Foto: AFP |
Por Ángel Guerra Cabrera.
A partir del martes 8 de julio Gaza está bajo continuo ataque aéreo de
Israel como parte de la operación Margen Protector. El miércoles ya las
víctimas palestinas ascendían a más de 40 muertos y cerca de trescientos
heridos, contando niños, mujeres y ancianos.
A la campaña aérea
seguirá una larga incursión por tierra y el lunático jefe del estado
mayor israelí ha dicho que “ activaremos toda nuestra fuerza y nos
tomaremos todo el tiempo que sea necesario… para alcanzar la victoria ” .
El ejército ha llamado a 40 000 reservistas.
Ya son incontables
las agresiones de Israel contra la Franja de Gaza y, en general contra
los palestinos, en los minúsculos ripios que les van quedando de lo que
fue su patria alguna vez. Para justificar la nueva ola de bombardeos los
mandamases de Tel Aviv esgrimen cínicamente el lanzamiento desde Gaza
de los obsoletos y defectuosos misiles de la resistencia patriótica,
ninguno de los cuales ha podido penetrar el famoso “domo de hierro”,
generosamente financiado por Washington, que entrega a Israel tres mil
millones de dólares anuales en ayuda.
Los palestinos están
virtualmente desarmados ante Israel, sexto exportador mundial de armas
con uno de los ejércitos más modernos del mundo y un considerable
arsenal nuclear ilegal.
En Palestina no existen, incluso desde
bastante antes de la funesta creación del Estado hebreo(1948), otros
agresores que no sean los sionistas. Me baso en los brutales métodos de
expulsar millones de palestinos de sus tierras a la fuerza, el
arrasamiento de aldeas y el asesinato de sus habitantes, la destrucción
de miles de casas y de cientos de olivares y otros medios de
subsistencia, la erección del muro de la ignominia y el robo descarado
del agua a sus dueños. Además, la no retirada de los territorios
ocupados en 1967 y el incumplimiento de todas las resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU en defensa de los derechos palestinos. La
lucha armada palestina contra la ocupación extrajera es totalmente
defensiva y un derecho consagrado por la ley internacional.
¿Tres jóvenes israelíes, hijos de colonos ilegales, secuestrados y
asesinados? Nada justifica ese crimen pero sí existe la posibilidad de
explicarse en qué condiciones se puede producir. Y no necesariamente por
extremistas palestinos pues la turbiedad con que la autoridad ocupante
ha manejado y censurado la información sobre el hecho, refuerza la
sospecha de que el sionismo haya montado una operación de falsa bandera
con tal de hacer inviable el alentador acuerdo de unidad entre Fatah y
Hamás y la formación de un gobierno central apoyado por ambas
organizaciones.
En cuanto a menores asesinados, la soldadesca
israelí tiene el triste record de haber ultimado 15 jóvenes en la
operación de castigo al estilo nazi montada en Cisjordania en los días
posteriores al secuestro, del que, por cierto, se acusó a Hamás sin
pruebas. Luego un grupo de colonos que ya confesó su crimen quemó vivo a
un muchacho palestino.
Desde 2000 hasta abril de este año balas
israelíes habían segado la vida de de 1520 niños palestinos. En junio
de 2013 el Comité para los Derechos de los Niños de la ONU denunció que
los niños palestinos son sistemáticamente heridos, torturados y usados
como escudos humanos por Israel. Meses antes la UNICEF había informado
que cada año alrededor de 700 jóvenes palestinos entre 12 y 17 años, en
su mayoría niños, son detenidos por fuerzas israelíes y sometidos a
maltrato “sistemático”.
El periodista Uri Avnery, ex miembro de
la organización terrorista Irgún y ex oficial de operaciones especiales
del ejército israelí, hoy activista por la paz y contra la ocupación,
opina que al primer ministro Netanyahu aprovechó la coyuntura para
culpar a Hamás y desencadenar una operación en Cisjordania
específicamente contra esta organización planeada con “mucho tiempo de antelación”. En otras palabras, Israel esperaba el pretexto para hacer volar por los
aires el eufemísticamente llamado proceso de paz, esta vez echado a
andar con gran fanfarria por Obama y el secretario de Estado Kerry que
ahora no hacen nada por parar la masacre.
En Gaza, objetivo
fundamental del ataque viven 1.7 millones de palestinos en 360
kilómetros cuadrados, de los cuales 1.2 millones fueron expulsados de
sus tierras en lo que ahora es el sur de Israel. Bloqueada, padece un
38.5 de desempleo y un 13.8 por ciento de niños en desnutrición aguda.
Fotos: Reuters |
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