Acabar con la mayoría del PP y sus políticas es una necesidad urgente y de higiene democrática.
Cada decisión del gobierno representa un ataque a las clases trabajadoras y a la propia democracia. Ponen en marcha una reforma fiscal que básicamente beneficia a los ricos y a las grandes fortunas, y aun quiere engañar diciendo que beneficia a las rentas bajas.
Prepara un durísmo ataque con los derechos de las mujeres aprobando, quizás, la modificación de la ley del aborto en fechas veraniegas. Se saca de la manga un decreto que modifica 23 leyes que ni quiere discutir en el Parlamento, y luego a Rajoy se le llena la boca de “regeneración”, cuando su única pretensión es seguir chupando del bote del Estado y beneficiar a sus amigos los ricos.
No por repetida deja de ser verdad esta definición del gobierno Rajoy y del régimen, que no por tener nuevo rey deja de ser antigua su falta de legitimidad.
Derrotar al PP y sus políticas no es cambiar los personajes y mantener las políticas. El ensamblaje institucional del Estado español amenaza quiebra y no se trata de poner parches sino de organizar una ruptura política y social. Este es el verdadero reto.
Y de tal manera se percibe la crisis política que surgen rumores de que Rajoy podría adelantar las elecciones generales al mes de noviembre, para evitar males mayores en las elecciones municipales y autonómicas del año que viene y para intentar enfrentarse así al referéndum catalán del 9N.
Se adelante o no el calendario electoral es evidente la urgencia de la izquierda para construir una alternativa real, posible y práctica de ruptura con el régimen. De ruptura, no de nuevos arreglos y componendas para que todo siga igual.
Y ruptura quiere decir medidas para combatir el paro y crear empleo que vayan a cargo de los capitalistas y no de la reducción de salarios y prolongación de la jornada. Quiere decir una auditoría sobre la deuda para saber cual es legítima o no. Es reconocer el derecho de Catalunya, Euskalherria y Galicia a decidir su futuro y su relación con los pueblos de la península.
Ruptura es exigir un referéndum para decidir sobre monarquía o república. Y también acabar con la corrupción y que las decisiones sean transparentes y controladas por el pueblo.
Para todo esto se necesita con urgencia procesos de unidad de la izquierda. Nuestra organización lo defiende con energía allí donde trabaja política y socialmente, en Izquierda Unida (IU), en Esquerra Unida iAlternativa (EUiA), en Madrid, en Euskalherria o en Catalunya y en todos los movimientos sociales.
Cada decisión del gobierno representa un ataque a las clases trabajadoras y a la propia democracia. Ponen en marcha una reforma fiscal que básicamente beneficia a los ricos y a las grandes fortunas, y aun quiere engañar diciendo que beneficia a las rentas bajas.
Prepara un durísmo ataque con los derechos de las mujeres aprobando, quizás, la modificación de la ley del aborto en fechas veraniegas. Se saca de la manga un decreto que modifica 23 leyes que ni quiere discutir en el Parlamento, y luego a Rajoy se le llena la boca de “regeneración”, cuando su única pretensión es seguir chupando del bote del Estado y beneficiar a sus amigos los ricos.
No por repetida deja de ser verdad esta definición del gobierno Rajoy y del régimen, que no por tener nuevo rey deja de ser antigua su falta de legitimidad.
Derrotar al PP y sus políticas no es cambiar los personajes y mantener las políticas. El ensamblaje institucional del Estado español amenaza quiebra y no se trata de poner parches sino de organizar una ruptura política y social. Este es el verdadero reto.
Y de tal manera se percibe la crisis política que surgen rumores de que Rajoy podría adelantar las elecciones generales al mes de noviembre, para evitar males mayores en las elecciones municipales y autonómicas del año que viene y para intentar enfrentarse así al referéndum catalán del 9N.
Se adelante o no el calendario electoral es evidente la urgencia de la izquierda para construir una alternativa real, posible y práctica de ruptura con el régimen. De ruptura, no de nuevos arreglos y componendas para que todo siga igual.
Y ruptura quiere decir medidas para combatir el paro y crear empleo que vayan a cargo de los capitalistas y no de la reducción de salarios y prolongación de la jornada. Quiere decir una auditoría sobre la deuda para saber cual es legítima o no. Es reconocer el derecho de Catalunya, Euskalherria y Galicia a decidir su futuro y su relación con los pueblos de la península.
Ruptura es exigir un referéndum para decidir sobre monarquía o república. Y también acabar con la corrupción y que las decisiones sean transparentes y controladas por el pueblo.
Para todo esto se necesita con urgencia procesos de unidad de la izquierda. Nuestra organización lo defiende con energía allí donde trabaja política y socialmente, en Izquierda Unida (IU), en Esquerra Unida iAlternativa (EUiA), en Madrid, en Euskalherria o en Catalunya y en todos los movimientos sociales.
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