Por Carlos Escocia Polanco
Incapaces de articular un discurso coherente y atractivo para las
grandes mayorías que ellos mismos ayudaron a empobrecer durante los 17
años de ridícula “economía social de mercado” [léase saqueo y
explotación inmisericorde], los auto-apodados “sectores democráticos”
repiten hasta el cansancio que ellos defienden el estado de derecho y la
institucionalidad de la nación.
Igualmente bravuconean hasta el infinito su victoria electoral de
1990, salpicada con la sangre santa del pueblo de Nicaragua, cuando los
votantes acudieron a las urnas “con una pistola apuntándoles a la
cabeza”, según palabras de Edgar Chamorro, ex director de la contra,
cuando se dio el retorno de los brujos y de toda “la guardiada
somociana” de Miami para reclamar sus “legitimas” propiedades.
Pero callan escandalosamente ante el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el 27 de Junio de 1986 [hoy hace 28 años], en el cual la administración Reagan fue condenada por su guerra de agresión contrarevolucionaria en Nicaragua.
La colocación de minas por parte de hombres rana de la CIA a los puertos nicaragüenses, la voladura de puentes en caminos rurales, el ataque a clínicas, cooperativas y centros de salud, fueron todas actividades terroristas declaradas al margen de la ley por el más alto tribunal judicial del planeta.
Para la oligarquía blancoide, provinciana, parroquial, fanática e incoherente, el derecho internacional consuetudinario nada tiene que ver con el estado de derecho por el que tanto lloran ante las cámaras de televisión y cuanto medio mediático tengan a su alcance.
Es reveladora la indiferencia de esas grandes mayorías que ellos pauperizaron mediante la implementación de “la magia del mercado libre”, a como la denominó Ronald Reagan, histórico engaño y brutal manipulación, calificada como “economía de vudú” nada menos que por el propio vice-presidente de Reagan, George W. Bush.
Si la oposición libero-conservadora de las paralelas históricas “Timbuco-Calandracas” realmente fuera seria en su cacareada línea propagandística del “estado de derecho e institucionalidad” deberían comenzar respetando y honrando el histórico fallo de La Haya que le dio la razón a Nicaragua y condenó a Ronald Reagan y a los contras, apodados eufemísticamente como los “paladines de la libertad.”
Pero estos falsos demócratas que mentirosamente alegan defender el estado de derecho, desprecian olímpicamente el derecho internacional consuetudinario y se hacen los súbditos del reino de Suecia [se hacen los suecos] ante la monumental victoria jurídica de Nicaragua en donde David venció a Goliat y los paladines de la libertad quedaron expuestos como lo que verdaderamente eran, terroristas y mercenarios al servicio de una potencia extranjera.
El silencio sepulcral mostrado por la oposición antisandinista durante 28 años desde que se dio el fallo de La Haya el 27 de Junio de 1986, es el más elocuente reconocimiento que su disco rayado sobre su supuesta “lucha inclaudicable” en defensa del estado de derecho es no solo falsa, sino constituye una escandalosa admisión que la justicia internacional le dio la razón a la Revolución Sandinista y condenó a los verdaderos jefes de la “lucha democrática” de los coroneles Oliver North y Enrique Bermúdez Varela.
La indigna actitud de doña Violeta Chamorro de retirar la demanda de Nicaragua en La Haya y su perdón del resarcimiento ordenado por La Haya de 17 mil millones de dólares, patrimonio de todos los nicaragüenses, sin consultarle al pueblo mediante un referéndum, merece todo un capítulo aparte.
La democracia “Chamorro-Arnoldo-Churruco” somociana le fue impuesta al pueblo nicaragüense a sangre y fuego, inaugurando una oscura etapa rimbombante denominada “economía social de mercado” que provocó la más grande estampida migratoria jamás vista en los anales de la historia contemporánea de Nicaragua.
Entre 1990 y 2007, luego de 3 regímenes títeres de Estados Unidos, un millón 500 mil nicaragüenses votaron con los pies contra esa democracia y emigraron a Estados Unidos, España, Costa Rica, Guatemala y hasta a países tan lejanos como Australia.
La brutal censura que acostumbraba imponer el coronel Alberto Luna Solórzano sobre los medios nicaragüenses durante la tiranía somocista, palidece ante la feroz censura que la oposición antisandinista se ha auto-impuesto sobre la más grande victoria jurídica internacional que ha obtenido Nicaragua en toda su historia.
La oligarquía lleva 28 años puesto un zipper en la boca sobre este fallol. Hablarle a las paralelas históricas Timbuco-Calandracas de dicho veredicto es como sacarle un crucifijo a un hechicero o mostrarle una biblia a Satanás. Deberían dejar de hacerse los suecos y ser patriotas alguna vez en su vida.
Para que la moribunda oposición oligárquica verdaderamente tenga autoridad moral para hablarle al pueblo de estado de derecho, debe primero reconocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia, condenando su guerra de los 80 y defiendan el Derecho Internacional Consuetudinario que le dió la razón a Nicaragua hace 28 años en la ciudad holandesa de La Haya.
Mientras tanto, el pueblo les seguirá dando la espalda a como lo demuestran las encuestas de la CID-GALLUP, M & R Consultores, como lo confirmaron los observadores electorales de la OEA que admitieron que su propio conteo paralelo coincidía con el del CSE [“OEA avaló todo” El Nuevo Diario, 16 de Noviembre de 2011] y como lo han ratificado ellos mismos al no ser capaces de poner en las calles ni siquiera 200 personas con motivo del último aniversario del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en donde ignominiosamente deshonraron al mártir de las libertades públicas.
Pero callan escandalosamente ante el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el 27 de Junio de 1986 [hoy hace 28 años], en el cual la administración Reagan fue condenada por su guerra de agresión contrarevolucionaria en Nicaragua.
La colocación de minas por parte de hombres rana de la CIA a los puertos nicaragüenses, la voladura de puentes en caminos rurales, el ataque a clínicas, cooperativas y centros de salud, fueron todas actividades terroristas declaradas al margen de la ley por el más alto tribunal judicial del planeta.
Para la oligarquía blancoide, provinciana, parroquial, fanática e incoherente, el derecho internacional consuetudinario nada tiene que ver con el estado de derecho por el que tanto lloran ante las cámaras de televisión y cuanto medio mediático tengan a su alcance.
Es reveladora la indiferencia de esas grandes mayorías que ellos pauperizaron mediante la implementación de “la magia del mercado libre”, a como la denominó Ronald Reagan, histórico engaño y brutal manipulación, calificada como “economía de vudú” nada menos que por el propio vice-presidente de Reagan, George W. Bush.
Si la oposición libero-conservadora de las paralelas históricas “Timbuco-Calandracas” realmente fuera seria en su cacareada línea propagandística del “estado de derecho e institucionalidad” deberían comenzar respetando y honrando el histórico fallo de La Haya que le dio la razón a Nicaragua y condenó a Ronald Reagan y a los contras, apodados eufemísticamente como los “paladines de la libertad.”
Pero estos falsos demócratas que mentirosamente alegan defender el estado de derecho, desprecian olímpicamente el derecho internacional consuetudinario y se hacen los súbditos del reino de Suecia [se hacen los suecos] ante la monumental victoria jurídica de Nicaragua en donde David venció a Goliat y los paladines de la libertad quedaron expuestos como lo que verdaderamente eran, terroristas y mercenarios al servicio de una potencia extranjera.
El silencio sepulcral mostrado por la oposición antisandinista durante 28 años desde que se dio el fallo de La Haya el 27 de Junio de 1986, es el más elocuente reconocimiento que su disco rayado sobre su supuesta “lucha inclaudicable” en defensa del estado de derecho es no solo falsa, sino constituye una escandalosa admisión que la justicia internacional le dio la razón a la Revolución Sandinista y condenó a los verdaderos jefes de la “lucha democrática” de los coroneles Oliver North y Enrique Bermúdez Varela.
La indigna actitud de doña Violeta Chamorro de retirar la demanda de Nicaragua en La Haya y su perdón del resarcimiento ordenado por La Haya de 17 mil millones de dólares, patrimonio de todos los nicaragüenses, sin consultarle al pueblo mediante un referéndum, merece todo un capítulo aparte.
La democracia “Chamorro-Arnoldo-Churruco” somociana le fue impuesta al pueblo nicaragüense a sangre y fuego, inaugurando una oscura etapa rimbombante denominada “economía social de mercado” que provocó la más grande estampida migratoria jamás vista en los anales de la historia contemporánea de Nicaragua.
Entre 1990 y 2007, luego de 3 regímenes títeres de Estados Unidos, un millón 500 mil nicaragüenses votaron con los pies contra esa democracia y emigraron a Estados Unidos, España, Costa Rica, Guatemala y hasta a países tan lejanos como Australia.
La brutal censura que acostumbraba imponer el coronel Alberto Luna Solórzano sobre los medios nicaragüenses durante la tiranía somocista, palidece ante la feroz censura que la oposición antisandinista se ha auto-impuesto sobre la más grande victoria jurídica internacional que ha obtenido Nicaragua en toda su historia.
La oligarquía lleva 28 años puesto un zipper en la boca sobre este fallol. Hablarle a las paralelas históricas Timbuco-Calandracas de dicho veredicto es como sacarle un crucifijo a un hechicero o mostrarle una biblia a Satanás. Deberían dejar de hacerse los suecos y ser patriotas alguna vez en su vida.
Para que la moribunda oposición oligárquica verdaderamente tenga autoridad moral para hablarle al pueblo de estado de derecho, debe primero reconocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia, condenando su guerra de los 80 y defiendan el Derecho Internacional Consuetudinario que le dió la razón a Nicaragua hace 28 años en la ciudad holandesa de La Haya.
Mientras tanto, el pueblo les seguirá dando la espalda a como lo demuestran las encuestas de la CID-GALLUP, M & R Consultores, como lo confirmaron los observadores electorales de la OEA que admitieron que su propio conteo paralelo coincidía con el del CSE [“OEA avaló todo” El Nuevo Diario, 16 de Noviembre de 2011] y como lo han ratificado ellos mismos al no ser capaces de poner en las calles ni siquiera 200 personas con motivo del último aniversario del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en donde ignominiosamente deshonraron al mártir de las libertades públicas.
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