El próximo jueves 11 de septiembre, el pueblo de Cataluña volverá a
salir masivamente a la calle para reivindicar su derecho a decidir su
futuro político en una consulta.
El Gobierno del Partido Popular ha anunciado ya que no permitirá la consulta, que lo prohíbe la Constitución de 1978. En definitiva, que carece de la menor voluntad política para interpretar o reformar la Constitución como hizo en dos semanas para garantizar con el artículo 135 la prioridad de los derechos de los acreedores de deuda pública sobre los derechos sociales de los ciudadanos.
El proceso soberanista en Cataluña es la expresión territorial, social y democrática más importante de la crisis del régimen de la segunda restauración borbónica. Roto el pacto social que garantizaba el estado del bienestar, en proceso de privatización el sector público que lo sostenía, convertida la monarquía en una marioneta de los intereses oligárquicos y de la corrupción, con una crisis fiscal territorial que incrementa continuamente la desigualdad, la razón por la que sale a la calle el pueblo y los trabajadores de Cataluña es porque no soportan más este régimen y porque quieren recuperar su derecho a decidir un régimen distinto. Quieren dejar de ser súbditos del Reino de España para convertirse en ciudadanos.
No otra ha sido la aspiración del Movimiento 15-M, de las Mareas, de las luchas sindicales y ciudadanas en el resto del estado. Lo que piden todos ellos son los derechos de ciudadanía, las garantías materiales de los mismos, que los planes de austeridad impuestos para rescatar a la banca les han ido robando uno a uno. Como en Cataluña, en el resto del Reino de España, lo que los movimientos sociales quieren es dejar de ser súbditos para convertirse en ciudadanos.
¿Tan distinto es lo quieren unos y otros? ¿Tan diferentes son las oligarquías que les oprimen? ¿No le son tan ajenas a unos y otros las instituciones del régimen monárquico corrupto?
La verdadera alternativa es, desde la movilización social y la construcción de mayorías electorales, recuperar nuestros derechos de ciudadanía, frenar este proceso deconstituyente a manos de las oligarquías, y abrir el camino a decidir qué marco social y político queremos para garantizar nuestra dignidad.
El camino de la resistencia a la alternativa pasa por convertir la movilización en procesos constituyentes contra el régimen monárquico de 1978, por recuperar la soberanía de nuestros pueblos, y como iguales forjar una confederación de repúblicas ibéricas.
Han convertido el Reino de España en un desahucio. Nosotros, con la movilización conjunta, volveremos a reconstruir la solidaridad republicana entre nuestros pueblos y una comunidad en la que cada uno sea el dueño de su casa.
Hay que convertir cada rincón del Reino de España en un 11 de setiembre por el derecho a decidir de todos y cada uno de nosotros.
El Gobierno del Partido Popular ha anunciado ya que no permitirá la consulta, que lo prohíbe la Constitución de 1978. En definitiva, que carece de la menor voluntad política para interpretar o reformar la Constitución como hizo en dos semanas para garantizar con el artículo 135 la prioridad de los derechos de los acreedores de deuda pública sobre los derechos sociales de los ciudadanos.
El proceso soberanista en Cataluña es la expresión territorial, social y democrática más importante de la crisis del régimen de la segunda restauración borbónica. Roto el pacto social que garantizaba el estado del bienestar, en proceso de privatización el sector público que lo sostenía, convertida la monarquía en una marioneta de los intereses oligárquicos y de la corrupción, con una crisis fiscal territorial que incrementa continuamente la desigualdad, la razón por la que sale a la calle el pueblo y los trabajadores de Cataluña es porque no soportan más este régimen y porque quieren recuperar su derecho a decidir un régimen distinto. Quieren dejar de ser súbditos del Reino de España para convertirse en ciudadanos.
No otra ha sido la aspiración del Movimiento 15-M, de las Mareas, de las luchas sindicales y ciudadanas en el resto del estado. Lo que piden todos ellos son los derechos de ciudadanía, las garantías materiales de los mismos, que los planes de austeridad impuestos para rescatar a la banca les han ido robando uno a uno. Como en Cataluña, en el resto del Reino de España, lo que los movimientos sociales quieren es dejar de ser súbditos para convertirse en ciudadanos.
¿Tan distinto es lo quieren unos y otros? ¿Tan diferentes son las oligarquías que les oprimen? ¿No le son tan ajenas a unos y otros las instituciones del régimen monárquico corrupto?
La verdadera alternativa es, desde la movilización social y la construcción de mayorías electorales, recuperar nuestros derechos de ciudadanía, frenar este proceso deconstituyente a manos de las oligarquías, y abrir el camino a decidir qué marco social y político queremos para garantizar nuestra dignidad.
El camino de la resistencia a la alternativa pasa por convertir la movilización en procesos constituyentes contra el régimen monárquico de 1978, por recuperar la soberanía de nuestros pueblos, y como iguales forjar una confederación de repúblicas ibéricas.
Han convertido el Reino de España en un desahucio. Nosotros, con la movilización conjunta, volveremos a reconstruir la solidaridad republicana entre nuestros pueblos y una comunidad en la que cada uno sea el dueño de su casa.
Hay que convertir cada rincón del Reino de España en un 11 de setiembre por el derecho a decidir de todos y cada uno de nosotros.
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