domingo, 22 de marzo de 2015

No habrá sorpresas, se abre el debate

VII Cumbre de Las Américas.
VII Cumbre de Las Américas.Autor: Cartel del evento
Por vez primera no hay exclusión alguna, pero mientras algunos consideran que pueden hacer de ella una trampa, para otros, la gran mayoría, será la oportunidad de hablar en común y decir las verdades de Latinoamérica y el Caribe.

Tomado de Juventud Rebelde.
Por Juana Carrasco Martín.

En su génesis estuvo la intención de Estados Unidos de implementar el enyugamiento continental a través del Área de Libre Comercio de las Américas, la archifamosa ALCA que pocos años después, tras enconada batalla de los pueblos, quedara definitivamente enterrada en una fría y lluviosa tarde de Mar del Plata, en la que George W. Bush, el hijo, hubo de retirarse derrotado.

Fue la Organización de Estados Americanos la que auspiciara el primer encuentro —del 9 al 11 de diciembre de 1994—, en Miami, la ciudad adonde llevaron el propósito de una estrategia común para resolver los problemas de la zona, según se dijo, a sabiendas de que uno de esos «problemas» era Cuba, condenada al ostracismo el 31 de enero de 1962 por una OEA genuflexa que ahora volvía a excluir.

Desde entonces, se sucedieron las reuniones de los Jefes de Estado o de Gobierno de 34 países del Hemisferio Occidental, bajo la sombrilla de Washington, cada vez en una ciudad diferente de la región:

Del 7 al 8 de diciembre de 1996, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, la que llamaron Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible, y la II Cumbre de las Américas en Santiago de Chile, los días 18 y 19 de abril de 1998, transcurrieron con la habitual calma protocolar de quienes buscaban lazos económicos más estrechos, pero también más dispares y propicios para mantener el traspatio.

La cita tuvo su edición III del 20 al 22 de abril de 2001, en Québec, Canadá. Todo parecía igual, pero algo se movía en el lado sur. Un Presidente de nuevo tipo en Venezuela, alteraba el orden establecido. Hugo Chávez Frías cuestionaba la ausencia premeditada de Cuba y también los objetivos e intenciones verdaderas del ALCA.

En Monterrey, México, ocurría el 12 y 13 de enero de 2004, otra Cumbre Extraordinaria de las Américas. No acababa de implementarse el ALCA y la fecha propuesta tenía como meta enero de 2005; sin embargo, se llegó a la IV Cumbre de las Americas, el 4 y 5 de noviembre de 2005, en la ciudad argentina de Mar del Plata y allí el tiro le salió por la culata a los despropósitos imperiales.

Se entierra el ALCA. Nace el ALBA

Presurosos en ejecutar su planificación, y a pesar de una agenda inicial programada por el Gobierno del presidente Néstor Kirchner, Bush y su aliado Canadá, presionaron para desviarla hacia la aprobación del Área de Libre de Comercio de las Américas.

La convocatoria argentina era bien diferente: llevaba como temas los principios de libertad, justicia, seguridad y protección social; promover más y mejores empleos; combatir la desigualdad, la pobreza, el hambre y la exclusión; el acceso a los servicios de salud y a la educación básica de calidad; erradicar el trabajo infantil; darle oportunidades a minorías, pueblos indígenas, afrodescendientes, personas con discapacidad, a jóvenes y a los de la tercera edad, entre otras preocupaciones comunes en el continente.

La tranquila ciudad del Atlántico porteño se volvió tensa y en las calles se protagonizaron por igual protestas violentas y marchas pacíficas pero de resistencia enérgica de los actores sociales a la polémica presencia del ejecutor de las guerras de Iraq y Afganistán. Resonaron las consignas No a Bush y No al ALCA y realzó el apoyo a la Alternativa Bolivariana para América, el nombre primigenio del ALBA, alianza integracionista creada en La Habana, el 14 de diciembre de 2004, por los Comandantes Fidel y Chávez.

Cómo olvidar aquellos días de batallar popular, cuando al protagonismo de los miles que tuvimos la oportunidad de participar en la anticumbre o III Cumbre de los Pueblos —y entre ellos el entonces líder indígena boliviano Evo Morales, se unieron las voces de Néstor Kirchner, Hugo Chávez Frías, Luiz Inacio Lula Da Silva y Tabaré Vázquez, desde los salones rodeados de las más extremas medidas de seguridad que cerraron 250 manzanas de Mar del Plata para quienes no fueran residentes o periodistas debidamente acreditados.

En las Cumbres… se abrió una brecha. El ALCA pasó a formar parte de archivos polvorientos y el Consenso de Washington entró en desacuerdo y desuso. Mientras, el ALBA comenzó a levantar a pueblos y despertó Gobiernos nuevos… En abril de 2006 se sumó la Bolivia presidida ya por Evo Morales, en 2007 Nicaragua, en 2008 Honduras, en 2009 Ecuador. Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas se unieron entre 2008 y 2009. (Y unos años después, entre 2012 y 2014 cerraron filas en el ALBA Santa Lucía y Suriname, Granada y San Cristóbal y Nieves).

Cuba asoma en la grieta de las cumbres

La Cumbre de las Américas volvió a ser convocada para Puerto España, Trinidad y Tobago, del 17 al 19 de abril de 2009. Una vez más se reunieron los 34 países; sin embargo, Cuba, excluida por la obcecada visión washingtoniana, vino a ser la presencia fantasmagórica. El tema de la V Cumbre fue «Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos mediante la promoción de la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental».

El cambio de correlación en la región impuso agenda. A la nueva administración estadounidense, la de Barack Obama, se le solicitó por los líderes nuestroamericanos la eliminación del bloqueo contra Cuba, y es bueno recordar el gesto de Chávez regalándole a Obama un libro que le permitiera comprender a Latinoamérica y el Caribe: Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

Tres años después, la VI Cumbre de las Américas, se celebró en Cartagena de Indias, Colombia, el 14 y 15 de abril de 2013, en medio de un cordón de seguridad de 8 000 policías y un despliegue de cámaras y robots de vigilancia para garantizar «el normal desarrollo del encuentro continental», decían informaciones de entonces.

El lema era bien corto: «Conectando las Américas: Socios para la prosperidad», que quizá hacía recordar un poco al ALCA. Sin embargo, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, apuntaba: «Hay otros temas que con seguridad se van a tratar. El tema de la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas, igualmente el tema de drogas» (…) «que no es un tema del que todo el mundo quiera hablar», aseveraba sobre las drogas.

Desde el 15 de enero de 2012, los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América, ALBA, gestionaron la inclusión de Cuba en esta cumbre, pero se dijo que esta había llegado tarde.

La exclusión de Cuba se convertía en punto neurálgico cuando a pocos días de la VI Cumbre, el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunciaba al mandatario colombiano Juan Manuel Santos que no asistiría a ninguna Cumbre de las «Américas» mientras existiera el intencional e injustificado rechazo de países dominantes a Cuba (clara alusión a Estados Unidos y Canadá). Similar posición tomó el presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien además adujo en menor medida el conflicto territorial con Colombia.

El Presidente anfitrión en Cartagena de Indias calificó la política del bloqueo como «un anacronismo en pleno siglo XXI» y la mayoría de los presentes exigieron al presidente Barack Obama el fin del bloqueo.

Una América Latina y el Caribe donde prevalece las intenciones de cada vez mayor identidad y unidad transformaron las condiciones, cada vez más favorables a la presencia cubana como nación parte de la región.

El surgimiento de nuevos bloques integracionistas y el fortalecimiento de otros —como ALBA, Celac, Unasur, Mercosur y Caricom— en detrimento de la OEA bajo la égida norteña, puso énfasis en el reconocimiento de Cuba. Washington no pudo resistirse a esa presión, acompañada por la comunidad internacional que ya en 23 ocasiones ha aprobado la Resolución de la Asamblea General de la ONU que lo condena.

El pasado 17 de diciembre, el Presidente Obama reconoció el fracaso de la política contra Cuba que han estado aplicando por más de 50 años y que, de hecho, los llevó al aislamiento en el Hemisferio. Sin embargo, todavía mantiene el bloqueo y la injustificable inclusión de la Isla en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo Internacional.

En cuanto a las Cumbres de las Américas, comienza a hacerse justicia obligada por la circunstancia de lo que el presidente Correa llamó «un cambio de época». El país istmeño, sede de la VII Cumbre de las Américas, invitó a Cuba que estará presente allí del 10 al 11 de abril de 2015 en la Ciudad de Panamá, con una delegación encabezada por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Cuba tiene mucho que decir y compartir en el tema central de la VII Cumbre de las Américas, que por primera vez contará con los 35 países del continente: «Prosperidad con Equidad: El Desafío de Cooperación en las Américas», con sus ocho ejes temáticos: salud, educación, seguridad, migración, medio ambiente, energía, gobernabilidad democrática y participación ciudadana.

También estará la presencia de la sociedad civil cubana y delegaciones en los cuatro Foros paralelos que «complementarán los mandatos para la acción de los Jefes de Estado de la Cumbre»: el Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales; el Foro Empresarial; el Foro de Rectores, de las universidades más prestigiosas del hemisferio, y el Foro de Jóvenes de las Américas.

Por otra parte, la Cumbre de los Pueblos se hará sentir con la voz de quienes luchan por la justicia social, han respaldado siempre a Cuba y en esta ocasión levantarán fuerte y enérgicamente la solidaridad con la Venezuela bolivariana, agredida y calumniada por Washington.

A no dudarlo, Panamá será el escenario de una confrontación de ideas, de posiciones, de visiones y de modelos en una región que es aún la más desigual del planeta.

El Presidente de Cuba afirmó el pasado 28 de enero en la Cumbre de la Celac: «La situación actual abre, modestamente, una oportunidad al hemisferio de encontrar nuevas y superiores formas de cooperación que convienen a las dos Américas. Ello permitiría resolver acuciantes problemas y abrir nuevos caminos».

Aunque advirtió: «La voz de Cuba defenderá sin descanso las causas justas y los intereses de los países del Sur y será leal a sus objetivos y posiciones comunes sabiendo que Patria es Humanidad. La política exterior de la Revolución Cubana seguirá siendo fiel a sus principios».

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