Por José Manzaneda, Coordinador de Cubainformación.
Lo veíamos en televisión. El creador de la ONG Reporteros sin Fronteras, Robert Ménard, aparecía visitando familias sirias refugiadas
en la localidad francesa de Béziers, donde es alcalde... por el Frente
Nacional de extrema derecha. Y no lo hacía para llevarles ayuda, sino
para amenazarles con usar la fuerza si no se marchaban (1). Es curioso
que ningún medio recuerde ahora que este neofascista encabezó, durante años, las campañas contra el Gobierno de Cuba
porque en la Isla –nos decía- no se permiten los medios de comunicación
“independientes” –es decir, propiedad de empresas privadas- (2).
Leemos que un alud de tierra causó la muerte de centenares de
personas –la cifra exacta quizá nunca se llegue a saber- en la capital
de Guatemala (3). El diario español “El País” nos dice que
“solo en las áreas marginales de la capital existen 586 asentamientos
(...) de alto riesgo”, y que “la pobreza extrema (que afecta a) más del
60% de sus habitantes los obliga a improvisar míseras chabolas en las
laderas de los barrancos”. La culpable es, por tanto, la “pobreza
extrema”. Pero ¿y el sistema económico neoliberal que la genera? ¿Se
imaginan que esto ocurriera en La Habana, en el peor de sus barrios? (4)
¿No sería prueba –entonces sí- del “fracaso del sistema”?
Leemos en los diarios del grupo español Vocento que “la reportera Hana Mahameed, de la cadena Al-Mayadeen, fue alcanzada por la explosión de una granada aturdidora
mientras cubría los choques entre manifestantes y policías israelíes”
(5). Y que “continuó con su crónica tras ser herida”. Pero ¿por qué no
mencionan quién la disparó, es decir, el ejército de Israel? ¿Y por qué
no cuentan que la periodista cubría la persecución de un joven
palestino, que fue ejecutado a sangre fría por los militares? (6) Y
sobre todo, ¿por qué no nos dicen qué es Al Mayadeen, un canal que
planta cara a la visión informativa occidental sobre Palestina, Siria o
Irán? (7)
Hace unos días, el líder indígena colombiano José Feliciano Valencia era condenado a 18 años de prisión,
pero las protestas de las organizaciones sociales apenas llegaron a los
medios internacionales (8). Su delito: la retención durante 14 horas de
un militar infiltrado en una marcha indígena. Por contra, la condena de
13 años al opositor venezolano Leopoldo López, por su responsabilidad
en 43 muertes, ha impuesto en la opinión pública internacional la idea
de que Venezuela es “una dictadura” (9). La razón es obvia: al contrario
que José Feliciano Valencia, Leopoldo López es blanco, de familia rica,
educado en EEUU y defiende a las transnacionales (10). ¿Alguien dijo
que la lucha de clases no tiene relación alguna con la información que
recibimos?
(8) http://www.noticiascaracol.com/colombia/el-cti-capturo-en-cauca-al-lider-indigena-feliciano-valencia
(9) http://www.semana.com/mundo/articulo/venezuela-leopoldo-lopez-condenado-13-anos-de-prision/442003-3
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