Tomado de ContraInjerencia.
El régimen
de Israel construyó hace décadas, de forma clandestina, su propio almacenaje de
armas químicas y biológicas, así revela ‘Foreign Policy’, citando documentos de
alto secreto de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por
sus siglas en inglés).
En 1982, los satélites
estadounidenses de vigilancia detectaron la existencia de “una probable
instalación de producción y almacenaje de agente nervioso, gas mostaza, entre
otros (…) en la Zona Sensible de Almacenaje de Dimona, sita en el desierto de
Negev”, en el sur de los territorios ocupados palestinos, dando la posibilidad
de la existencia de otras armas de destrucción masiva dentro de esta industria
química israelí, de avanzada.
Los informes emitidos en 1983 por la
CIA revelan que Washington estaba consciente de las pruebas químicas del
régimen de Israel desde principios de 1970 y de las actividades que se
realizaban en Negev.
Desde hace años, indica Foreign
Policy (FP), que las agencias norteamericanas y analistas de control de armas
coinciden en que el régimen de Tel Aviv posee el almacenaje químico fabricado
durante las décadas de 1960 y 1970, para completar su arsenal nuclear.
Los expertos enfocaban en
particular, en el instituto israelí para la investigación biológica (IIBR, por
sus siglas en inglés), ubicado en Ness Ziona, a 20 kilómetros del sur de Tel
Aviv, en los territorios ocupados palestinos.
El régimen de Israel aumentó sus
investigaciones y desarrolló sus actividades químicas a finales de 1973, añade
la CIA.
Según FP, es muy probable que el
“agente no-persistente” mencionado en el informe de la CIA, sea sarín, un
líquido sin color y sin olor, usado como arma química por su extrema potencia
como agente nervioso.
El gas sarín fue utilizado el 21 de
agosto en un ataque lanzado contra Damasco, la capital siria, por lo que la
Administración del presidente de EE.UU. Barack Obama, está intentando organizar
una ofensiva contra este país árabe, acusando al Ejército sirio de utilizar
armas prohibidas a nivel internacional.
El Gobierno del presidente sirio,
Bashar al-Asad, sin embargo, rechaza energéticamente estas alegaciones
formuladas en su contra.
La Organización de las Naciones
Unidas (ONU) clasificó al gas sarín como arma de destrucción masiva en la
resolución 687, y según lo estipulado en la Convención sobre Armas Químicas
(1993), cuya producción y almacenamiento fue declarado ilegal.
HISPAN TV
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