Tomado de Cineverso.
Fuente: Miradas Encontradas.
Por Orlando Aramas León.
Esta
Ciudad Héroe, en el oriente cubano, será el epicentro de la celebración
del Día de la Rebeldía Nacional, a la que asistirán varios jefes de
Estado y de Gobierno de Latinoamérica y el Caribe, cuando se conmemoran
60 años del asalto al cuartel Moncada, liderado por Fidel Castro y un
puñado de jóvenes civiles. El presidente Raúl Castro, uno de los
participantes de aquella gesta, presidirá el acto central en la Plaza de
la Revolución “Antonio Maceo”, remozada para la ocasión.
El
26 de julio de 1953, en el año del centenario del apóstol José Martí,
Fidel Castro y otros jóvenes seguidores del ideario martiano asaltaron
los cuarteles Moncada (segunda fortaleza militar del país, en esta
ciudad), y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
Un
año antes Fulgencio Batista había encabezado un golpe de Estado y
sumido a la nación en sangrienta dictadura, que tenía el beneplácito y
apoyo del gobierno de Estados Unidos.
El
plan de Fidel, y de aquellos jóvenes que se harían llamar la generación
del centenario, era ocupar esas plazas militares y convocar a la
insurrección popular.
La
acción resultó una derrota militar, seguida de una sangrienta represión
contra los asaltantes, muchos de los cuales fueron asesinados tras su
detención por el ejército batistiano.
Aquel
aldabonazo devino motor impulsor de la rebelión que triunfó el primero
de enero de 1959, e inició una era de transformaciones que hoy continúa.
Profundas leyes de reforma agraria y urbana democratizaron la propiedad y usufructo de la tierra y las viviendas.
Los
cuarteles y centros de tortura de la tiranía se convirtieron en
escuelas y otros muchos centros educacionales fueron edificados a la par
de la inédita campaña de alfabetización que erradicó el analfabetismo.
Cuba
inició un proceso de industrialización y nacionalización de empresas
que le enfrentó al gobierno de Estados Unidos, verdadero dueño de la
economía de la isla, donde miles de hectáreas de las mejores tierras,
minas, centrales azucareros, hoteles, refinerías, servicios telefónicos y
otros esenciales eran controlados por intereses de aquel país.
En
abril de 1962 tropas invasoras armadas por Washington y dirigidas por
la Agencia Central de Inteligencia y el Pentágono desembarcaron por las
arenas de Playa Larga y Playa Girón, en el sur de la isla, mientras en
territorio estadounidense un gobierno títere esperaba ser instaurado por
aquel ejército mercenario.
Bastaron
72 horas y muchas vidas de soldados, milicianos y civiles para que
aquella invasión fuera derrotada en lo que Cuba proclamó como la primera
derrota del imperialismo yanqui en América Latina.
En
los días previos a la invasión, frente a una multitud reunida en una
céntrica esquina de La Habana, Fidel Castro proclamaba el carácter
socialista de la Revolución Cubana, condición que fue refrendada años
después en la Constitución.
Desde
entonces muchas han sido las agresiones contra Cuba. Desde los cientos
de intentos de asesinar a sus líderes hasta otras formas de terrorismo
de Estado, de los que han sido víctimas miles de cubanos.
Como
resultado de 681 acciones terroristas y una invasión mercenaria, han
perdido la vida tres mil 478 mujeres, hombres y niños, consignó el
informe presentado por Cuba ante el Consejo de Derechos Humanos el
pasado 1 de mayo.
Otros dos mil 099 cubanos han quedado físicamente discapacitados por el resto de sus vidas, añade el texto.
Cuba
ha resistido al más largo bloqueo comercial, financiero y económico de
la historia, que le impusiera la Casa Blanca en 1962.
Un
billón 66 mil millones de dólares en daños económicos, afectaciones
humanas invaluables y una feroz persecución de las transacciones cubanas
por todo el planeta constituyen algunos de los impactos de este
persistente castigo a la pequeña isla.
El
primer país socialista del hemisferio occidental sobrevivió a la
desaparición del campo socialista en Europa del este y a la
desintegración de la Unión Soviética.
De
la noche a la mañana, la economía cubana perdió la mayoría de sus
mercados, lo cual obligó a los ciudadanos de la isla a enfrentar duros
años de carencias en lo que se llamó el Período Especial.
No
obstante, el proceso cubano pudo sortear los peores momentos sin
recurrir a terapias de choque y preservando en lo posible las
principales conquistas del pueblo.
A
pesar de todas estas dificultades, el país consiguió importantes
avances en materia de salud, educación, cultura, entre otros renglones,
que elevaron el nivel de vida de sus habitantes y le pusieron a la
vanguardia de importantes indicadores sociales en el continente.
Cuba
está entre los 50 países con mayor proporción de personas con 60 años o
más. La esperanza de vida al nacer ronda los 78 años, cual expresión de
los resultados de su política de desarrollo humano.
El
pasado año la mortalidad infantil registró tasa de 4,6 por cada mil
nacidos vivos, la más baja de América Latina y el Caribe. Esta nación
caribeña ha cumplido gran parte de las metas establecidas por los
Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Sucesivas
administraciones estadounidenses fracasaron en el objetivo de doblegar a
Cuba, que sigue empeñada en construir el socialismo, “próspero y
sustentable”, como ha dicho el presidente Raúl Castro.
La
mayor de las Antillas llega a esta celebración con su liderazgo
histórico vivo, e inmersa en un proceso de sucesión generacional que
incluye la actualización del modelo socio-económico. Estas
transformaciones tienen lugar cuando la mayoría de los cuadros del
Partido Comunista y del Gobierno nacieron o se formaron al calor de la
Revolución.
Hace
apenas unos días sesionó la primera sesión de la VIII legislatura del
Parlamento, donde la gran mayoría de los diputados estrenaron sus
curules.
En
la ocasión, se dio a conocer que la economía de la isla marcha
favorablemente, a pesar de los vaivenes de la crisis internacional y las
restricciones del bloqueo.
También
se adelantaron novedades dirigidas a fomentar el desarrollo de las
fuerzas productivas y a deslastrar el sector empresarial estatal.
Experimentos
empresariales y en los sistemas de dirección territorial comienzan a
dar resultados en el proceso de actualización del socialismo cubano.
Son
estas algunas de las razones por las que hoy celebran aquí, donde la
población ha trabajado febrilmente por restañar las heridas del huracán
Sandy.
Ese
meteoro azotó en octubre del pasado año y dejó pérdidas al país por
unos siete mil millones de dólares, con particular ensañamiento contra
esta ciudad.
Plazas,
avenidas, escuelas, centros socio-culturales remozados, servicios
recuperados y la alegría contagiosa del santiaguero y de su carnaval,
impactan al visitante.
La
Universidad de Ciencias Médicas de esta urbe realizó por estos días la
mayor graduación de profesionales extranjeros de su historia que hablan
de la vocación internacionalista de los cubanos. Son más de 600 de 28
países. Bolivia con 410, Jamaica 68 y Haití 59 fueron los de más
graduados.
Rebelde
ayer, hospitalaria hoy, heroica siempre, reza un cartel aquí, donde la
presencia de mandatarios de la región la convertirán, este 26 de julio,
en capital de la América Nuestra, la del cambio de época que avizoró
José Martí.
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