AFP / MANDEL NGAN |
Los
líderes latinoamericanos que optan por seguir una política independiente de
EE.UU. deben estar preparados para cualquier reacción que pueda provenir de
Washington. Actualmente, el mayor descontento para la Casa Blanca está generado
por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que según el Departamento de
Estado de EE.UU., está actuando de manera "extremadamente hostil"
frente a la política estadounidense, consideran algunos expertos.
Las
relaciones de Nicaragua con China se hacen cada vez más importantes,
principalmente debido al proyecto de la creación del Gran Canal de Nicaragua, que tiene previsto comenzar
entre noviembre y diciembre de este año. La empresa china Hong Kong
Nicaraguan Canal Development Investment Group (HKND) es la responsable de la construcción.
Según la
empresa ambiental británica Environmental Resources Management, el proyecto se
considera como viable para la conservación de la naturaleza y los recursos
hídricos. Sin embargo, esta conclusión "contradice el argumento
principal de la propaganda del gobierno de Obama acerca de los efectos
devastadores del canal en la ecología de la región", escribe el
analista Nil Nikándrov en el portal de la Fundación de la Cultura Estratégica.
Además, se
prevé que la construcción "estimule el surgimiento de la economía
nicaragüense y proporcione al menos 250.000 puestos de trabajo". Pero Washington
prefiere ignorar estos beneficios y ya ha puesto en marcha "una
operación regional a gran escala para interrumpir la construcción del
canal". La operación está liderada por la embajadora de EE.UU. en
Managua, Phyllis Powers, que anteriormente trabajó en Panamá y tiene
experiencia en cuestiones relacionadas con canales interoceánicos, así
como la oposición nicaragüense.
El pasado
junio Eduardo Montealegre, principal opositor político de Ortega, líder del
Partido Liberal Independiente, abiertamente mostró su posición
proestadounidense y acusó al actual mandatario de "desmantelar el Estado
de derecho" y tachó el proyecto del canal transoceánico de "económicamente erróneo y
dañino para el medioambiente".
De acuerdo
con los cálculos estadounidenses, la desestabilización de la situación en Nicaragua, promovida
por el propio Washington, debe conducir a la terminación de la construcción del
canal o a su significativa desaceleración, opina Nikándrov. Por su parte, Rusia
apoyó la ambiciosa iniciativa de Ortega, que corresponde a los intereses del
país latinoamericano, tanto por razones políticas, como económicas.
Ver
también:
Gran
Canal de Nicaragua: La bomba geoestratégica de Latinoamérica que cambiará la
historia
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