Tomado de Granma.
Por
En octubre del año pasado, este mismo diario
publicó una Nota Oficial del Gobierno cubano donde se anunciaba la puesta en
vigor de varias medidas en aras de la unificación monetaria y cambiaria. Desde
ese entonces, muchas han sido las interrogantes sobre el proceso: ¿qué moneda
quedará vigente?, ¿cuál será su impacto en la economía?, ¿qué sucederá con los
ahorros en las sucursales bancarias?
Algunas de ellas han sido respondidas. En las
últimas sesiones del Parlamento, por ejemplo, se ha aclarado que este proceso
pretende restablecer el valor del peso cubano, aunque por sí solo no resolverá
todos los problemas de la economía. Se necesita, inobjetablemente, aumentar la
producción nacional.
A juicio del doctor en Ciencias Joaquín Infante
Ugarte, asesor del presidente de la Asociación Nacional de Economistas y
Contadores de Cuba (ANEC), de los pasos a efectuar, la eliminación de la
dualidad cambiaria en el sector estatal es uno de los más importantes, en tanto
permitirá tener una justa dimensión de la rentabilidad y competitividad de
nuestras producciones, así como medir con mayor objetividad todos los
indicadores macroeconómicos.
DUALIDAD: ¿POR DÓNDE COMENZAR?
La dualidad monetaria, explicó Infante, “sucede
cuando circulan dos monedas diferentes: generalmente una extranjera y una
nacional, o como en el caso cubano, dos nacionales. Puede ser parcial: cuando
la otra moneda asume parte de las funciones del dinero (como unidad de cuenta,
medio de pago y de atesoramiento), o total, cuando las asume todas.
El doctor en Ciencias sostuvo que aunque este
fenómeno puede estar dado por razones estructurales o coyunturales, en la Isla
coinciden ambas. Entre las primeras mencionó la dependencia extrema del
comercio exterior y la poca reserva de divisas que tiene el país; y entre las
segundas el bloqueo económico y comercial de los Estados Unidos y la
fluctuación de los precios para la importación y exportación de los productos
en el mercado internacional.
La dualidad cambiaria, por otra parte, ocurre
cuando existen dos tipos de cambio diferentes. En Cuba la situación se hace más
compleja al utilizar, en las relaciones económico-financieras del sector
estatal, una apreciación de 1 CUP=1 CUC (un peso cubano igual a un peso
convertible); y para la población de 25 CUP=1 CUC.
Según comentó, estos factores hacen que no se posea
una visión real del costo de las producciones, se distorsione la información
para realizar estudios de factibilidad y evaluación económica de las
inversiones y, entre otras consecuencias, que las exportaciones y las
importaciones sean subvaloradas.
Sin embargo, la circulación de dos monedas en
Cuba no es un fenómeno exclusivo de estos tiempos, como suele pensarse. De
acuerdo con el especialista de la ANEC, la dualidad monetaria surgió en la
temprana fecha de 1914 —en la Neo-República—, cuando el peso cubano comenzó a
coexistir con el dólar.
La circulación de este último se interrumpió en
1948, con la creación del Banco Nacional de Cuba, que estableció el peso cubano
como moneda única; y se retomó en 1993, con la despenalización de la tenencia
de divisas que había sido pronunciada en 1961.
Sobre este último acontecimiento, Infante
comentó: “En los primeros años de la década del noventa se produjo un fuerte
deterioro de la economía cubana, como consecuencia de la caída del campo
socialista. El Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en un 35 %
aproximadamente, la utilización de la capacidad industrial estaba al 15 %, y el
déficit del Presupuesto del Estado era el 30 % del PIB.
“El valor del peso cubano se devaluó. Comenzó a
circular el dólar, que se cotizó a tasas muy elevadas, hasta 150 pesos cubanos.
Se optó por la dualidad monetaria, en lugar de la devaluación interna mediante
un cambio de moneda nacional. Tomamos la medida que consideramos menos traumática,
porque la política económico-social de nuestro país no permitía —ni permite—
otra alternativa. Nadie queda desamparado”.
CAMINO DIFÍCIL, PERO NECESARIO
Interrogado sobre por qué se escoge este momento
para la unificación de la dualidad monetaria y cambiaria, el doctor Joaquín
Infante no dudó en señalar la necesidad imperiosa de ese proceso, el cual
—dijo— debió efectuarse mucho tiempo atrás.
Lo más estratégico, a su juicio, es la
eliminación de la dualidad cambiaria en el sector estatal. Entre los
principales factores que han contribuido al mantenimiento de esta última
mencionó la excesiva centralización de las decisiones operativas, el carácter
formal de las finanzas, y la dirección de la economía mediante decisiones
administrativas y no de indicadores económicos y financieros.
Asimismo, llamó la atención sobre la existencia
de una “tercera moneda” en ese sector: la llamada Carta de Liquidez (CLC), con
la cual se identifican los CUC que tienen respaldo en divisas.
Según refirió, ello ha sucedido debido a la
emisión de pesos convertibles por encima de su respaldo en divisas extranjeras.
No obstante lo complejo del panorama, el doctor
consideró que los efectos de la unificación monetaria y cambiaria en el sector
estatal no tardarán en notarse; en cambio su incidencia en la población deberá
ser más gradual.
La eliminación de la dualidad monetaria, indicó,
no aumentará por sí misma el poder adquisitivo de las personas. La
apreciación del peso cubano está vinculada al aumento de la productividad, de
la eficiencia del trabajo, de la competitividad y rentabilidad de nuestras
producciones.
La unificación monetaria y cambiaria es una
decisión estratégica, impostergable, señaló Infante. El solo hecho de conocer
con veracidad el valor de las producciones, su rentabilidad, competitividad…
es una ventaja para el país. Ello no solo mejorará estos indicadores,
sino que sumará a los trabajadores de una forma más consciente, pues sabrán el
valor real de su aporte.
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