Por Arthur González
Varios días lleva la campaña propagandística en la prensa de Miami y
las que desde allí financian contra Cuba, sobre el falso ataque que
recibiera el asalariado de los yanquis Roberto de Jesús Guerra, quien
relata que encontrándose a la espera de un ómnibus frente al Zoológico
habanero, fue agredido con los puños por un desconocido, hecho
suficiente para darle inicio a una acusación, sin fundamento alguno,
contra el Gobierno cubano.Ante la ausencia
de hechos de tortura, desapariciones y asesinatos en la isla, a la
contrarrevolución asalariada no le queda otro recurso que inventar
agresiones de la Seguridad del Estado, como fórmula para recibir más
dinero de sus patrocinadores en Estados Unidos.
Por tal motivo han presionado a la ONG Amnistía Internacional, a fin
de que reclame una “acción de urgencia” a favor del supuesto “agredido”.
Hay que recordar que Roberto de Jesús es uno de los llamados
“periodistas independiente” que recibe mensualmente orientaciones y
dinero en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, por
escribir artículos falsos y tergiversados contra Cuba.
Según el informe de Amnistía Internacional, el cual solo repite la
información falsa facilitada por el asalariado de Miami, ahora el
“agredido” está recibiendo llamadas telefónicas amenazadoras, afirmación
que no soporta una mínima comprobación si hiciese una denuncia ante la
oficina comercial telefónica, pues le pueden facilitar los números desde
los cuales se realizan las llamadas e incluso el propietario y su
dirección, posibilidad que ya muchos cubanos tienen incorporada en sus
teléfonos móviles.
El sitio martinoticias.com,
no puede ni siquiera sugerir que fue agredido por un desconocido,
“presuntamente bajo instrucciones de la Seguridad del Estado”, por falta
de elementos probatorios. Sin embargo lo hace solo con la intención de
crear una imagen distorsionada de Cuba, algo que no se le ocurriría
realizar en Estados Unidos ante el riesgo de ser demandado
jurídicamente.
También instó al Gobierno de Cuba que permita al pueblo ejercer su
“derecho a las libertades de expresión, reunión y asociación”, sin ser
“víctima de acoso o intimidación”.
Si en la isla esos derechos no existieran, ¿cómo justifica entonces
la grosera e inculta Berta Soler, de las Damas de Blanco, sus caminatas
dominicales por una céntrica avenida habanera? ¿Cómo puede entonces
Roberto de Jesús ser periodista independiente y enviar hacia Estados
Unidos informaciones falsas en contra el gobierno cubano?
Si en Cuba no hay derecho de reunión ¿cómo lo pueden hacer los
grupúsculos contrarrevolucionarios cada vez que les viene en gana?
El asalariado Antonio González-Rodiles es una prueba de la libertad
de reunión, pues su casa es el centro de los encuentros de su engendro
Estado de SATS, monitoreado por diplomáticos norteamericanos acreditados
en La Habana, con ediciones digitales que se colocan en Internet. ¿Es
que acaso eso no es derecho de expresión y asociación?
Otro ejemplo de las libertades existentes son las reuniones,
conferencias de prensa y traslado de desinformaciones que remite
mensualmente Elizardo Sánchez Santacruz y Pacheco, así como el propio
Blog y periódico digital de la bloguera oficialista de Washington, Yoani
Sánchez Cordero. De no tener esas libertades que reclama Amnistía nada
de eso sucediera en Cuba.
Lo que si oculta y omite Amnistía Internacional es el caso del
puertorriqueño Oscar López Rivera, independentista preso desde hace 33
años en cárceles norteamericanas, en condiciones de aislamiento durante
12 años sin derecho a nada, bajo constantes torturas sicológicas al ser
despertado cada dos horas, con el fin de quebrantar su voluntad de
independencia para su país.
Oscar López está condenado injustamente a 55 años de prisión.
Amnistía Internacional no dice una sola palabra ni le reclama al Gobierno de Estados Unidos por considerar un delito hablar de independencia, libertad y patria en Puerto Rico.
Solo basta recordar que Pedro Albizu Campo estuvo preso bajo la
llamada “Ley Mordaza”, por sus discursos públicos donde hablaba de
independencia.
Nada de eso ocurre en Cuba, lugar en el cual los
contrarrevolucionarios aspiran a la anexión de la isla a los Estados
Unidos, son financiados por su gobierno y entrenados dentro de su
recinto diplomático, viajan a Miami donde reciben entrenamiento y sin
embargo gozan de plena libertad.
De eso no habla la ONG Amnistía Internacional.
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