Por José Manzaneda.
En
agosto, el diario español El Mundo creaba la clásica serpiente de verano para
ganar ventas: publicaba una entrevista a Ángel Carromero, político del Partido
Popular que –recordemos- fue condenado en Cuba por homicidio imprudente, tras
causar el accidente en el que murieron los “disidentes” cubanos Oswaldo Payá y
Harold Cepero (1). En la entrevista, Carromero acusaba a "los servicios secretos
cubanos” de haber asesinado a dichas personas y de haber fabricado las pruebas
para culparle a él de un accidente que no existió (2).
El Mundo dedicaba el 5 de agosto dos páginas a la
entrevista, más un editorial. Y los tres siguientes días un total de 6 páginas
completas al asunto, con nuevas entrevistas, artículos de opinión y noticias,
todas en apoyo de la tesis conspiratoria. Decenas de medios de todo el mundo
hacían referencia o reproducían esos días la entrevista a Ángel Carromero
(3).
Un mes más tarde, la Justicia española daba un duro
golpe al político español. La Fiscalía de la Audiencia Nacional emitía un
informe en el que recomendaba no conceder el indulto que Carromero había
solicitado (4). Recordemos que éste cumple su sentencia de cuatro años en
territorio español, en régimen de libertad condicional, tras un acuerdo entre
los gobiernos de Madrid y La Habana para su repatriación.
El texto es contundente. Alega que "no encuentra
razones de justicia, equidad o conveniencia" para el indulto, y argumenta: que
el condenado no ha “manifestado ningún signo de arrepentimiento”; que –a la
fecha del accidente en Cuba- carecía de licencia de conducir tras acumular “seis
sanciones administrativas (en Madrid) por incumplimiento reiterado de las más
elementales normas de circulación”; que el ordenamiento jurídico español castiga
su delito cometido en Cuba con una pena “análoga”; y que –gracias al tercer
grado penitenciario del que disfruta- hace vida normal en su país, desarrolla
"su vida profesional sin limitación alguna" y ni siquiera pernocta en
prisión.
Las principales asociaciones de víctimas de
accidentes de tráfico -Stop Accidentes y la Asociación Estatal de Víctimas de
Accidentes-DYA- acogían con satisfacción el informe judicial
(5).
Sin embargo, la cobertura informativa a este informe
judicial ha sido muy inferior a la de las declaraciones de Carromero sobre un
supuesto asesinato de estado. Un ejemplo lo tenemos en la cobertura televisiva,
principal medio en audiencia: en agosto, Televisión Española llevaba a su
informativo las acusaciones de Carromero contra el Gobierno cubano (6), pero la
negativa de indulto era publicada solo en su página web (7). El mismo
tratamiento lo veíamos en Antena 3, otra de las principales cadenas españolas
(8) (9).
La familia del “disidente” cubano Oswaldo Payá, que
respalda a Carromero, presentaba hace unas semanas, también en la Audiencia
Nacional española, una querella por delitos de lesa humanidad contra dos
militares cubanos, a los que acusa del supuesto asesinato de Payá (10). A los
pocos días, la Fiscalía rechazaba la admisión a trámite de la querella,
afirmando que queda "totalmente desdibujada la existencia de un asesinato
cometido como consecuencia de (una) persecución (...) fundada en motivos
políticos" (11). El tratamiento mediático ha sido similar al caso anterior: la
presentación de la querella llegaba a radios, periódicos e informativos de
televisión. Pero su rechazo en la Audiencia Nacional pasaba casi desapercibida.
Televisión Española (12) o La Sexta (13) llevaban a sus noticieros la primera,
pero no informaban posteriormente de su no admisión a
trámite.
La tesis del asesinato de estado, que responde a una
nueva campaña contra Cuba en la que toman parte poderosos políticos y medios de
la derecha internacional, no tiene –por supuesto- ni pies ni cabeza. No aporta
la menor prueba o testigo. Pero, además, contiene evidentes –y hasta risibles-
contradicciones. Recordemos que Ángel Carromero sostiene, en la entrevista de El
Mundo, que un auto les perseguía y golpeó su vehículo por detrás, hasta sacarlo
de la carretera. Y –aunque perdió el conocimiento ¡hasta en dos ocasiones!-
defiende que los dos “disidentes” no fallecieron entonces, sino que fueron
asesinados posteriormente por agentes de la seguridad cubana. Repasemos algunas
contradicciones del relato.
1- ¿Vehículo rojo o azul, auto o camión?
Carromero había declarado el 5 de marzo, al “The Washington Post”, que el coche
que les seguía era un “viejo Lada (de color) rojo” (14). Sin embargo, en la
entrevista de agosto para “El Mundo” era “un vehículo azul” el que les embistió
y sacó de la calzada. Este gazapo, cazado inmediatamente en las redes sociales,
trataba de ser enmendado por el diario El Mundo, a través de un cuadro
aclaratorio, el día 8 de agosto: en él,
explicaba que, realmente, les habían seguido “varios” vehículos en el trayecto,
uno de ellos rojo y otro azul, y que fue éste finalmente el que les golpeó (15).
El diario de Miami “El Nuevo Herald” trataba también de echar una mano a
Carromero, que mencionaba en sus páginas no dos, sino “tres vehículos” de
seguimiento en su trayecto entre La Habana y Bayamo (16). Pero las
contradicciones sobre el color del auto no acaban ahí. En febrero de 2013, en
rueda de prensa, la hija del fallecido Oswaldo Payá –días después de haberse
entrevistado personalmente con Ángel Carromero- señalaba a un Lada rojo –no
azul- como el vehículo agresor, ya que –según sus palabras- “viajaba casi en
paralelo con el auto (de) (...) mi padre, y los pasajeros de este Lada (rojo)
(...) (llegaron) al lugar de los hechos antes incluso (...) que (...) los
testigos oficiales” (17). Para completar el despropósito, en julio del pasado
año, su hermano, Oswaldo Payá hijo, declaraba a la BBC, que fue -no ya un Lada,
sino- “un camión (el que) los golpeó (...) hasta sacarlos a la cuneta" (18).
2- ¿Payá ingresó vivo o muerto en el hospital?
Pero esta no es la única contradicción entre las versiones de Carromero y la
familia Payá. Carromero sostiene que Oswaldo Payá "salió vivo del accidente”
porque “las enfermeras y un párroco (le) aseguraron que en el hospital
ingresa(ron) los cuatro” ocupantes del vehículo (19). Sin embargo, Rosa María
Payá había declarado, en la mencionada rueda de prensa, que su padre no recibió
“ningún tipo de ayuda médica antes de morir y solo fue llevado al hospital
después de muerto" (20). ¿En qué quedamos entonces, Payá ingresó vivo o muerto
en el hospital?
3- ¿Muerto a golpes o por un accidente
provocado? Pero hay quien, en la familia Payá, llega a contradecirse a sí
mismo en la misma entrevista. El hermano de Oswaldo Payá, en El Mundo, sostiene
que aquél fue asesinado a golpes -“le golpearon con algo contundente muchas
veces” afirma- para, un poco más tarde, relatar que una persona les había
llamado diciendo que “Payá ha(bía) muerto en un choque con un (coche) patrulla”
(21). ¿En qué quedamos, fue muerto a golpes o por el choque de un vehículo
policial?”
4– ¿Las matrículas azules en Cuba son solo de la
policía? Por otro lado, Carromero afirma que Oswaldo Payá le dijo que el
vehículo que les seguía era “de la (policía) Comunista (cubana) por el color de
la placa” (22). Algo absolutamente imposible: cualquier ciudadano cubano sabe
que, en la Isla, no existe un color específico de matrícula para la policía, y
que las de color azul corresponden a cualquier vehículo propiedad del Estado,
sea policial, escolar, de transporte obrero, e incluso un taxi estatal
(23).
5- ¿Impacto por detrás sin marcas en el
vehículo? Carromero dice que su coche fue impactado por detrás, algo que
desmienten las fotografías del vehículo tras el accidente, donde no se aprecia
rastro alguno de ese impacto (24). El expediente policial tiene, además, fotos
detalladas y dictámenes de peritos que descartan toda colisión con otro
vehículo. Y tres testigos presenciales -un ciclista, un conductor de tractor y
un peatón- confirmaron que el auto de Carromero iba a gran velocidad, derrapó y
se estrelló solo (25).
6- ¿Una persecución no despierta al
acompañante? Tampoco se entiende que la tensión de una persecución por todo
el país no despertara al político sueco Aron Modig, quien –según declaraciones a
la prensa sueca- sigue sosteniendo que dormía plácidamente y no recuerda nada
(26).
7- ¿Un auto les saca de la carretera a 50 km. por
hora? También parece altamente improbable que un vehículo –que no fuera un
camión o un tanque- les sacara de la carretera de un golpe trasero si –tal como
Carromero sostiene- él conducía a muy baja velocidad (entre 50 y 60 Km. por
hora) (27).
8- ¿Perder el conocimiento por un choque a baja
velocidad? O que perdiera el conocimiento en un choque a velocidad tan
reducida.
El guión de misterio escrito por Ángel Carromero, la
ultraderecha de Madrid y Miami y el diario El Mundo, es un relato mal
construido, repleto de gazapos y fallos de raccord (28). Pero contiene un
dato informativo muy interesante, que los medios –claro está- se han encargado
de no resaltar. Ángel Carromero confiesa que viajó a Cuba para entregar 8.000
euros a la “disidencia” cubana, lo que demuestra, una vez más, que la supuesta
“oposición” de la Isla –que carece de implantación social significativa- es
sostenida de manera artificial –además de por los fondos de Washington- por los
de la extrema derecha internacional (29) (30).
(15) El Mundo, edición impresa, 8 de agosto de 2013,
pag 23
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