Por Edmundoo García.
Samuel Feijóo, un sabio, editor, dibujante, pintor y escritor
villareño de San Juan de los Yeras que conoció como pocos la esencia del
cubano, fue protagonista de una anécdota inolvidable.
Al traerla al presente quiero rendirle homenaje a su obra y recordarlo personalmente en el cercano día de su fallecimiento, un 14 de julio, de 1992.
Pero a la vez quiero valerme de ese recuerdo para caracterizar a un
lamentable personaje de la política cubanoamericana, que justifica el
calificativo de “mafioso” que se ha ganado.
Aquí va la anécdota, que seguramente algunos recordarán. En la
primera etapa del programa La Revista de la Mañana, que se realizaba en
vivo, a la presentadora Mariana Ramírez-Corría le correspondió en una
ocasión entrevistar a Feijóo en un momento de gran sensibilidad política
en Cuba, pues se acababa de producir una agresión contrarrevolucionaria
de las tantas que han tenido lugar; a propósito de lo sucedido Mariana
le dice a Feijóo en el estudio: “Maestro, ¿y qué piensa usted del
presidente Reagan?”. Y Feijóo, tan original, como si tuviese la frase
preparada, le dijo: “Entre Reagan y un mojón, me quedo con el mojón”.
Una respuesta inesperada. Mariana no sabía dónde meterse pues eso
había ocurrido en medio de la televisión cubana, en el aire. Pues bien,
parafraseando al maestro Feijóo yo digo: “Entre Bob Menéndez y un mojón,
me quedo con el mojón”.
Elijo esto porque de nuevo Bob Menéndez, presidente del Comité de
Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, ha vuelto a los
primeros planos de la prensa en relación con las conocidas alegaciones
en su contra sobre falta de ética, favoritismos hacia ciertos donantes y
amigos personales, y recaudaciones de dinero de dudoso origen.
En el año 2012, como muchos recordarán, Bob Menenedez tuvo gran
exposición en la prensa a partir de unas revelaciones sobre contratación
de dos prostitutas menores de edad en República Dominicana. Se le
asoció con tratos y viajes con el oftalmólogo Salomón Melgen,
multimillonario residente en West Palm Beach, por cuyos negocios
Menéndez habría intercedido tanto en círculos de influencia dominicanos
como norteamericanos. Negocios bastante “diversificados” los del Dr.
Melgen, dentro y fuera de la medicina.
Percy Alvarado Godoy ha recordado muy bien el origen de estas
denuncias en su investigación “Bob Menéndez, vida de capo y mentiras baratas”, publicada en su blog.
Aunque estos escándalos por el contrato de prostitutas menores de
edad tuvo inicio por medios como Daily Caller y el dominicano Proceso,
no hay que olvidar que el propio The Washington Post en un trabajo
publicado el 12 de diciembre del 2012 refirió otro
escándalo vinculado con el Senador Menéndez en relación con un
indocumentado registrado como ofensor sexual que hizo una pasantía en su
oficina. También se divulgó una imputación por haberse realizado trucos
para encubrir contribuciones por $98,000 a las campañas del Senador.
Independientemente de que Menéndez se haya movilizado con sus
abogados y controlado algunos daños, sobre todo de imagen, lo que le
preocupa realmente es que hay cargos pesando sobre él, que interesan a
los investigadores del FBI y del Departamento de Justicia.
En enero del 2013 escribí un artículo donde dejaba claro algunos
hechos, que fueron ratificados y compartidos además con buena parte de
la prensa; incluyendo medios del sur de la Florida. En aquel momento
pesaba sobre el Dr. Melgen un embargo millonario por parte de la oficina de impuestos de Estados Unidos (IRS).
Como puede comprobarse no son solo sospechas, no son insinuaciones,
son datos concretos sobre una persona que la propia oficina del Senador
Menéndez reconoció que ha sido contribuyente de su campaña, partidario
político y amigo personal con el que ha compartido hasta un avión
privado CL-600 Challenger.
Menéndez está todavía y con razón muy preocupado por esta situación.
Lo demuestra el artículo “Sen. Robert Menendez seeks probe of alleged Cuban plot to smear him”, publicado en el periódico The Washington Post
este lunes 7 de julio por los periodistas Carol D. Leonnig y Manuel
Roig-Franzia.
En ese artículo se dice que el Senador Menéndez ha enviado a través
de su abogado una carta al Departamento de Justicia solicitando que siga
unas supuestas “pruebas” o pistas obtenidas por él que demuestran que
detrás de las alegaciones hechas sobre su conducta ética desde el año
2012 no está la prensa sino, ¡no faltaba más!, un complot del gobierno
cubano.
La intención de Menéndez es muy clara: desviar la atención de las
investigaciones que existen sobre él, hacia un falaz problema con Cuba.
Pero todos sus argumentos se deshacen. De la carta de reclamación de
Menéndez al Departamento de Justicia no se sabe casi nada. Solo se ha
dicho que existe. Tampoco de las “pruebas” que contendría la
investigación que la carta refiere.
Una supuesta “investigación” que recomienda un “ex funcionario” de
gobierno que al final resulta que no lo es; y luego remite a personas
para verificar puntos, que resultan del círculo del Dr. Melgen.
Tampoco hay mención de nada de esto en el sitio oficial del Senador, ni en sus cuentas de twitter y de facebook.
El propio Senador Marco Rubio, siempre dispuesto a secundar a
Menéndez en todo lo anticubano que se le ocurra, en declaraciones
recogidas en un artículo de Time,
no se compromete con la afirmación de que haya existido un complot de
agentes cubanos contra el Senador. Incluso Marco Rubio, cuando le
preguntan que si por tener posiciones como las de Menéndez habría sido
él mismo un objetivo de los agentes cubanos, responde que no lo cree,
que no tiene pruebas de ello.
También el martes 8 de julio la cadena CNN (en inglés, no en
español)entrevistó al Senador Menéndez y le preguntó sobre esas
supuestas “pruebas” que dice poseer y que involucrarían a Cuba en el
trasfondo de las denuncias que le hizo la prensa. Y en ese momento,
cuando tenía que ser preciso, Menéndez dio vagas referencias que la
propia CNN consideró insuficientes; hasta el punto de que en el título
de la nota que publica considera que Menéndez solo ha “sugerido” la
participación de agentes cubanos. “Sugerir” es algo que cualquiera puede hacer sobre cualquier cosa; un
argumento muy débil para que Menéndez logre quitarse su verdadera
responsabilidad de encima.
Tampoco la CIA, quien podría confirmar las “pruebas” que según
Menéndez posee, no quiso hacer comentarios. Algo lógico, porque en
ningún lugar del mundo los Servicios de Inteligencia dan información a
personas particulares, y solo obedecen y tienen contacto directo con el
Presidente. Es más impensable aún que, estando Menéndez en el interés
investigativo, en la lupa de los investigadores, la agencia le vaya a
facilitar alguna información especial.
No va a ir un oficial de inteligencia con información a ninguna otra
instancia que la Presidencial. Ni siquiera al Departamento de Estado, ni
al Departamento de Justicia.
Todo el mundo sabe que las informaciones relativas a la corrupción
del Senador Menéndez, miembro del Partido Demócrata, las levantó la
prensa de derecha de Estados Unidos, alguna de ella vinculada al Tea
Party. El gobierno de Cuba no interviene en polémicas internas de otros
países ni tiene tratos con fueras políticas norteamericanas, mucho menos
con estos extremistas.
Lo que pasa es que la derecha cubanoamericana solo quiere hacerle
caso a la prensa cuando le conviene. Y hablando de eso, debe sentirse un
poco incómoda esa derecha cuando el mismo El Nuevo Herald, que siempre
le complace, ha publicado hoy miércoles 9 de julio para los lectores de
Miami la traducción del artículo de Carol D. Leonnig y Manuel
Roig-Franzia en The Washington Post, “sin censurar” la parte donde dice
que “la sección de integridad pública del Departamento de Justicia y
agentes del FBI llevan a cabo de forma activa la investigación y
consideran posibles cargos contra Menéndez”.
Creo que es un bochorno que Estados Unidos tenga como Senador y como
presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado a un hombre
que es un “mafioso”; vinculado a ese mundo de los casinos, los clubes,
el juego. No se puede olvidar que el padre de una esposa de Menéndez fue
uno de los patrocinadores del terrorista Luis Clemente Posada Carriles
en la época de las bombas en La Habana.
En el día de ayer hubo un desfile de personajes defendiendo a
Menéndez en los medios hispanos de Miami. Pasaron personas cercanas al
“entorno” del Senador, como los Congresistas Mario Díaz-Balart, Ileana
Ros-Lehtinen y Joe García. Y también algunos cortesanos de segunda fila
como el abyecto Juan Antonio Blanco, encargado del programa de becarios
de La Fundación Nacional Cubano Americana; Félix Ismael Rodríguez
Mendigutía (alias El Gato, implicado en el asesinato del Che en
Bolivia); el mercenario de Playa Girón y ex Director de Radio Martí
Pedro Roig; y otros.
Incluso los noticieros nacionales de las cadenas hispanas, reportaron
de forma desbalanceada a favor del Senador Menéndez. Con defensores
como estos, digo yo, el Senador Bob Menéndez es culpable de oficio.
Pienso, como dice el copresentador de La Tarde se Mueve Eddie Levy,
que la política norteamericana está en su momento más bajo. Se han visto
cosas en el proceder del legislativo que no habían pasado nunca, ni en
la época de la fundación de Estados Unidos donde existían duelos y
formas más abiertas de enfrentamiento.
Menéndez es un “capo”, una persona que se cree incuestionable y con
derecho a mentir como le plazca. No es la primera vez que se trata de
involucrar a Cuba con los desmanes de “mafiosos” como Bob Menéndez, y
tampoco será la primera vez que se caigan por sí mismas todas las
difamaciones.
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