miércoles, 16 de julio de 2014

El caso de Argentina da la razón a Fidel

Tomado de La Pupila Insomne
Por Omar Pérez Salomón.

El pago de la deuda externa de Argentina y el papel de los llamados fondos buitres, ha puesto sobre la mesa un viejo problema no resuelto, al cual el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, dedicó mucho tiempo y esfuerzo en la década de los 80 del siglo pasado.

Transcurridos 30 años de aquella batalla, los hechos le han dado la razón. La deuda externa de los países del Tercer Mundo es impagable.

Por solo citar un ejemplo, el gobierno argentino ha desmbolsado en la última década 174 mil millones de dólares para cumplir con sus compromisos de pago; pero aún tiene una deuda que supera los 200 mil millones.

Según aseguran expertos, los buitres merodean otros países como Perú, República Democrática del Congo y España, en esta última, aprovechando la crisis en el sector inmobiliario.

En este momento crucial para Argentina, se precisa el apoyo de los países de América Latina y de otros que forman parte de bloques económicos importantes como el BRICS.

Por su vigencia y actualidad, comparto con los lectores, algunos conceptos e ideas expuestas por Fidel sobre esta temática, en la entrevista que le concediera al periodista italiano Gianni Minná, los días 28 y 29 de junio de 1987, publicada en el libro Un encuentro con Fidel:

“Porque ya hoy no se habla realmente de pagar la deuda; ya se habla de los intereses. Y ni siquiera de los intereses. Yo diría que hoy se habla de la forma en que no se va a pagar la deuda. Porque un gobierno que debe 700 millones entre amortización e intereses, pide que le presten 750 millones – 50 millones más de dinero fresco – , y lo que se hace es reconocer formalmente la deuda, pero esta se incrementa. Eso es lo que está pasando. Más valdría acabar de resolver francamente este problema y liquidar todas esas deudas.
“Por supuesto que los acreedores no se resignan, y pretenden cobrar por cualquier vía la deuda. Para eso están planteando fórmulas tan peligrosas y dañinas como la llamada capitalización de la deuda, que no es más que convertir la deuda en derechos sobre activos nacionales del país deudor; o sea, entregar al capital extranjero una parte del patrimonio nacional en pago de la deuda.

“Los países no solo necesitan que la deuda sea anulada, sino que incluso necesitan dinero fresco, o de lo contrario la crisis seguirá agudizándose. Pero creo que hoy todo el mundo está convencido de que la deuda es impagable, y que la deuda es incobrable. ¿Cómo van a cobrar la deuda: matando gente, desapareciendo gente, asesinando gente? No hay manera de cobrar esa deuda, y ningún gobierno estaría dispuesto a arruinarse políticamente imponiendo las durísimas condiciones que exigiría el cobro de esa deuda; se descapitalizarían políticamente y, sencillamente, irían al fracaso político total. Esa es la realidad, y no hay más que esperar para ver  qué ocurre.

“La impagabilidad de la deuda externa del Tercer Mundo es un hecho objetivo. En términos estrictamente matemáticos, no es posible fórmula alguna – incluso suponiendo variantes tan benignas y optimistas que resultan totalmente irreales – que de manera racional permita aceptar la idea de que la deuda del Tercer Mundo puede pagarse.

“Voy a ponerte como ejemplo la variante más favorable que se pueda concebir: vamos a suponer que no se incremente en un solo centavo la deuda actual, que se concedan 20 años de gracia para la amortización del principal, que se mantenga fija la tasa de interés al nivel actual del 6 por ciento, que se limite el pago de intereses al 10 por ciento del valor de las exportaciones y que estas, a su vez,  crezcan un promedio anual insólito del 10 por ciento durante 20 años consecutivos. En este caso bien improbable, al cabo de 20 años los países del Tercer Mundo en su conjunto habrían pagado a sus acreedores más de un millón 200 mil millones de dólares por concepto de intereses, y la deuda ascendería aún a más de un millón de millones de dólares. Es decir, los países subdesarrollados habrían pagado en 20 años una cantidad superior al monto total actual de la deuda y seguirían teniendo entonces una deuda aproximadamente igual a la actual. Durante 20 años el Tercer Mundo habría estado entregando más de 60 mil millones de dólares anuales solo para conservar una deuda cada vez mayor.

“Si los países subdesarrollados más deben mientras más pagan, es porque las manipulaciones monetarias de las grandes potencias capitalistas los despojan de sus pocos recursos, porque la banca transnacional les cierra los créditos cuando más falta les hacen, o se los conceden en condiciones que se parecen a las de los usureros medievales. El marco de relaciones económicas internacionales en el que se desenvuelve el fenómeno de la deuda, su propia estructura interna y su dinámica de crecimiento – adquirir más deuda para pagar la deuda -, te explican la imposibilidad matemática y económica de poder pagarla.

“Pero la deuda es impagable no solo por razones matemáticas o económicas; es impagable también por razones políticas. La deuda constituye uno de los más importantes temas políticos mundiales de hoy. Para los acreedores está el hecho real de su impagabilidad y el riesgo de desplome del sistema financiero internacional. Para los deudores, es tanta la magnitud de la deuda que la crisis de su pago podría ser el comienzo de la transformación del orden económico internacional vigente. La aplicación de las medidas restrictivas del Fondo Monetario Internacional ha provocado en numerosos países, como tú sabes, graves conflictos económicos y sociales. Ya cada día es más evidente que solo mediante la represión y la violencia podrá imponerse a los pueblos mayores privaciones y sacrificios. Y este sería un costo político imposible de asumir por los procesos democráticos del Tercer Mundo.

“Solo me interesa agregar que hemos planteado la necesidad de que se unan todos los países y se apoyen mutuamente en la búsqueda de una solución al problema de la deuda, pero no solo al problema de la deuda, sino a la crisis económica y el intercambio desigual, al dumping, al proteccionismo y a la lucha por el Nuevo Orden Económico Internacional. Eso es lo que hemos planteado. No hemos planteado acciones aisladas, sino acciones unidas. Lo que hemos dicho es que, en todo caso, si un país se ve en la situación de tener que suspender los pagos, no se le deje solo, sino que se le brinde el máximo apoyo”.

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