un solo Estado, Alemania, y con una
religión, el "ordoliberalismo", la variante alemana del
neoliberalismo.
2. Esta Europa exige a un
Estado miembro enterrar a su propio Parlamento
Atenas está bajo tutela. El
Gobierno debe recibir luz verde por parte del FMI, la Comisión Europea y el
Banco Central Europeo - la Troika - antes de presentar al Parlamento cualquier
proyecto de ley o antes de consultar a la sociedad civil. Está escrito en las
conclusiones finales del Dictado de Bruselas. El gobierno griego se vio
obligado a aprobar el miércoles 15 de julio una primera serie de dictados y una
segunda tanda el miércoles 22 de julio. El Parlamento se ve reducido a una
institución colonial que debe ejecutar las resoluciones redactadas fuera de
Grecia. Algo que sucede en los procedimientos fasttrack –de la vía
rápida-, en los que los parlamentarios sólo cuentan con unas pocas
horas para votar las nuevas leyes.
Durante la votación del 15
de julio, la Presidenta del Parlamento, Zoi Konstantopoulou, hizo un
llamamiento a resistir al chantaje: "Esta noche es una jornada negra para
la democracia en Grecia y Europa. Pero también es un día negro para el
Parlamento griego, ya que, por medio de un chantaje descarado de la Unión
Europea, en el primer lugar al gobierno, y a todos los diputados después, este
Parlamento se reúne para ratificar en dos horas y treinta minutos, y sin debate
de fondo, el funeral de su propia función, así como el abandono de la soberanía
nacional y la hipoteca de la riqueza pública. Y no hay ninguna duda de que si
este chantaje se ratifica esta noche, nada va a evitar su repetición. No sólo
con nosotros, sino con otros pueblos y otros gobiernos”.[iii]
Esfuerzo inútil. Bajo la presión de los prestamistas extranjeros, el Parlamento
griego aprobó las leyes.
"La palabra
"dictado" hasta es un eufemismo, era un auto judicial"[iv],
escribe el periodista Paul Goossens. Imaginemos que se obligue al gobierno belga
a vender los puertos de Amberes, Zeebrugge y Gante. Sin más, simplemente. En el
mercado. Al mejor postor. Y además el aeropuerto de Zaventem, la SNCB y todo el
suministro de agua. Imaginemos que se imponga a Bélgica que toda esta subasta
pública deba aportar obligatoriamente 50 mil millones de euros. Y que el dinero
de esta venta forzosa deba ir a un fondo en Luxemburgo. De manera que la mitad
pueda ser utilizada para pagar los prestamistas, y una cuarta parte para
recapitalizar a los bancos del país. No sólo los trabajadores portuarios de
Amberes, Brujas y Gante, sino todo el país estaría patas arriba. Y sin embargo,
este es el dictado que Bruselas impuso a Grecia.
En estos tiempos de política
de self-service descarado, ya escribí acerca de la participación de Guy Verhofstadt
–Ndt: el presidente de los liberales en el Parlamento Europeo- que tiene puesto
de administrador en el holding Sofina, que está directamente implicado en la
privatización del agua en Salónica en Grecia a través de Suez Environnement.
Pero esto no es todo. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble,
también está implicado. En el texto original del Dictado de Bruselas, se
pretendía que los recursos obtenidos gracias a la venta forzosa de Grecia
fuesen administrados en Luxemburgo por un fondo controlado por Schäuble. Al
final, Tsipras fue capaz de eliminar este requisito del Dictado, pero el fondo
que se encargará de la expropiación de la riqueza pública queda totalmente bajo
el control de la Troika, independientemente de la ubicación de su sede.
Esto es lo que los
economistas llaman fire sale: una venta en situación de bancarrota. Su
carácter forzoso se traducirá en que las riquezas griegas se vendan por 4
migajas, muy por debajo del valor de mercado. Y por tanto numerosos buitres ya
están sobrevolando la Acrópolis, con la esperanza de lograr las mejores tajadas
de un país en descomposición. Por los puertos de Salónica y El Pireo, ya se
muestran interesados empresas de Dinamarca, China y Filipinas. El gestor de la
red eléctrica griego, ADMIE, está en el objetivo de Bélgica, Italia y China. La
empresa alemana Fraport está a punto de obtener el control de más de catorce
aeropuertos griegos, especialmente los de los destinos turísticos. Y la rusa
Gazprom es bastante interesada en la empresa petrolera ELPE. Poner en venta
forzosa los bienes que interesan a las empresas extranjeras y liquidar aquello
que compite con estos mismos grupos, esto es sencillamente una política
colonial.
Incluso las islas griegas
están en venta. En el prestigioso sitio web financiero alemán www.finanzen100.de, al menos once islas griegas aparecen en
venta bajo el título: "Estas once islas griegas, ahora se pueden comprar
por un mendrugo de pan." Hacerse con la propiedad privada de la isla
Nafsika cuesta 6,9 millones. Ya se puede comprar la pequeña Lihnari por 3
millones de euros. Por Omfori por el contrario, se piden 50 millones de euros. Der
Spiegel informa que el multimillonario Warren Buffett está interesado en una
isla en el mar Egeo. "Tiene un don para los negocios. Se trata de la isla
Agios Thomas. El precio de compra ascendería a 15 millones de euros "[v],
escribe el periódico.
3. Grecia no es Ucrania
Cuatro días después del
Dictado de Bruselas, Berlín recibió una sorprendente "visita de
crisis" del Ministro de Hacienda de los Estados Unidos, Jack Lew. El sitio
web Deutsche Wirtschafts Nachrichten escribe: "Esta sorprendente
intervención de crisis estadounidenses bien puede ser más importante que todas
las reuniones de crisis europeas juntas. Los estadounidenses están preocupados
por los acontecimientos en Europa. Ven claramente que en caso de crack de
Grecia, el futuro de la OTAN en Europa estaría en peligro. No se trata sólo del
flanco sur de Europa. Se trata de que partidos de extrema derecha, partidos
anti-europeos y partidos de la izquierda contestataria podrían inclinar la
balanza de poder en Europa. Todas estas fuerzas son anti-estadounidenses y
anti-OTAN."[vi]
Los Estados Unidos razonan
de manera geoestratégica. Grecia está en la encrucijada de tres continentes.
Siempre ha sido un fiel aliado de la OTAN. Es de suma importancia ahora que la
OTAN y los estrategas americanos ponen mucha atención en el Norte de África,
Oriente Medio, Irán, los Balcanes, Ucrania, Rusia y otros países de Europa del
Este. Washington quiere evitar que Atenas caiga en la esfera de influencia de
Rusia. No es ningún secreto que Washington tiene una voz decisiva en el Fondo
Monetario Internacional (FMI), uno de los tres miembros de la Troika.
Washington utilizó su influencia para obligar a los socios de la Troika a tener
cierta indulgencia con Atenas. No por razones humanitarias. Sino
geoestratégicas.
Y en virtud de
consideraciones geoestratégicas similares, Ucrania ha recibido recientemente un
alivio sustancial de su deuda. Este país es diez veces más corrupto, inestable
y oligárquico que Grecia y tiene importantes fuerzas de extrema derecha
nauseabunda. Aún así, Ucrania ha recibido del FMI una condonación de deuda de
préstamos antiguos de 13.500 y 18.500 millones de euros así como un nuevo
préstamo de 36.100 millones de euros. Pero esta vez, sin portadas cargadas de
odio del periódico alemán Bild o del holandés Telegraaf
sobre ucranianos "corruptos hasta la médula e increíblemente
derrochadores". Algo que, literalmente, se podía leer sobre los griegos.
No sólo el Bild, también el periódico Die Zeit abría su
portada con la "la cultura enemiga del esfuerzo" que supuestamente
reina en Grecia. Nada sobre Ucrania. Nada. Nadie parece que nadie haya
encontrado interesante la condonación de miles de millones de euros de deuda a
Ucrania, ni tampoco los 36.000 mil millones de ayuda. Aunque todo el mundo sabe
que las posibilidades de que se rembolse este préstamo son prácticamente nulas.
Dos pesos y dos medidas. ¿Por qué? "It´sthepolitics, stupid." Es un
asunto político, no económico. Se prefiere apoyar a un régimen de extrema
derecha oligárquico que defiende "nuestros" intereses a concluir un
acuerdo con un Estado miembro de Europa que se atreva a cuestionar
"nuestra" política.
Lo que se le permitió a la
corrupta Ucrania estaba prohibido para Grecia. A pesar de la fuerte presión de
Washington. El ministro americano Lew todavía advirtió hace unas semanas que un
crack de Grecia podría costar a la economía mundial cientos de miles de
millones. Obama comunicó esta preocupación a Merkel más de una vez por teléfono.
Pero no obtuvo ninguna concesión concreta. El Deutsche Wirtschafts
Nachrichten escribe: "Los estadounidenses saben que el problema del
Grexit sólo se puede resolver con un alivio de la deuda. Washington ha tratado
de que se asumiese esta idea antes de la cumbre de la UE. El FMI, en manos estadounidenses,
dijo que es necesario conceder a Grecia mucho más dinero, y más alivio de la
deuda. Hoy el FMI se expresa de nuevo y vuelve a poner el alivio de la deuda
encima de la mesa. La advertencia se da en una redacción mucho más dura: el
alivio de la deuda debe ir "mucho más allá de lo que la zona euro está
dispuesto a aceptar hasta ahora.”[vii]
El nuevo informe publicado
por el FMI el 14 de julio debe ser leído políticamente, pero no deja de ser
interesante.[viii] El
informe afirma que la deuda griega es insostenible. Algo que dice de manera muy
clara desde la primera línea. Sin aliviar seriamente la deuda, no hay solución
posible. Es lo que el gobierno griego ha dicho desde el principio. En segundo
lugar, sostiene que el acuerdo (es decir, el dictado) sólo agravará la
situación. En dos años, la deuda será dos veces mayor que toda la economía
griega. En este contexto, las nuevas medidas de ahorro (las exigencias de
reducir las pensiones y aumentar el IVA) son imposibles y contra productivas,
se puede leer entre líneas en el informe del FMI. En tercer lugar, también se
lee que las cifras de la Unión Europea sobre la deuda griega, los objetivos de
los excedentes presupuestarios y las privatizaciones que se incluyen en el
dictado de Bruselas son fantasías irrealizables. Lo que significa que no son
objetivos económicos, sino políticos. Por último, el FMI insiste en que la
decisión del Banco Central Europeo de secar los bancos griegos cuesta un montón
de dinero a toda Europa. Los líderes de la zona del euro ya conocían este
informe crítico el domingo por la noche, antes de comenzar su maratón de
negociación. Solo vieron la dimensión política del informe y no las graves
advertencias económicas. Al no tomar en cuenta el informe del FMI, Berlín
también envía un mensaje a Washington: la Unión Europea está bajo dirección
alemana.
4. La Unión Europea oficial
se ha convertido en la UE condicional
Por los bares de Irlanda
corre un nuevo chiste: "¿Cuál es la diferencia entre la mafia y los
actuales líderes europeos? La mafia te hace "una oferta que no podrás
rechazar." Mientras que los líderes de la Unión Europea te hacen una
oferta que no puedes ni rechazar ni aceptar, a menos que quieras
autodestruirte."
"Para ser honestos: la
Unión Europea no se convirtió ayer mismo en un lugar inhóspito para los
progresistas. En realidad, siempre lo ha sido. Sólo que ahora, desde la crisis,
se hace aún más evidente y algunos se dan cuenta por primera vez. Desde el
principio, la Unión Europea es en esencia un proyecto liberal"[ix],
escribe el profesor de Estudios Europeos Ferdi De Ville en Knack. Y
es verdad. La Unión Europea fue creada por los grupos de interés más grandes y
poderosos del continente para poder competir mejor con los EE.UU. y Japón.
Entre bastidores, la unificación recibió el apoyo de poderosos grupos de
presión como la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT). Aunque esta mesa redonda sólo reúne a
cincuenta miembros, estos cincuenta representan un volumen de negocio de miles de
millones de euros y emplean a 6,6 millones de trabajadores. La Mesa Redonda
Europea dicta en 1980 el proyecto de mercado único de 1992. Preconiza la moneda
única con estrictos criterios de convergencia, la conocida como norma de
Maastricht. A principios de 2002, plantea las bases de la siguiente fase: la
gobernanza económica, una autoridad altamente centralizada que pilotée toda la
política económica.
Mientras detrás de
bambalinas la Unión Europea era concebida como un proyecto para la competencia,
en el escenario se sucedían las declaraciones altisonantes sobre la
"Europa social". La Unión Europea se basaría en tres principios
respetables. El primer principio es que el proceso de integración europea sería
consensuado, basado en la igualdad de los socios. Un segundo principio era que
no podíamos volver hacia atrás en las etapas que conducen a la integración
europea. Un tercer principio, tácito, implicaba que Alemania se moderase, a
cambio del enorme regalo de la recuperación que los otros países europeos le
habían ofrecido después de la barbarie nazi devastadora de la Alemania de
Hitler. El dictado de Bruselas ha invalidado estos principios de la Unión
Europea.
La soberanía griega ya no
existe. "La casa de empeño” de Europa se hizo cargo del Estado conocido
anteriormente como Grecia"[x] escribe Tine Peeters en De Morgen. Amenazando
a los votantes griegos, cerrando los bancos griegos durante semanas,
practicando la tortura del "ahogamiento mental" y poniendo la pistola
sobre la cabeza de los griegos para imponerles un dictado humillante, cualquier
noción de igualdad se ha vuelto imposible. De esta manera Europa pisotea su
primer principio y ancla un nuevo concepto en los cimientos de Europa: un
Estado miembro puede ser aplastado si no marcha al son de la política alemana
de rigor monetario.
El segundo principio también
se ha ido por el desagüe. La amenaza de Wolfgang Schäuble, apoyado en por
momentos por el líder del SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) Sigmar Gabriel,
de expulsar a Grecia de la zona euro, terminó con la irreversibilidad de la
adhesión a Europa. Aunque esta amenaza no se haya aplicado (aún), el hecho de
que haya sido aceptada como una opción significa que de aquí en adelante
cualquier etapa en la Unión Europea es condicional. Ángela Merkel y François
Hollande pueden seguir protestando sobre la inutilidad de un plan B, pero ha
quedado claro que si un país no cumple con la religión del presupuesto haría
bien en ir preparando un plan B. La UE oficial se ha convertido la UE
condicional. El economista estadounidense Paul Krugman llama al Dictado de
Bruselas "una traición grotesca de todo lo que el proyecto europeo se
suponía que representa." Krugman escribe: "la economía casi se han
convertido en secundaria. Pero aun así, seamos claros: lo que hemos aprendido
estas últimas semanas es que ser un miembro de la zona euro significa que los
acreedores pueden destruir su economía si se sale del redil. "[xi]
5. Algunas fuerzas quieren
una ruptura entre un núcleo de Europa y la Europa de los vasallos
El ejemplo griego demuestra
claramente que la adhesión al club europeo no es suficiente y es posible
expulsar un Estado miembro de su propia unión monetaria. El primero en la lista
es Italia. La semana pasada, el diario financiero alemán Handelsblatt lanzó
la señal con un largo artículo bajo un titular en negrilla "Italia es
Grecia tamaño XXL."[xii] Italia es Grecia al cuadrado. Desde el
comienzo de la crisis en 2008, la producción industrial se redujo en una cuarta
parte. El ingreso per cápita ha alcanzado su nivel más bajo desde 1997. El
desempleo se ha duplicado. La tercera mayor economía de la zona euro no crece
desde hace catorce trimestres consecutivos. La productividad del trabajo es
menor que en el momento de la introducción del euro. En mayo de 2015, Italia
añadió 23 mil millones de deuda. La deuda total de Italia asciende a casi 2.2
billones; un 135% del PIB.
No es una buena noticia,
pero muestra el fracaso de la política europea de austeridad. No sólo en
Italia. Nuestro país ha visto como aumenta su deuda nacional a casi 448.000
millones, el 111% del PIB. Los franceses están en números rojos por por 2
billones de euros, lo que equivale a 97,5% del PIB. Todo esto está bien lejos del
límite máximo de deuda del 60% del PIB, tal y como se escribe en el Pacto
presupuestario de 2013 (ver más abajo).
Sin embargo, Italia está en
la línea de fuego. Esto por supuesto está relacionado con el billón de euros
que el Banco Central Europeo ha gastado estos 2 últimos años en comprar bonos
del gobierno de Italia y España. Es una cantidad gigantesca. Pero hay más. La
concepción del futuro de Europa del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang
Schäuble. Schäuble desarrolló a mediados de la década de 1990 el concepto de un
núcleo de Europa, en el que un "centro fuerte" alrededor de Alemania
establece un pequeño "núcleo" integrado en la UE, que no sólo
mantiene la unidad, si no que define la política a llevar a cabo. En 1994, se
elaboró un plan maestro bajo el título "Überlegungen zur europäischen Politik".
Lo que significa: "reflexiones sobre la política europea."[xiii] Según
Schäuble, Alemania, Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos formaban el
"núcleo" de la integración europea, con el eje franco-alemán como
motor. Para Schäuble, el euro debe constituir el núcleo duro de Europa. La
moneda común debería ser atesorada por un pequeño grupo de países. Alrededor de
este núcleo, se podría construir una Unión Europea más amplia. En la visión de
Schäuble, Grecia no pertenece a este núcleo de Europa. Esto también explica su
postura firme durante la crisis y su postura pública de prohibir el euro
del país del mar Egeo. Pero en la visión del Dr. Schäuble, Italia tampoco
pertenece a esta Europa del núcleo. Y por lo tanto tampoco a la zona euro. Esto
hace de la tercera mayor economía de la zona euro una posible presa de la línea
dura de Berlín.
Algunas fuerzas defienden
abiertamente la división de un núcleo de Europa por un lado y una Europa de los
vasallos por otro. Su visión es la de una Europa a la medida de las autoridades
financieras de Frankfurt y la gran industria alemana, complementada por los
países que proporcionan ciertas funciones en la cadena de montaje industrial
transfronteriza.
El dictado de Bruselas ha
hecho explícito a Roma y Madrid que en última instancia Berlín decidirá quién
puede pertenecer al núcleo de Europa y quién será confinada a la zona de los
vasallos. También es una advertencia a París. El sitio web German Foreign
Policy da la palabra a una colaboradora de la Cancillería Federal que hace
una llamada de atención a Francia porque París pretende ser algo más que el socio
menor de Alemania. Francia debe "renunciar a la mayor brevedad posible
a la orientación de perfilarse a sí misma como una nación en detrimento de su
socio más cercano"[xiv], según la colaboradora. Alemania decide,
Francia está autorizada a echar una mano. Todo esto, por supuesto, no tiene
nada que ver con una Europa democrática y solidaria.
6. El euro habla alemán
desde el principio
"Es como si hubiera
habido una orden judicial alemana que todo el mundo tenía que avalar, pero eso
es absolutamente falso", dijo el ministro de Finanzas belga Johan Van
Overtveldt (N-VA) después del Dictado de Bruselas. Era el único político u
observador que no había visto la "orden alemana". Estuvo en todas las
reuniones de los ministros de Finanzas de la UE, pero no vio una toma de
control de Alemania. Algo que si vio el periódico financiero De Tijd
bajo el título "Europa pertenece a Alemania". Bart Haeck, quien
difícilmente puede ser sospechoso de tener simpatías izquierdistas, dijo sin
rodeos: "Ayer en la madrugada, todos nos despertamos en una Europa
diferente. Sin embargo, quizá no seamos plenamente conscientes. La posición
dominante que ya tiene desde hace años en Europa, Merkel la
ejerce ahora formalmente. La unión monetaria, pero también la Unión
Europea, se han convertido más que nunca en una unión alemana en la que Merkel
sostiene el cetro. "[xv]
Dónde Van Overtveldt niega
fríamente la toma del poder alemán, Bart Haeck habla de un "dictado
alemán": "Este dictado alemán es precisamente el cambio del fin de
semana pasado, que será crucial en los próximos años. Merkel salió de las
sombras en las que se confinaban sus antecesores y tomó ella sola el timón de
Europa. La dominación alemana siempre ha existido, pero Berlín nunca quiso caer
en la trampa de mostrarla explícitamente." La imposición abierta de
Alemania en realidad es el cambio en la política de la UE y que nuestro
Ministro de Hacienda no lo quiera ver le hace ciego o incompetente.
La toma del poder alemana
sobre la zona euro no cae del cielo. No es un golpe inesperado, sino el
resultado de una política que viene de muchos años atrás. La radicalización de
la política económica alemana…… ocurre tras la caída del Muro. La
radicalización está estrechamente vinculada a la expansión territorial de la
base económica de Alemania debido a la reunificación. Los franceses, entre
otros, permitieron la reunificación de Alemania bajo la condición de que el entonces
canciller Helmut Kohl aceptase el establecimiento de una moneda única europea,
el euro. Pero lo que a menudo se olvida, son las condiciones que Alemania
impuso al euro. Alemania llevaría la voz cantante: debería haber un Banco
Central Europeo "independiente" basado en el modelo del Bundesbank,
la lucha contra la inflación se convertiría en una obsesión, mucho más
importante que la lucha contra el desempleo, y no se podrían aceptar
transferencias financieras entre los países exportadores fuertes e importadores
débiles. Desde el nacimiento, el euro se ajustó a la moneda más fuerte, el
marco alemán. "El Bundesbank ha hecho de la moneda más fuerte el verdadero
valor de referencia ", dijo Karl Otto Pöhl, el ex presidente del
Bundesbank. "El euro habla alemán", declaró el ministro de Finanzas
alemán TheoWaigel antes incluso de la introducción de la moneda única
en 1998. No se puede decir mejor.
Todo esto lo describí en el
libro ¿Cómo se atreven? hace cuatro años. Lo recuerdo aquí porque
algunos se sorprenden ahora de la toma del poder de Alemania en la zona euro.
El Bundesbank es la madre de la zona del euro y nadie debería sorprenderse
cuando diez años después los mismos medios financieros de Frankfurt muestran
abiertamente su visión colonial de Europa.
Volvamos por un momento a la
introducción del euro en 2002. Hasta 2008, no se veía ninguna nube. Con un euro
a imagen y semejanza del marco alemán, todo iba viento en popa. Con una moneda
estable, a olvidarse de los riesgos del cambio, con un único gran mercado
interior, ¿que más puede pedir un país exportador? "¡Salarios bajos!"
respondió el gobierno roji-verde de Schröder-Fischer. Y enseguida se pusieron
manos a la obra. En Alemania, los socialdemócratas y los Verdes crearon un
sector de bajos salarios enorme. Así los productos alemanes son más baratos y
la exportación alemana conoce un boom, especialmente en la Unión Europea. En el
lado sur de Europa, sucede lo contrario. Portugal, España, Grecia no son
contrincantes frente a las numerosas empresas más sólidas y poderosas de la
Europa del núcleo. Tienen que importar más de lo que exportan y por lo tanto el
dinero desaparece en el extranjero.
A veces se olvida, pero
entre 2002 y 2008, el principal flujo de capital es el que tiene lugar desde
Lisboa, Madrid y Atenas hacia Frankfurt, Berlín, París, Amsterdam y Bruselas.
Antes un los países podían corregir esta desventaja mediante una devaluación.
Pero con el euro ya no era posible. Tampoco se puede utilizar el presupuesto
para estimular la economía, ya que está prohibido por las normas de
convergencia de Maastricht. Los países del Sur están atrapados. Nada de entrar
en pánico, dicen en el núcleo de Europa: los bancos alemanes, franceses,
holandeses y belgas abren el grifo. Los países en desarrollo pueden obtener
préstamos casi gratis, para seguir importando los productos del núcleo de
Europa. Hasta que la burbuja estalla y la crisis se hace efectiva.
Nada de transferencias
solidarias, ordenó la política monetaria alemana. Esto sólo deja un remedio: el
puño de hierro. Alemania se ha aferrado a la unión monetaria como un arma para
"poner orden en los negocios". "Si Europa no pone orden en sus
presupuestos y no puede fortalecer su posición competitiva, ya no jugará un
papel importante en el mundo y deberá ir cediendo paso a paso", dijo
Ángela Merkel durante la primera la crisis del euro.
7. El Pacto Fiscal es el
puño de hierro de Alemania para imponer la política de austeridad
El Consejo Europeo y la
Comisión Europea se han beneficiado de las nubes de polvo levantadas por la
crisis para hacer lo que nunca se habrían atrevido a hacer a la luz del día.
Han puesto toda la política social y económica de Europa bajo la tutela de
"expertos" directamente salidos de los grandes grupos financieros y
económicos. Se han apropiado de competencias que no están vigiladas por ningún
tipo de control ni basadas en decisión democrática alguna, e invaden el poder
soberano de decisión de los Estados nacionales.
Mayor austeridad para
ahorrar, mayor disciplina fiscal, eso es lo que escuchábamos de Alemania tras
la crisis bancaria y del euro. Ni hablar de grandes programas de inversión,
para invertir precisamente en tiempos de crisis. Nada de déficit spending
- gastos deficitarios- o de políticas keynesianas para reiniciar el
motor. No, debe proseguirse con la lógica de la zona euro. E incluso
endurecerla. Durante el diseño de la moneda única, ya se había introducido esta
lógica en las normas presupuestarias del Tratado de Maastricht (1992). Cinco
años más tarde, en el Pacto de Estabilidad (1997), a estas normas se añaden las
sanciones. Que Alemania y Francia en el año 2003 hayan sido los dos primeros
países en violar dichas normas no debe perturbar la fiesta. No se envió a la
troika o a Wolfgang Schäuble a París o Berlín. Se hizo la vista gorda y se pasó
de página.
La lección que ha sacado
Alemania de la crisis bancaria y del euro era que hacía falta un puño de
hierro. Una camisa de fuerza de la que nadie pudiese escapar. Después de la
moneda única, Europa todavía necesitaba una política única y ésta debía
concretarse lo más posible en tratados y pactos. Lo que en tiempos de
normalidad hubiera requerido mucha paciencia y esfuerzo, los círculos
patronales lo lograron con gran facilidad. La UE, ya entonces, bajo la
dirección de Merkel, dio tres pasos esenciales.
El viernes 25 de marzo de
2011 adoptó el Pacto Europlus, una gran declaración de guerra contra el
"costo de la mano de obra". ¿La política monetaria es demasiado
rígida? ¿Fracasa a la hora de proteger a los Estados miembros de las turbulencias
de los mercados financieros? Bueno, sólo hay que flexibilizar el resto,
especialmente los salarios. Si no podemos devaluar la moneda, devaluemos los
salarios. Pero los salarios, como el mercado de trabajo y la seguridad social,
son competencia de los Estados nacionales. No hay problema, el pacto Europlus
obliga a los países europeos a presentar un plan de competitividad anual. Tras
su aprobación cada país será evaluado de acuerdo a una serie de indicadores
para vigilar su capacidad competitiva frente a los países vecinos. La
comparación es, por supuesto, para comparar a la baja los costes
En una segunda etapa se
estableció un marco jurídico para la imposición de sanciones. El jueves 23 de
junio de 2011 se aprueban por primera vez seis ordenanzas (votadas
definitivamente el 28 de septiembre de 2011). Estas ordenanzas se han dado en
llamar el Six-Pack. Bajo el pretexto de la lucha contra los
"desequilibrios macroeconómicos", a partir de ahora la Comisión puede
intervenir incluso en áreas que no son de su competencia. Los grupos liberales
y conservadores defendieron los textos con entusiasmo. Recientemente, John
Crombez (sp.a) afirmaba en Knack: "En el Parlamento Europeo, hemos
rechazado el six-pack." [xvi] Eso no es cierto. Todos los diputados
verdes y socialdemócratas de nuestro país aprobaron al menos dos de los seis
textos. Estuvieron de acuerdo con un marco en el que comparar
competitivamente a unos y en otorgar a la Comisión la facultad de imponer sanciones.
Esto se hace evidente dos
años después en la tercera etapa. En marzo de 2013, se aprobó el Two-Pack,
que obliga a los Estados miembros a presentar cada año antes del 15 de octubre
sus propuestas presupuestarias a la Comisión. La dura doctrina alemana de
austeridad y los mecanismos de sanción se colaron posteriormente en un tratado
de austeridad llamado Pacto Fiscal (TECG). El Parlamento belga aprobó el pacto
fiscal neoliberal en mayo de 2012 con el apoyo del PS y Sp.A. En Ecolo, como de
costumbre reina la hipocresía: los ecologistas, en la oposición en el
Parlamento federal, votaron en contra, pero en el Parlamento de Bruselas y
Valonia, donde están en la mayoría, votaron a favor. Los diversos partidos
gubernamentales acordaron que nuestro gobierno respetase ciegamente todas y
cada una de las reglas de la disciplina fiscal y de la deuda pública. Y de esta
manera nuestro país se somete a los dictados que la Comisión Europea
puede dictar para enderezar los llamados "desequilibrios macroeconómicos".
Uno se pregunta qué sentido tiene votar en el Parlamento Europeo contra cuatro
de las seis ordenanzas del Six-pack, si a continuación se vota en los
parlamentos belgas que nuestro país obedezca a las seis ordenanzas. Mientras
que la UE está cada vez más estrechamente confinada en la camisa de fuerza
alemana, los socialdemócratas y los verdes siguen hablando de "etapas para
una Europa social". Al aprobar el pacto fiscal, hacen exactamente lo
contrario.
8. Del fracaso del euro
alemán, se extrae una conclusión: un euro todavía más alemán
"¿Cómo mantener este
mosaico? Eso dependerá no sólo de factores económicos, sino también políticos.
Dos enfoques son posibles. El primero es el aumento del autoritarismo en una
Europa centralizada que sacrifica la soberanía de los Estados miembro. El
segundo es un retorno al nacionalismo. En esta lucha política, las
contradicciones internas de Alemania juegan el papel principal”, escribí en
2011 en ¿Cómo se atreven?
Esto es precisamente lo que
está sucediendo. Para Ángela Merkel, su estricto pacto fiscal de 2013 no era
suficiente. A finales de 2013, la canciller soñaba abiertamente con
instrumentos vinculantes para imponer la disciplina fiscal y presupuestaria en
los países que no están bajo la tutela de la Troika. Los países como Grecia, en
los que la Troika está en el poder, deben aceptar las medidas obligatorias
incluidas en sus memorandos. Otros países no. Merkel quiere establecer los
llamados contratos de competitividad, un contrato bilateral entre los Estados
miembros y la Comisión Europea en el que se definen reformas estructurales a
cambio de ayuda financiera. Es decir: un memorando a medida de cada país. La
proximidad de las elecciones europeas de 2014 hizo que la propuesta finalmente
no se materializase. Pero sin embargo el 23 de octubre de 2013 el Parlamento
Europeo aprobó una moción sobre el Semestre Europeo. Se dice que la Comisión
debe desarrollar rápidamente un instrumento de competitividad. Democristianos,
liberales, y también socialdemócratas y Verdes votaron a favor de la moción.
Siguen manteniendo su fidelidad con una Europa competitiva. Sólo el Grupo de la
Izquierda Unitaria (GUE / NGL) votó en contra.
En medio de las nubes de
polvo levantadas por la crisis en Grecia, el 22 de junio, los presidentes de
las instituciones de la Unión Europea y de la UE presentaron su "Informe
de cinco presidentes". El informe pide "más Europa" y una
transferencia adicional de soberanía a Bruselas. En una primera etapa (hasta
2017), deben respetarse todas las reglas de manera más estricta. Todo debe ser
presentado con antelación a la Comisión Europea y se imponen sanciones si las
medidas no se ejecutan. Esta es la misma lógica y la misma política que se ha
aplicado a Grecia. La única diferencia es que en Grecia se aplicaron medidas más
extremas y radicales, lo que fue posible gracias a la toma de control por parte
de la Troika. En una segunda fase (a partir de 2017), los cinco presidentes
quieren llegar a establecer una especie de gobierno europeo con un modelo
federal.
En el informe se propone que
cada país de la zona euro establezca lo que podríamos llamar una Autoridad de
competitividad. Esta Autoridad se reforzará con tecnócratas y se asumirá que es
una "entidad independiente". Su misión: comparar las tendencias
salariales con las de los países vecinos y emitir en base a ello
"recomendaciones". Estas Autoridades de competitividad, que no son
electas, coordinarán sus políticas a nivel de la UE. Podemos recordar que en
Grecia, con la misma lógica, basándose en las recomendaciones de los
"expertos" se violaron y suprimieron una serie de convenios
colectivos de trabajo. Se formaliza la competencia entre los trabajadores de
los distintos Estados miembros. Se enfrenta a todos entre sí y los países que
recortan los salarios más drásticamente sirven como modelo. Los interlocutores
sociales de cada país deben basarse en las recomendaciones de la Autoridad como
hilo conductor en sus negociaciones salariales. Esto es lo que ocurre con las
negociaciones salariales libres. Si se exige a los interlocutores sociales
seguir las "recomendaciones" se entraría en violación abierta de las
convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Los países que
no sigan los "mejores ejemplos" de Europa serán castigados con
las sanciones previstas en el Six-Pack.
El euro desde el principio
estuvo grabado en hierro alemán. Tras la crisis bancaria, se ha acelerado el
proceso. Una y otra vez, a petición de Merkel y de los círculos financieros de
Alemania. Salvo el grupo de Izquierda Unitaria (GUE / NGL), todos los grupos
parlamentarios europeos apoyaron esta tendencia en diversos grados. Incluso los
socialdemócratas y verdes. El domingo 12 de julio, Merkel tomó el control y dio
órdenes de manera pública. Esto no era algo inesperado. Los seguidores alemanes
de la línea dura llevan ocupados desde hace años fijando su lógica implacable -
aquella con la que han dejado KO a los griegos- en una camisa de fuerza de
pactos y tratados. También extraen lecciones del caso de Grecia. Menos laxitud,
más control, más disciplina, más sanciones para imponer la política de ahorro
rígido en todas partes. Es la parte trágica de esta historia. Del fracaso del
euro alemán, sacan la siguiente lección: un euro aún más alemán, con puño de
hierro.
Alemania, Francia, los Países Bajos e Italia, en todas partes vimos el mismo escenario. Discursos radicales antes de las elecciones para bloquear el ascenso de una izquierda consecuente. Una vez en el gobierno, aprueban la política de austeridad como cualquier otro, modificando algunas comas. Pero las manifestaciones contra la austeridad continúan en toda Europa... (Foto Flickr/David Holt) |
9 .Poner fin a la línea
socialdemócrata de Schulz, Moscovici, Gabriel, Hollande y Dijsselbloem
En el debate parlamentario
del 2 de julio, un enardecido Patrick Dewael (Open VLD) lanzó a la oposición
socialdemócrata las siguientes palabras: "Hay dos tipos de socialistas.
Por un lado los socialistas en el gobierno y la Comisión Europea. Asumen su
responsabilidad, contribuyen a la búsqueda de soluciones. Por otro lado, están
los socialistas en la oposición: tratan de hacer olvidar al público lo más
rápido posible la responsabilidad que tienen. Hoy tratan como herejía el
enfoque de la Unión Europea, pero en la legislatura anterior, nunca les he oído
reserva alguna sobre el enfoque hacia la crisis griega, que el primer ministro
Di Rupo contribuyó a definir. "
Dewael plantea un punto
interesante. Durante las elecciones de 2012 en los Países Bajos, el SP de
"izquierda radical" de Emile Roemer lideraba las encuestas. Pronto
tuvo lugar un cambio en el discurso de los socialdemócratas holandeses Diederik
Samson y Jeroen Dijsselbloem con palabras contra los bancos y los especuladores
y declaraciones radicales que hacían palidecer las de Roemer. La estrategia
funcionó. Los socialdemócratas holandeses entraron en el gobierno de Rutte II e
hicieron lo mismo que el gobierno Rutte I y lo mismo que el resto de gobiernos
europeos. Una política dura y fría de austeridad y recortes aún más fuertes
apoyados por Moerdijk. Y Dijsselbloem. Sí, por Dijsselbloem. De hecho en la
mayoría de los países europeos están convencidos de que Dijsselbloem es un
miembro del partido liberal VVD.
Lo mismo ocurrió en Francia
con François Hollande (PS). Para contrarrestar la subida del Frente de
Izquierda, la retórica cada vez giró más a la izquierda. Hollande (más tarde
Presidente) y Sapin (que más tarde sería ministro de finanzas) prometieron en
su campaña electoral la revisión del Pacto de Estabilidad. Eso fue antes de que
llegaran al poder. Una vez instalados en el Elíseo, nunca más lo volvieron a
cuestionar. En vez de eso, se reforzaron los vínculos con Alemania. Hollande sacó
pecho durante la campaña electoral, pero después se puso a los pies de Merkel.
Hemos visto utilizar las
mismas tácticas retóricas en Alemania. "Por una Europa de la gente, no del
dinero." Este es el lema con el que acudió el SPD el año pasado a las
elecciones europeas. Algo que cambió cuando el SPD entró en la gran coalición
con la CDU de Ángela Merkel. El presidente del partido, Sigmar Gabriel se
convirtió en Vice Canciller y se destacó en las últimas semanas como uno de los
alemanes partidarios de la línea dura. Y no precisamente por la Europa de los
pueblos. Sino por la Europa del dinero. El vicecanciller socialdemócrata ni
siquiera descarta un Grexit.
"Con Ángela Merkel,
Wolfgang Schäuble y Sigmar Gabriel como troika berlinesa, Europa no tiene
futuro" opina Sahra Wagenknecht,
portavoz de Die Linke en el Bundestag. "Schäuble y Gabriel quieren una
Europa alemana, no una Alemania europea. El legado de Helmut Kohl se abandona a
la ligera y las relaciones con Francia e Italia se están deteriorando. El presidente
del SPD ahora celebra la línea dura en materia de recorte de pensiones,
aumentos del IVA y privatizaciones y, animado por sentimientos nacionalistas,
supera con frecuencia a Ángela Merkel por la derecha. Es muy triste. "
Yascha Mounk, profesor de
ciencias políticas en la Universidad de Harvard y miembro convencido del SPD,
pensó que era inaceptable y envió el 15 de julio pasado una carta abierta a
Gabriel. Die Zeit publicó la carta. "Es la política de visión a
corto plazo, nacionalista frente a Grecia, la traición del ideal de una Europa
unida, y por eso me siento ajeno al SPD. Durante semanas, el SPD colaboró
voluntariamente con la campaña arrogante de Alemnia contra Grecia. Usted ha
decidido seguir a Wolfgang Schäuble, el ministro conservador de Finanzas. Usted
ha decidido seguir al Bild, el mayor diario sensacionalista alemán, el
especialista de la moral barata. Al igual que ellos, usted ha dado una lección
a los griegos y ha sido duro contra de ellos diciéndoles que podían beber su
propia sangre. "
El profesor concluye su
carta anunciando su renuncia: "En un artículo escrito con Martin Schulz,
presidente del Parlamento Europeo y miembro del SPD, usted escribió que pasamos
los últimos días una "prueba de la historia". Esto es una bajeza. La
verdad es que ha contribuido a la destrucción de una comunidad, democrática y
unida. Porque eso es realmente lo que significa el acuerdo que será aprobado en
el Bundestag por una gran mayoría de "nuestros" parlamentarios. Después
de estas terribles semanas de moralismo alemán y de la humillación de Grecia,
la idea de una unión más estrecha entre las naciones de Europa se ha convertido
en una reliquia del pasado. El SPD, teniendo miedo de la supuesta fuerza del
sentimiento nacionalista de la población, se ha situado de nuevo entre los
sepultureros de un pensamiento internacionalista noble. Los líderes que
traicionan los principios del partido ante el menor signo de crisis no me
representan. Por eso termino con mi afiliación ahora. "[xvii]
Y, en efecto, el viernes 17
de julio el SPD aprobó en el Bundestag el dictado de Bruselas por una
abrumadora mayoría. 175 miembros del SPD votaron a favor, sólo cuatro votaron
en contra. Los verdes alemanes también votaron a favor del acuerdo: 23 a favor,
2 en contra. Sin embargo, hubo muchas más abstenciones. Esta es la segunda vez
que los Verdes alemanes y los socialdemócratas apoyan la Europa alemana,
precisamente en los momentos decisivos. La primera vez ocurrió cuando el
gobierno roji-verde organizó el dumping salarial en Alemania con las reformas
Hartz (2001). Y ahora aprueban con los merkelianos un dictado neocolonial que
refuerza el control de Alemania sobre la zona euro que hace imposible de facto
la solidaridad en Europa.
Alemania, Francia, los Países
Bajos e Italia, en todas partes vimos el mismo escenario. Discursos radicales
antes de las elecciones para bloquear el ascenso de una izquierda consecuente.
Una vez en el gobierno, aprueban la política de austeridad como cualquier otro,
modificando algunas comas. Aprobando (PS y SP.a incluidos) el Pacto Fiscal de
2013. El apoyo abierto de Gabriel, Hollande y Dijsselbloem al Dictado de
Bruselas pone al descubierto la línea dominante de la socialdemocracia europea.
También se observa en los reconocidos socialdemócratas que ostentan un cargo en
las instituciones europeas. Caminan bravamente al paso que marca Alemania.
Martin Schulz (SPD) mostró su terquedad ante Grecia como presidente del
Parlamento Europeo y Pierre Moscovici (PS) ha mostrado la misma dureza como
comisario de la Comisión Juncker en las llamadas "negociaciones" con
Grecia. Si realmente el SP.a quisiese romper con esta política se requeriría
que Kathleen Van Brempt renunciara a su co-presidencia de la Alianza
Progresista de Socialistas & Demócratas y que el sp.a rompiera también con
el grupo europeo de socialdemócratas dominado por el SPD de Gabriel y el PS de
Hollande.
10. En lugar de
negociaciones, la UE lleva a cabo una guerra económica
"Me temo que el
gobierno alemán, incluida su ala socialdemócrata, ha dilapidado en el espacio
de una noche todo el capital político de una mejor Alemania que se había acumulado
a lo largo de medio siglo"[xviii], afirmaba el filósofo alemán Jürgen
Habermas la semana pasada. También dijo: "Alemania se proclamó sin ninguna
vergüenza como el jefe disciplinario de Europa y ha reivindicado por primera
vez de forma explícita una Europa bajo hegemonía alemana." Habermas, uno
de los grandes defensores de la integración europea desde el principio, se
equivoca. La toma del poder alemán sobre la Unión Europea no es algo nuevo. Lo
único nuevo es que con el dictado de Bruselas, esto se hace a plena luz del día
y precisamente esta desfachatez ha abierto los ojos a millones de personas en
el continente.
Ya el 30 de enero 2015 –
apenas unos días después de la investidura del nuevo gobierno griego - el nuevo
ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, recibió en su despacho la visita del
presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem. Allí Dijsselbloem le planteó
claramente una disyuntiva: "memorándum o cerrar los bancos."[xix] Desde
el principio estaba claro que los virtuosos profesores de esta Europa liberal
no dejarían espacio para una política distinta. El hecho de que la población
griega hubiese dado una señal masiva contra las políticas de austeridad
inhumanas de la troika en las elecciones no tenía ningún valor. "Las
elecciones no cambian nada. Lo único que importa son los acuerdos"[xx], con
estas palabras me recibió Schäuble el 20 de febrero en Bruselas", dijo
Yanis Varoufakis. "Cuando a principios de febrero, asistí a mi primera
reunión en Bruselas, ya existía en el euro una gran mayoría con el Ministro de
Finanzas de Alemania como centro de gravedad. Esta mayoría tenía una misión:
bloquear cualquier acuerdo sobre los puntos básicos de convergencia entre
nuestro nuevo gobierno y el resto de la zona del euro. "
Varoufakis: "al estar
dentro, se confirmaron mis peores temores. La total falta de escrúpulos
democráticos de los supuestos defensores de la democracia europea. Personas muy
importantes te miran a los ojos y te dicen: ‘Tenéis razón, pero os vamos a
aplastar de todas formas’. Expones un argumento en el que has trabajado
realmente para asegurar que sea lógicamente consistente, pero te encuentras en
frente de miradas vidriosas. Es como si no hubieras hablado. Si hubiese cantado
el himno nacional sueco se habría obtenido la misma respuesta. "[xxi]
Para los partidarios del
capitalismo calamitoso, Grecia era un laboratorio. Los hechos más graves de la
guerra económica aún estaban por venir. El saqueo de los bancos griegos por el
Banco Central Europeo. Esta receta drástica viene directamente de la doctrina
del shock, que Naomi Klein ha descrito magistralmente hace tiempo en el libro
del mismo nombre. Es un chantaje estilo "muerte súbita". No hay
dinero, se cierran los bancos, se congela la economía. Se tenía que dar un
ejemplo con Grecia.
Sin embargo, los
negociadores griegos, a falta de algo mejor, siguieron intentando de
convencer racionalmente a otros países europeos con argumentos económicos. Como
si se tratase de negociaciones sobre una base de igualdad y no una guerra
económica por parte de la nación más poderosa financiera y económicamente.
Incluso en este dramático pasado fin de semana, cuando se impuso el Dictado desde
Bruselas, los griegos siguieron apegados a la estrategia de convencimiento y
sin tener el más mínimo medio de presión de ningún tipo de plan B.
"El ministro de Finanzas Euclide Tsakalotos se preparó muy en serio. Se
había preparado toda una serie de argumentos y esperaba que se le opusiesen
contra argumentos desarrollados con precisión. Pero en lugar de eso, encontró
frente a él a personas que recitan interminablemente reglas, procedimientos,
etc. "[xxii], dijo
StathisKouvelakis, de Syriza.
La guerra económica contra
Grecia también fue posible porque el país fue aislado. Después de la victoria
electoral en enero, los griegos habían contado con un mínimo de apoyo de la
Francia de Hollande y la Italia de Renzi, por lo menos. Pero ya en febrero
Tsipras y Varoufakis regresaron con las manos vacías de París y Roma. Estaba
claro que los gobiernos socialdemócratas se vendieron a esta Europa liberal y
no iban a mover un dedo para hacer otra política con los griegos. Entre los
opositores más frontales a Grecia estaban también los países con problemas
similares, como Italia, España y Portugal. No concedieron nada a los griegos,
ya que de hacerlo habrían hecho más visible aún su propia capitulación.
Varoufakis: "Desde el principio, estos dejaron muy claro que ellos eran
los enemigos más activos de nuestro Gobierno. Su peor pesadilla era nuestro
éxito. Si teníamos éxito en la negociación de un mejor trato para Grecia, ellos
tendrían que dar explicaciones a sus pueblos de por qué ellos no lo habían
hecho. "[xxiii]
11. En los días posteriores
al referéndum, el "ΟΧΙ"
de la gente se ha corregido en un "ΝΑΙ" impuesto
En el referéndum del domingo
5 de julio la población griega votó abrumadoramente "no" a las
demandas de la Troika. En los barrios obreros, el "no" obtuvo más del
70%. En los barrios más ricos, el “si” alcanzaba hasta el 70% de los votos.
Pero en última instancia el "no" ganó en todos los distritos del
país. El resultado fue particularmente notable en los jóvenes. Más del 85% de
los jóvenes de 18 a 24 años votó "no". Es una generación que ha sido
completamente sacrificada por los memorandos políticos de la troika y la
quiebra política tanto del PASOK (socialdemócrata) como de Nueva Democracia
(conservador). El referéndum también desencadenó un proceso de radicalización,
con los eventos más destacados en las manifestaciones del viernes anterior.
Después del referéndum, la
oposición estaba en las rodillas. Tanto el Pasok como Nueva Democracia habían
fracasado. Incluso más que en las elecciones de enero de 2015. Apenas unas
horas tras el resultado, el líder de Nueva Democracia, el ex primer ministro,
Antonis Samaras, renunció. Su rescate vino de... Tsipras. El primer ministro
griego tomó la iniciativa de crear un "consejo de líderes políticos"
bajo la dirección del Presidente de la República, quien estaba abiertamente en
el campo del "sí". En este encuentro, la dinámica nacida del
referéndum se frenó. Se decidió que Grecia permanecería a toda costa en la zona
euro y que el referéndum no era un mandato para romper las negociaciones, sólo
un mandato para lograr una posición más favorable en las negociaciones.
El gobierno Tsipras, que de
facto se convirtió en un gobierno de "unidad nacional" puso sobre la
mesa un nuevo plan con medidas que había rechazado el referéndum. El
"no" del referéndum se cambió en "sí" en las negociaciones.
Y así es como el nuevo ministro de Finanzas Euclid Tsakalotos – Yanis
Varoufakis, su predecesor, había dimitido - y el primer ministro Alexis Tsipras
fueron desarmados en las negociaciones con, respectivamente, el Eurogrupo (los
ministros de Finanzas) y el Consejo Europeo (jefes de gobierno). El resultado
es conocido. Alemania sabía muy bien que Grecia estaba desesperada por
permanecer en la zona euro y los griegos han sido crucificados públicamente con
el dictado humillante que el Parlamento griego se vio obligado a aprobar
igualmente. "Nos enfrentábamos a la elección de ser ejecutados o de
capitular. Tsipras decidió que la capitulación era la mejor estrategia"[xxiv], dijo
Yanis Varoufakis tiempo después.
De acuerdo con la
Constitución griega, el resultado de un referéndum es una ley tan válida como
cualquier otra aprobada por el Parlamento. El resultado sólo puede ser
cancelado por un nuevo referéndum. Mediante el referéndum del 5 de Julio el
pueblo griego rechazó una serie de medidas concretas propuestas por la Troika.
Que el Parlamento griego se haya visto obligado a aceptar un gran número de
estas medidas el Miércoles 15 de julio es hasta inconstitucional. Pero a los
jerarcas de la Europa neoliberal la suspensión del Estado de Derecho en Grecia
ni les importa lo más mínimo. "En una democracia, no hay punto muerto. El
pueblo ha hablado. Expresó un gran NO al ultimátum, al chantaje, la
intimidación, la propaganda y el terror. Un NO a los memorandos", dijo la
presidenta del parlamento griego, Zoe Konstantopoulou, en aquel famoso
miércoles 15 de julio mientras se sometía a votación el Dictado de Bruselas.
"No tenemos el derecho de convertir este NO de la gente en un SI por
nosotros. Tampoco tenemos el derecho de interpretarlo como un NO con
condiciones. Cada una de las medidas contenidas en dicho acuerdo fue rechazado
por los ciudadanos con una mayoría ensordecedora. Estamos obligados a defender
su veredicto, porque nuestro poder reside en ellos. "[xxv]
El discurso de la Presidenta
del Parlamento no tuvo éxito. La declaración de la mayoría de los miembros del
consejo de Siriza, del comité central, a favor de rechazar el Dictado de
Bruselas tampoco sirvió para nada. Una gran mayoría del Parlamento griego
ratificó el Dictado, siguiendo una lógica política del "mal menor" y
bajo una fuerte presión para hacer dimitir a los "disidentes" de sus
funciones. Es lo se produjo tras la votación. El ex ministro de Energía,
Panagiotis Lafazanis relata: "El chantaje directo y brutal dirigido por
los maestros del neocolonialismo europeo no basta como excusa. No acepto esta
calle de un solo sentido. Como tampoco acepto sanciones ineptas o acusaciones
de "deserción" en contra de aquellos que se oponen a ellas. Los responsables,
por el contrario son el Parlamento griego y los partidos políticos que han
aceptado el "protectorado" sobre Atenas, que se han posicionado como
ovejas en silencio o han aceptado el nuevo protocolo como un "mal
necesario".”[xxvi] Así que en apenas diez días, el" ΟΧΙ "(no) de la gente se convirtió en
un" ΝΑΙ
"(sí) impuesto.
Mientras tanto Syriza se
transforma rápidamente en la fuerza, que durante el Tercer Memorando,
continuará con el régimen de semicolonia endeudada. La "limpieza" en
Syriza continúa. En los últimos días ya son diez los ministros o viceministros
que han dejado su trabajo o han sido despedidos. La llamada ayuda financiera,
que en su mayoría regresará inmediatamente a las cuentas bancarias de los
prestamistas extranjeros, sólo vendrá por partes y poco a poco. Y con cada
préstamo, la Troika exigirá más sangre de la población griega. La completa
humillación del gobierno Tsipras tendrá lugar sin ninguna duda. La Troika
perseguirá esta humillación hasta el final, lo que obligará al gobierno a
adoptar medidas que ningún gobierno había tomado hasta ahora. Hasta que el
gobierno Syriza pueda ser tirado a la papelera como un pañuelo usado.
12. El euro crea sus propios
sepultureros
"Simplemente no podían
creer que los europeos reaccionasen como realmente respondieron", [xxvii] dijo
Stathis Kouvelakis, de la plataforma de izquierdas en Syriza. "Tsipras y
la dirección de Syriza siguieron de manera muy consistente la misma línea desde
el principio. Pensaron que obtendrían concesiones mediante la combinación de un
enfoque "realista" en las negociaciones con una cierta firmeza
retórica. Sin embargo se han visto atrapados cada vez más en su línea, y cuando
se quisieron dar cuenta no tenían ninguna estrategia alternativa."
Kouvelakis continúa: "Creo que Tsipras cree honestamente que podía obtener
un resultado positivo mediante un enfoque centrado en la negociación y
mostrando pruebas de buena voluntad. Por eso dijo constantemente que no tenía
ningún plan alternativo. Pensó que recibiría algún tipo de recompensa si se
mostraba como un "europeo" leal, sin "agenda oculta".
"
La experiencia griega
muestra que en esta Unión Europea, bajo el cuidado del puño de hierro Merkel y
de toneladas y toneladas de pactos y tratados, en los que la austeridad se
esculpe en piedra, no hay margen para la plegar o adaptar prudentemente la
obsesión alemana por la austeridad. Incluso los "leales europeos" son
descartados sin piedad por Berlín en cuanto cuestionan la política oficial.
"Creo que dice mucho acerca de cómo está la izquierda hoy en día. La
izquierda está llena de gente de buena voluntad, pero totalmente impotentes en
el campo de la política real. Estas personas llegaron a creer firmemente que se
podía conseguir algo de la Troika. Pensaban que iban a encontrar una solución
de compromiso entre "socios". Pensaban que compartían ciertos valores
fundamentales como el respeto al mandato democrático o la posibilidad de una
discusión racional basada en argumentos económicos", afirma Kouvelakis.
Esto demuestra que la UE no se basa en los valores racionales de la Ilustración
francesa, si no que reposa, como cualquier otro proyecto capitalista, en la
correlación de fuerzas.
A pesar de diversas
advertencias, el gobierno de Syriza no vio que la Unión Europea realmente no
quería negociar. La Unión Europea nunca ha tenido la intención de llegar a un
acuerdo. Quería destruir a Syriza o al menos su programa y, al hacerlo,
terminar con la esperanza que había nacido entre las víctimas de la catástrofe
humanitaria. "Tuvimos el optimismo y la ingenuidad de creer que las
negociaciones podrían llevar a un acuerdo justo, honesto y sostenible.
Subestimamos su voluntad de destrucción. Sin un plan B, estábamos
atrapados"[xxviii] afirmó el ex ministro de Energía Panagiotis
Lafazanis.
"Quizá pude haber
sobrestimado la competencia del Gobierno griego. Sorprendentemente, pensó tras
el referéndum que podía obtener mejores condiciones sin tener en el bolsillo un
plan de contingencia, un plan B. Ahora tienen condiciones claramente peores.
Naturalmente, es un shock.", [xxix] dijo Paul Krugman. Según Yanis Varoufakis,
llegado el momento se había constituido un pequeño grupo para preparar una
salida del euro, pero este plan había tropezado con un "no" del
primer ministro Tsipras. Así que el plan no se llevó a cabo. Tampoco habría
sido fácil. Tras la salida del euro y la devaluación del nuevo dracma, la
cuestión de la deuda seguiría estando abierta. El gobierno de Syriza siempre
dijo que quería seguir pagando a cambio de un alivio de la deuda. Pero ni siquiera
eso le fue concedido. El objetivo político era estrangular al gobierno griego
hasta que le sobreviniese la muerte. Por eso es muy probable que los griegos
tampoco hubiesen obtenido un alivio de la deuda si saliesen de manera
conflictiva del euro. Además las deudas deberían pagarse en un euro más caro y
no en la nueva moneda devaluada. En caso de falta de pago de las deudas,
probablemente habría tenido lugar un boicot internacional. Probablemente se
hubiesen creado bonos para el racionamiento de la energía y los alimentos. Con
la esperanza de que más adelante la economía se liberase, gracias a las
ventajas de la devaluación (exportaciones, nuevas inversiones). Puede ser el
Grexit sea viable a corto plazo, pero lo que es seguro es que un plan de este tipo
debe estar sólidamente elaborado y desarrollado.
"La mayoría de la
población griega no quiere una salida del euro. En contraste con Yanis Varoufakis,
para Alexis Tsipras era una línea roja a no traspasar. Para Tsipras todo paso
hacia el Grexit, o que simplemente amenazase en esa dirección, era un tabú. El
juego de póquer se terminó allí. Las promesas electorales, el no del
referéndum, gran parte de su credibilidad… todo esto fue sacrificado para
mantener a Grecia en el Eurogrupo. Como Tsipras no quería preparar la bomba
monetaria, estuvo expuesto al chantaje. Un pájaro para el gato alemán", [xxx]
escribe Paul Goossens. Y tiene razón. Pero la "opinión pública" no es
un dato inerte. La opinión pública también puede cambiar. El problema es que el
gobierno de Syriza desde el principio cerró la puerta a la preparación de la
opinión pública para una hipotética salida de la jaula
del euro. Durante la campaña del referéndum, las líneas se podían mover. Día
tras día los medios de comunicación en manos de oligarcas afirmaban que votar
no implicaría invariablemente un Grexit. A pesar de este chantaje, los griegos
votaron abrumadoramente no, sabiendo de alguna manera que esto podría conducir
a una salida de Grecia de la zona euro.
"Si hay una cosa que
podemos culpar Tsipras y a su partido, es haber sido demasiado eurófilos "[xxxi],
escribe Koen Haegens en Groene Amsterdammer. "Siguieron creyendo en
Europa hasta el final. Así que en los últimos meses se negaron constantemente a
prepararse para el escenario del Grexit. Con el resultado de que cuando en las
últimas semanas esta amenaza tenía visos de producirse, tuvieron que mendigar
de rodillas ante Merkel para poder seguir dentro. A cualquier precio. Ningún
gobierno digno del adjetivo "izquierda" será tan ingenuo en el futuro.
Está claro, de una vez por todas, que el que quiera otra política, más social,
no puede guardar esperanzas dentro del euro. En un fin de semana, en todo el
continente, los críticos moderados de la moneda única se transformaron en
feroces oponentes. El euro crea sus propios sepultureros."
"La competencia y
búsqueda del beneficio forman la base de la Unión Europea. Están inscritos en
los textos fundacionales de la Unión. Asfixian y pudren todo", escribí en
2011 en ¿Cómo se atreven?. "No debemos rehabilitar este edificio o
darle una nueva capa de pintura a sus desequilibrios. Necesitamos otras
fundaciones. La cooperación y la solidaridad deben sustituir a la competencia y
la desigualdad. Esto requiere una Europa diferente." Estas palabras parecen
más actuales que nunca. La experiencia de Grecia nos muestra que en esta Unión
Europea no hay espacio alguno para una política basada en la cooperación, la
solidaridad, inversiones equilibradas o para el desarrollo regional. Es
imposible cambiar los tratados europeos, dicen los Juncker y Schäuble. Pero
cuando les conviene, son los primeros en cambiar "las reglas". Así
sucedió cuando Alemania y Francia incumplían las normas de Maastricht, así fue
durante la crisis bancaria y todavía sigue sucediendo cuando se amenaza a
Grecia con ponerla de patitas en la calle de Euroland, algo que no está
previsto en ningún tratado. Debemos aprovechar esta crisis para revisar
críticamente los tratados existentes. Debería ser posible autorizar
transferencias financieras solidarias, desarrollar monopolios públicos,
intervenir políticamente con el Banco Central Europeo y utilizar el presupuesto
para las necesarias inversiones industriales sociales y ecológicas sin las
constringentes normas de austeridad. Si Europa quiere sobrevivir, tendrá que
cambiar sus fundamentos. La alternativa es que la Unión explote y que las
tensiones nacionalistas de principios del siglo 20 rehagan su entrada en este
joven siglo 21.
13. La experiencia griega ha
hecho pensar a millones de europeos
"Tenemos que estar
agradecidos a Tsipras y los suyos por haber provocado fisuras en la carcasa de
hormigón del conformismo de Bruselas. Han hecho reflexionar a millones de
europeos, hasta el último bar de pueblo"[xxxii] escribe Geert Van Istendael en la revista MO.
Van Istendael tiene razón.
Los pueblos de Europa han ganado una experiencia y se piense lo que se piense
de Syriza, gracias a un cierto grado de confrontación entre el gobierno griego
y los prefectos de la disciplina alemana de la Unión, se abrieron ojos en todas
partes. En el periódico financiero Trends, el editor de Jozef Vangelder
señala: "Según algunos, es un gran estratega, según otros un narcisista
habilidoso. Pero hay que reconocer algo: Alexis Tsipras se enfrentó durante
seis meses a una líder mundial como la canciller alemana Angela Merkel, y junto
a ella, a todo el resto de pesos pesados europeos. No está nada mal para el
primer ministro de un peso económico pluma. La proporción del producto interno
bruto de Grecia en la zona euro el año pasado fue del 1,8%."[xxxiii] Al
final, el peso pluma Tsipras fue noqueado por el buldócer alemán y sus aliados.
El hecho es que desde la introducción del euro en 2002, ningún gobierno se
había atrevido a levantar la mano contra la política de austeridad monetarista
introducida por Frankfurt en todas las leyes y tratados de la Unión Europea.
Por múltiples razones, el
gobierno de Syriza no podía ir más allá de lo que le permitían sus medios. Para
un peso pluma humanista, un poco ingenuo, era imposible ganar en una categoría
de peso superior al suyo. Pero por haber cedido ante un chantaje
inhumano, no se puede actuar como si el gobierno griego no hubiese
luchado. En 2011 hablé del carácter dictatorial de la Unión Europea y de la
necesidad de repensar completamente Europa. Pero eso era un libro. Gracias a la
experiencia de confrontación del gobierno griego con las instituciones de la
UE, actualmente millones de personas en Europa han comprendido la naturaleza de
esta Unión. Este entendimiento no puede ser simplemente ignorado. Necesitábamos
la experiencia de que la actitud conciliadora del gobierno griego con esta
Unión era un callejón sin salida. Y no es un detalle sin importancia. Para las
luchas por venir en Europa es una lección que muchas personas han aprendido. "Toda
una generación que creció con la idea de que Europa es una garantía política y
económica de paz, progreso, cooperación y solidaridad empieza a dudar de
Europa",[xxxiv] escribe el editorialista Yves Desmet en De
Morgen . "La imagen de Europa como un gigante benévolo y protector ha
sido hecha pedazos. La Europa de hoy es la de los acreedores, y no la de los
endeudados. Es la Europa del 1% más rico, de las élites y los bancos cuyos
grupos de presión son infinitamente más fuertes e influyentes que el griego
medio."
Por el otro lado también se
ha aprendido la lección. "Estoy especialmente preocupado por los riesgos
de contagio político e ideológico. A veces parece que algunos políticos e
intelectuales en Europa están dispuestos a cuestionar todo en Europa, los
tratados, pero también la forma de pensar tradicional en Europa, la integración
europea y nuestros valores"[xxxv], dijo el Le monde el Presidente
Europeo, Donald Tusk. "Rusia no es el elemento más importante de esta
amenaza. Creo que el ambiente de hoy es muy similar al de 1968 en Europa.
Siento un estado de ánimo, que tal vez no sea revolucionario, pero sí
impaciente. Pero cuando la impaciencia se convierte en un sentir colectivo,
puede conducir a una revolución. El desempleo masivo de la juventud es quizá la
razón más clara y visible.
La
experiencia griega terminó en una derrota temporal. Pero si las lecciones del
drama se difunden en los nuevos movimientos de lucha en Europa, éstos sólo
pueden fortalecerse.
Peter Mertens, De WereldMorgen 24 de julio de 2015.
Notas:
[i]NOS.nl,
14 de julio 2015
[ii]Citado en De Tijd, 16 de julio 2015
[iii]CADTM 20 de julio de 2015, cadtm.org/Discours-de-Zoe-Konstantopoulou-en
[iv]De Standaard 18 de julio 2015
[v]Der Spiegel Online, 18 de julio 2015 • Deutsche
WirtschaftsNachrichten
[vi]15 de julio 2015 • Deutsche
WirtschaftsNachrichten
[vii]ibid
[viii]FMI, 14 de julio 2015
[ix]Knack.be, 20 de julio 2015
[x]. De Morgen, 13 de julio 2015
[xii]Handelsblatt, 17 de julio 2015
[xiii]Deutsche WirtschaftsNachrichten 21
de julio 2015
[xiv]German ForeignPolicy, 23 de julio 2013
[xv]15. De Tijd, 14 de julio 2015
[xvi]Knack.be, 16 de julio 2015
[xvii]Die Zeit Online, 15 de julio 2015
[xviii]TheGuardian, 16 juillet 2015, http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/jul/16/jurgen-habermas-eu-...
[xix]Le Journal des Rédacteurs20 de julio
2015
[xx]Die Zeit, 15 de julio 2015
[xxi]New Statesman 7 de julio de 2015http://www.newstatesman.com/world-affairs/2015/07/exclusive-yanis-varouf...
[xxii]Jacobin Magazine16 de julio 2015
[xxiii]New Statesman 7 de julio de 2015http://www.newstatesman.com/world-affairs/2015/07/exclusive-yanis-varouf...
[xxiv]RT, 18 Julio 2015
[xxv]CADTM 20 de julio de 2015 (http://cadtm.org/Discours-de-Zoe-Konstantopoulou-en)
[xxvi]News, 18 de julio 2015
[xxvii]Jacobin Magazine16 de julio 2015
[xxviii]L'Humanité, 13 de julio 2015
[xxix]FAZ, 20 de julio 2015
[xxx]De Standaard, 18 de julio 2015
[xxxi]De GroeneAmsterdammer, 13 de julio
2015
[xxxii]MO, 20 de julio 2015
[xxxiii]Trends, 17 Julio 2015
[xxxiv]De Morgen 16 Julio 2015
[xxxv]Le Monde, 13
Julio 2015
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