Tomado de Granma.
Por Oscar Sánchez Serra.
No
intervine en el Congreso; ese era el espacio de delegados y miembros del Comité
Nacional, elegidos desde la base para representar a sus colegas. Por eso, desde
mi condición de invitado, preferí este ejercicio de la profesión para compartir
lo que allí sucedió con el sujeto de la cita, de cada edición de los periódicos
o emisiones de la radio y la TV: el pueblo.
Y
justamente fue el receptor de los mensajes, convertido hoy también en el emisor
más importante, como lo demostró en esa escena la experiencia del sitio web
Cubadebate, el eje de los análisis de este fin de semana en el Palacio de
Convenciones, cuando nos preguntábamos qué periodismo necesita hoy la
Revolución y el socialismo que construimos o al cuestionarnos nuestra propia
credibilidad, categoría que solo otorga quienes nos ven, leen o escuchan.
Al
trabajar para ustedes, es bueno comentarles que no hubo autocomplacencia en las
intervenciones, fue lo mejor. Si bien fueron expresadas las carencias que en el
orden de aseguramiento lastran el impacto de la prensa, las esencias pasaron
por reconocer, como dijo Pepe, el José Alejandro Rodríguez del Acuse de recibo
de Juventud Rebelde, que el periodista es un constructor del socialismo y, en
esa enorme responsabilidad, tenemos aún inconformidades y deudas.
O
como dijo la joven Amelia Duarte, jefa de Cultura de este diario, levantemos
ese socialismo compartiendo con las experiencias de los que tienen más años y
con las ganas de hacerlo que tenemos nosotros, sin repetir los mismos errores.
Nos
exigimos contar las historias que a diario escribe este pueblo, darles espacio
en nuestros medios a los protagonistas, entiéndase al obrero, al pintor de
brocha gorda de la Calzada de 10 de Octubre, del que habló la Doctora Zenaida
Costales, del deportista o el artista, encorchetados en nuestros espacios
periodísticos en un récord o en la nota alta de un concierto, sin verlo en toda
su humanidad de carne y hueso.
También
nos demandamos llevar a la sociedad las transformaciones que esta vive al latir
la actualización del modelo económico que desarrollamos, para lo cual es
indispensable la preparación y la autopreparación, porque en ello va la
credibilidad no solo de la prensa, sino de la propia Revolución. Y no es que no
seamos creíbles, solo que tenemos que responder a la confianza que ese pueblo
lector, televidente o radioyente siempre nos ha tenido.
Requerimos
construir nuestra propia agenda mediática; de no esperar a que venga de arriba
o de la mediación externa. Nos autoexigimos dejar el papel de unidades
ejecutantes, por el de pensantes, además.
Precisamos
de la fuente el reconocimiento del papel de la prensa, no para que nos haga el
trabajo o solo realice el mero acto de darnos información, sino por la
importancia que tiene para que esa información le llegue al pueblo, con lo cual
cumplimos el derecho de este refrendado en el artículo 53 de nuestra
Constitución.
Fue
un fin de semana de pasiones por la verdad, un Congreso de la unidad, entre los
periodistas que supimos compartir lo que hacemos para legarnos las mejores
prácticas; y entre la prensa y el Partido, sí, porque no nos concebimos sin él,
en tanto prensa en Revolución.
Allí
llevamos al decano de siempre de nuestra facultad, a Julito (García Luis),
quien nos entregó su Revolución, Periodismo, Socialismo, La prensa y los
periodistas cubanos ante el siglo XXI, su testamento profesional, que nos
lo hace eterno, porque en esa obra están las soluciones a las exigencias que
nos continuamos planteando, ahora desde otro momento y otras perspectivas.
Nos
lanzamos al debate del periodismo desde la altura de la ciencia, con dos
profusas investigaciones de la Máster Rosa Miriam Elizalde y el Doctor Raúl
Garcés, y desde ellas fueron brotando las experiencias, causas y consecuencias,
de las insuficiencias que nos señalamos.
Y
salió el tema de que llevamos discutiendo los mismos asuntos en cada Congreso,
sin resolverse, y que la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) debería dejar
claras sus líneas de trabajo presentadas ante el plenario. En nuestra opinión,
la organización se realiza en los medios, y es allí, con los actores de la
política informativa, directivos y periodistas, donde encontraremos las
respuestas, que no pueden salir ni de un Congreso y mucho menos desde un
ejecutivo.
Raúl
dijo el pasado domingo 7 de julio "hay que vivir en programa para no vivir
improvisando". En un paralelo con esa frase, podíamos situar en el trabajo
de la prensa "vivamos en permanente Congreso"; debemos decirnos lo
que nos dijimos este fin de semana, lo mismo en la redacción que en los
consejos editoriales, y las soluciones aparecerán más temprano. Las
responsabilidades las tenemos nosotros.
Poco
más de una hora y quince minutos nos habló, en este IX Congreso de la Unión de
Periodistas de Cuba, el miembro del Buró Político y Primer Vicepresidente de
los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz-Canel Bermúdez. No hizo un
simple acto de orientación con una agenda llena de indicaciones; nos ayudó a
ver cómo es importante volver sobre los mismos temas, porque los momentos son diferentes,
en plena consonancia con el concepto de Fidel de que "Revolución es
sentido del momento histórico".
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