Tomado de ContraInjerencia
Por THOMAS B. WILNER* / THE GUARDIAN
Dos historias recientes sobre Guantánamo de un par de las organizaciones
de noticias más respetadas de EEUU, ponen de relieve cuán poca atención presta
la prensa estadounidense a los hechos en la prisión de Guantánamo -que en
estos días cumple 12 años de práctica extrajudicial- y en general, nos alerta
acerca de la falta de comprensión de la base jurídica y las cuestiones
constitucionales involucradas con esa Base Militar norteamericana.
El Washington Post
publicó recientemente un artículo en primera plana titulado “Próximo fin de la
guerra afgana pone en dudas situación jurídica de los detenidos de Guantánamo”.
El punto principal del artículo es sin duda correcto: el final de la guerra de
Afganistán debería ser el fin de la base legal para la detención de la mayoría
de los prisioneros en Guantánamo. La razón: las guerras crean una excepción a
las reglas normales. Normalmente, en nuestro ordenamiento jurídico, las
personas pueden ser encarcelados si se les acusa, juzgan y condenan. Las cosas
son diferentes en tiempos de guerra. Como dijo la jueza de la Corte Suprema de
Justicia de EEUU, Sandra Day O’Connor, en el caso Hamdi vs Rumsfeld, uno de los
fallos emblemáticos relacionados con Guantánamo, es permisible en tiempos de guerra
detener a las personas que luchan en contra usted, pero sólo “durante el tiempo
que dura el conflicto en el que fueron capturados”. El propósito de la
detención no castigar a los criminales penalmente, sino mantenerlos fuera del
conflicto. Una vez que el conflicto en Afganistán terminó, los capturados en el
conflicto ya no podrían ser detenidos como combatientes enemigos. Este hecho ha
sido conocido durante años. Al parecer fue noticia ahora sólo porque la prensa
de EEUU no lo había informado antes.
Al informar sobre este
hecho, el artículo del Post también repite y, por desgracia, perpetúa dos
falacias sobre Guantánamo. En primer lugar, repite el mito de que el Presidente
ha sido “bloqueado por el Congreso para liberar o transferir a muchos de los 164
detenidos que quedan” en Guantánamo. Eso no es así. El Congreso ha aprobado una
ley que bloqueó efectivamente al Presidente la transferencia de detenidos a su
hogar o a otros países, pero luego modificó la ley hace dos años para
permitirle al Presidente renunciar a esas restricciones. Como dijo Carl Levin,
el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, esa enmienda
“proporciona una ruta clara para el traslado de detenidos a terceros países”.
El Presidente Obama simplemente no la ha utilizado.
El artículo también
repite otro mito – que hay “cuatro docenas de hombres [en Guantánamo]
considerados demasiado peligrosos para poderlos liberar, y que no son elegibles
para el juicio porque la evidencia contra ellos es inadmisible”. Esa frase se
ha repetido una y otra vez en la prensa, y nunca ha sido examinada. Simplemente
es falsa. La base del gobierno para detener a cada uno de los hombres en
Guantánamo ya está disponible públicamente en WikiLeaks. Los miembros de la
prensa pueden examinar las pruebas. Y deberían hacerlo. Es evidente que hay
algunos chicos malos ahí abajo -menos de 20, según se ha reconocido. Todos
estos hombres podrían ser juzgados. La única cosa que evita su condena es el
propio sistema de comisiones militares, que es totalmente inefectivo e
ineficaz. Esos presos habrían sido condenados hace mucho tiempo en nuestros
tribunales federales. Un análisis de los argumentos del gobierno para detener a
la mayoría de los presos de Guantánamo demuestra que la razón por la que no
pueden ser juzgados no es porque la evidencia en su contra es inadmisible, sino
simplemente porque es tan débil y especulativa que sería risible presentarla en
cualquier corte federal del país.
Mientras tanto, el
pasado domingo, el programa 60 Minutes, de la CBS News, incluyó un reportaje de Leslie
Stahl en Guantánamo, que se centró en si Khalid Sheikh Mohammed, el supuesto
cerebro de los ataques del 11 de Septiembre, y otros acusados de terrorismo en Guantánamo, podrían tener un juicio justo.
Se discutió, por ejemplo, si las confesiones hechas por estos hombres después
de pasar por sesiones de tortura, podrían ser admitidas como prueba en los
juicios de las comisiones militares. Este puede ser tema importante para
algunos detenidos de Guantánamo que serán juzgados, pero eso sería sólo para el
10 o el 15 por ciento de los detenidos allí. La mayoría abrumadora de los
detenidos no está acusada de terrorismo y nunca
será acusada ni juzgada por tal cosa. De hecho, más de la mitad de ellos – 84
de 164 que siguen ahí – tienen autorización para ser liberados hace casi cuatro
años, según un dictamen de un grupo de trabajo especial integrado por una
comisión superior de oficiales de los servicios de la policía, la inteligencia
y la seguridad nacionales. Sin embargo, permanecen encarcelados.
Durante el reportaje de
Stahl que caminaba y hablaba mientras pasaba por un bloque de celdas en
Guantánamo, uno de los detenidos dramáticamente le gritó : “Por favor, estamos
cansados. O usted nos deja morir
en paz – o dígale al mundo la verdad. Que el mundo escuche lo que está
sucediendo.” CBS no identificó a ese prisionero , y al parecer no trató
de averiguar por qué dijo lo que dijo .
El prisionero era Shaker
Aamer, un ciudadano saudí y, antes de su encarcelamiento, era residente
permanente de Gran Bretaña. Fue aprobada su liberación no sólo por el grupo
especial de trabajo hace cuatro años, sino incluso antes, durante la
Administración Bush. Sin embargo, lleva encarcelado en Guantánamo hace casi 12
años. Esa es la verdadera tragedia de Guantánamo – no cómo procesamos esos
pocos que serán encausados. La pregunta de fondo es, por tanto, ¿por qué
seguimos manteniendo presas a tantas personas que nunca serán encausadas y cuya
liberación ha sido aprobada hace años? La prensa debería hacer un reportaje
sobre esto.
En los primeros segundos
de 60 Minutes, el personaje principal
de Stahl, el brigadier general Mark Martins, hace una declaración que Stahl no
desafía-, donde asegura que las similitudes entre la justicia en un tribunal
civil y en Guantánamo “son mayores que las diferencias”: “El acusado se presume
inocente”, afirma Martins mientras pasean junto a rollos de alambre de púas que
los separan de aquellos hombres a quienes el ex vicepresidente Dick Cheney
tachó para siempre como “lo peor de lo peor “. Pero ¿cómo puede haber una
presunción de inocencia en Guantánamo, cuando los hombres inocentes han sido
durante mucho tiempo declarados hombres libres para permanecer encarcelados?
Sería bueno que la
prensa examine la evidencia misma. Y sería una buena cosa si se prestara más
atención a la continua injusticia en Guantánamo, tan contraria a los valores
fundamentales de nuestra nación y una mancha en la reputación del mundo entero.
*Thomas B. Wilner encabeza la sección de Comercio Internacional e Inversión
en el bufete Shearman & Sterling LLP, en Washington, DC . Es el abogado
oficial de los detenidos en el caso Rasul vs Bush, decidido en junio de 2004,
en el que la Corte Suprema dictaminó que los detenidos tienen el derecho de
habeas corpus. Wilner también es abogado oficial del caso Boumediene vs
Bush, que estableció en junio de 2008 en la Corte Suprema que el derecho de los
detenidos de Guantánamo a habeas corpus está protegida por la Constitución de
los EE.UU.
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