Por Salim Lamrani
Viajar al exterior es un vía crucis para los cubanos. Pero no
forzosamente por las razones que uno cree…
Como
todos los pueblos, los cubanos aspiran a viajar y descubrir el mundo, sea como
simple turista o para realizar un proyecto personal o profesional. Los
obstáculos son numerosos cuando se procede de un país del Tercer Mundo, y aún
más cuando uno viene de la isla del Caribe. Pero, contrariamente a lo que se
podría pensar, no son sólo de orden financiero o político.
En
efecto, incluso antes de la reforma migratoria que adoptó el gobierno de Raúl
Castro en enero de 2013 que permite a los cubanos viajar sin autorización de
las autoridades, la inmensa mayoría de las personas que solicitan este permiso
recibían una respuesta positiva de La Habana. Así, entre el año 2000 y el 31 de
agosto de 2012, de un total de 941.953 solicitudes, el 99,4% quedo satisfecho.
Sólo el 0,6% de las personas no pudieron conseguir dicha autorización.
Por otra
parte, la inmensa mayoría de los cubanos que viajan al exterior eligen regresar
al país. Así, de las 941.953 personas que salieron del territorio nacional,
sólo el 12,8% escogió establecerse en el exterior, contra el 87,2% que regresó
a Cuba.
La
eliminación de los trámites administrativos y burocráticos –como el permiso de
salida del territorio y la costosa carta de invitación– así como la ampliación
de la estancia de 11 meses a 24, renovable indefinidamente tras una simple
petición en un consulado cubano en el exterior, fueron beneficiosas. Así, de
enero a octubre de 2013, 226.877 cubanos viajaron al exterior, o sea un alza de
un 35% con respecto al año precedente.
Pero,
ahora, otro reto espera a los cubanos: conseguir una visa. En efecto, la
obtención del precioso documento es un vía crucis y constituye hoy la principal
barrera para una estancia en el exterior. Las exigencias son draconianas y los
rechazos muy numerosos.
Así, si un cubano desea viajar a Francia, tiene que concertar
una cita con el consulado de Francia en La Habana por lo menos un mes antes de
la salida y proporcionar una lista de documentos bastante precisa. Hace falta
“una carta de motivación por parte de la persona que invita”, una “atestación
de acogida de la alcaldía o la reservación de hotel con todos los gastos
pagados”, una “copia de las últimas nóminas del garante o una declaración de la
renta reciente”, “toda prueba de lazo familiar con el huésped”, una “copia de
carné de identidad o del permiso de residencia en Francia del garante”, “un
seguro de viaje válido durante toda la estancia”, “la confirmación de la
reservación de un viaje organizado o cualquier otro documento apropiado que
indique el programa de viaje previsto” y 60 euros de gastos administrativos, es
decir el equivalente a tres meses de salario en Cuba, no reembolsables. Las
autoridades diplomáticas avisan de entrada al potencial solicitante: “la
embajada se reserva el derecho de otorgar o no la visa y no tiene, de ningún
modo aunque esté completo el dossier, la obligación de otorgar una visa”.
Las exigencias son similares para viajar a España. También hace
falta “carta de invitación de un particular, si se hospeda en su domicilio,
expedida por la Comisaría de Policía correspondiente a su lugar de residencia”,
el boleto de avión de vuelta y la cantidad mínima de 64,53 euros diarios por,
con un mínimo de 580,77 euros.
Para Estados Unidos, las restricciones son aún más severas. El
número de visas concedidas es irrisorio con respecto a las solicitudes. No
obstante, existe una solución para los que no tienen visa: la emigración
ilegal. En efecto, la Ley de Ajuste Cubano de 1966 estipula que todo cubano que
entre legal o ilegalmente en el territorio nacional a partir del 1 de enero de
1959 consigue automáticamente el estatus de residente permanente al cabo de un
año y un día.
Durante años, las potencias occidentales han criticado a las
autoridades de La Habana, acusándolas de frenar la libertad de movimiento de
los cubanos. Ahora bien, mientras Cuba ha suprimido los obstáculos burocráticos
como el permiso de salida y la carta de invitación con el fin de facilitar los
viajes de sus ciudadanos, las embajadas extranjeras erigen nuevas barreras y
exigen ahora de los cubanos, además de los documentos habituales…. una carta de
invitación.
Referencias:
(1) Cubadebate, «Cuba seguirá apostando em uma imigração legal, ordenada y segura», 25 de outubro de 2012
(1) Cubadebate, «Cuba seguirá apostando em uma imigração legal, ordenada y segura», 25 de outubro de 2012
(2) Andrea Rodríguez, «Cubanos mais ao exterior por causa da
reforma», The Associated Press, outubro de 2012.
(3) Ambassade de France à Cuba, «Les différents types de visas
et les documents à présenter».
http://www.ambafrance-cu.org/Les-differents-types-de-visas-et (site consultado
no dia 7 de novembro de 2013
(4) Ministerio de Relaciones Exteriores, «Requisitos de
entrada». (site consultado en el 7 noviembre de 2013).
(*) Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité, Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
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