Por Edwin Sánchez.
La confianza en el Gobierno Sandinista que se aprecia tanto en las
encuestas con las elevadas barras estadísticas de respaldo ciudadano así
como en las edificaciones verticales que se han convertido en un boom
en Nicaragua, se erige sobre formidables cimientos.
No acababa de conocerse el último informe de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe, que ubica a nuestro país como la cuarta
economía de máxima expansión en la región, cuando el Banco Mundial
avaló la importante reducción de la pobreza, cuyo informe lo ofreció el
Instituto Nacional de Información de Desarrollo.
El principal hallazgo es que en Nicaragua el 70.4 % de la población
entró en el rango de familias “no pobres”. La extrema pobreza en 2009
era del 14.6% en los hogares nicaragüenses. En 2014 bajó al 8.3%. En
tanto, la pobreza general en ese periodo cayó del 42.5 al 29.6%.
Por algo y más el Frente Sandinista cuenta con el sideral apoyo de la
ciudadanía. Es que el FSLN no es una antigua foto retocada de la Plaza
19 de Julio de los años 80, tampoco es una nostalgia colectiva. Es
tangible, es real, es el ideario de Sandino: la evidencia exitosa del
Sandinismo que dirigido por el comandante Daniel Ortega y Rosario
Murillo, no se encerró en arcaicos paradigmas.
El Frente abrió las puertas a una nueva generación de cuadros,
mujeres y juventud y las combinó con la experiencia que ha permitido una
fresca visión de Nicaragua para decidirse por el rumbo correcto.
Esto se observa en el reenfoque en proceso de la Educación, que
incluye a la juventud rural, en el auxilio inmediato a las familias
vulnerables a los fenómenos naturales y su reubicación lejos del
peligro, en el impulso del Bono Productivo Alimentario, la recuperación
de la Managua lacustre, jamás soñada por gobierno alguno; en la
ampliación de infraestructuras, en nuevos y modernos centros
comerciales, en el convencimiento de los inversionistas y el debut de
Nicaragua en el radar del turismo internacional.
Las consultoras de opinión lo terminan de comprobar de manera
sostenida con sus investigaciones de campo: M&R, Cid Gallup, Borge y
Asociados.
En septiembre, la consulta de Cid Gallup detalló que el presidente
Daniel Ortega y la escritora Rosario Murillo están en la cima de las
personalidades con óptima evaluación en Nicaragua.
Como otras importantes firmas, coincide que Rosario se ha posicionado
muy bien, entre la ciudadanía. Es la figura pública en la cúspide del
agrado cívico, con un 70%.
Mientras, el comandante Daniel, en el ejercicio del máximo cargo de
Nicaragua, con todo lo que una presidencia significa en Latinoamérica y
su consiguiente desgaste, presenta un 65%.
El Frente Sandinista recibe un respaldo del 57% de los encuestados,
lejísimo del Partido Liberal Constitucionalista, con el 5% del apoyo
popular. El Partido Liberal Independiente luce imparable en la
intrascendencia: 3%.
¿Quiénes niegan esa verdad evidente? La derecha conservadora en
pleno. Sus candidatos fracasados. Son tan malos perdedores que no
entienden el abecedario de la democracia.
II
A nivel hemisférico, el sandinismo llama la atención, como lo
registró la Corporación Latinobarómetro: el 60% de la población aprueba
la gestión del Presidente de la República, comandante Daniel Ortega.
El dato corrobora en el exterior, el triunfo inobjetable del Frente
Sandinista que hace cuatro años ganó las elecciones con el 62%.
Su respaldo multitudinario se origina en la democracia incluyente del
Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, la seguridad ciudadana y
las políticas sociales de combate a los estragos de la pobreza.
El representante del Banco Mundial, Luis Constantino, tras la
ponencia de los técnicos del Banco Central, BCN, sobre los resultados de
la Encuesta de Medición del Nivel de Vida 2014, exaltó que en la lucha
contra la extrema pobreza “aquí se alcanzaron logros muy sustanciales”.
La Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario
Murillo, en su primera valoración, expuso que hay avances, pero “el
desafío está pendiente, la tarea está pendiente, tenemos que seguir
avanzando frontalmente contra la pobreza”.
El sandinismo certifica y ratifica, con todo lo anterior, que la
izquierda puede administrar bien un país, si tomamos en cuenta el
reciente informe de la Cepal: Nicaragua, después Panamá, República
Dominicana y Bolivia, presentará un crecimiento del 4.3 - 4.8%, en un
subcontinente donde la mayor parte de los países ven agotados sus
modelos económicos.
Estos son los hechos. Porque nada que valga la pena es obra del azar,
de los caprichos de un “dirigente” o de un árbitro electoral
complaciente: las victorias no se inventan sobre la arena del desierto,
se construyen sobre la roca del bien común, es decir, el cristianismo.
III
La democracia es un concepto demasiado grande para que el PLI con 3% de correligionarios, se crea su “robusto” propietario.
Hace poco, en coro, los extremistas de esas siglas de la soledad
calificaron al señor Róger Arteaga de “payaso” por promover unas
“primarias” que pondrían fin al “dedazo” de la derecha dictatorial.
Los improperios no llegaron hasta ahí. Eduardo Montealegre “denunció”
que oenegés como “Hagamos Democracia” “solo ocupan el dinero para
salarios”.
Ojo: Si en la misma acera de la derecha, el PLI no practica la
democracia que tanto proclama “defender”, desconociendo a la corriente
liberal de mayor calado, el PLC, y otras expresiones, ¿cómo esperar que
reconozcan las victorias del FSLN y su influyente convocatoria
electoral?
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