Por Omar Pérez Salomón
La empresa propietaria de la marca Google,
cuyo principal producto es el motor de búsqueda del mismo nombre,
planea según noticia publicada el pasado 2 de junio por el periódico The Wall Street Journal,
invertir 1.000 millones de dólares en lanzar 180 pequeños satélites al
espacio con el fin de conectar lugares del planeta donde no hay
infraestructura suficiente para que llegue Internet.
De llegar a
concretarse, creo que es una oportunidad para que millones de personas
accedan al conocimiento, a productos y servicios presentes en la red.
También es evidente que sería un gran
negocio para Google y los proveedores de Internet, que incrementarían
sus ingresos por la venta de los metadatos provenientes de sus usuarios,
y porque los países subdesarrollados pagan el costo total de los
enlaces de interconexión a Internet, ya sean de entrada o salida.
El profesor Juan Fernández, asesor en el Ministerio de Comunicaciones de Cuba, lo explica con detalles en su artículo, “Internet, espionaje y extraterritorialidad“:
“Estas empresas almacenan los llamados ‘metadatos’ de todo aquel que utilice sus servicios.
“Se denomina metadato a
aquella información sobre el ‘dato’ y no al ‘dato’ en sí. Por ejemplo,
el contenido de una llamada telefónica o de un correo electrónico es el
dato, mientras que los números telefónicos o direcciones electrónicas de
su origen y destino, su localización física, la cantidad de segundos de
la llamada o de palabras del e-mail, etc. son los ‘metadatos’.
“Los metadatos permiten
conformar los patrones del comportamiento de los usuarios de estas
empresas, por lo que se tornan en un conocimiento valioso que es vendido
a terceros que lo utilizan para colocar publicidad comercial, realizar
análisis de mercados y otros usos.
“De hecho los metadatos
son el activo más importante de muchas grandes empresas de internet,
como Google, Yahoo y Facebook, entre otras, que obtienen de la venta de
éstos la mayor parte de sus ingresos.
“En ese sentido se ha
señalado que la base de datos que posee Facebook con los perfiles de sus
usuarios tenía hace un año un valor de mercado de más de 100 mil
millones de USD. Por otro lado, se estima que la venta de este tipo de
datos alcanzó en el 2012 los 6 mil millones de USD.
“Esto es lo que les
permite a estas grandes empresas de Internet ofrecer sus servicios de
forma ‘gratuita’ a sus usuarios, los cuales deben ceder su privacidad y
consentir con que se recopile información sobre su persona”.
Al margen de la visita realizada
recientemente a nuestro país por ejecutivos de Google, reportada por
varios medios, entre ellos, la agencia de noticias Reuters con el
titular: “Ejecutivos de Google visitan Cuba por primera vez para
promover acceso a Internet”, pienso que en el caso de Cuba el proyecto de los satélites de Google tendría que obedecer las leyes del bloqueo,
como sucede con toda empresa estadounidense. El bloqueo impide, entre
otros aspectos, que la mayor de las Antillas pueda conectarse legalmente
a muchos productos de los dueños del buscador.
Cuando se intenta acceder desde Cuba a
varios servicios de Google, aparece un anuncio informando que, “lo
sentimos, pero este servicio no está disponible para su país”.
Es el caso de Google Analytics, Google
Earth, Google Code Search y otros, que no están disponibles para los
cubanos y les impiden hacer análisis estadísticos, ver mapas satelitales
mundiales y acceder a las bondades del software libre en uno de los
mayores repositorios de código del mundo, por citar solo algunos
ejemplos.
Las limitaciones en el acceso a Internet
en Cuba son económicas y tecnológicas. Como política general del país no
hay ninguna prohibición en este sentido. Lo que se ha hecho es
insuficiente pero ha sido en medio de las multas millonarias de Estados
Unidos a las empresas que nos venden o reparan tecnología
y a los bancos que tramitan nuestras transacciones financieras. A pesar
de ello, se estima que cerca de 3 millones de personas acceden a
servicios de Internet en Cuba, en condiciones de conectividad muy
complicadas.
Se han creado redes que propician el
acceso desde los hogares a personas de determinados sectores – aún
minoritarios - de nuestra sociedad, como es el caso de la red Infomed,
que ha posibilitado el acceso masivo de médicos y otros profesionales a
la información médica y ha contribuido a la formación y recalificación
de nuestros especialistas de la salud; y Reduniv (la red de las
universidades), que posibilitan el acceso a estudiantes y profesores de
la educación superior. A diferencia de Google, que nos bloquea el acceso
al código abierto para desarrollar software; Cuba ha puesto la proridad
del acceso en los sectores que tributan al desarrollo científico y
humano como la educación superior y la salud.
En esa situación, ha primado el acceso
colectivo a la red de redes, y se ha informado que se trabaja por crear
las condiciones técnicas para dar respuesta a la demanda individual.
Las inversiones en marcha y las proyectadas van dirigidas a ese
propósito; pero hay que hacerlo de manera que el servicio tenga calidad,
sea sostenible y perdurable.
En los últimos años, se han hecho
inversiones en las redes telefónicas y de datos –aún insuficientes- con
el fin de lograr ampliar y diversificar la infraestructura que soporta
los servicios de comunicaciones y el acceso a las redes de datos, en
particular, en la infraestructura interna de telecomunicaciones; e
incrementar el ancho de banda a un costo significativo para ir
aumentando progresivamente el acceso a las redes internacionales, y en
particular a Internet. Al servicio colectivo de las redes en lugares
como bibliotecas y universidades, se sumó el año pasado el acceso desde
salas de navegación gestionadas por ETECSA a un precio aún muy elevado.
Pocos países han realizado un esfuerzo
educativo tan grande para masificar el conocimiento de las TIC, desde la
creación de una red de más de 600 Joven Club de Computación y
Electrónica, donde los niños, jóvenes y cualquier ciudadano puede,
gratuitamente, adiestrarse en el uso de estas tecnologías, acceder a la
red nacional, y aportar conocimientos y soluciones en esta área del
conocimiento, hasta la graduación de más de 21 mil especialistas en
carreras afines a la informática en los últimos 10 años. No por
casualidad, Cuba ocupa el lugar 14 en habilidades en el uso de las TIC
entre todos los países del mundo, según el informe del presente año de
la Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT.
Todo lo anterior lo pudieron apreciar los directivos de Google en su visita a La Habana,
que hizo expresar a su presidente ejecutivo, Eric Schmidt, en su perfil
de la red social Google +, que el pueblo cubano es moderno y muy bien
instruido.
No fue Google quien creó esa realidad.
Pienso que poco podrán aportar los planes de Google, y mucho lo
proyectado por el gobierno cubano para estimular el uso de las TIC en
bien de la economía, para crear cultura, desarrollar conocimientos y
acceder a la comunicación y el sano entretenimiento.
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