viernes, 22 de noviembre de 2013

“Un Proyecto Constituyente para Catalunya”


Tomado del blog de Joan Josep Nuet.

Por Joan Josep Nuet.

Coordinador General d'EUiA i Diputat al Congrés dels diputats per ICV-EUiA.


Introducción.

Catalunya se encuentra en una encrucijada determinante para su futuro donde hay que tomar decisiones: como personas, como formaciones políticas y como sociedad. Hoy, más que nunca, hay que apostar por la política como manera de transformar la realidad.

EUiA afirma que Catalunya es una nación, y desde su creación siempre ha manifestado una postura favorable a la autodeterminación del pueblo de Catalunya y la reivindicación de un proyecto federal con el conjunto de pueblos de España. El tímido reconocimiento de la existencia de nacionalidades dentro del Estado español en la Constitución de 1978, y en los últimos años, acontecimientos como el debate del Estatuto de Autonomía de 2006, los pactos a puerta cerrada entre Mas y Zapatero, y la posterior sentencia del Tribunal Constitucional de julio de 2010, mostraron las limitaciones de la lectura federalizante de la Constitución de 1978.

La campaña anticatalana del PP, con la complicidad de algunos dirigentes del PSOE, y la sentencia del TC de carácter centralista abrieron una crisis de modelo de Estado que ha tenido expresiones de movilización en julio de 2010 y en septiembre de 2012 y 2013. Las propuestas de recentralización del PP y los ataques a la lengua y la cultura catalanas no han hecho más que profundizar esa sensación de fracaso de un modelo de convivencia en vías de agotarse.

El estallido de la crisis del 2008, una estafa que ha supuesto un ataque salvaje a las clases trabajadoras y populares aumentando su incertidumbre y precariedad, ha abierto la crisis de régimen que vive el modelo político, económico y social salido de la transición, que tiene en Catalunya una dimensión más: la crisis del modelo de Estado.

Las propuestas federales, basadas en proyectos de construcción nacional de carácter republicano, social y solidario se han encontrado a la defensiva en este periodo, cuando no absorbidas por la dicotomía entre nacionalismos conservadores, sin alternativa concreta a la crisis del modelo de Estado actual y sin visualización de su propuesta de construcción nacional para Catalunya.

Durante este periodo ha faltado pedagogía plurinacional en el Estado español, reforzando una determinada idea de España que niega sistemáticamente cualquier otra diversidad, convirtiéndola en hegemónica en el Estado, a lo cual también ha contribuido desde Catalunya el antiespañolismo.

En la 6ª Asamblea Nacional afirmamos que “EUiA reivindica el catalanismo popular y quiere contribuir a hacerlo mayoritario, con una propuesta nacional, de país, que pueda ser hegemónica ante el proyecto nacional conservador impulsado por CiU”. Por eso, en aquella 6ª Asamblea Nacional de junio de 2012 acordamos seguir apostando por el federalismo y el republicanismo como propuestas que combinan la democracia, la soberanía y la justicia social, y que hace falta desarrollar a la ofensiva ya en este mandato asambleario.

El 11 de Septiembre de 2013

Hemos asistido a la movilización de una parte muy importante de la sociedad catalana, de manera cívica, masiva, pacífica y democrática, en la llamada Via Catalana, convocada por la Assemblea Nacional Catalana, a la que se sumaron otras movilizaciones como “Encerclem La Caixa” y que, igual que las manifestaciones de julio de 2010 y del 11 de Septiembre de 2012, indican que la mayoría de nuestro pueblo quiere decidir su futuro.

La gente de EUiA hemos apostado siempre por una Diada reivindicativa, como ya lo fueron las de 1976 y 1977, entre otras, y defendemos una movilización unitaria, inclusiva, por la justicia social y el derecho a decidir. EUiA se compromete en próximas movilizaciones nacionales y, concretamente, en próximas diadas a buscar todavía más amplias plataformas de movilización que incorporen la justicia social y el carácter unitario. Este anhelo democrático no puede ser utilizado con finalidades partidistas que buscan mantenerse en el poder para continuar ahogando a nuestro pueblo con los recortes y la sumisión al poder financiero, ni tampoco para generar falsas ilusiones.

Un pueblo empoderado ya no ha de detenerse y ha de reclamar decidirlo todo, sin límites. Tampoco aceptamos que las opciones legítimas de partes muy importantes de la sociedad catalana sean manipuladas por el PP utilizando las llamadas “mayorías silenciosas” que no salieron a la calles, enfrentándolas a la movilización del 11S.

Ya basta de jugar con las identidades de forma irresponsable, confundiendo identidades territoriales e identidades de clase; queremos una sociedad libre y plural, amiga de otros pueblos y socialmente justa e inclusiva. En EUiA trabajaremos para hacer un debate político dentro y fuera de nuestra organización, inclusivo y de entendimiento entre sensibilidades y personas.

Hace falta que el Gobierno español escuche y se preste a respetar y dialogar, y hace falta que el conjunto de la sociedad española comprenda que, fruto de estas movilizaciones, no esperamos nada más que pueblos más libres y sociedades más justas, democráticamente articuladas. No creemos en la palabra ni del presidente Mas ni del presidente Rajoy, porque no confiamos ni en que Mas pueda ni quiera liberar a la ciudadanía de Catalunya haciéndola más justa y equitativa, ni en que Rajoy pueda y quiera regenerar España. Solo les pedimos que acuerden dar la palabra al pueblo y que de ninguna manera rebajen el Derecho a Decidir para favorecer sus cálculos electorales. No hubo “mayoría extraordinaria” y las pretendidas “elecciones plebiscitarias” son un intento de fraude a la voluntad de decidir del pueblo de Catalunya.

Hay que combatir el inmovilismo, los intentos de recentralización, y la demagogia de la derecha española, que amenaza con todo tipo de males y demoniza la opción de decidir libremente Catalunya su status político, y se ha de denunciar y hacer frente a la derecha catalana y a aquella parte del independentismo que aceptan acríticamente las políticas neoliberales, como las de la UE, que recortan derechos y libertades individuales y colectivas, o que utilizan el debate soberanista para escamotear otros debates, como la fiscalidad, la corrupción (tan presente en Catalunya como en España), o los ataques a la sanidad, la educación o los derechos laborales. Igualmente, denunciamos el uso que determinadas direcciones de medios públicos y privados hacen de la información para alimentar esos imaginarios identitarios y excluyentes, que esconden otros debates sociales y políticos.

Después de seis años de crisis, cada vez más gente sabe que las políticas de especulación económica y el sistema político que las ha sustentado y que nos llevó a la estafa del 2008, difícilmente nos sacaran de la misma.

Es necesario levantar la bandera de una alternativa global para no ser condenados, no ya a vivir peor que nuestros/as padres/madres, si no, al paso que vamos, a vivir peor que nuestros/as abuelos/as.

Proyecto Constituyente para Catalunya

La crisis que padecemos tiene una triple expresión: es económica, ecológica, y social; es democrática; y es nacional. Se necesita, pues, construir la alternativa en cada uno de esos ámbitos para un Proyecto Constituyente.

A.    Ante la crisis económica, social, y ecológica, hace falta la Catalunya de todos los derechos.
B. Ante la crisis democrática, hace falta la Catalunya de la regeneración democrática.
C. Ante la crisis nacional, hace falta la Catalunya de un solo pueblo libre para decidir.

A. La Catalunya de todos los derechos.

No podemos entender una Catalunya plena sin un país cohesionado socialmente y con un amplio protagonismo de los sectores populares de nuestro pueblo, donde el papel de la clase trabajadora ha de ser medular.

Creemos en una política que beneficie al conjunto de la ciudadanía, que combata y no deje desarrollarse a los sectores especulativos, corruptos y oligárquicos que no creen ni en una economía productiva ni en una democracia plena al servicio de un crecimiento socialmente justo y ambientalmente sostenible.

Afirmamos que los gobiernos de CiU en Catalunya han profundizado este modelo insensible socialmente y que, en la crisis actual, han aumentado cualitativamente su rumbo hacia un verdadero “cambio de modelo”, que sentencia el limitado estado del bienestar que hemos disfrutado.

Todos los derechos humanos son la base civilizatoria de nuestra sociedad y Catalunya dejaría de ser en la medida en que no se desarrollase plenamente este anhelo.

Es equívoca la idea de “primero el país” y después ya definiremos cómo y quién lo gobierna, donde se desdibuja el eje izquierda/derecha, cuando lo están destruyendo en su vertiente social. Para nosotros, Catalunya y la propia democracia están intrínsecamente vinculadas a una cohesión social sin la cual las palabras “Catalunya” y “democracia” tendrían otro sentido donde no nos sentiríamos reconocidos.

Aspiramos a que nuestro pueblo juegue un papel protagonista, empoderado, organizado, activo y crítico. Aspiramos a que no haya diferencia entre política y sociedad civil, ya que la sociedad civil críticamente organizada representa una categoría suprema de la política. Es por eso que la agenda política ha de estar marcada y supeditada por la movilización y la alternativa ciudadana y esta ha de nutrir la política, en vez de que la política busque “fichar” destacados /as dirigentes sociales.

Las movilizaciones sindicales, democráticas, nacionales y sociales de todo tipo de los últimos seis años están construyendo o han construido una alternativa programática. Solo haría falta sumar, articular y contrastar para tener un verdadero itinerario de cambio radical. Esta es una característica común de la izquierda social y política alternativa: la defensa de un Programa para la mayoría de Catalunya, que podríamos resumir en un breve seguido de puntos de oposición y alternativa a las políticas de recortes y austeridad, de una alternativa fiscal progresista para desarrollar todos los derechos sociales en un nuevo marco económico, presidido por un cambio de modelo productivo, de consumo y de distribución de la riqueza.

Esta es la parte inseparable y fundamental de la Catalunya Nación que concebimos. Y es por esto objetivo que queremos desarrollar nuestro proyecto de país: la libertad, el trabajo digno, la felicidad y el pleno desarrollo de todos los hombres y todas las mujeres que viven y trabajan en Catalunya.

Manuel Sacristán afirma en su obra “El orden y el tiempo” de introducción a la obra de Antonio Gramsci:

“La nacionalidad es, en primer lugar, un conjunto de características del individuo, un bloque de características lingüísticas, culturales y principios, que constituyen su manera de ser…Todo eso es realidad, incluso es realidad cotidiana del individuo. Aquello que no es vida real de cada uno, sino aparato ideológico de dominio sobre los individuos, es la serie de ideas especulativas postuladas para gobernar esta realidad, como la idea de destino nacional, la de derechos históricos, el orgullo de patrimonio imperial, etc. Ningún individuo, ni ningún pueblo tiene más sentido que el de vivir, incluyendo en el vivir, la muerte.”

El déficit social de Catalunya y sus causas.

El gasto público de Catalunya en protección social en relación a su PIB el año 2010 era del 22,6%, por debajo de la de España (25,7%) y muy por debajo de la UE-15 (30,2%). La diferencia entre Catalunya y la UE-15 es de 7,6 puntos porcentuales. En términos absolutos, este déficit social es de 15.604 millones de euros.

Es razonable que Catalunya tenga un cierto déficit fiscal con España, en función de su aportación solidaria, pero se ha de corregir un sobredéficit excesivo, en un debate no cerrado que tiene que ver con las balanzas fiscales, donde no se trata tanto de saber si el déficit es excesivo como de establecer si está justificado o no.

Si consideramos el 4% alemán como referencia, el sobredéficit de Catalunya estaría entre el 1,51% y el 4,03%. Esto representaría entre 3.084 y 8.230 millones de euros, una horquilla bastante amplia. Si Catalunya recuperase esta cantidad de dineros y la dedicase a gasto social en un 30,2% (media de la UE-15), realizaría una inversión entre 931 y 2.485 millones de euros.

Así pues, Catalunya tiene un sobredéficit fiscal con España que explica una parte de su déficit social, y que hace falta corregir.

La parte que podría corregirse de este sobredéficit, cogiendo como referencia el modelo alemán, estaría entre 3.084 i 8.320 millones de euros.

La parte que se podría destinar a corregir el déficit social de Catalunya estaría entre 931 y 2.485 millones de euros. Esto representa entre un 6% y un 16% del déficit social total de Catalunya. Por tanto, todavía queda entre un 84% y un 94% del déficit social catalán que no se explica por el sobredéficit fiscal con España.

Insuficiencia de la presión fiscal en Catalunya y España.

El diferencial de ingresos públicos de España delante de la UE está entre 7,4 y 8,1 puntos porcentuales, según se considere como referencia el área euro o toda la UE-27. Antes se había dicho que el déficit social entre Catalunya y la UE-15 es de 7,6 puntos porcentuales, una cantidad que está exactamente dentro la horquilla de déficit de ingresos. Por tanto, se puede afirmar que la insuficiencia de ingresos públicos explica la totalidad del déficit social de Catalunya (y por supuesto de España).

Hace falta recordar que las competencias en la fijación de la mayoría de los ingresos públicos (tipos generales de IRPF y de Sociedades, IVA o Impuestos Especiales radiquen en el Estado español. Eso quiere decir que para corregir el déficit social de Catalunya se ha de realizar una profunda reforma fiscal. Eso pone de manifiesto que el principal problema de Catalunya cuando sus ingresos no están tanto en el sobredéficit fiscal (que existe), sino en la política fiscal regresiva al conjunto de España, que recibe el apoyo sistemático de CiU.

Fraude fiscal en Catalunya.

Según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), el fraude fiscal en Catalunya se eleva cada año en 16.000 millones de euros. El fraude fiscal catalán representa prácticamente el doble que en Europa, en termes relativos, y su corrección hacia niveles europeos supondría una recaudación adicional de 7.000 millones de euros. Esto quiere decir que para llegar a la media de la UE no haría falta incrementar la presión fiscal en 16.000 millones de euros sino en 9.000, ya que la corrección del fraude ya representaría el resto de los ingresos. Hay que decir que el 71% de la evasión tributaria se produce entre las grandes fortunas y corporaciones empresariales catalanas. Esto representa más de 11.000 millones de euros, cantidad muy superior al sobredéficit fiscal que tiene Catalunya com España.

Es necesario recordar que la economía catalana ha mantenido un amplio superávit comercial con el resto de España, que ha evolucionado desde los 13.725 millones de euros en 1995, hasta los 19.293 millones el 2008, consiguiendo una cifra récord el año 2009 de 24.760 millones de euros y 22.678 millones de euros el 2011, así como haría falta recordar que Catalunya ha sido beneficiaria, igual que otros lugares del Estado español, de diferentes programes de ayuda de la Unión Europea.

Finalmente, hay que poner de manifiesto que CiU ha votado en el Congreso la Ley de Estabilidad Presupuestaria del PP, herramienta clave para la aplicación de las políticas de austeridad, y que en Europa ha dado apoyo a las políticas de consolidación fiscal en el mismo sentido.

B. La Catalunya de la regeneración democrática

Hay una forma de hacer política y de organizar la vida pública en nuestra sociedad que ha tocado techo. No es solo la democracia actual la que está en cuestión, sino especialmente las formes políticas de lo que llamamos la 2ª Restauración Borbónica (1975-78). Una restauración hecha sobre las bases de la llamada Cultura de la Transición y sin ruptura democrática con el franquismo, que hizo posible que el reparto del poder se mantuviese en las mismas manos, apoyada en un sistema electoral que favorece a las opciones conservadoras.

De igual manera que después de la 1ª Restauración Borbónica (1874-1876), un sistema bipartidista -casi perfecto en el conjunto de España e imperfecto en Catalunya, por los acuerdos de geometrías variables de CiU- ha gobernado buena parte de los últimos 37 años. Si al principio, tanto el proceso democratizador en todos los ámbitos, como el sistema de partidos significó un avance positivo, especialmente por las experiencias de los ayuntamientos democráticos, con el tiempo, el bipartidismo ha ido poniendo la participación en mecanismos cada vez más estrechos, dominados en muchas ocasiones por formas oligárquicas, corruptas, burocráticas y opacas a la transparencia y la crítica, convirtiéndose en corsé para derechos y libertades y para la propia democracia, como también muestra, por ejemplo, la última reforma propuesta del Código Penal.

Los casos de corrupción y clientelismo, que han afectado especialmente a PP, PSOE, y CiU, no han sentado en el banquillo de los acusados solo a persones afectadas por casos aislados, sino a un verdadero sistema basado en la especulación y la corrupción como manera de entender la política y la economía, como parte inherente a este sistema: dos caras de una misma moneda sistémica donde funciona una verdadera “puerta giratoria” con papeles intercambiables entre corruptos y corruptores, con el que la justicia en muchas ocasiones ha sido blanda o favorable a los intereses de los poderosos.

La preeminencia del rol institucional en la articulación de la soberanía popular, y en general, la idea de delegación, es otro de los paradigmas que se está hundiendo. Hoy queda mas claro que la participación popular democrática ha de tener muchos y diversos canales de expresión, no solo el voto cada cuatro años y un sistema de representación democrática tan limitado. Los marcos de construcción de un verdadero poder popular han de ser especialmente potenciados en la esfera de la sociedad civil. La expresión institucional es importante y necesaria, pero ha de incluir mecanismos de control democrático y popular, en una visión mucho más amplia de democracia política, económica, social y cultural, a pie de calle, y con un papel más relevante de los ayuntamientos, las administraciones más cercanas al ciudadano, que necesitan más competencias y una financiación adecuada para llevarlas a cabo.

Movilizaciones como las mareas, la presentación de Iniciativas Legislativas Populares como las de la Renta Garantizada Ciudadana o la que pedía la Dación en Pago, la paralización de los desahucios y el alquiler social; la desobediencia, la resistencia, la organización y la consciencia ciudadana que las ha promovido, demuestran la fuerza de una sociedad civil crítica y empoderada, la cual hace falta que potenciemos al máximo.

El debate que hay en Catalunya y España, y que también está presente en muchos países de Europa, es si dejamos de nuevo a la vieja política protagonizar nuestro futuro o la fuerza de la ciudadanía exige y protagoniza un cambio de política y de políticos. Hemos observado como en toda Europa se somete a los pueblos y sus gobernantes al diktat del poder financiero, representado por la Troika, y como los parlamentos escogidos por sufragio universal han perdido la soberanía y control sobre las políticas y desde los centros de poder financiero se han promovido reformas constitucionales sin ningún tipo de consulta ni ratificación popular.

Hace falta, en definitiva, una ruptura democrática, una revolución de la política que nos lleve a un nuevo modelo que permita superar la actual democracia representativa, exigiendo y practicando nuevas fórmulas de participación que permitan una más amplia incidencia y control de la sociedad civil empoderada sobre les políticas y los recursos públicos, aprovechando a fondo las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, y apostando por normalizar mecanismos democráticos como las consultas y referéndums, y reforzando las buenas prácticas.

C. La Catalunya de un solo pueblo libre para decidir.

Catalunya ha de poder decidir libremente y democráticamente su encaje como pueblo con otros pueblos de España, pero como muy bien afirmaba el federalista y republicano Pi i Margall: “Entre soberanos solo puede haber pactos”.

Por tanto, hay que decir que igual que dibujamos nuevas perspectivas sociales y democráticas para nuestro pueblo, es evidente que este anhela también un nuevo marco de convivencia con otros pueblos vecinos. Y si el actual sistema, ni es ni ha sido, garantía de desarrollo social y democrático, tampoco el marco del Estado de las Autonomías lo es de la dimensión nacional de Catalunya.

EUiA recoge diversas tradiciones políticas y bebe de figuras de la izquierda catalana que al largo de los años supieron ir expresando un pensamiento propio bien conectado con las corrientes que atravesaban Europa y el mundo.

Las corrientes federalistas, republicanas, socialistas y comunistas, la trayectoria de las luchas del movimiento obrero y popular, experiencias históricas como la Assemblea de Catalunya, o figuras como Pi i Margall, Joan Comorera o Andreu Nin, entre otras, encontraron formulaciones y propuestas para construir una alternativa nacional y democrática bien arraigada en Catalunya y vinculada a su mayoría social, como hoy continuamos haciendo.
Propuestas de EUiA para concretar la apuesta constituyente para Catalunya:

1. Derecho de Autodeterminación.

EUiA manifiesta su apuesta inequívoca por el ejercicio concreto del derecho de autodeterminación del pueblo de Catalunya, como sujeto de soberanía que es.

Se ha de celebrar una consulta sobre el futuro político de Catalunya dentro de esta legislatura, como marcan diversos acuerdos del Parlament de Catalunya, que ICV-EUiA hemos impulsado y apoyado, con una fecha acordada por una amplia mayoría social y política, y con las condiciones técnicas, políticas y democráticas que garanticen un debate abierto a todas las opciones (autonomía, federación, confederación, o independencia), y que en ningún caso suponga la fractura de la sociedad catalana.

EUiA no apuesta por ningún otro escenario que no sea el de consultar el pueblo de Catalunya sobre su futuro esta legislatura, y por tanto, descarta otras opciones como las elecciones plebiscitarias o la declaración unilateral de independencia.

De la misma manera, el derecho a decidir no puede reducirse a un referéndum, sino que el pueblo catalán se ha de emancipar y ha de poder decidir también sobre el modelo de sociedad, en un proceso constituyente.

EUiA realizará una consulta interna a su afiliación para acordar su posición como organización respecto de la consulta sobre el futuro político de Catalunya.
2. Mantener un solo pueblo.

Ha de prevaler la cohesión social de nuestro país en el ejercicio de este derecho democrático, manteniendo la mayoría social que apuesta por el derecho a decidir y que se manifiesta básicamente en propuestas de más autogobierno o nuevo status para Catalunya, o en posturas independentistas, todas ellas coincidentes en la voluntad de repensar la relación del país con España y Europa, siendo muy minoritarias, según los estudios de opinión, las que quieren un mantenimiento de la situación actual o una recentralización del Estado español.

Así mismo, también para mantener la cohesión social del pueblo catalán, EUiA defenderá los derechos sociales y los servicios públicos, inseparables de nuestro modelo de país. Continuaremos en la movilización social e institucional para que los derechos sociales de Catalunya que son fruto de la lucha de diversas generaciones de catalanes y catalanas no se continúen perdiendo.

3. Aislar al centralismo y garantizar la consulta defendiendo:

Una gestión unitaria y plural del proceso hacia la consulta protagonizada por la sociedad civil movilizada y el Parlament de Catalunya, y su concreción en una pregunta clara que se corresponda a las necesidades de cambio expresadas y donde se sientan reconocidos federalistas, soberanistas e independentistas, y que permita a EUiA defender su propuesta de un pacto federal con los pueblos de España a partir de la libre decisión ciudadana.

También es necesaria una perspectiva conjunta unitaria y plural para la aceptación democrática del resultado de la consulta y para la gestión del día después, cuando se hayan dado las condiciones explicitadas en el primer y segundo punto, y siempre teniendo en cuenta que el proceso continua con la negociación y con el compromiso unitario y plural de exigir los cambios jurídicos-políticos que sean inherentes a la voluntad del pueblo de Catalunya expresada en la consulta.

4. Colocar la opción federalista y republicana de libre adhesión de forma clara e inequívoca al lado de una nueva propuesta de convivencia entre pueblos del Estado español, que rompa con la situación actual. Por eso hace falta fortalecer el eje federalista en Catalunya y España, así como las alianzas entre federalistas y independentistas en Catalunya y España, con todas las expresiones políticas y sociales que comparten esta voluntad de construir proyectos comunes de convivencia y trabajar por la hegemonía de este pensamiento en el debate social y político. También queremos contrarrestar los planteamientos vacíos o contrarios a la dimensión social de la construcción nacional, que reproducen escenarios idílicos de una vida mejor con la independencia, al margen de la lucha de clases y de los intereses objetivos de la mayoría social de Catalunya, interesada en hacer inseparable esa dimensión social y nacional.
Por una República Catalana Social, Democrática y Federal.

Para desarrollar las potencialidades de la Catalunya-Nación de hoy es necesario superar el Estado de las Autonomías emanado de la Constitución Borbónica de 1978, y el actual modelo neoliberal de Unión Europea emanado de los Tratados de Maastrich y Lisboa. Es por eso que hace falta realizar una propuesta constituyente para Catalunya capaz de articularse con los cambios constituyentes por los cuales también trabajamos en España y Europa con Izquierda Unida y el Partido de la Izquierda Europea.

Este proceso constituyente pretende cambios profundos de tipo económico y social, democrático y de modelo de estado, y EUiA cree imprescindible coordinar los cambios constituyentes en Catalunya y España, que se han de alimentar mutuamente para que tenga éxito la propuesta, buscando alianzas entre las izquierdas, el mundo sindical, y el mundo social y ciudadano. Por eso trabajaremos para conseguir las mayorías políticas y sociales que puedan desbordar el ordenamiento jurídico vigente, fruto de los pactos de la transición.

Proponemos a las izquierdas sociales y políticas catalanas concretar una Vía Federal de Libre Adhesión como República Catalana para la mayoría social del país, que abra un nuevo marco económico, social y político, como forma de concretar las aspiraciones de la Nación catalana en convivencia fraternal con el resto de pueblos de España.

Una República Catalana laica, democrática y participativa, con los derechos sociales garantizados constitucionalmente, y donde se pueda decidir qué modelo social, económico, ecológico, sanitario o educativo queremos, y que sea una oportunidad para construir un nuevo país con nuevos paradigmas.

Esta República Catalana podrá establecer un nuevo proyecto de convivencia común con los pueblos de España, que ha de basarse en la libre adhesión en el marco de una República Federal, plurinacional, pluricultural, y plurilingüe, el funcionamiento de la cual queremos contrastar y acordar con IU, participando activamente en su Conferencia Política de Modelo de Estado, para definir, por ejemplo, qué instituciones federales serían necesarias para garantizar la igualdad de oportunidades y la solidaridad entre los estados federados, y una estrategia de movilizaciones para ganar una mayoría social que defienda los procesos constituyentes.

EUiA como proyecto político, defiende un proyecto federal para el conjunto de los pueblos de España y Europa, y todo esto forma parte, al mismo tiempo, de nuestra vocación europeísta e internacionalista. Aspiramos a redefinir la convivencia entre pueblos, donde naciones y estados se puedan rearticular en noves relaciones entre libres e iguales, donde una Confederación de Estados de Europa o una República Federal Española cuenten con la participación libre de una República Catalana.

EUiA, desde su soberanía, mantiene relaciones fraternales y de corresponsabilidad con Izquierda Unida, con la que comparte un mismo proyecto político para España, al igual que con el Partido de la Izquierda Europea para Europa. En este marco, nos relacionamos también con otras fuerzas políticas del Estado.

EUiA valora muy positivamente la declaración conjunta firmada por IU, ICV i EUiA sobre “El Derecho a Decidir y el Modelo de Estado”. En ella, una fuerza política de ámbito estatal como Izquierda Unida afirma “dar apoyo al ejercicio del derecho a decidir de Catalunya y de otros pueblos del Estado que manifiesten su voluntad de ejercer este derecho”. Hace falta que el conjunto de las izquierdas del Estado asuman con convicción este derecho democrático y defiendan consecuentemente su ejercicio, para que la derecha no pueda imponer con facilidad su modelo centralista y conservador. Es necesario que todos los pueblos del Estado español emprendan aliados la lucha por nuestra emancipación bajo los valores federalistas y republicanos. Necesitamos amigos y aliados del pueblo de Catalunya en España y en Europa, y EUiA seremos corresponsables en crear los puentes y los diálogos necesarios.

Cuando hablamos de federalismo como respuesta federal actualizada en la situación de las relaciones entre Catalunya, España y Europa, no lo hacemos en términos inventados. Vamos, en primer lugar, a las raíces liberales del federalismo en Catalunya y España, tan cercanas a los conceptos de libre decisión de los individuos y de los pueblos. Y, en segundo lugar, reconectamos el federalismo a la tradición intelectual clásica más próxima a las situaciones plurinacionales, la ya representada, entre otros, por Althusius y Montesquieu. Este último desarrolla su “pacto federal” como “preservación de la pluralidad de las identidades particulares de los sujetos del pacto”. El federalismo plurinacional que EUiA defiende quiere desarrollar los principios de pluralismo nacional y división federal de poderes substituyendo el concepto estado soberano, por la unión federal de estados y naciones sobre la base de la soberanía divisible compartida, que ha de estar basada en los valores republicanos, y ha de preservar también la pluralidad de identidades.

La derecha española y catalana quieren romper nuestro pueblo y nuestra clase con este debate y sería un error profundo abrazar sus idearios conservadores y chovinistas. Al mismo tiempo, hoy las corrientes de un incongruente “federalismo centralista” no solo no sirven en la actual situación de Catalunya y España, sino que en la práctica han sido fagocitadas en los últimos años por la hegemonía del pensamiento conservador y por las prácticas chovinistas de la derecha española.

Como demócratas federalistas, no podemos reconocer como tales las ideas centralizadoras y que no reconocen la soberanía de los pueblos del Estado español.

En definitiva, EUiA defiende que Catalunya es una nación, un sujeto de soberanía que tiene derecho a la autodeterminación, así como defiende la necesidad de un acuerdo entre federalistas, soberanistas e independentistas para aislar el centralismo y para hacer efectivo el ejercicio del derecho a decidir de Catalunya, mediante una consulta en esta legislatura que permita, con la movilización popular y en un debate abierto a todas las opciones, que Catalunya pueda decidir libremente su status político, con el máximo de garantías democráticas y preservando la unidad civil del pueblo catalán. Y al mismo tiempo defendemos la necesidad de un procesos constituyente para avanzar hacia un modelo federal de Estado plurinacional, pluricultural, plurilingüe y republicano, donde los pueblos puedan decidir libremente su encaje político.

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