Tomado
de La Santa Mambisa.
Este año celebramos el
50 aniversario de una de las obras cumbre de la filmografía de Santiago Álvarez, “NOW!”.
Corría el año
1965, que en nuestro país estaba marcado por la extraordinaria efervescencia
revolucionaria de los primeros tiempos, y en el plano internacional resaltaban
como noticias principales la guerra de Viet Nam, los movimientos de liberación
de América Latina y África, y no menos importante, el tremendo movimiento por
los derechos civiles que se imponía en los Estados Unidos, a más de 200 años de
esclavitud y discriminación de raza.
El Noticiero ICAIC Latinoamericano, que había nacido en
junio de 1960, como un elemento necesario para dar a conocer en nuestras salas
de cine la realidad nacional e internacional, con un enfoque acorde a los
tiempos y a la estética que ya se moldeaba con la obra cinematográfica del
Instituto de Cine creado por la Revolución; crecía también con un estilo propio
y una forma de hacer distinta a la que el espectador estaba acostumbrado.
El Maestro
Santiago Álvarez, había logrado, primero, aglutinar a un formidable equipo de realización
y dirigirlo, certero, hacia sus objetivos; poniendo en pantalla semanalmente un
material que no envejecía cuando pasaba la noticia, sino que quedaba grabado
para la historia, y que resultaba muy agradable por su buena facturación. Se
rompía el mito de que lo que se proyectaba junto con la película de cartelera,
constituía un “relleno” para el espectador.
La lucha de los
negros norteamericanos por la igualdad y contra la discriminación que existía (y
no sé si estoy en lo correcto hablando en pasado, porque ese mal no ha
desaparecido de los Estados Unidos), eran noticia casi diaria. Enfrentamientos
de la policía contra los manifestantes, juicios parcializados y penas de cárcel
a los dirigentes de los movimientos e incluso asesinatos como el de Martin
Luther King; eran tema repetitivo en los titulares de la primera mitad de la
década del 60. Cierto que en Cuba había poco material, porque el bloqueo y la
imposibilidad de acceso a lo que se filmaba y/o televisaba en la época en EEUU (que
por demás no era mucho porque siempre existió la censura de los poderes
mediáticos), y desde luego eran otros tiempos, sin el Internet, ni la
inmediatez de hoy; hacían muy difícil la misión de informar a los cubanos de
estas realidades.
Santiago había conocido en
México, en 1963, a Peter Seeger, que en junio de ese año había protagonizado un
concierto multitudinario de canciones de corte político y social en Estados
Unidos, y en ese encuentro le obsequio el disco grabado en vivo. Fueron desde
entonces, grandes amigos.
La obra que da título
al disco y al concierto (We Shall Overcome, que significa algo así como nuestro "¡Venceremos!"), y otras canciones también muy comprometidas, fueron la banda
sonora de las noticias que sobre esas luchas norteamericanas por los derechos
civiles y contra la guerra de Viet Nam, veían los espectadores en nuestras
salas de cine, o en los más intrincados rincones del país donde llegaban las
unidades móviles del ICAIC, con su preciada carga cultural.
Dos años después, y
también como fruto de esa entrañable amistad, Pete Seeger le hizo llegar a
Santiago un disco de Lena Horne (30-06-1917 – 09-05-2010)
importante
cantante norteamericana, que había hecho una impresionante canción contra el
racismo en Norteamérica, utilizando una obra del folcklore hebreo, llamada Hava
Nagila. La canción era “Now!”.
Esta
oportunidad, por demás única, para enlazar aquella fascinante canción con la
realidad de la discriminación racial y de las luchas por los derechos civiles
de los norteamericanos, sería brillantemente aprovechada por Santiago, pero
claro, y en honor a la verdad y a la historia, debemos decir que esa obra
inmortal no hubiera nunca sido posible, sin la participación de todos los que
en ella tuvieron que ver.
Recuerdo que uno
de los más entusiastas ejecutores, y prácticamente el “descubridor” de la
canción fue Idalberto Gálvez, que a la sazón se desempeñaba como editor de
imágenes y sonido, y que además fungía como custodio de la música que el
Noticiero atesoraba, fruto de obsequios o simplemente compras de discos que
realizaba Santiago cuando por motivos de trabajo viajaba a otros países.
También he de
mencionar la importante labor de Juanita Marco, la esposa de Santiago en esos
años, y que sin duda constituyo musa y certera consejera en las obras más importantes
del cineasta, no solo por su sabio comentario en todo momento, sino por su
presencia constante detrás de las líneas de realización, en las largas
madrugadas en que se “cocinaban” las semanales ediciones del Noticiero, o los
documentales que lanzaron a la gloria al Maestro.
Igualmente
tenemos que elogiar la “magia” de los animadores, Pepin Rodríguez y Adalberto
Hernández, los que lograron con unas pocas secuencias que se tenían, y un
puñado de fotos de revistas(que se animaron magistralmente), obtener el
material que se editaría con la música de la canción de Lena Horne.
Luego, detrás de
aquella vetusta moviola (equipo con el que se edita el celuloide), estaba la
incansable Norma Torrado, como una hormiguita laboriosa y paciente, junto a
Santiago, que, genio al fin, hablaba, jugaba y hasta parecía que discutía con
aquellos planos de película que quitaba y ponía, frenético y feliz en los
“percheros” que aderezaban los rincones de aquella sala de edición del tercer
piso del edificio que ocupaba el ICAIC.
Y así, con poco menos de 6
minutos de duración, con una intensidad inusitada y una fuerza tremenda, nació
“Now!”,
que fue el noticiero monotemático de esa semana, y que unos meses después llevo
Santiago a Leipzig , al festival de cortometrajes donde ya en 1964 había
ganado su primera Paloma de Oro con el documental Ciclón, y que ganaría en
1965 su segundo galardón dorado con “Now!”, esa joyita de la
cinematografía cubana e internacional, y que muchos especialistas del
cine han considerado como el primer video clip de la historia.
El 8 de marzo el inquieto Santiago hubiera cumplido 96
años. Ya no podemos disfrutar de sus bromas, ni de su incisiva y siempre
oportuna critica a todo lo mal hecho; ni de su intransigencia revolucionaria,
ni de su antiimperialismo profundo; pero para la historia y para el disfrute de
las presentes y futuras generaciones, queda su obra, siempre actual e
imperecedera; como “Now!” que a 50 años no envejece. Gracias Maestro Santiago.
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