viernes, 11 de julio de 2014

Entre Bob Menéndez y un mojón, me quedo con el mojón

Tomado de La Tarde se Mueve
Por Edmundoo García.

Samuel Feijóo, un sabio, editor, dibujante, pintor y escritor villareño de San Juan de los Yeras que conoció como pocos la esencia del cubano, fue protagonista de una anécdota inolvidable.

Al traerla al presente quiero rendirle homenaje a su obra y recordarlo personalmente en el cercano día de su fallecimiento, un 14 de julio, de 1992.

Pero a la vez quiero valerme de ese recuerdo para caracterizar a un lamentable personaje de la política cubanoamericana, que justifica el calificativo de “mafioso” que se ha ganado.

Aquí va la anécdota, que seguramente algunos recordarán. En la primera etapa del programa La Revista de la Mañana, que se realizaba en vivo, a la presentadora Mariana Ramírez-Corría le correspondió en una ocasión entrevistar a Feijóo en un momento de gran sensibilidad política en Cuba, pues se acababa de producir una agresión contrarrevolucionaria de las tantas que han tenido lugar; a propósito de lo sucedido Mariana le dice a Feijóo en el estudio: “Maestro, ¿y qué piensa usted del presidente Reagan?”. Y Feijóo, tan original, como si tuviese la frase preparada, le dijo: “Entre Reagan y un mojón, me quedo con el mojón”.

Una respuesta inesperada. Mariana no sabía dónde meterse pues eso había ocurrido en medio de la televisión cubana, en el aire. Pues bien, parafraseando al maestro Feijóo yo digo: “Entre Bob Menéndez y un mojón, me quedo con el mojón”.

Elijo esto porque de nuevo Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, ha vuelto a los primeros planos de la prensa en relación con las conocidas alegaciones en su contra sobre falta de ética, favoritismos hacia ciertos donantes y amigos personales, y recaudaciones de dinero de dudoso origen.

En el año 2012, como muchos recordarán, Bob Menenedez tuvo gran exposición en la prensa a partir de unas revelaciones sobre contratación de dos prostitutas menores de edad en República Dominicana. Se le asoció con tratos y viajes con el oftalmólogo Salomón Melgen, multimillonario residente en West Palm Beach, por cuyos negocios Menéndez habría intercedido tanto en círculos de influencia dominicanos como norteamericanos. Negocios bastante “diversificados” los del Dr. Melgen, dentro y fuera de la medicina.

Percy Alvarado Godoy ha recordado muy bien el origen de estas denuncias en su investigación “Bob Menéndez, vida de capo y mentiras baratas”, publicada en su blog.

Aunque estos escándalos por el contrato de prostitutas menores de edad tuvo inicio por medios como Daily Caller y el dominicano Proceso, no hay que olvidar que el propio The Washington Post en un trabajo publicado el 12 de diciembre del 2012 refirió otro escándalo vinculado con el Senador Menéndez en relación con un indocumentado registrado como ofensor sexual que hizo una pasantía en su oficina. También se divulgó una imputación por haberse realizado trucos para encubrir contribuciones por $98,000 a las campañas del Senador.

Independientemente de que Menéndez se haya movilizado con sus abogados y controlado algunos daños, sobre todo de imagen, lo que le preocupa realmente es que hay cargos pesando sobre él, que interesan a los investigadores del FBI y del Departamento de Justicia.

En enero del 2013 escribí un artículo donde dejaba claro algunos hechos, que fueron ratificados y compartidos además con buena parte de la prensa; incluyendo medios del sur de la Florida. En aquel momento pesaba sobre el Dr. Melgen un embargo millonario por parte de la oficina de impuestos de Estados Unidos (IRS).

Como puede comprobarse no son solo sospechas, no son insinuaciones, son datos concretos sobre una persona que la propia oficina del Senador Menéndez reconoció que ha sido contribuyente de su campaña, partidario político y amigo personal con el que ha compartido hasta un avión privado CL-600 Challenger.

Menéndez está todavía y con razón muy preocupado por esta situación. Lo demuestra el artículo “Sen. Robert Menendez seeks probe of alleged Cuban plot to smear him”, publicado en el periódico The Washington Post este lunes 7 de julio por los periodistas Carol D. Leonnig y Manuel Roig-Franzia.

En ese artículo se dice que el Senador Menéndez ha enviado a través de su abogado una carta al Departamento de Justicia solicitando que siga unas supuestas “pruebas” o pistas obtenidas por él que demuestran que detrás de las alegaciones hechas sobre su conducta ética desde el año 2012 no está la prensa sino, ¡no faltaba más!, un complot del gobierno cubano.

La intención de Menéndez es muy clara: desviar la atención de las investigaciones que existen sobre él, hacia un falaz problema con Cuba.

Pero todos sus argumentos se deshacen. De la carta de reclamación de Menéndez al Departamento de Justicia no se sabe casi nada. Solo se ha dicho que existe. Tampoco de las “pruebas” que contendría la investigación que la carta refiere.

Una supuesta “investigación” que recomienda un “ex funcionario” de gobierno que al final resulta que no lo es; y luego remite a personas para verificar puntos, que resultan del círculo del Dr. Melgen.

Tampoco hay mención de nada de esto en el sitio oficial del Senador, ni en sus cuentas de twitter y de facebook.

El propio Senador Marco Rubio, siempre dispuesto a secundar a Menéndez en todo lo anticubano que se le ocurra, en declaraciones recogidas en un artículo de Time, no se compromete con la afirmación de que haya existido un complot de agentes cubanos contra el Senador. Incluso Marco Rubio, cuando le preguntan que si por tener posiciones como las de Menéndez habría sido él mismo un objetivo de los agentes cubanos, responde que no lo cree, que no tiene pruebas de ello.

También el martes 8 de julio la cadena CNN (en inglés, no en español)entrevistó al Senador Menéndez y le preguntó sobre esas supuestas “pruebas” que dice poseer y que involucrarían a Cuba en el trasfondo de las denuncias que le hizo la prensa. Y en ese momento, cuando tenía que ser preciso, Menéndez dio vagas referencias que la propia CNN consideró insuficientes; hasta el punto de que en el título de la nota que publica considera que Menéndez solo ha “sugerido” la participación de agentes cubanos. “Sugerir” es algo que cualquiera puede hacer sobre cualquier cosa; un argumento muy débil para que Menéndez logre quitarse su verdadera responsabilidad de encima.

Tampoco la CIA, quien podría confirmar las “pruebas” que según Menéndez posee, no quiso hacer comentarios. Algo lógico, porque en ningún lugar del mundo los Servicios de Inteligencia dan información a personas particulares, y solo obedecen y tienen contacto directo con el Presidente. Es más impensable aún que, estando Menéndez en el interés investigativo, en la lupa de los investigadores, la agencia le vaya a facilitar alguna información especial.

No va a ir un oficial de inteligencia con información a ninguna otra instancia que la Presidencial. Ni siquiera al Departamento de Estado, ni al Departamento de Justicia.

Todo el mundo sabe que las informaciones relativas a la corrupción del Senador Menéndez, miembro del Partido Demócrata, las levantó la prensa de derecha de Estados Unidos, alguna de ella vinculada al Tea Party. El gobierno de Cuba no interviene en polémicas internas de otros países ni tiene tratos con fueras políticas norteamericanas, mucho menos con estos extremistas.

Lo que pasa es que la derecha cubanoamericana solo quiere hacerle caso a la prensa cuando le conviene. Y hablando de eso, debe sentirse un poco incómoda esa derecha cuando el mismo El Nuevo Herald, que siempre le complace, ha publicado hoy miércoles 9 de julio para los lectores de Miami la traducción del artículo de Carol D. Leonnig y Manuel Roig-Franzia en The Washington Post, “sin censurar” la parte donde dice que “la sección de integridad pública del Departamento de Justicia y agentes del FBI llevan a cabo de forma activa la investigación y consideran posibles cargos contra Menéndez”.

Creo que es un bochorno que Estados Unidos tenga como Senador y como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado a un hombre que es un “mafioso”; vinculado a ese mundo de los casinos, los clubes, el juego. No se puede olvidar que el padre de una esposa de Menéndez fue uno de los patrocinadores del terrorista Luis Clemente Posada Carriles en la época de las bombas en La Habana.

En el día de ayer hubo un desfile de personajes defendiendo a Menéndez en los medios hispanos de Miami. Pasaron personas cercanas al “entorno” del Senador, como los Congresistas Mario Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen y Joe García. Y también algunos cortesanos de segunda fila como el abyecto Juan Antonio Blanco, encargado del programa de becarios de La Fundación Nacional Cubano Americana; Félix Ismael Rodríguez Mendigutía (alias El Gato, implicado en el asesinato del Che en Bolivia); el mercenario de Playa Girón y ex Director de Radio Martí Pedro Roig; y otros.

Incluso los noticieros nacionales de las cadenas hispanas, reportaron de forma desbalanceada a favor del Senador Menéndez. Con defensores como estos, digo yo, el Senador Bob Menéndez es culpable de oficio.

Pienso, como dice el copresentador de La Tarde se Mueve Eddie Levy, que la política norteamericana está en su momento más bajo. Se han visto cosas en el proceder del legislativo que no habían pasado nunca, ni en la época de la fundación de Estados Unidos donde existían duelos y formas más abiertas de enfrentamiento.

Menéndez es un “capo”, una persona que se cree incuestionable y con derecho a mentir como le plazca. No es la primera vez que se trata de involucrar a Cuba con los desmanes de “mafiosos” como Bob Menéndez, y tampoco será la primera vez que se caigan por sí mismas todas las difamaciones.

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