martes, 6 de agosto de 2013

Carromero, James Bond y otros espías del montón

Tomado de público.es
Por Pablo Iglesias.

La historia que Carromero ha revelado a El Mundo bien podría servir de inspiración para una de esas películas en las que James Bond salva al “mundo libre”. Bastaría añadirle un detalle; en el momento en el que los malvados agentes cubanos van a ejecutar a Payá, Bond salta de un helicóptero, mata a los malos, se echa a un hombro a Carromero, al otro a Payá y vuelve con ellos al helicóptero (los otros dos quedan en la isla y son salvajemente torturados). Guiones de cine aparte, lo que ha dicho Carromero es tan inverosímil como si se hubiera confesado miembro de los servicios secretos cubanos y dijera que fue condecorado por Fidel y Chávez en una ceremonia secreta en La Habana.
 
Pero vayamos a los hechos. Es un hecho que la DGT le retiró el carnet de conducir a Carromero por sanciones asociadas al exceso de velocidad. Es un hecho que sufrió un accidente en Cuba con el resultado de dos personas muertas. Es un hecho que disfrutó de una privación de libertad con muchos privilegios (vivía en un apartamento con salón y televisión a diferencia del resto de presos preventivos) a la espera de que se celebrara el juicio. Es un hecho que el juicio fue, en palabras del Consul General de España en Cuba “correcto, limpio y procesalmente impecable” (Agencia Efe, 6 de octubre de 2012). Es un hecho que fue condenado a cuatro años de cárcel en aplicación de la ley penal cubana. Es un hecho que, de haber sido juzgado en España, podría haber sido condenado a 8 años de cárcel en virtud del artículo 142 de nuestro código penal. Es un hecho que el Gobierno cubano dialogó con el español para facilitar su traslado a España pese a que era obvio que Carromero iba a ser puesto en libertad, que era un dirigente de un partido abiertamente hostil a Cuba y que viajó a la isla para reunirse y entregar dinero a la oposición.

Y ahora apliquemos el más elemental sentido común. Si el Gobierno cubano hubiera ordenado el asesinato de Osvaldo Payá y Harold Cepero simulando un accidente ¿Por qué no liquidar también (donde mueren dos pueden morir cuatro) a Carromero y a su camarada sueco Aron Modig? ¿Por qué facilitar la entrega de Carromero a España a riesgo de que éste revelara los hechos cuando no tenían, con arreglo a la ley, ninguna obligación de hacerlo? Un tertuliano de Mas Vale Tarde me decía hoy que el gobierno cubano habría creído la promesa de Carromero de guardar el secreto. Además de comunistas, va a resultar que los gobernantes cubanos son gilipollas.

La incomodidad del gobierno español ante las declaraciones de Carromero y ante la campaña contra Cuba del Movimiento Cristiano de Liberación, defendiendo una tesis inverosímil a tenor de los hechos, no hacen más que reforzar la idea de que estamos ante un nuevo y torpe intento de desprestigiar al gobierno de Cuba. Ahí está el quid de la cuestión: contra Cuba vale todo. Se le podrán criticar cosas al gobierno cubano pero desde luego los que premian  dos homicidios imprudentes con un indulto y con un sueldazo de asesor, al tiempo que promueven el más infame populismo punitivo endureciendo la ley penal española, los que firman protocolos de amistad con el Partido Comunista Chino (poderoso caballero es don dinero), los que dirigen unos servicios secretos que solicitan a través del Rey el indulto de un violador de niños en Marruecos (otro espía del montón), no están legitimados para hacer críticas a un país que ha tenido un comportamiento ejemplar en este asunto. Pero seguirán con lo de siempre: el Ché fue un asesino y Franco sólo el “anterior jefe de Estado”, Cuba una dictadura y China un buen socio comercial, Maduro y Correa dictadorzuelos populistas y los monarcas de Marruecos y Arabia Saudí amigos del Rey y del pueblo español. Qué gentuza.

Pablo Iglesias: Profesor de Ciencia Política en la Complutense, donde también estudió Derecho. Tras doctorarse, se especializó en humanidades en la Universidad Carlos III y en filosofía de los media y comunicación en el European Graduate School. Polemista por vocación y fascinado por la comunicación política, dirige y presenta la tertulia política La TuerKa, que muchos consideran la más crítica de la televisión.
Twitter: @Pablo_Iglesias_

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