domingo, 31 de agosto de 2014

Gusanos, los Quijotes “revolucionarios” y el hipercriticismo.



Por Gustavo de la Torre Morales.
 
Si hay algo que me alegra en gran sentido es que Cuba, con todas sus dificultades conocidas, se va abriendo paso, segura de seguir construyendo con medida justeza, un proceso socialista que pone en práctica, con lentitud, según sus posibilidades, esa primera ley que reclamaba el apóstol José Martí: “la dignidad plena del hombre”.

Han sido ya 55 años de Revolución, llevando cultura al pueblo (Fidel: “yo no digo cree, sino lee”), buscando alternativas que sustenten el proyecto social y brinde desarrollo económico al país y por ende a cubanas y cubanos, sorteando los embates de una economía mundial polarizada por un capitalismo salvaje, llevando solidaridad amiga a otros necesitados allende las fronteras para compartir modestamente lo que posee a pesar de las carencias mayoritariamente impuestas por el enemigo, resistiendo los disímiles y criminales ataques del imperialismo y sus lacayos en el afán de ahogar una alternativa viable y diferente; combatiendo tanto la contrarrevolución interna como aquella del exterior que viene, además, a Cuba para destruirla sigilosamente. 

También se combate contra cada difamación y montaje de una prensa, que aparentando un goce de “libertad de expresión”, va de servil con un guión bien establecido para denigrar los principios básicos de la Revolución cubana y su obra indiscutiblemente palpable. Hasta medios que nunca surcaron los temas políticos, hoy se ven forzados a salivar contra Cuba, como lo hace la Revista Geo, siendo el caso más reciente.

Lidiar con monopolios o con una caterva de mercenarios adiestrados y que responden a grandes capitales e intereses foráneos se hace ya “cotidiano” en el transcurso diario de las cubanas y cubanos; al final, estos asalariados responden a quien le paga por tal inclinación servil. Estos no son los preocupantes, pues de ellos se sabe lo que se espera, sus reacciones, manipulaciones y hasta se hace fácil encuerar sus burdos bulos… “más fácil se coge a un mentiroso”… ya saben, el refrán.

Indigna la actitud de esos que pudieron vivir los golpes de una dictadura batistiana y se jactaron de las conquistas logradas en la Revolución, producto de ser más leales a la mezquina ambición del individualismo o permitir que la influencia los llevara por esos derroteros.

Indigna la actitud de aquellos que se sirvieron de herramientas culturales, sociales, económicas y políticas que les propició la Revolución y sin embargo las usan en la destrucción del propio proceso socialista que los formó. Y no es cuestión de pagar deudas, sino de tener el decoro de poner el empeño en crear desarrollo y metas por bienes colectivos, de dotar y fortalecer con nuevos instrumentos la defensa del sistema y de la Patria frente a los constantes ataques del imperialismo y sus lacayos. No es cuestión de deuda, sino de consciencia.

Indigna, también, la actitud de todos los que esconden su oportunismo a gritos de consignas; por momentánea apariencia “revolucionaria” frente a la sociedad. Incluyo esos, aunque realmente no muestren diferencias con la Revolución, pero se comportan igual de hipócritas, sin reparar en lo más mínimo que con ello tiran por tierra los principios esenciales de las conquistas alcanzadas y el sentido de Revolución. Así, in-voluntarios, se vuelven cómplices del enemigo: denigrar la Revolución y mostrar el desentendimiento de las nuevas generaciones del contexto histórico que sostiene el proceso social socialista.

Indigna la actitud de esos que nacieron con el pan bajo el brazo, despreocupados en tiempo de bonanzas de otros peligros que no sea la de poder llenarse la barriga, los bolsillos o disfrutar de conquistas gracias al sacrificio de muchos otros; y ahora, con ínfulas de jueces, mientras desperdigan veneno, se muestran con cara de angelitos bajo el farol del victimismo, cada vez que se “expresan”, aluden: ¡Censura! 

Indigna la actitud de esos con ansias de protagonismo, ávidos de ser el ombligo del arroz-con-pollo de la palestra y sólo ponen su verborrea para lucir como “Quijotes revolucionarios”, apuntillando cualquier detalle con hipercriticismo, no importa si es ínfimo; pero se sepa que poseen una lengua o pluma tan afilada como la adarga (por cierto, que ha tomado prestada), creyéndose héroes porque “suavemente” cortan su hilo umbilical con todo aquello que le ha antecedido…  deseosos de buscar la “verdad”, su “verdad”, la misma que ya ha sido plantada con lentejuelas en su mentalidad y sin más profundo análisis en su ceguera política; ponen manos a la obra en cambiar, cerrar o, de ser posible, enterrar o quemar el “armario de la abuelita”. El nicho del desagradecimiento que lo carcome es el productor de su hipercriticismo. Montado sobre aires de superioridad por su juventud, porque entiende que el presente es “su tiempo”, subvalora o desdeña el esfuerzo y sufrimiento de todos aquellos (abuelitas y abuelitos) que se olvidaron de su tiempo y fueron a la manigua o subieron a la Sierra y al Escambray para dar un futuro sin cadenas; abuelitas y abuelitos que construyeron con total entrega un presente sin pedir otro beneficio que la de ver la alegría en las calles. Sin embargo, el desagradecido no le compensa que ese “armario” guarde la sangre y el sudor de las cubanas y cubanos dignos…  o como los calificó José Martí en su poema a Néstor Ponce de León: “cubanos buenos” (N. Y., 21 de octubre/1889). Ese “armario” acopia también todo el tesón de valerosas y valerosos combatientes que aún luchan por no ver mancillado o tirado a tierra todo aquello por lo que trabajaron y sacrificaron; un “armario” guardando toda la experiencia de una dura vivencia, la cual mínimamente debe ser vista con férreo respeto.

Los desagradecidos e in-conscientes siempre se dan coloretes de ser más tricolores que la misma bandera cubana, “dispuestos” a implementar el “Socialismo” que se “ajusta” a las supuestas apetencias de nuevas generaciones (cuando lo que debería importar son las nuevas condiciones para una sociedad más amplia). Los ingratos desbordan, incluso, todo espacio posible con desdibujados cuadros sociales que, con habilidad infantil, languidecen todo factor exterior influyente (como es el caso del bloqueo económico, la guerra diplomática o los atentados terroristas sufridos en la economía y el turismo cubanos) para centrar sus constantes golpes “periodísticos” contra los galimatías administrativos _ sin negar sus existencias. No hay tiempo o espacio para saber balancear la cal y la arena. Cualquiera que lea las palabrerías de nuestros quijoteros, encontraría sólo una Cuba caótica. ¿Es Cuba caótica, entonces cómo es posible que tenga tantos reconocimientos por instituciones internacionales y sea tomada como ejemplo por otros pueblos?

Muchas veces, algunos de estos personajes, exponen como excusa que “no pidieron que sus antepasados se sacrificaran por ellos. ¡Vaya contraste! Mientras tanto en la actual Europa son muchos los jóvenes aquejados de que la generación que le antecedió no hizo lo suficiente por ellos.

Estos desagradecidos e in-conscientes, para entronarse como “valientes” en su hipercriticismo, son capaces de meterse el dedo en el ojo para poder tapar el sol. “El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz”, escribió José Martí en la Edad de Oro (1882), en el cuento Los Tres Héroes.

Indigna la actitud de aquellos “ilustrados”, cubanólogos, que desde la otra orilla (no importa las millas que sean), gustosos de una vida mejorada en el exterior, se lucen en “magistrales” clases muy factibles para mejorar el propio fracaso en el cual viven; pero sin ningún ajuste para Cuba.

Indigna la actitud, también, de aquellos que conociendo la realidad cubana y los desafíos que enfrenta, por momento demostraron simpatía y comprensión, afinidad de ideales o simplemente aceptaron con respeto el derecho de Cuba a establecer su camino… y de pronto, como hojas cansadas se dejan arrastrar “sin dirección aparente” por cuenta de un giro de torbellinos, se vuelven en ecos, en una kafkiana inversión y adsorben voluntariamente un discurso ajeno, para sumarse a las hordas.

Todos tenemos derecho a tener percepción y opinión propia, incluso, amén de estar en ocasiones encontradas con la trayectoria tomada por la dirección el país (recordemos que las leyes son aprobadas en el Parlamento, a propuestas de los Ministerios, Consejo de Ministros o Consejo de Estado, cursando sus canales). El compañero Raúl Castro, Jefe del Consejo de Estado y Presidente de Cuba, siempre ha estimulado a la práctica de la crítica constructiva y sincera.  Diferir o disentir no es sinónimo de engañar. No es manipular diversas situaciones para transformarlas en conflictos.

La lección dice que quien tiene sucia el alma, anda siempre retorciendo”.

Ahora la moda contra la Revolución es intentar apalearla porque desde sus inicios se les calificó a los lumpen que vivían de ella, a los traidores, a sus profanadores, a sus detractores (hoy llamados con refinamiento como disidentes) que se prestan a ser los monigotes y marionetas del imperialismo: “GUSANOS”.

A los que desean empañar el proceso revolucionario proclamando defensas por ser el epíteto GUSANOS ofensivo, les recuerdo que el mismo es un término coloquial usado desde hace siglos para denominar a una persona perversa, traidora o insignificante. Por lo tanto, éste ya existía, aunque ahora se le quiera dar un sobredimensionamiento o se le quiera imputar únicamente al proceso revolucionario cubano a partir de 1959.

José Martí en su discurso en conmemoración del 10 de octubre de 1868, en el Masonic Temple, Nueva York, el 10 de octubre de 1887, fue el primero en llamar TRAIDORES a todos aquellos que viven de “ladrones en la Patria”. Por tanto, la “edulcorada” disidencia disfruta en igual condición de los beneficios alcanzados con las conquistas socialistas sin contribuir a ellas. Y eso es ROBARLE A LA PATRIA.

También, en un poema dirigido a Néstor Ponce de León (N. Y., 21 de octubre/1889) el Apóstol le llamó “reptiles” a quienes mienten con el objetivo de dividir al pueblo cubano.

Por un momento, pongamos el punto sobre las íes. ¿Quiénes son los Gusanos_ perdón, me refiero a los refinados “disidentes”?: Las llamadas Damas de Blanco, Cuba Independiente y Democrática (CID), el Movimiento Cristiano de Liberación (creado por Osvaldo Payá, fallecido en el accidente provocado por el líder del Partido Popular, Ángel Carromero), FLAMUR, el Movimiento Independiente Opción Alternativa (MIOA) o el Movimiento Nacional de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel (la mayoría formados por cuatro-en-un-sofá), entre otros sueltos de la tan cacareada mediáticamente oposición (como Elizardo Sánchez, Antunez o Darsy Ferrer), etc.). Simples personeros que han puesto precio (en moneda dura extranjera) a sus melodramas de “combatientes por la libertad y la democracia en Cuba”. Son gorrones que someten, como vulgares ambiciosos, el amor patrio al interés personal. Todos muy bien calificados hasta por la propia SINA (en Cables publicados por Wikileaks) como elementos que no tienen un programa que los avale como oposición e incapaces de llegar al poder. Muy a pesar que la CIA ha querido rejuvenecer a la contrarrevolución con nuevas caras (Yoani Sánchez, Eliécer Ávila o Antonio Rodiles) y surtirlos de mayor apoyo financiero y asesoramiento en nuevas tecnologías, continúan sin repercusión en la sociedad cubana.

El compañero Fidel Castro Ruz también describrió el carácter servil de la contrarrevolución en Cuba, en su discurso pronunciado en la Plaza de la Revolución, el 2 de enero de 1961, al decir: 

"La contrarrevolución cuenta con todos los parásitos y con toda la escoria social…

“(…)

"Quizás ese sea el mayor mérito de nuestra Revolución; quizás ese sea el mayor mérito que la historia reconozca a nuestra Revolución; que no se enfrenta a un enemigo pequeño, sino a un enemigo muy poderoso, y ese enemigo poderoso (se refiere a Estados Unidos) ha sido el encargado de “revolver la gusaneraaquí en nuestro país agitado."

La contrarrevolución sigue en sus actividades ilícitas, aprovechando la flexibilidad y paciencia de la Revolución; además de todo el soporte mediático de los grandes monopolios informáticos les brinda para tergiversar la realidad de Cuba. Crean provocaciones con sus abiertos performances al estilo Gran Hermano, la comidilla de los Mass Medias extranjeros; recreando con sobreactuaciones cuando los órganos policiales les cancelan sus shows, les detienen o se les acerca para hacer llegar las alertas pertinentes.

Pero volviendo al hilo de lo escrito y como dije anteriormente, indigna la actitud de todos los que con postura “conciliadora, abierta a la divergencia e inclinación a la tolerancia de opiniones” se pretenda defender a estos personajes de la contrarrevolución. Igualmente, se tomen como referencia, para cargar con acérrimo criticismo. 

Repudiable es que conociendo la carente calidad humana de estos asalariados, se intente defender el audiovisual titulado “Gusano”, que circula por las redes; un abominable vídeo muy bien orquestado por la contrarrevolución, donde se quieren postrar como víctimas de la represión del socialismo y gobierno cubanos; donde han buscado su oportunidad para filmar las detenciones realizadas de algunos de sus organizadores (como Antonio Rodiles, quien es uno de los que dirige el Estado de SATS, por orientación de la SINA), escudando su provocación en un acto por los Derechos Humanos y donde se aprovecharon de la inocencia de los niños para atraerlos a la comparsa preparada.

También repudiable que se pretenda defender a otro engendro como es el Observatorio Crítico de Cuba, quien se autodenomina como un espacio de “colaboración para el diálogo”, “plurales” en su composición de membrecía, dicen no querer posicionarse referente a ningún “ismo”; pero guarda cercanos contactos con la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), Radio Martí (en Miami) u otras agrupaciones extranjeras con marcada inclinación derechista y, por supuesto, no les falta su posición crítica respecto al orden social cubano y las políticas sociales “oficiales” (un guión archiconocido).

En el mismo discurso que José Martí reclama como primera Ley de la Revolución “la dignidad plena del hombre” (en el Liceo Cubano en Tampa el 26 de noviembre de 1891); mejor conocido por “Con todos y para el bien de todos”, también emplaza a todos los que han vivido descaradamente a costa de la Patria, siendo serviles al enemigo:

"En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre: envilece a los pueblos desde la cuna el hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un interés notorio o encubierto, para la defensa de las libertades: sáquese a lucir, y a incendiar las almas, y a vibrar como el rayo, a la verdad, y síganla, libres, los hombres honrados. Levántese por sobre todas las cosas esta tierna consideración, este viril tributo de cada cubano a otro. Ni misterios, ni calumnias, ni tesón en desacreditar, ni largas y astutas preparaciones para el día funesto de la ambición. O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay, lúgubre de Francia! ¡Mejor caer bajo los excesos del carácter imperfecto de nuestros compatriotas, que valerse del crédito adquirido con las armas de la guerra o las de la palabra que rebajarles el carácter!"

Mientras exista el imperialismo, la Revolución cubana tendrá un enemigo que no descansará en tratar de derrocarla, de devolver a Cuba a un peor estado de subyugación al que sufrió en la neorepública. El peligro existe fuera de Cuba y dentro de ella; afuera está sentado el Gigante de las Siete Leguas esperando para dar su  mordisco y dentro están los asalariados del imperialismo, esos GUSANOS que carcomen con su inmundicia.

A quienes están dentro de Cuba, deponiendo su esfuerzo por continuar defendiendo la independencia alcanzada, seguir desarrollando las existentes y lograr nuevas conquistas, por no olvidar la historia para estar seguro de dónde venimos y hacia dónde vamos. A ellos, les recuerdos las palabras de Fidel en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005, cuando dijo que a esta Revolución no podría destruirla el enemigo, pero sí nosotros mismos y sería culpa nuestra, advirtió.

El enemigo seguirá allí, también sus lacayos y demás indignos que nos rodean. No pararán sus continuas trampas.

Por ello, también e apoyo en las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 7 de julio de 2013, “Año 55 de la Revolución”: “Nada es más ajeno a un revolucionario que la resignación, o lo que es lo mismo, la rendición ante las dificultades.  Por tanto, lo que nos corresponde es levantar el ánimo y el espíritu de combate y enfocarnos en la gigantesca y paciente tarea de revertir la situación creada.

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