Por Gustavo de la Torre Morales.
Si hay algo que me alegra en gran sentido es que Cuba, con todas sus dificultades conocidas, se va abriendo paso, segura de seguir construyendo con medida justeza, un proceso socialista que pone en práctica, con lentitud, según sus posibilidades, esa primera ley que reclamaba el apóstol José Martí: “la dignidad plena del hombre”.
Si hay algo que me alegra en gran sentido es que Cuba, con todas sus dificultades conocidas, se va abriendo paso, segura de seguir construyendo con medida justeza, un proceso socialista que pone en práctica, con lentitud, según sus posibilidades, esa primera ley que reclamaba el apóstol José Martí: “la dignidad plena del hombre”.
Han sido ya 55 años de Revolución, llevando cultura al
pueblo (Fidel: “yo no digo cree, sino lee”),
buscando alternativas que sustenten el proyecto social y brinde desarrollo
económico al país y por ende a cubanas y cubanos, sorteando los embates de una
economía mundial polarizada por un capitalismo salvaje, llevando solidaridad
amiga a otros necesitados allende las fronteras para compartir modestamente lo
que posee a pesar de las carencias mayoritariamente impuestas por el enemigo, resistiendo
los disímiles y criminales ataques del imperialismo y sus lacayos en el afán de
ahogar una alternativa viable y diferente; combatiendo tanto la contrarrevolución
interna como aquella del exterior que viene, además, a Cuba para destruirla
sigilosamente.
También se combate contra cada difamación y montaje de una
prensa, que aparentando un goce de “libertad de expresión”, va de servil con un
guión bien establecido para denigrar los principios básicos de la Revolución
cubana y su obra indiscutiblemente palpable. Hasta medios que nunca surcaron
los temas políticos, hoy se ven forzados a salivar contra Cuba, como lo hace la
Revista Geo, siendo el caso más reciente.
Lidiar con monopolios o con una caterva de mercenarios
adiestrados y que responden a grandes capitales e intereses foráneos se hace ya
“cotidiano” en el transcurso diario de las cubanas y cubanos; al final, estos
asalariados responden a quien le paga por tal inclinación servil. Estos no son
los preocupantes, pues de ellos se sabe lo que se espera, sus reacciones,
manipulaciones y hasta se hace fácil encuerar sus burdos bulos… “más fácil se
coge a un mentiroso”… ya saben, el refrán.
Indigna la actitud de esos que pudieron vivir los golpes de
una dictadura batistiana y se jactaron de las conquistas logradas en la
Revolución, producto de ser más leales a la mezquina ambición del
individualismo o permitir que la influencia los llevara por esos derroteros.
Indigna la actitud de aquellos que se sirvieron de
herramientas culturales, sociales, económicas y políticas que les propició la
Revolución y sin embargo las usan en la destrucción del propio proceso
socialista que los formó. Y no es cuestión de pagar deudas, sino de tener el
decoro de poner el empeño en crear desarrollo y metas por bienes colectivos, de
dotar y fortalecer con nuevos instrumentos la defensa del sistema y de la
Patria frente a los constantes ataques del imperialismo y sus lacayos. No es
cuestión de deuda, sino de consciencia.
Indigna, también, la actitud de todos los que esconden su
oportunismo a gritos de consignas; por momentánea apariencia “revolucionaria”
frente a la sociedad. Incluyo esos, aunque realmente no muestren diferencias
con la Revolución, pero se comportan igual de hipócritas, sin reparar en lo más
mínimo que con ello tiran por tierra los principios esenciales de las
conquistas alcanzadas y el sentido de Revolución. Así, in-voluntarios, se
vuelven cómplices del enemigo: denigrar la Revolución y mostrar el
desentendimiento de las nuevas generaciones del contexto histórico que sostiene
el proceso social socialista.
Indigna la actitud de esos que nacieron con el pan bajo el
brazo, despreocupados en tiempo de bonanzas de otros peligros que no sea la de
poder llenarse la barriga, los bolsillos o disfrutar de conquistas gracias al
sacrificio de muchos otros; y ahora, con ínfulas de jueces, mientras
desperdigan veneno, se muestran con cara de angelitos bajo el farol del
victimismo, cada vez que se “expresan”, aluden: ¡Censura!
Indigna la actitud de esos con ansias de protagonismo,
ávidos de ser el ombligo del arroz-con-pollo de la palestra y sólo ponen su
verborrea para lucir como “Quijotes revolucionarios”, apuntillando cualquier
detalle con hipercriticismo, no importa si es ínfimo; pero se sepa que poseen
una lengua o pluma tan afilada como la adarga (por cierto, que ha tomado
prestada), creyéndose héroes porque “suavemente” cortan su hilo umbilical con
todo aquello que le ha antecedido… deseosos
de buscar la “verdad”, su “verdad”, la misma que ya ha sido plantada con
lentejuelas en su mentalidad y sin más profundo análisis en su ceguera política;
ponen manos a la obra en cambiar, cerrar o, de ser posible, enterrar o quemar
el “armario de la abuelita”. El nicho del desagradecimiento que lo carcome es
el productor de su hipercriticismo. Montado sobre aires de superioridad por su
juventud, porque entiende que el presente es “su tiempo”, subvalora o desdeña
el esfuerzo y sufrimiento de todos aquellos (abuelitas y abuelitos) que se
olvidaron de su tiempo y fueron a la manigua o subieron a la Sierra y al
Escambray para dar un futuro sin cadenas; abuelitas y abuelitos que
construyeron con total entrega un presente sin pedir otro beneficio que la de
ver la alegría en las calles. Sin embargo, el desagradecido no le compensa que ese
“armario” guarde la sangre y el sudor de las cubanas y cubanos dignos… o como los calificó José Martí en su poema a
Néstor Ponce de León: “cubanos buenos” (N. Y., 21 de
octubre/1889). Ese “armario” acopia también todo el tesón de valerosas y
valerosos combatientes que aún luchan por no ver mancillado o tirado a tierra
todo aquello por lo que trabajaron y sacrificaron; un “armario” guardando toda
la experiencia de una dura vivencia, la cual mínimamente debe ser vista con
férreo respeto.
Los desagradecidos e in-conscientes siempre se dan coloretes
de ser más tricolores que la misma bandera cubana, “dispuestos” a implementar
el “Socialismo” que se “ajusta” a las supuestas apetencias de nuevas
generaciones (cuando lo que debería importar son las nuevas condiciones para
una sociedad más amplia). Los ingratos desbordan, incluso, todo espacio posible
con desdibujados cuadros sociales que, con habilidad infantil, languidecen todo
factor exterior influyente (como es el caso del bloqueo económico, la guerra
diplomática o los atentados terroristas sufridos en la economía y el turismo
cubanos) para centrar sus constantes golpes “periodísticos” contra los
galimatías administrativos _ sin negar sus existencias. No hay tiempo o espacio
para saber balancear la cal y la arena. Cualquiera que lea las palabrerías de
nuestros quijoteros, encontraría sólo una Cuba caótica. ¿Es Cuba caótica,
entonces cómo es posible que tenga tantos reconocimientos por instituciones
internacionales y sea tomada como ejemplo por otros pueblos?
Muchas veces, algunos de estos personajes, exponen como
excusa que “no pidieron que sus antepasados se sacrificaran por ellos. ¡Vaya
contraste! Mientras tanto en la actual Europa son muchos los jóvenes aquejados
de que la generación que le antecedió no hizo lo suficiente por ellos.
Estos desagradecidos e in-conscientes, para entronarse como
“valientes” en su hipercriticismo, son capaces de meterse el dedo en el ojo
para poder tapar el sol. “El sol quema con la misma luz con que
calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las
manchas. Los agradecidos hablan de la luz”, escribió José Martí en la
Edad de Oro (1882), en el cuento Los Tres Héroes.
Indigna la actitud de aquellos “ilustrados”, cubanólogos,
que desde la otra orilla (no importa las millas que sean), gustosos de una vida
mejorada en el exterior, se lucen en “magistrales” clases muy factibles para
mejorar el propio fracaso en el cual viven; pero sin ningún ajuste para Cuba.
Indigna la actitud, también, de aquellos que conociendo la
realidad cubana y los desafíos que enfrenta, por momento demostraron simpatía y
comprensión, afinidad de ideales o simplemente aceptaron con respeto el derecho
de Cuba a establecer su camino… y de pronto, como hojas cansadas se dejan
arrastrar “sin dirección aparente” por cuenta de un giro de torbellinos, se
vuelven en ecos, en una kafkiana inversión y adsorben voluntariamente un
discurso ajeno, para sumarse a las hordas.
Todos tenemos derecho a tener percepción y opinión propia,
incluso, amén de estar en ocasiones encontradas con la trayectoria tomada por la
dirección el país (recordemos que las leyes son aprobadas en el Parlamento, a
propuestas de los Ministerios, Consejo de Ministros o Consejo de Estado,
cursando sus canales). El compañero Raúl Castro, Jefe del Consejo de Estado y Presidente de Cuba,
siempre ha estimulado a la práctica de la crítica constructiva y sincera. Diferir o disentir no es sinónimo de engañar.
No es manipular diversas situaciones para transformarlas en conflictos.
La
lección dice que “quien tiene sucia el alma, anda siempre retorciendo”.
Ahora la moda contra la Revolución es intentar apalearla
porque desde sus inicios se les calificó a los lumpen que vivían de ella, a los
traidores, a sus profanadores, a sus detractores (hoy llamados con refinamiento
como disidentes) que se prestan a ser los monigotes y marionetas del
imperialismo: “GUSANOS”.
A los que desean empañar el proceso revolucionario
proclamando defensas por ser el epíteto GUSANOS ofensivo, les recuerdo que el
mismo es un término coloquial usado desde hace siglos para denominar a una
persona perversa, traidora o insignificante.
Por lo tanto, éste ya existía, aunque ahora se le quiera dar un
sobredimensionamiento o se le quiera imputar únicamente al proceso
revolucionario cubano a partir de 1959.
José Martí en su discurso en conmemoración del 10 de octubre
de 1868, en el Masonic Temple, Nueva York, el 10 de octubre de 1887, fue el
primero en llamar TRAIDORES a todos aquellos que viven de “ladrones en la Patria”.
Por tanto, la “edulcorada” disidencia disfruta en igual condición de los beneficios
alcanzados con las conquistas socialistas sin contribuir a ellas. Y eso es
ROBARLE A LA PATRIA.
También,
en un poema dirigido a Néstor Ponce de León (N. Y., 21 de octubre/1889) el Apóstol le llamó “reptiles”
a quienes mienten con el objetivo de dividir al pueblo cubano.
Por
un momento, pongamos el punto sobre las íes. ¿Quiénes son los Gusanos_ perdón,
me refiero a los refinados “disidentes”?: Las llamadas Damas de Blanco, Cuba Independiente y Democrática (CID), el
Movimiento Cristiano de Liberación (creado por Osvaldo Payá, fallecido en el
accidente provocado por el líder del Partido Popular, Ángel Carromero), FLAMUR,
el Movimiento Independiente Opción Alternativa (MIOA) o el Movimiento Nacional
de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel (la mayoría formados por
cuatro-en-un-sofá), entre otros sueltos de la tan cacareada mediáticamente oposición (como Elizardo Sánchez, Antunez o Darsy
Ferrer), etc.).
Simples personeros que han puesto precio (en moneda dura extranjera) a sus
melodramas de “combatientes por la
libertad y la democracia en Cuba”. Son gorrones que someten, como vulgares ambiciosos, el amor patrio
al interés personal. Todos muy bien calificados hasta por la propia SINA (en Cables
publicados por Wikileaks) como elementos que no tienen un programa que los
avale como oposición e incapaces de llegar al poder. Muy a pesar que la CIA ha
querido rejuvenecer a la contrarrevolución con nuevas caras (Yoani Sánchez,
Eliécer Ávila o Antonio Rodiles) y surtirlos de mayor apoyo
financiero y asesoramiento en nuevas tecnologías, continúan sin repercusión
en la sociedad cubana.
El
compañero Fidel Castro Ruz también describrió el carácter servil de la
contrarrevolución en Cuba, en su discurso pronunciado en la Plaza de la
Revolución, el 2 de enero de 1961, al decir:
"La
contrarrevolución cuenta con todos los parásitos y con toda la escoria social…
“(…)
"Quizás ese sea el mayor mérito de nuestra
Revolución; quizás ese sea el mayor mérito que la historia reconozca a nuestra
Revolución; que no se enfrenta a un enemigo pequeño, sino a un enemigo muy
poderoso, y ese enemigo poderoso (se refiere a Estados Unidos) ha
sido el encargado de “revolver la gusanera”
aquí en nuestro país agitado."
La
contrarrevolución sigue en sus actividades ilícitas, aprovechando la
flexibilidad y paciencia de la Revolución; además de todo el soporte mediático
de los grandes monopolios informáticos les brinda para tergiversar la realidad
de Cuba. Crean provocaciones con sus abiertos performances al estilo Gran
Hermano, la comidilla de los Mass Medias extranjeros; recreando con
sobreactuaciones cuando los órganos policiales les cancelan sus shows, les
detienen o se les acerca para hacer llegar las alertas pertinentes.
Pero volviendo
al hilo de lo escrito y como dije anteriormente, indigna la actitud de
todos los que con
postura “conciliadora, abierta a la divergencia e inclinación a la tolerancia
de opiniones” se pretenda defender a estos personajes de la contrarrevolución.
Igualmente, se tomen como referencia, para cargar con acérrimo criticismo.
Repudiable
es que conociendo la carente calidad humana de estos asalariados, se intente
defender el audiovisual titulado “Gusano”, que circula por las redes; un abominable
vídeo muy bien orquestado por la contrarrevolución, donde se quieren postrar
como víctimas de la represión del socialismo y gobierno cubanos; donde han
buscado su oportunidad para filmar las detenciones realizadas de algunos de sus
organizadores (como Antonio Rodiles, quien es uno de los que dirige el Estado
de SATS, por orientación de la SINA), escudando su provocación en un acto por
los Derechos Humanos y donde se aprovecharon de la inocencia de los niños para
atraerlos a la comparsa preparada.
También
repudiable que se pretenda defender a otro engendro como es el Observatorio Crítico de Cuba, quien se autodenomina
como un espacio de “colaboración para el diálogo”, “plurales” en su composición
de membrecía, dicen no querer posicionarse referente a ningún “ismo”; pero
guarda cercanos contactos con la Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana (SINA), Radio Martí (en Miami) u otras agrupaciones extranjeras con
marcada inclinación derechista y, por supuesto, no les falta su posición
crítica respecto al orden social cubano y las políticas sociales “oficiales”
(un guión archiconocido).
En el mismo discurso que José Martí reclama como primera Ley
de la Revolución “la dignidad plena del hombre” (en el
Liceo Cubano en Tampa el 26 de noviembre de 1891); mejor conocido por “Con
todos y para el bien de todos”, también emplaza a todos los que han
vivido descaradamente a costa de la Patria, siendo serviles al enemigo:
"En la mejilla ha de
sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre: envilece a los pueblos desde la cuna el
hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un interés notorio o
encubierto, para la defensa de las libertades: sáquese a lucir, y a
incendiar las almas, y a vibrar como el rayo, a la verdad, y síganla, libres,
los hombres honrados. Levántese por sobre todas las cosas esta tierna
consideración, este viril tributo de cada cubano a otro. Ni misterios, ni calumnias, ni tesón en desacreditar, ni largas y
astutas preparaciones para el día funesto de la ambición. O la república
tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de
trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el
respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la
pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de
nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños.
Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar
en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de
Cuba trabajamos, y no para erigir, a la
boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla,
o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay, lúgubre de Francia! ¡Mejor
caer bajo los excesos del carácter imperfecto de nuestros compatriotas, que
valerse del crédito adquirido con las armas de la guerra o las de la palabra
que rebajarles el carácter!"
Mientras exista el imperialismo, la Revolución cubana tendrá
un enemigo que no descansará en tratar de derrocarla, de devolver a Cuba a un
peor estado de subyugación al que sufrió en la neorepública. El peligro existe
fuera de Cuba y dentro de ella; afuera está sentado el Gigante de las Siete
Leguas esperando para dar su mordisco y
dentro están los asalariados del imperialismo, esos GUSANOS que carcomen con su
inmundicia.
A quienes están dentro de Cuba, deponiendo su esfuerzo por continuar
defendiendo la independencia alcanzada, seguir desarrollando las existentes y
lograr nuevas conquistas, por no olvidar la historia para estar seguro de dónde
venimos y hacia dónde vamos. A ellos, les recuerdos las palabras de Fidel en el
Aula Magna de la Universidad
de La Habana, el 17 de noviembre de 2005, cuando dijo que a esta Revolución no
podría destruirla el enemigo, pero sí nosotros mismos y sería culpa nuestra,
advirtió.
El enemigo seguirá allí, también sus lacayos y demás indignos
que nos rodean. No pararán sus continuas trampas.
Por ello, también e apoyo en las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros, en la Primera Sesión Ordinaria de la
VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de
Convenciones, el 7 de julio de 2013, “Año 55 de la Revolución”: “Nada
es más ajeno a un revolucionario que la resignación, o lo que es lo mismo, la
rendición ante las dificultades. Por tanto, lo que nos corresponde es
levantar el ánimo y el espíritu de combate y enfocarnos en la gigantesca y
paciente tarea de revertir la situación creada.”
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