sábado, 6 de septiembre de 2014

Un bien de todos los cubanos

El respeto a los derechos sexuales de una persona pasa porque cada quien sea reconocido y valorado dentro de la sociedad. (Terra)
Tomado de Juventud Rebelde.
Por Ana María Domínguez Cruz.

¿Conoce usted cuáles son sus derechos sexuales? Si es así, ¿considera que en nuestro país se respetan estos derechos? ¿Cuántas veces ha oído usted mencionar temas asociados a estos?

Cuando hablamos del respeto a los derechos sexuales de una persona es que a ella se le reconozca, en la sociedad y a partir de cada uno de nosotros, su derecho de elegir cuándo y con quién tener relaciones sexuales, la manera para protegerse en ellas.

Y mire que tampoco se trata solo de eso porque bastaría entonces con recorrer nuestra historia y encontrar el momento justo en el que los matrimonios dejaron de ser concertados, o en el que las parejas comenzaron a “manejar” sus intereses en función de una reproducción que podía llegar o no. El tema es mucho más complejo, porque tener o no tener hijos, usar este o aquel método anticonceptivo o elegir ante quién me desnudo no es lo único.

Se trata de que si usted, hombre o mujer, es homosexual, no sea discriminado por ello, ni en el seno de su familia, ni en el centro de trabajo, ni en la comunidad. Cuando hablamos del respeto a sus derechos sexuales, nos referimos también a que si tomó la firme decisión de ser un transexual, no sufra entonces experiencias desagradables propiciadas por quienes le rodean. Mencionamos también a quien porta el VIH y le agobia, más que su condición médica, el maltrato y la ignorancia de sus amigos, familiares, colegas.

Escribo sobre el tema a propósito de la celebración del Día Mundial de la Salud Sexual, instituido por la Asociación Mundial de Salud Sexual para cada 4 de septiembre con el objetivo de promover y abogar por la salud y los derechos sexuales, Cuba no se mantendrá al margen de la celebración, no solo porque el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) haya organizado intensas jornadas a partir de hoy con el lema Queremos hablar de sexualidad, sino porque a todos los que vivimos en este país nos sobran razones para hablar del tema y sentirnos respetados, sean cuales sean las opiniones y pensamientos que tengamos al respecto.

Es que si la salud sexual, según define la Organización Mundial de la Salud, es ese estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad que no precisamente (y esto hay que entenderlo bien) se asocia a la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad, entonces a Cuba hay que anotarla en los primeros lugares de una lista que, a nivel mundial, reúna a las naciones en las que los derechos sexuales se respeten, se protejan y puedan ser ejercidos a plenitud.

Todo parece cosa fácil, pero no ha sido así. Mucho ha avanzado nuestro país en estas cuestiones, aunque apenas el camino comienza a transitarse, como me ha hecho saber Manuel Vázquez Seijido, director del Equipo de Asesoría Jurídica del CENESEX:

Uno de los avances fundamentales que nos distingue de otros es que el Centro es la institución que lidera los temas asociados a los derechos sexuales relativos a la orientación sexual y la identidad de género, como parte del Programa Nacional de Educación Sexual, responsabilidad que asumen en otras latitudes algunas organizaciones no gubernamentales u otro tipo de instituciones alejadas del Estado. Aquí marcha a la par, (o al menos se intenta) el Estado y la sociedad.

Si hablamos de la posibilidad que tienen, de manera gratuita, las personas transexuales para construir su vida, incluso a partir de una intervención quirúrgica que les propicie la reasignación del sexo y el apoyo jurídico que se les garantiza para su cambio de nombre y de sexo, es ese otro derecho sexual respetado en Cuba y en el que se sigue trabajando.

No podemos perder el impulso, como se dice popularmente. Sobre la mesa están los debates relacionados con una Ley de Identidad de Género, que de manera concreta y con fuerza legal, regule o paute todo estos procedimientos asociados a las personas transexuales y a otras, así como la propuesta de un nuevo Código de la Familia, mucho más enriquecido, con la inclusión del derecho a la libre orientación sexual e identidad de género y el reconocimiento legal a parejas de igual sexo.

Claro que, si queremos que el Estado y la sociedad marchen al mismo ritmo, pues no podemos querer estos cambios y olvidarnos de la educación que cada uno debe recibir, desde que nace, en función de sembrar un respeto para sus semejantes en el futuro.

Con todo lo logrado hasta la fecha, será lógico que a partir de mañana, cuando se inicien las actividades dedicadas a niños y adolescentes sobre temas relacionados con la salud y los derechos sexuales en Pabexpo, muchos serán los participantes. A todos nos interesan los juegos de participación colectiva, los materiales educativos que se entregarán y los trabajos de promoción sanitaria. La música será otra de las principales motivaciones, porque si nos sobran razones para conmemorar esta jornada, tenemos que dejarlas florecer.

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