Tomado de La Tarde se Mueve.
Por Edmundo García
Les adelanto que este tema de hoy les puede aburrir. A mí también.
Aburre por falso, por insustancial, porque es un tema de circo. Con
perdón, como siempre digo, de los grandes circos del mundo. Pero lo que
ha sido el tema de esta semana en Miami, además de la lamentable muerte
de un joven artista colombiano en Miami Beach después de recibir una
descarga de pistola eléctrica por parte de un policía y el arresto de
dos alcaldes por soborno, es el desembarco en esta ciudad del llamado
opositor de Placetas Jorge Luis García Pérez, alias Antúnez.
Empecemos por aquí mismo, porque cuando uno tiene un “alias” es
porque ha decidido comportarse como un guerrero, como un luchador, y
este hombre, además de estar preso 17 años por delitos comunes, no ha
hecho otra cosa que darle a la lengua para difamar a su pueblo.
Antúnez declaró, para tomar ventaja sobre otro mitómano que se
encuentra por acá, el titulado disidente Guillermo Fariñas, también con
alias (El Coco), que en la región central de Cuba hubo una movilización
de tropas del ejército y la policía por temor a “manifestaciones” de
apoyo a su viaje. Pero al señor Jorge Luis García Pérez le han puesto en
Miami otros alias más inaceptables. En ese centro de propaganda que es
el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) que dirige
Jaime Suchlicki, se han atrevido a decirle el Antonio Maceo de nuestros
días; o el León de Placetas, sucesor del Mayor General Vicente García,
el León de Las Tunas. Han aplaudido esa absurda comparación personas
como Ángel de Fana y Hubert Matos, que no significan nada en el presente
y el futuro de Cuba y se empeñan en difamar a la revolución en
cenáculos reaccionarios de países como Costa Rica, Argentina y Chile.
En cuanto al supuesto apoyo público a su viaje, se sabe que en la
misma Placetas, incluso poniendo comida y bebida el día de su
cumpleaños, Antúnez no reúne ni a diez personas. Lo muestran además los
videos que exporta con el logo del Directorio, que es quien ordena: son
cuatro gatos.
Aquí en Miami Antúnez fue recibido solo por las personas que hicieron
la invitación formal para que obtuviera el visado. No llegaban a la
decena y son todos miembros de dos organizaciones anticubanas: el citado
Directorio Democrático de Orlando Gutiérrez Boronat y su esposa
Janisset Rivero, y MAR por Cuba, de Silvia Iriondo; unidas ahora en un
engendro llamado Asamblea de la Resistencia Cubana, que de paso se
confabula con la Unión Liberal de Carlos Alberto Montaner. Apenas un
medio se molestó en cubrir la llegada de Antúnez en la noche del domingo
4 de agosto al Aeropuerto Internacional de Miami: el Canal 41, que
envió como reportero a Juan Manuel Cao. Pero Cao lo mismo cubre una
pesquería en un canal, el nado de un cocodrilo en el everglades, que una
carrera de palomas en Hialeah. Aunque la verdadera especialidad de Juan
Manuel Cao no es la flora y la fauna de la Florida: es contar historias
calumniosas y falsas sobre Cuba.
Y por supuesto que fue también a recibirlo su hermana Berta Antúnez,
fiel empleada del Directorio, que contribuye a que los ingresos de Jorge
Luis en Placetas asciendan, según se dice en esta ciudad, a unos mil
CUC mensuales. Lo que si no representa la primera fortuna de la llamada
oposición cubana, que está en manos de Yoani Sánchez, sí califica como
la mayor remesa. Con mil CUC mensuales se puede vivir tranquilamente en
Placetas, sobre todo accediendo a los servicios médicos y educacionales
que ofrece la revolución; y sin pagar impuestos sobre la vivienda y
hasta sobre los ingresos.
Antúnez es el preferido de lo peor de la contrarrevolución cubana en
Miami. Es el hombre de los hermanos Díaz-Balart, de Ninoska Lucrecia
Pérez Castellón y Diego Suárez del llamado Consejo por la Libertad de
Cuba o CLC, de los recalcitrantes millonarios Remedios Díaz Oliver y Gus
Machado, y de la congresista Ileana Ros-Lehtinen.
A Antúnez le parece poco la contradictoria política del presidente
Barack Obama hacia Cuba porque prefiere el apoyo de los alabarderos
miamenses de George W. Bush. El mismo lunes 5 de julio, unas horas
después de llegar, Antúnez declaraba a la radio de Miami, a sus
compinches Ninoska Lucrecia y Armando Pérez Roura, que él venía a
Estados Unidos a criticar al presidente Obama y a “personajillos” (son
sus propias palabras) como el congresista Joe García.
Proyecciones como esta explican que un medio perteneciente al
gobierno norteamericano como la llamada Radio y Televisión Martí no
cubriera su llegada; y ni siquiera escribiera su nombre en el tardío
titular que le dedicó, hablando de un “matrimonio opositor” llegado de
Cuba. Antúnez vino acompañado de su esposa Yris Tamara Pérez Aguilera,
líder de un supuesto movimiento nacional de resistencia femenina que
nadie conoce. Tampoco El Nuevo Herald le hizo mucho caso; ni le pusieron
esas ridículas escoltas que han tenido otros disidentes, que con Yoani
llegaron al ridículo de usar camionetas negras con cristales oscuros
como las del servicio secreto.
Aunque El Nuevo Herald tuvo el “honor” de dar la primicia sobre la
convocatoria de Antúnez a un “paro nacional gradual” que ni siquiera él
mismo se cree, pues solo se trata de otra engañifa para entretener por
más tiempo a los crédulos del llamado exilio histórico. La propia
Ninoska Lucrecia, desesperada y desesperanzada, declamó en uno de sus
programas: “Ay Antúnez, tú no sabes como yo te agradezco que digas esas
cosas”. Como he estado diciendo, esta gente está cansada y derrotada.
La “escolta” de Antúnez la conforma el flamante jefe nacional
ejecutivo del llamado Directorio Democrático Orlando Gutiérrez Boronat,
que es quien le rectifica los disparates. Como cuando declaró en el
propio Aeropuerto que lo que hacía falta en Cuba era dar “fuego”,
aclarando después que se refería a una “candela pacífica”. También forma
parte de la “escolta” Janisset Rivero, esposa de Orlando y colega en la
obtención de financiamiento; y John Suarez, un mulato cubanoamericano
de alta estatura (física), que después de una vida dedicándose a
amenazar a funcionarios y amigos de Cuba en los foros internacionales,
ahora se dedica a posar de pacifista en los rincones de Miami.
En Miami Antúnez tampoco ha sido claro respecto al delito que le
llevó a prisión. Que fue una causa común está fuera de dudas, porque él
mismo lo reconoce en una entrevista al periodista norteamericano Tracey
Eaton que puede consultarse en Vimeo. Una versión suya dice que fue por
robar como Robin Hood a una dependencia del gobierno cubano; creo que
radios o televisores. Pero lo cierto es que para merecer 17 años por eso
hubiera tenido que robar equipos como para cinco provincias.
Seguramente quienes le daban órdenes, al parecer insatisfechos con su
expediente delictivo, le indicaron que politizara sus antecedentes y
Antúnez empezó a decir que a principio de los años 90 había interrumpido
gritando consignas un discurso del entonces Primer Vicepresidente
cubano Raúl Castro. Un cuento que nadie cree, tan absurdo como los del
Coco Fariñas, que implica una dudosa capacidad para romper un cerco de
seguridad estricto; y de lo que por demás no hay evidencias en ningún
documento o testimonio de la época.
En junio del 2009 Antúnez declaró a Carlos Serpa Maceira, un
periodista con acceso a estos grupos que luego se reveló como agente de
la Seguridad del Estado, que él se había convertido en preso político en
la propia cárcel. En otra ocasión el propio Serpa Maceira, mientras
grababa declaraciones de Antúnez sobre la presunta detención con
golpizas a su esposa en Placetas, llamó a la casa donde comprobó que su
esposa Yris Tamara se encontraba mirando televisión y disfrutando de una
apetitosa merienda. Como parte de sus mitos, Antúnez le declaró al
periodista que en le cárcel le echaban perros y le habían torturado,
dejándole cicatrices en la cara que nadie ha visto.
En verdad Antúnez llegó a Miami un poco pasado de peso, rebosante de
salud y con un cogote de cuarta y media, dispuesto a seguir anchándolo
en las cafeterías de la sagüesera miamense.
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