Por Gustavo de la Torre
Morales.
La pobreza es el flagelo que
más golpea a los pueblos del mundo, la producción de alimentos hoy en día está
mayoritariamente en corporaciones que no buscan el abastecimiento social como
función fundamental; sino la creación de mercancías que les proporcionen
beneficios a costa de las necesidades reales de la sociedad en nuestros
pueblos.
En el mundo hay tierra
suficiente y avance tecnológico para producir con creces los alimentos
necesarios para erradicar el hambre; pero falta la voluntad política de muchos
gobiernos y la responsabilidad social de muchos de aquellos que se dedican a la
producción de alimentos.
Las grandes corporaciones
abusan de la tecnología para aumentar la producción en cortos plazos y
disminuir los costos de producción, trayendo como resultados la erosión de los
biosistemas, la explotación de recursos naturales, la sustitución de la mano de
obra humana por el incremento tecnológico; esto último repercute en el aumento
del desempleo, el deterioro económico de los países, la dependencia económica
hacia los países desarrollados, el incremento de los precios de los alimentos y
el recrudecimiento de la pobreza en países subdesarrollados.
La Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los
Pueblos (ALBA-TCP) era, como se le denominó en su inicio, la alternativa de
complementación política, social y económica que se contrapusiera al proyecto
de segregación y exclusivo del ALCA, impulsado fundamentalmente por Estados
Unidos, en correspondencia de mantener en los países dependientes una economía
desregularizada y con facilidades a la privatización de recursos y servicios:
una manera de desmontar e impedir todas las capacidades posibles en manos del
Estado en éstos países subdesarrollados.
Entre los principios
fundamentales erigidos por la ALBA-TCP están la relación de los países en
igualdad de condiciones, otorgar prioridad en importancia a los derechos
humanos y alcanzar la sostenibilidad económica, basada en el respeto al medio
ambiente, a través de normas que establezcan el uso racional de los recursos y
la erradicación de toda proliferación de patrones consumistas y derrochadores.
Los objetivos a lograr
estaban enmarcados en: Soberanía Energética, Soberanía Tecnológica y Soberanía
Alimentaria.
Las diferentes estrategias
trazadas y programas puestos en marcha para lograr estos objetivos, se combinan
coordinadamente en las pequeñas explotaciones agrícolas, de las cuales se
produce más del 70% de los alimentos para el consumo familiar.
En este último punto, uno de
los grandes logros de la ALBA fue la creación de un Fondo Alimentario
(promovido a partir de la V Cumbre, 2008). La iniciativa se crea para poder dar
respuesta a la crisis alimentaria creada originada por el modelo de producción
y consumo del capitalismo.
La iniciativa nace en la
Cumbre Presidencial de PETROCARIBE, celebrada en Maracaibo el 13 de julio de
2008, inicialmente con el nombre de Petroalimentos. Se construye como
INICIATIVA–ALBA ALIMENTOS en la Primera Cumbre de y Ministros de Agricultura de
Petroalimentos, celebrada en Tegucigalpa el 30 de julio de 2008. La misma se
lleva a cabo a través de dos mecanismos: El Fondo ALBA y la Empresa Gran
Nacional ALBA-Alimentos.
La iniciativa ALBA –
Alimentos la conforman los países miembros del ALBA y de PETROCARIBE a través
de sus Ministros de Agricultura ALBA y de PETROCARIBE, a través de sus
Ministros de Agricultura: Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Bolivia, Ecuador,
Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Jamaica, Nicaragua, San Cristóbal y
Nieves, San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, Suriname, Venezuela, Cuba, Benin,
República Dominicana y Haití.
En reconocimiento a los
esfuerzos realizados, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) destacó la reducción del hambre en América Latina y el
Caribe en la actualidad, al cumplir con parte de los Objetivos del Milenio
(ODM).
En el informe presentado en
la sede principal en Roma y desde su oficina regional en Chile, la FAO subrayó
que el éxito se debió al vínculo entre el crecimiento económico, elevado
compromiso político, y el desarrollo de diversas estrategias públicas.
De igual forma, la FAO ha
reconocido que la pobreza y la pobreza extrema en la región, también se han ido
reduciendo a la par del hambre, aunque en los últimos años es innegable que
dicho ritmo de disminución ha sido menor, debido a las afectaciones propiciadas
por la crisis global.
Centraré mi exposición,
principalmente, en Cuba; teniendo en cuenta que soy procedente de este país y
que por lógica tengo mayores conocimientos de las labores realizadas por el
gobierno cubano al respecto del tema que aquí tocamos.
República de Cuba:
La pérdida de su principal socio comercial, tras la caída del campo socialista
conformado por la otrora URSS, trajo consigo que la economía cubana se viera
severamente afectada, y con ello el abastecimiento de alimentos a la población.
En los años 90, Cuba registró el peor crecimiento de
la producción de alimentos per cápita en toda América Latina y el Caribe.
Pero gracias
al alcance provisorio de la dirección política del gobierno cubano, desde 1986,
se inicia el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas en
los debates del III Congreso del PCC, donde se comienza en la elaboración de
una nueva estrategia que ayudara al país a enfrentar la disyuntiva de la caída
del socialismo en Europa, como finalmente ocurrió.
El
ambicioso programa agroalimentario quedó prácticamente paralizado. Nunca estuvo Cuba tan cerca de crear las bases para su
definitiva independencia alimentaria que en aquellos años finales de la década
del ochenta.
Amén de las dificultades presentadas
por el derrumbe del campo socialista, la agresiva política del gobierno
norteamericano y los errores cometidos en la construcción del socialismo en
Cuba, puso a prueba la capacidad de resistencia del pueblo y gobierno cubanos y
logró salir nuevamente victorioso con la aplicación de una nueva estrategia
puestas en práctica, la cual fue útil para frenar la crisis económica, salvar
las principales conquistas del socialismo, y comenzar la recuperación
económica.
La Asamblea Nacional del Poder
Popular (el Parlamento cubano) aprobó un paquete de medidas en 1992 con el
objetivo de poner en práctica alternativas que frenaran la caída económica;
pero sin con ello retroceder en un ápice en los principios fundamentales sobre
los cuales se levantó la Revolución.
Al siguiente año se entró en una
fase de transformaciones en la estructura agroalimentaria que promovieran
producciones rentables, sostenibles y respetando el medio ambiente; en el cual jugó
un papel fundamental el estatal de granjas: Unidades Básicas de Producción
Cooperativa (UBPC) y Cooperativas de Crédito y Servicio (CCS); la cual
introdujo la agricultura orgánica.
Aunque este proyecto de hacer un
nuevo tipo de agricultura surgió en 1987, la participación de la sociedad en
sus diferentes etapas fue un factor fundamental; ya se tenía la tarea de trasladar,
además, otras actividades agrícolas dentro del área de las ciudades y poblados.
Para la expansión de la agricultura
orgánica dentro de las regiones urbanas se aprovechó el gran apoyo brindado por
organizaciones del sector (Asociación Nacional de Agricultores
Pequeños (ANAP), la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), Asociación
Cubana de Producción Animal y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y
Forestales (ACTAF)), los cuales aportaron sus
conocimientos a los nuevos agricultores para el desarrollo de organopónicos,
huertos intensivos, patios y parcelas familiares y fincas suburbanas. Estos se
encargaron no sólo de aportar los alimentos a la familia, sino también al
mercado local y a la contribución solidaria con diversos centros de estudio,
círculos infantiles (guarderías), casas de ancianos y hogares maternos, ya que
les llegaba por esta vía productos de vegetales frescos, condimentos y frutas.
Cerca de 50 mil hectáreas de tierras
en unas 383 mil fincas urbanas lograron producir 1,5 millones de toneladas de
vegetales frescos en el 2010, sin el uso de productos químicos sintéticos. Técnicas
como la lombricultura y la reproducción de los microorganismos
benéficos nativos, los policultivos y la correcta planificación de las
rotaciones de semillas, dieron como resultado que la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO), reconociera que el promedio diario
de la oferta per cápita de energía alimentaria en Cuba en el 2007 (último año
disponible) fue más de 3,200 kcal, el más alto de todas las naciones
latinoamericanas y del Caribe.
El organismo del ALBA ha jugado un
papel catalizador en el cumplimiento de los proyectos, ya que muchos recursos
se aportaron por la cooperación internacional (como es el caso de Venezuela,
país que cooperó con material industrial) para impulsar y desarrollar las zonas
agrícolas.
Hay que señalar
que Cuba también se destaca en la investigación y desarrollo biotecnológica
para la agricultura, llevada a cabo a través de Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología (CIGB) y una red de instituciones a través de todo el país. Una
modalidad que ha sido condenada con justicia, debido a que los mayores
exponentes en su explotación son las grandes corporaciones capitalistas. La
salvedad en el caso cubano radica en que todas las investigaciones y desarrollo
de estas nuevas tecnologías, buscan lograr variedades de transgénicos que se
encuentren libres de controles de las grandes corporaciones y de los derechos
de propiedad intelectual; logrando que los resultados alcanzados funcionen bajo
otros regímenes más solidarios, de beneficios productivos, justa distribución
de los alimentos, funcionales a los agricultores y por medidas de respeto con
el medio ambiente.
En cuba,
la bioseguridad se establece por medio de estrictas normas de seguridad
biológica y ambiental, las cuales pueden ser aplicables para la solución en el
enfrentamiento contra enfermedades virales en los cultivos o tolerancia a la
sequía; problemas que aún no son solucionables a través del sistema
agroecológico.
La agricultura
no fue el único sector impulsado por el gobierno cubano; también se llevaron a
cabo proyectos para la siembra de peces de agua dulce. Realmente la acuicultura
se trabajaba en Cuba desde principios el mismo triunfo de la Revolución; aunque
las primeras medidas regulatorias se emitieron en junio de 1960. A los pocos
meses del triunfo de la Revolución se creó el Centro de Recría Ictiológica y
Repoblación Fluvial del Ministerio de Defensa Nacional, operado por el Ejército
Rebelde y piscicultores cubanos, con el fin de poblar e introducir especies de
agua dulce en nuestros ríos y lagunas.
El 13 de octubre
de 1969, el Departamento de Piscicultura que se dedicó al fomento, explotación,
regulación, aprovechamiento y conservación de las especies fluviales en todo el
territorio nacional. La política de construcción de presas y micropresas, esparcidas
por todo el territorio nacional, posibilitó el desarrollo de la acuicultura en Cuba.
El desarrollo
alcanzado en la producción de peces dulces acuícolas ha conllevado a un 21,7%
más de capturas que en los años 80, facilitando así los planes trazados.
Los planes
trazados para todos los sectores de producción de alimentos están dirigidos a
la adquisición de tecnologías que propicien el desarrollo de técnicas de
cultivo de especies de peces autóctonos. La producción de alimentos es un
objetivo prioritario para elevar la seguridad alimentaria de la población y,
también, para la obtención de divisas que se invierten en este sentido.
A consecuencia
de reconocidas irregularidades internas por parte de nuestros principales
líderes, la influencia de la economía global con su inestabilidad en los precios
de los alimentos e insumos no se han logrado alcanzar mayores logros; pero el
principal actor que ha traído nefastas consecuencias a la economía, y por ende
al pueblo cubano, ha sido la genocida y agresiva política exterior de los
gobiernos de Estados Unidos, en su intento de ahogar en hambre al pueblo de
Cuba a través de leyes que recrudecen el Bloqueo Económico, Financiero y
Comercial impuesto a Cuba desde los inicios del triunfo revolucionario.
Sólo gracias
a la prudente toma de iniciativas y adecuaciones pertinentes en la política
interna en Cuba y a la desinteresada cooperación y solidaridad de buenos y
amigos países, es que el pueblo cubano ha podido poner en marcha y desarrollar
sus proyectos para lograr la soberanía alimentaria.
República Bolivariana de Venezuela:
La
República Bolivariana de Venezuela, inició igualmente programas bajo la
dirección del Comandante Hugo Chávez Frías y hoy se continúan por parte del
presidente Nicolás Maduro, los cuales conllevaron el estudio, revisión y
evaluación del Instituto Nacional de Tierras (Inti); lo cual posibilitó el
fortalecimiento de la lucha contra el latifundio y poner a la tierra a manos de
trabajadores agrícolas que lograran producir alimentos para satisfacer las
necesidades crecientes de la población.
Los
programas venezolanos consolidan el desarrollo de las capacidades productivas
en el ámbito agrícola, y mucho más contando con el apoyo del Consejo
Presidencial Socialista de Campesinos y Pescadores.
El
programa “Misión Agrovenezuela”, ejemplo de lo mencionado anteriormente,
posibilita el subsidio a la producción de alimentos, la adquisición de insumos
y fertilizantes, las inversiones directas en el sector y las atenciones que brinden
las necesarias garantías futuras a los trabajadores del campo.
La
importancia que subraya la creación del ALBA para los pueblos, se puede palpa
en los diversos programas que emana de este órgano económico, político y
social. Otro ejemplo digno de mencionar es la ayuda brindada al pueblo
haitiano.
República
de Haití:
La
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de
los Pueblos ratificó
su voluntad de incrementar el esfuerzo colectivo y el trabajo coordinado en
planes a mediano y largo
plazo en la República
de Haití, después del devastador evento sísmico que azotó a ese país el 12 de enero de 2010, extendió la colaboración y ayuda; el cual,
entre otros puntos, en el plano de iniciativas agrícolas y alimentarias.
Los
planes de ayuda llevaron a cabo la distribución de alimentos por las redes de
producción y distribución; así como el aporte y distribución de semillas para
la siembra, la construcción de embalses y también de herramientas tales como machetes, azadas, palas,
así como micro-tractores y otras maquinarias.
Breve resumen:
Uno de los objetivos trazados por el ALBA es crear y
fortalecer la soberanía alimentaria de la región y cooperar en otros países no miembros, con iguales
objetivos.
El mismo se ha logrado gracias a la integración
de los países, siendo una
alternativa para nuestros pueblos, en la cual se construye un nuevo
sistema que utilice la correlación de fuerzas mediante la cooperación en la
unión de fortalezas de los países miembros, lo cual permita lograr las
transformaciones estructurales necesarias que conlleven a combatir la pobreza
y la exclusión social.
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