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Centro de torturas estadounidense en Guantánamo |
Tomado del Blog
Baraguá
Por Paco Azanza Telletxiki
Hace unos pocos días trascendió la
noticia de una desclasificación. Se trataba de un documento sobre las
torturas producidas por la CIA a los detenidos tras el atentado de las
torres gemelas, en Nueva York. Que los detenidos habían sido torturados
ya se sabía; lo que ha horrorizado y sorprendido a la opinión pública y
mundial es el carácter de las torturas que, al parecer, fueron brutales.
Tratándose de la Central de Intelligence
Agency que, para derrocar gobiernos legalmente constituidos, siempre ha
utilizado el sabotaje, la persecución, el secuestro, la extorsión, el
asesinato y la tortura más cruel —la práctica del terrorismo más
salvaje, en definitiva—, a nadie debería sorprenderle tan repugnante
noticia. ¿No es eso lo que han hecho siempre? ¿Saben acaso hacer otra
cosa?
Por otra parte —esto tampoco debería
sorprender a nadie—, ha trascendido también que los responsables, cuyos
nombres y apellidos de sobra se conocen, no serán juzgados.
Los responsables directos de las citadas
torturas son los gobiernos de los Estados Unidos —el actual con un
premio Nobel de la Paz a la cabeza—. Con la administración de Bush
comenzaron las citadas detenciones y torturas; con la de Obama se
siguió torturando y, a pesar de prometer cerrar los centros de tortura
de la base naval de Guantánamo en su primera campaña electoral, cuando solo le falta un año para concluir su segundo mandato aún no ha cumplido la promesa.
Pero conviene recordar que para que
aquellas torturas fueran llevadas a cabo, los torturadores debieron
contar con la complicidad de ciertos gobiernos y personas que ahora,
cuando ha trascendido la noticia, han guardado un silencio tan hipócrita
como sospechoso.
Sabemos que algunos gobiernos europeos
albergaron en su territorio cárceles secretas de la CIA, donde se
torturó a no pocos presos. Sabemos que otros gobernantes, europeos
también, permitieron la ilegal utilización de sus aeropuertos en los
vuelos secretos de la CIA para trasladar a los detenidos hacia centros
de tortura, incluido al de Guantánamo. Curiosamente, cuando la
complicidad de los mandatarios europeos quedó al descubierto, éstos la
negaron con rotundidad. Pero Colin Powell, quien fuera secretario de
Estado estadounidense por aquel entonces, arremetió desenmascarando a
los mandatarios europeos: “Lo que son es unos fariseos, porque allí todo
el mundo sabía que eso estaba pasando”.
Según investigaciones de la propia ONU,
en 68 de los 1.245 vuelos ilegales realizados por la agencia
norteamericana, éstos utilizaron diez aeropuertos del Estado español,
durante los mandatos de los presidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero,
ambos, cómo no, autoerigidos a la categoría de “paladines de los
derechos humanos”, a pesar de que en su propio país y bajo sus nefastos
mandatos también se cometieron torturas en las dependencias policiales.
En 2005, Cuba presentó una propuesta
para que la ONU investigara acerca de las condiciones en que se hallaban
los presos recluidos en la ilegal base naval estadounidense de
Guantánamo. El resultado fue sin duda elocuente. Algunos países de la
Unión Europea se abstuvieron, otros votaron en contra; ninguno a favor
de que se llevara a cabo la investigación. ¡Qué extraña paradoja!
¡Cuanta hipocresía y cuanto cinismo! Mientras con una mano torturan o
facilitan las torturas, con la otra enarbolan la bandera de los derechos
humanos.
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