El 11 de diciembre de 1964 el comandante
Ernesto "Che" Guevara reivindicó la lucha, fuerza y disposición de los
pueblos de Latinoamérica de liberarse del yugo imperial, como primer
paso para construir un nuevo continente soberano e independiente.
En su discurso ante la Asamblea General
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en representación de
Cuba, Guevara destacó el surgimiento de unidad para conformar esa idea,
que daba al trasto con las pretensiones imperiales. "Ya no hay enemigo
pequeño ni fuerza desdeñable, porque ya no hay pueblos aislados", dijo.
"Nos consideraban rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño, rebaño gigante de 200 millones de latinoamericanos en los que advierte ya sus sepultureros el capital monopolista yanqui", enfatizó .
Guevara indicó que esa "disposición nueva de un continente, de América, está plasmada y resumida en el grito que, día a día, nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha, paralizando la mano armada del invasor".
En ese momento, algunos países de Latinoamérica estaban sumidos en regímenes autoritarios y dictatoriales, apoyados por Estados Unidos bajo la condición de ser sus sirvientes y dejar que tomara todas las riquezas de la región.
Frente a ello, Guevara ratificó la necesidad de construir "condiciones adicionales para la supervivencia" de los pueblos de la región, para mantener ese ímpetu frente a los gobiernos dictatoriales.
El líder guerrillero detalló que era vital "mantener la cohesión interna, tener fe en los propios destinos y decisión irrenunciable de luchar hasta la muerte en defensa del país y de la revolución (cubana)", que había despertado en la región el espíritu de lucha.
Por ello, llamó a alimentar la coexistencia pacífica entre todos los Estados, independientemente de su tamaño, de las anteriores relaciones históricas que los ligara y de los problemas que se suscitaren entre algunos de ellos, en un momento dado.
Frente al colonialismo
En su discurso, el Che manifestó su rechazo y apoyo a los pueblos oprimidos por el colonialismo, y reiteró el derecho a la plena independencia contra todas las formas de opresión colonial.
"Expresamos una vez más que las lacras coloniales que detienen el desarrollo de los pueblos no se expresan solamente en relaciones de índole política: el llamado deterioro de los términos de intercambio no es otra cosa que el resultado del intercambio desigual entre países productores de materia prima y países industriales que dominan los mercados e imponen la aparente justicia de un intercambio igual de valores", puntualizó Guevara.
A su juicio, mientras los pueblos económicamente dependientes no se liberen de los mercados capitalistas, "no habrá desarrollo económico sólido, y se retrocederá, en ciertas ocasiones volviendo a caer los países débiles bajo el domino político de los imperialistas y colonialistas".
Hoy, a 50 años de ese discurso integracionista, América Latina se dibuja como una región de paz, integrada y cohesionada, como lo explicó Guevara.
Procesos integracionistas que se desarrollan en Suramérica y el Caribe, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, dan muestra de ello.
"Son los pueblos oprimidos, en alianza con el campo socialista, los que le deben enseñar cuál es la verdadera, y es obligación de las Naciones Unidas apoyarlos", enfatizó Guevara.
"Nos consideraban rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño, rebaño gigante de 200 millones de latinoamericanos en los que advierte ya sus sepultureros el capital monopolista yanqui", enfatizó .
Guevara indicó que esa "disposición nueva de un continente, de América, está plasmada y resumida en el grito que, día a día, nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha, paralizando la mano armada del invasor".
En ese momento, algunos países de Latinoamérica estaban sumidos en regímenes autoritarios y dictatoriales, apoyados por Estados Unidos bajo la condición de ser sus sirvientes y dejar que tomara todas las riquezas de la región.
Frente a ello, Guevara ratificó la necesidad de construir "condiciones adicionales para la supervivencia" de los pueblos de la región, para mantener ese ímpetu frente a los gobiernos dictatoriales.
El líder guerrillero detalló que era vital "mantener la cohesión interna, tener fe en los propios destinos y decisión irrenunciable de luchar hasta la muerte en defensa del país y de la revolución (cubana)", que había despertado en la región el espíritu de lucha.
Por ello, llamó a alimentar la coexistencia pacífica entre todos los Estados, independientemente de su tamaño, de las anteriores relaciones históricas que los ligara y de los problemas que se suscitaren entre algunos de ellos, en un momento dado.
Frente al colonialismo
En su discurso, el Che manifestó su rechazo y apoyo a los pueblos oprimidos por el colonialismo, y reiteró el derecho a la plena independencia contra todas las formas de opresión colonial.
"Expresamos una vez más que las lacras coloniales que detienen el desarrollo de los pueblos no se expresan solamente en relaciones de índole política: el llamado deterioro de los términos de intercambio no es otra cosa que el resultado del intercambio desigual entre países productores de materia prima y países industriales que dominan los mercados e imponen la aparente justicia de un intercambio igual de valores", puntualizó Guevara.
A su juicio, mientras los pueblos económicamente dependientes no se liberen de los mercados capitalistas, "no habrá desarrollo económico sólido, y se retrocederá, en ciertas ocasiones volviendo a caer los países débiles bajo el domino político de los imperialistas y colonialistas".
Hoy, a 50 años de ese discurso integracionista, América Latina se dibuja como una región de paz, integrada y cohesionada, como lo explicó Guevara.
Procesos integracionistas que se desarrollan en Suramérica y el Caribe, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, dan muestra de ello.
"Son los pueblos oprimidos, en alianza con el campo socialista, los que le deben enseñar cuál es la verdadera, y es obligación de las Naciones Unidas apoyarlos", enfatizó Guevara.
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