Tomado de Democracy Now!
Por Amy Goodman y Denis Moynihan.
Mientras la familia Obama se prepara para pasar las
vacaciones en la isla Martha’s Vineyard, alguien debería recomendarle al
Presidente que lleve el libro “Trampa 22” (cuyo título
original en inglés es Catch-22) como lectura de verano. Esta clásica
sátira contra la guerra del escritor Joseph Heller, publicada en 1961 y
basada en las experiencias del autor como piloto de un avión de combate
en la Segunda Guerra Mundial, lamentablemente es muy pertinente en la
actualidad, cuando las guerras de Obama en Afganistán y otras partes del
mundo continúan prolongándose.
El título de la novela de Heller hace referencia a la regla de un
régimen militar ficticio, según la cual solamente es posible escapar al
servicio militar si se es loco, pero si se solicita ser exonerado del
servicio militar se considera que la persona es cuerda y, por tanto,
tiene el deber de servir en el ejército, lo que deja a los personajes
atrapados en un callejón sin salida. Heller escribe en su libro “Sólo
había una trampa, y era la 22, que establecía que preocuparse por la
propia seguridad ante peligros reales e inmediatos era un proceso propio
de mentes racionales. Orr estaba loco y podían retirarlo del servicio;
lo único que tenía que hacer era solicitarlo. Y en cuanto lo hiciera, ya
no estaría loco y tendría que cumplir más misiones”.
Barack Obama presentó su candidatura a las elecciones primarias de Estados Unidos de 2008 como la alternativa contra la guerra.
Su principal rival era Hillary Clinton, cuya nominación como candidata a
la presidencia por el Partido Demócrata parecía inevitable. Algunos
años antes, en un discurso pronunciado en Chicago el 2 de octubre de
2002, Obama declaró su oposición a la inminente invasión de Irak y la
denominó una “guerra tonta, una guerra precipitada, una guerra no basada
en la razón sino en la pasión, no basada en principios sino en la
política”. Como miembro del Senado de Estados Unidos, Obama prometió
obstruir todo proyecto de ley que otorgara inmunidad retroactiva a las
grandes empresas de telecomunicaciones que cooperaron en el programa del
Gobierno de Bush de escuchas telefónicas de ciudadanos estadounidenses
sin órdenes judiciales. Y el mismo día en que asumió la presidencia por
primera vez, como recordarán, Obama prometió cerrar la prisión de Bahía
de Guantánamo.
¿Puso Obama fin a la guerra de Irak? Definitivamente no, al
menos no para los iraquíes. Julio fue uno de los meses más sangrientos
en el país desde el aumento de la insurgencia contra el Gobierno iraquí
impuesto por Estados Unidos. En lo que va del año, más de 4.000 iraquíes
han muerto, la mayoría en ataques con bomba contra civiles, y alrededor
de 10.000 resultaron heridos en ataques de suníes contra chiíes o
viceversa. El 22 de julio, hubo un ataque militar insurgente
contra la prisión de Abu Ghraib, que se hizo tristemente célebre hace
diez años por las fotos estremecedoras de abusos contra prisioneros por
parte de soldados estadounidenses. Quinientos prisioneros fueron
liberados durante el ataque, entre ellos varios líderes de al-Qaeda. La
organización Transparency International clasificó al gobierno de Irak
como el séptimo gobierno más corrupto del mundo, por encima de Sudán,
Afganistán, Corea del Norte y Somalia. Trece soldados estadounidenses
murieron en Afganistán en julio, entre ellos Caryn Nou, una soldado de
29 años que tenía dos hijos.
La adopción de Obama de un Estado de vigilancia es ahora evidente,
tras las revelaciones del informante de la Agencia de Seguridad Nacional
Edward Snowden. En diciembre de 2007, la oficina del entonces senador
Obama emitió un comunicado de prensa que afirmaba “El senador Obama se
opone firmemente a otorgar inmunidad retroactiva a las empresas de
telecomunicaciones y ha apoyado la iniciativa del senador Dodd de
eliminar esa disposición del proyecto de ley FISA . Otorgar dicha
inmunidad va en contra de las protecciones constitucionales que los
estadounidenses esperan que el Congreso defienda. El senador Obama apoya
la obstrucción de este proyecto de ley y exhorta a otros legisladores a
que hagan lo mismo”. Eso decía el comunicado de prensa publicado en su
sitio web. Meses más tarde, Obama no solo no obstruyó el proyecto de
ley, sino que votó a favor de él. Ahora, el Presidente Obama se niega a
reunirse con el Presidente Vladimir Putin el mes próximo en Rusia,
debido a que Putin otorgó asilo temporal a Snowden.
Además, está la prisión de Guantánamo. Cien de los 166
prisioneros que están detenidos allí llevan seis meses en huelga de
hambre. El Pentágono está alimentando a muchos prisioneros por la
fuerza. Se ha autorizado la liberación de ochenta y seis de
ellos. La mayoría de los 166 nunca fueron acusados y algunos permanecen
detenidos en esas condiciones desde hace más de 11 años. Dicen que hay
una desesperación generalizada entre los prisioneros, tanto que
preferirían morir de hambre antes que tener que soportar más de lo
mismo. El Presidente Obama afirmó en abril: “No quiero que estas
personas mueran. Obviamente el Pentágono está tratando de manejar la
situación lo mejor posible, pero creo que todos deberíamos reflexionar
sobre por qué estamos haciendo esto”. De modo que hace que los alimenten
por la fuerza para mantenerlos con vida, sin acusación, sin un final en
vista. Aunque el Gobierno de Obama libere a dos prisioneros, un plan
que el Secretario de Prensa, Jay Carney, reveló el viernes pasado, aún
quedan 164 prisioneros languideciendo ahí.
Antes de salir de vacaciones, el Comandante en Jefe Obama pronunció
un apasionado discurso a los infantes de marina de Camp Pendleton,
California. En otro lugar, el soldado Bradley Manning asistió a otro día
de su audiencia de condena. El protagonista del libro de Joseph Heller
“Trampa 22”, el capitán Yossarian, sostiene a un compañero moribundo,
casualmente llamado Snowden, que muere en sus brazos. La experiencia
suscita la oposición de Yossarian a la guerra. Del mismo modo, Bradley
Manning fue a la guerra, detestó lo que vio y tomó medidas al respecto,
al filtrar documentos para generar un debate a nivel nacional.
La descripción de Heller de la guerra, cruda y descarnada, si bien se
basó en su propia experiencia, es parte de la ficción, mientras que las
guerras de Obama, sus ataques con aviones no tripulados, su guerra
contra los informantes, son muy reales.
© 2013 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero
internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y
televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro
“Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique
Cono Sur.
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