Por Giulietto Chiesa.
Esta semana se conmemora el 13 aniversario de los
atentados del 11 de septiembre de 2001. Yo, por mi parte, me mantengo
siguiendo el trabajo del equipo del 9/11 Consensus Panel (al que remito a los lectores, refiriéndome hoy al tema presentado como Point FLT-4: Mystérieuses anomalies concernant les boites noires des 4 avions du 11-Septembre) [En español, “Misteriosas anomalías sobre las cajas negras de los 4 aviones del 11 de Septiembre].
Tengo que decir que, aunque todos estos años he seguido de cerca este
trabajo colectivo, cada vez que analizo este asunto me quedo
estupefacto ante lo evidente que resulta este hecho: toda la historia
sobre el 11 de Septiembre que han contado al mundo los ministerios de
propaganda, o sea los grandes medios de la prensa occidental, no es más
que un gigantesco insulto a la inteligencia más elemental. Lo que se le
ha contado al mundo es el cuento de los reyes magos. Y 13 años después,
siguen contándonos la misma historia.
Ejemplo de ello es la cuestión de las famosas “cajas negras” de los
4 aviones supuestamente secuestrados por un grupo de 19 terroristas en
la mañana del 11 de septiembre de 2001. Como vamos a verlo, no hay en
todo esto ni una sola línea que pueda mantenerse en pie. En primer
lugar, las “cajas negras” en realidad son de color naranja, un elemento
que es importante recordar para el resto del análisis. Todos los aviones
comerciales del mundo están equipados de 2 de esos dispositivos,
concebidos para ser prácticamente indestructibles. Y de hecho lo son.
Contienen un conjunto de instrumentos diseñados para soportar
condiciones extremadamente adversas y violentas, tanto a nivel físico,
eléctrico, químico, magnético o térmico. Los dos instrumentos
fundamentales de las “cajas negras” son el FDR (Flight Data Recorder), que constantemente registra y conserva todos los datos del vuelo –velocidad, altura y posición del avión–, y el CVR (Cockpit Voice Recorder), que graba todos los sonidos y voces dentro de la cabina de pilotaje.
Los casos en los que las “cajas negras” no han sido halladas o en los
que esos dispositivos no han podido proporcionar datos utilizables son
extremadamente raros por tratarse de equipos concebidos para sobrevivir a
cualquier cosa. A tal extremo que las primeras que recurren a las
“cajas negras” son las compañías de seguros. Justo después de las
compañías aseguradoras están… los gobiernos, los servicios secretos,
etc.
Así que tenemos 4 aviones, con 2 “cajas negras” cada uno, lo cual
hace un total de 8 ”cajas negras”. Y ¿qué nos dice la versión oficial?
Cuatro de las 8 “cajas negras” «nunca fueron encontradas». O sea
que la mitad de las “cajas negras” se perdieron, lo cual ya constituye
un record mundial en toda la historia de la aviación. Y las 4 “cajas
negras” que «nunca fueron encontradas» son las de los 2 aviones
que –oficialmente– se estrellaron contra las Torres Gemelas: el vuelo
American 11 (AA11) y el United Airlines 175 (UA175).
Así que quedan 4 “cajas negras”. Al parecer, fueron encontradas las
del vuelo American 77 (AA77), el del Pentágono. Pero el CVR estaba tan
dañado que fue imposible recuperar los datos. O sea, nada que esperar
por ese lado. En cuanto al FDR del vuelo AA77, también parece que fue
encontrado, pero las versiones sobre el lugar se contradicen entre sí.
Sin embargo, como veremos más adelante, hay algo mucho más grave.
Quedan, finalmente, el CVR y el FDR del vuelo United Airlines 93
(UA93), el que supuestamente se estrelló en un campo de Pennsylvania. El
FBI hizo pública la transcripción del CVR… pero sólo en 2006, durante
el juicio contra Zacharias Mussaui. Más adelante retomaremos el tema,
no sin subrayar primero que se trataba de una “transcripción” que ya
tenía 5 años. También existe el FDR del vuelo UA93. Disponemos de un
acta del NTSB (National Transportation Safety Board) fechada el 15 de febrero de 2002, número DCA01MA065, y sabemos que la tarjeta de memoria (Memory Board)
fue llevada a los locales de la empresa Honeywell en Redmond, donde fue
examinada. ¿Significa eso que todo está en regla? ¡Nada de eso!
Resumiendo: 13 años después de los hechos, existen numerosas
interrogantes aún no aclaradas incluso sobre las 4 “cajas negras”
recuperadas [de las 8 iniciales]. Y hay contradicciones flagrantes.
Al mencionar las 4 “cajas negras” de los vuelos que se estrellaron contra las Torres Gemelas, el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre
se limita a afirmar que no fueron encontradas. Pero tenemos testigos
que dicen haber hallado 3 de aquellas 4 “cajas negras” en octubre de
2001. Se trata de un bombero, Nicholas DeMasi, y de un voluntario, Mike
Bellone. Las “cajas negras” se hallaban entre los escombros y fueron
entregadas a alguien… que desapareció. La Comisión Investigadora
no trató de hallar a esa persona. Toda la información al respecto
también desapareció. Pero, al mismo tiempo, la Comisión Investigadora
–sin ningún temor al ridículo y mientras los medios de prensa
occidentales guardaban el mayor silencio– anuncia el descubrimiento
[entre los escombros del WTC] del pasaporte (un documento de papel) de
uno de los presuntos secuestradores aéreos del vuelo AA11,
Salam al-Sugami. Así que no tenemos absolutamente ninguna información
[proveniente de esas “cajas negras”]. Ningún investigador del mundo se
sentiría satisfecho de tal resultado.
Más grave aún es el hecho que varios documentos judiciales muestran que el 18 de septiembre de 2001, el director de la FEMA (Federal Emergency Management Agency,
o sea la Agencia Federal para la Gestión de situaciones de Emergencia),
Edward E. Jacoby Jr., envió al gobernador del Estado de Nueva York,
George Pataki, un memorándum informándole que «los investigadores han identificado las señales de una de las cajas negras entre los escombros del World Trade Center». Además, el general Paul Kern, comandante del US Materiel Command, informó en 2002 que los «captores
de frecuencias radiales del CECOM (Communications Electronics Command)
habían sido utilizados [con éxito] para encontrar las cajas negras de
los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas». Entonces, ¿quién está mintiendo?
El asunto de las 2 “cajas negras” del vuelo AA77 es mucho más
complicado. Dos bomberos (Burkhammer y Morawitz) dicen haberlas hallado «cerca del lugar del impacto». El vocero del condado, Dick Bridges, también explica que las 2 “cajas negras” estaban «en el preciso lugar donde el avión impactó el edificio»
del Pentágono. Pero otras fuentes dicen que el FDR fue hallado casi a
300 pies (100 metros) del punto de impacto. La diferencia es
considerable. Además, [los bomberos] Burkhammer y Morawitz cuentan que
las 2 “cajas negras” eran «de color oscuro», cuando les habían
dicho que eran color naranja. Pero cuando ellos indicaron los objetos a
los funcionarios del FBI y de la NTSB, estos últimos confirmaron: mejor
oscuras que nada.
La historia del FDR del vuelo AA77 presenta sobre todo un punto
extremadamente vulnerable. En 2008, un obstinado ciudadano
estadounidense presentó una demanda basada en la ley FOIA (Freedom of Information Act)
sobre la libertad de información para obligar a la NTSB a hacer público
el fichero con los datos del FDR sin procesar. Pero resulta que ese
fichero fue creado a las 23 horas y 45 minutos del jueves 13 de
septiembre de 2001. Esto resulta extremadamente extraño dado que el FDR
en cuestión fue encontrado… el viernes, o sea al día siguiente de la
creación del fichero.
Para terminar, veamos lo sucedido con el FDR del vuelo UA93. Para
quienes lo hayan olvidado, hay que recordar que existe un largometraje
comercial sobre ese vuelo y la heroica rebelión de sus pasajeros por
recuperar el control del avión secuestrado por los terroristas. Así que
les pido que tengan en mente el marco global de esa historia. Veamos qué
dice al respecto la asociación Pilots for 9/11 Truth.
En 2007, los miembros de esa asociación presentaron un recurso basado
en la ley FOIA para tener acceso a la información sobre ese FDR. Pero
los datos que les fueron entregados, y que supuestamente correspondían
al contenido de aquella “caja negra”, son totalmente divergentes de
otros datos disponibles. «La trayectoria del vuelo y la altura»
indicadas no son las que aparecen registradas. La proveniencia del vuelo
desde el norte no coincide con los testimonios publicados por el «New York Times».
El avión venía del sudeste, como lo prueba, entre otras cosas, el hecho
que aparecieron se encontraron restos en New Baltimore, a más de
8 millas (13 kilómetros) del lugar donde se estrelló el avión. Pero lo
más importante es que el ángulo de caída del avión, según la grabación
que aparece en el documento de la NTSB, no corresponde con el impacto
vertical que menciona la versión gubernamental, y que el propio impacto
parece indicar. Más exactamente, el FDR indica un ángulo de caída de
35 grados mientras que la versión oficial dice que el avión cayó
verticalmente. Por último, en los análisis realizados por la protección
civil en el lugar del impacto no se encontraron huellas de contaminación
por residuos de keroseno. Esto último no tiene sentido ya que los
tanques del avión debían estar repletos de carburante.
Así que, veamos las opciones: o la grabación es falsa o lo falso es
la versión oficial del gobierno de Estados Unidos. Como también lo,
por supuesto, toda la historia que se cuenta en el largometraje, que
sólo ha servido para poner a llorar al público. No es inútil recordar
que todas estas observaciones fueron puestas en conocimiento tanto de la
NTSB como del gobierno de Estados Unidos. ¿La respuesta? Ninguna. Cero.
Tanto en aquella época como ahora, 13 años después de los hechos.
También existe la grabación del Centro de Control de Cleveland, que contiene los últimos momentos del vuelo. Aquí está:
Dramático, pero también misterioso e inexplicable. Quienes se tomen
el tiempo de escuchar toda la grabación oirán que el personal en tierra
trata durante varios minutos de establecer contacto con el avión
repitiendo la misma pregunta, sin recibir respuesta. La tripulación se
mantiene en silencio. Después, inesperadamente, el personal de tierra
oye una voz extraña, casi cubierta por un importante ruido de fondo. «United 93, habla el comandante. Les agradeceremos que se mantengan sentados, manténganse en sus asientos. Hay una bomba a bordo.»
¿Una bomba a bordo? ¿Mantenerse sentados? Pero, ¿dónde se encuentra
exactamente el comandante que habla? ¿Qué es lo que se oye como ruido de
fondo?
En tierra se insiste mucho en obtener aclaraciones. Los controladores
se ponen en contacto con los demás aviones que se hallan en la zona.
Reciben confirmaciones. Luego, de improviso, se oye nuevamente la misma
voz: «United 93, aquí el comandante. Es mejor que todo el mundo
se mantenga sentado. Tenemos una bomba a bordo y estamos regresando al
aeropuerto. Nuestras solicitudes han sido aceptadas así que, por favor,
manténganse sentados.» Y luego, nada más. Pero, ¿es este realmente
el comportamiento de un piloto experimentado? ¿Podemos estar seguros de
que esos dos mensajes venían realmente del vuelo UA93?
En resumen: no hay una sola pieza del rompecabezas oficial que encaje
correctamente con las otras. Y ni hablar de las “cajas negras”
aparentemente encontradas. La otra mitad de los datos, como ya hemos
podido verlo, fue totalmente borrada de la faz de la tierra. Y todo eso
no es obra de los presuntos secuestradores aéreos, cuya presencia por
demás nunca llegó a demostrarse. Pero entonces, ¿quién borró todos los
indicios? ¿Quién mintió?
Hoy más que nunca se ha hecho imposible seguir creyendo que la verdad es la fábula oficial que nos contaron.
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