Joan Josep Nuet *
En 1996 la Unión Europea adoptaba respecto a sus relaciones con Cuba la
llamada “Posición Común”, un cambio de estrategia respecto a la isla caribeña,
consistente en endurecer las relaciones políticas, el aislamiento internacional
del Gobierno cubano y condicionar la colaboración al desarrollo y los
intercambios económicos a cambios políticos en la isla que tenía que adaptarse
a una hoja de ruta preestablecida de renuncias al modelo socialista y a las
conquistas sociales y políticas de la revolución.
En esa iniciativa europea tuvo una enorme influencia el Gobierno de José
María Aznar en España, que ya preludia una actitud sumisa con la política
exterior norteamericana de la administración Bush que luego tuvo su máximo exponente
en la “foto de las Azores” y en la ilegal invasión de Irak, causante a lo largo
de años de millones de muertos, sufrimiento y estallido de violencia sectaria.
No es de extrañar que no se apague el debate de si los dirigentes que planearon
semejante atrocidad y engañaron a sus pueblos y a la comunidad internacional
tengan que pagar ante la Justicia Internacional sus crímenes atroces.
En 1996 pues Cuba sufría ataques por tierra, mar y aire, desde la potencia
estadounidense se seguía manteniendo un bloqueo criminal des de principios de
los años 60 y seguían los planes de insurgencia para penetrar la sociedad
cubana, aprovechando las penurias del bloqueo y las consecuencias del
aislamiento, y hacer crecer una oposición al Gobierno (oposición mercenaria a
golpe de talonario) y extender el descontento como fórmula de derrocar las
conquistas y el poder popular. Cuba tuvo momentos muy duros, que en otras
sociedades hubiesen significado la descomposición, la disgregación y la
renuncia, como por ejemplo el “Periodo Especial”, y solo el temple, la
disciplina revolucionaria y el ejemplo mantuvieron el rumbo, incluso cuando los
amigos dudaban. Hoy cuando vemos a los médicos cubanos actuar contra el Ébola
en África o ser la vanguardia de la ayuda en Haití, parece que aquello quede
lejos, pero la memoria es imprescindible para trazar el futuro.
Pero EEUU, Europa y el Gobierno de Aznar aún no apreciaban en toda su
dimensión los cambios que ya estaban operando en esa década en América Latina,
como ese subcontinente desarrollaba cambios políticos acelerados y en forma de
dominó que sin duda crearían la ilusión en Bolívar, Martí y el Che Guevara.
Algo estaba pasando para que enormes masas populares, pueblos originarios,
mujeres y campesinos tomaran un protagonismo que hasta el momento había sido
negado, sojuzgado, torturado y asesinado por las oligarquías de distintos
países en común acuerdo con dictaduras militares apoyadas por la CIA y sus
doctrinas de la muerte.
Y Cuba ya no estuvo sola, se empezó a poner en valor fuera de los círculos
revolucionarios y progresistas la originalidad de la revolución cubana y los
logros de su modelo socialista, sin esconder las dificultades y los errores,
que existieron, pero que nunca consiguieron enterrar los aciertos heroicos de
todo un pueblo que quería ser libre tan cerquita del imperio. Y los cambios en
Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, en Nicaragua se articularon con otros
cambios en Paraguay, Argentina, Brasil, Honduras, Chile, El Salvador o Uruguay,
y el subcontinente cambió su suerte, de las dictaduras, la represión las
recetas neoliberales del FMI con la deuda y el subdesarrollo a nuevos procesos
de integración latinoamericana con ALBA, CELAC o MERCOSUR, presididos por el
crecimiento económico pero sobre todo presididos por la reducción de la pobreza
y las desigualdades y la fuerza de sentirse dueños de su tierra y de su destino
e incorporarse al mundo globalizado no ya como “patio trasero” sino como actor
económico y político global.
Cuba paso de no ser admitida en la Organización de Estados Americanos (OEA)
bajo la batuta de los EEUU, a quedar EEUU aislado en América Latina y observar
como Cuba presidia la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC).
El paso del presidente Obama de abrir, de acuerdo con el Gobierno de Cuba,
un nuevo periodo histórico que cierra una etapa de 50 años “fracasada”, en las propias palabras del presidente norteamericano, de
las políticas agresivas de EEUU con Cuba, responde a una evolución lógica de
los últimos diez años como mínimo. Ya en el marco de la UE todo el mundo sabe
que la “Posición Común” es agua pasada y de hecho se está negociando un nuevo
acuerdo Cuba-UE que sin duda esperemos estará presidido por la colaboración y
el entendimiento y no por la revancha sectaria.
Los 5 héroes cubanos, como dijo Fidel, son ya hombres libres y si algo ha
demostrado en la historia el ejemplo cubano es aquella famosa frase de que la
única batalla que se pierde es aquella que no se libra. Sabemos que no todo
está hecho, ni mucho menos, le quedan al pueblo cubano importantes retos y
desafíos que ahora empiezan, nosotros como siempre, estaremos al lado de ese
pueblo y de su revolución, con la tranquilidad de saber que los cubanos no
olvidan nunca a los que siempre, contra viento y marea hemos sido y seremos sus
amigos incondicionales.
*Joan Josep Nuet es diputado de la Izquierda Plural (IU,ICV-EUiA,CHA) en el
Congreso y Portavoz de Asuntos Exteriores
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