El
desarrollo histórico de las diferentes Formaciones Económicas Sociales que han
conllevado, en fin, al surgimiento del imperialismo actual, se gesta en la
consecución genealógica de la lucha por el poder económico, el dominio de los
recursos naturales y la acumulación de riquezas. Ejemplo de esto fue la
colonización de las tierras Santas en las llamadas cruzadas; así como la
colonización de la América por las potencias europeas de la época: España,
Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda.
Los colonos
ingleses asentados en la costa atlántica del subcontinente norteamericano,
encontraron que sus intereses se distaron de los establecidos por la metrópoli
y los llevó a enfrentamientos que terminaron con la Independencia de las Trece
Colonias, en 1776. Sin embargo, el expansionismo era una poderosa razón para
alcanzar el fortalecimiento necesario, pero evidentemente justificado con la
“trasmisión de la civilización” al Viejo Oeste; aun cuando fue un sanguinario
aniquilamiento de las poblaciones autóctonas.
La Doctrina
Monroe, en 1823, fue la perfecta convergencia del expansionismo estadounidense
y la inexorable advertencia para frenar las apetencias europeas (Inglaterra y Francia)
sobre una reconquista del Continente Sudamericano. La máxima de la Doctrina fue
“América para los americanos”. Otra cortina ideológica del expansionismo
fue el llamado “Destino Manifiesto”, originario del artículo “Anexión” de la
revista Democratic Review (New York), de 1845, en el cual se expresó: “El
cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el
continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del
gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un
árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus
capacidades y el crecimiento que tiene como destino.” La colonización no
sólo se llevaba por la fuerza militar, como fue el caso de México y otros ejemplos;
sino, también usando la diplomacia de la dependencia económica.
El
presidente Theodore Roosevelt dio salvedad al concepto del “Destino
Manifiesto” con su Corolario, el cual era una carta blanca para la
intervención de Estados Unidos en América Latina, el Caribe y otras regiones
del mundo. Simplemente daba a entender que Estados Unidos de América se podía
otorgar el derecho de actuar como gendarme mundial sin consenso alguno, velando
solamente por los intereses norteamericanos.
La búsqueda
de recursos fue el objetivo de grandes empresarios norteamericanos a invertir
fuera de las fronteras de su país. Además de adquirir un tratamiento especial
por supuestamente llevar la industrialización y el desarrollo del comercio,
también se propiciaban la extracción de recursos y acumulación de riquezas
dirigidos a potenciar la economía de los Estados Unidos; así como la imposición
de diferentes fórmulas de dominación.
Los Tratados
denominados de “Reciprocidad” Comercial dictaban la desproporcionalidad de rebajas de
derecho arancelario para Estados Unidos; la aplicación de la Doctrina de la
Diplomacia del Cañonero, era la amenaza con embarcaciones de guerras; la
Doctrina del Gran Garrote, fue una política aplicada desde que el propio
presidente Theodore Roosevelt, en 1901, expresara: "habla suavemente
y lleva un gran garrote, así llegaras lejos". Esto dejaba claro la
voluntad del presidente de la poderosa nación de cómo poder resolver las
diferencias con sus adversarios; y como vía principal, la Transnacionalización
y la succión de economías periféricas.
En la
devastada Europa, la puesta en marcha del Plan Marshall, después de la Segunda
Guerra Mundial, significó una asistencia a las potencias capitalistas para su
recuperación, pero a su vez una vía de penetración de corporaciones
estadounidenses a la economía europea y la imposición del dólar norteamericano
como moneda principal de comercialización.
América
Latina también formaba parte de ese nuevo orden internacional donde la
supremacía norteamericana dictara las leyes del juego en las relaciones
comerciales. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y demás
organizaciones han sido instrumentos para lograr este objetivo: devorar
paulatinamente a través de la colonización económica. El liderazgo
comercial mundial de Estados Unidos y, a su vez, su predominio militar sobre
otros pueblos del mundo comenzó a establecer un nuevo orden mundial: una
economía global basada en la primacía de las transnacionales (con filiales o
subsidiarias), la privatización de la producción de bienes y servicios, la
concentración de las riquezas, desregularización de la función estatal y el
establecimiento del libre comercio entre los mercados.
La llamada
Guerra Fría también fue la vía para combatir, competir o impedir resultados
expansionistas del fantasma del comunismo. Para esto se instrumentó a la CIA,
dedicada a realizar labores de espionaje e inteligencia en el exterior sobre
otros gobiernos, corporaciones, sociedades, individuos y demás. Pero también se
alineó a otros asuntos de penetración en operaciones encubiertas, actividades
paramilitares y/o de influencia en la política interior o exterior de otros
países, respondiendo a la conveniencia de los intereses norteamericanos. La
actividad subterránea y el manejo de la información se convertían en el punto
neurálgico para manipular la opinión pública mundial, la misma que engañada
daría el beneplácito a cualquier acción bélica posterior escudada en la defensa
de los derechos civiles, la libertad y la democracia. La penetración cultural
fue uno de los campos de acción de la CIA, por el cual se le brindaba
importancia a la inducción de simpatía al enaltecimiento del “americanismo”.
América
Latina fue mal premiada con la notoria “Escuela de las Américas”, basaba
en el uso de la tortura, el asesinato y la represión de masas, la intervención
política, técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, guerra
psicológica, inteligencia militar y tácticas de interrogatorios. Entre los
graduados se encuentran grandes criminales que terminaron con el estatus de
presidentes dictatoriales o relacionados a bandas organizadas del narcotráfico
o paramilitares financiados por la CIA.
Además, el
imperialismo, en su gestión de desestabilización de gobiernos constitucionales,
ha usado el financiamiento de organizaciones bajo empresas tapaderas: Cuba y
Venezuela sufren diariamente de las traicioneras acciones de la USAID y la NED,
las cuales usan a diferentes agentes que bajo contrato hacen su labor
proselitista de disidencia.
Otra de las
organizaciones de instrumento operador de la política de Guerra Fría promulgada
por los Estados Unidos en su praxis de injerencia y hegemonía es la OTAN,
organización europea creada a propuesta estadounidense; un intermedio para la
expansión militar norteamericana y el control de Europa, Asia y África,
trampolín para fraguar nuevas intervenciones militares bajo la excusa de
mantener el orden, la libertad y la seguridad de los pueblos. Aunque ya no hay
comunismo, siempre se crearan nuevos enemigos de carácter “terroristas”
que sirvan de excusas para nuevas invasiones y, al mismo tiempo, de
laboratorios de pruebas para la industria bélica.
Irak y
Afganistán han sido ejemplos que aún perduran; pero nacen nuevos enemigos que
combatir: Irán y Libia; gobiernos que de una manera u otra de la noche a la
mañana dejaron de serle útil al imperialismo para convertirse en los nuevo
blancos de las fuerzas de la OTAN, comandadas principalmente por altos
oficiales norteamericanos.
Con las
actuales crisis del sistema y la desmedida competencia de bloques económicos
(Europa-Norteamérica), el imperialismo, para asegurar la perduración del
sistema, rebusca en fórmulas como el intervencionismo o el apoyo a dictaduras.
Como expresó William Burn en su artículo “Breve historia de las intervenciones
de Estados Unidos desde 1945”: “Construir un mundo
seguro para las corporaciones norteamericanas; promover recursos financieros
para los contratistas domésticos de la defensa que han colaborado generosamente
con los miembros del Congreso; prevenir la emergencia de cualquier sociedad
susceptible de representar un ejemplo exitoso de modelo alternativo al
capitalista; extender la hegemonía política y económica sobre el área más
amplia que sea posible.”
Estados Unidos ha intervenido en más de 70 países de
América, África, Asia, Oriente Medio y Europa, incluso algunos en más de una
ocasión. También ha dejando toda una estela de bases militares que aseguran su
poderío de gendarme y sus guerras de rapiña llevan la muerte, la pobreza y la
humillación a los pueblos.
La “democracia y la libertad” norteamericana están
basadas en la Democracia del Miedo o, más bien conocido, el Terrorismo de
Estado, el cual es simplemente asegurar el dominio de los recursos naturales. Su
objetivo es la situase como gendarme del mundo y con un carácter hegemónico,
intentan poner de rodilla, y a su servicio, a todos los pueblos del mundo.
En sus propios informes,
puestos ya a la luz pública, se muestra su verdadera política de asentar su
dominio sobre los recursos, respondiendo únicamente a los intereses de los
gobiernos de ese país. Así se registra en el informe presentado por un Comitéde Investigación del propio Congreso norteamericano y dirigido por Richard F. Grimmett:
(Original en
ingles): “The following list reviews hundreds of instances in which the United
States has utilized military forces abroad in situations of military conflict
or potential conflict to protect US
citizens or promote US interests.”
(Traducción): “La
siguiente lista
muestra los cientos de casos en los que los Estados Unidos han
utilizado las fuerzas militares en el extranjero en situaciones de
conflicto bélico o potencial conflicto, para proteger a los ciudadanos
de Estados Unidos o promover los intereses estadounidenses.”
Aquí se encierra toda la
vileza de la política estadounidense durante tantos siglos. No es objetivo
establecer la paz, ni ser mediador entre dos o más partes para llegar a
acuerdos civilizados. Lo único es salvaguardar los ciudadanos estadounidenses y
promover los intereses de Estados Unidos. ¿Qué pasa con los ciudadanos e
intereses de los países invadidos? ¿No cuentan? ¿No tienen derechos? El resto
de la humanidad no es objetivo ser salvaguardada por los gobiernos de Estados
Unidos. El resto se miden como traspatios, lacayos y sumisos.
Esto muestra que todas
las operaciones llevadas a cabo por Estados Unidos han estado enmascaradas enpuras mentiras de democracia y libertad.
Nuevamente se ha
levantado toda una campaña de mentiras contra el gobierno constitucional de
Siria. Ya mencioné que era un enemigo a ultimar. Uso de armas químicas que han
provocado dolor al pueblo sirio, han llegado a ese país de manos de mercenarios
que se hacen llamar Ejército Libre Sirio, pero son financiado por potencias Europeas
y organizaciones tapaderas de la CIA, que se pliegan a los intereses
estadounidenses en la región, con el objetivo de tener accesos a una simple
tajada de los recursos naturales que se manejan en el área. Así como establecer
una hegemonía imperial en toda la región.
El plan contempla que
después de Siria, vendrá la campaña contra Irán, la cual ya había comenzado
años atrás con el montaje de acusaciones sobre el enriquecimiento de uranio para
construir armas nucleares.
El presidente Barack
Obama, a quien le fue “otorgado” un Premio Nobel de la Paz, se rinde a los
círculos de poder del país más belicista e imperial sobre la tierra y busca
todo posible consenso para llevar la masacre a Siria con la campaña armada.
El mundo debe ponerse de
pie y decirle a este Mr. Nobel
“No a la Guerra”
“No a la intervención en Siria”
“Hands off Syria”
**Texto tomado de los documentos presentados a la 1º Conferencia de la Federación de Solidaridad Internacionalista del Partido de las y los Comunistas de Cataluña (PCC)
No hay comentarios:
Publicar un comentario