miércoles, 11 de septiembre de 2013

Comandante Juan Almeida Bosque

Tomado de Granma.

Entre la confusión provocada por el tiroteo enemigo sobre los expedicionarios del Granma en Alegría del Pío, el día 5 de diciembre de 1956, luego del desembarco de tres jornadas antes, el Che creyó que la frase ¡Aquí no se rinde nadie, c... !, fue dicha por Camilo Cienfuegos. Y así lo asentó en sus vivencias.

Aquella expresión encerraba no solo la capacidad y convicción de resistencia y sentido del deber de la tropa liderada por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, sino que reflejaba también la fe indestructible en la victoria.

Corrieron los años y ni el autor ni ninguna otra persona hicieron enmienda alguna de aquel suceso, hasta que mucho tiempo después el General de Ejército Raúl Castro aclaró el error, precisando la veracidad de los hechos, al revelar que fue Juan Almeida Bosque quien pronunció la frase, con lo cual el compañero Raúl exponía las cualidades que distinguieron al Jefe del III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy, su modestia y sencillez.

Ese mensaje de valentía —que también podía haber sido dicho por el propio Camilo—, fue la respuesta a los soldados de la tiranía que conminaban a los expedicionarios a rendirse, pues estaban rodeados en aquel cañaveral, convertido prácticamente en un infierno bajo la metralla enemiga y las llamas de aquel campo incendiado para hacer salir a los combatientes. Fue por sobre todas las cosas, una de las más nítidas manifestaciones de la formación ideológica del entonces joven Almeida.

En las páginas de este diario afirmó, cincuenta años después de aquella expresión, que la diría con mucho más fuerza, porque... "Considero que las generaciones de estas cinco décadas han actuado con fidelidad a ese principio bajo la guía de Fidel, que es nuestro mejor ejemplo de que con los cubanos no hay rendición posible".

En su anatomía de patriota no solo dio cobija a ese recio soldado, viril y corajudo, a ese jefe exigente y preocupado por sus subordinados, sino que al propio tiempo hospedó en ella a una sensibilidad muy especial. En él viajó la poesía junto a la escaramuza del combate, la canción unida a la agreste montaña.


Hombre excepcional, que desde las privaciones de su cuna humilde, en el reparto Los Pinos, de La Habana, creció y se formó con los más altos valores de un hijo que deseó y luchó por ver a su Patria libre. El asaltante al Moncada, el expedicionario del Granma, el Jefe del III Frente Mario Muñoz Monroy, el Comandante de la Revolución, el Héroe de la República de Cuba, no murió hace cuatro años un día como hoy, pues no muere quien es ejemplo vivo. Como él mismo dijera, "la fuerza del buen ejemplo es una de nuestras principales banderas a seguir".

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