Aquel niño
asmático y mal desarrollado, como en una ocasión lo definiera su padre don
Ernesto Guevara Lynch, que parecía imposible llegara a convertirse en un ícono
de revoluciones y pensamiento para la América Latina y el mundo de nuestro
tiempo, hoy hubiera cumplido 85 años. Pero no yace en la muerte del olvido
quien aún sobrevive en tantas mentes, su figura legendaria y ejemplo se han
agigantado en todas las latitudes que bregan por la libertad.
Su vida
revive con más fuerza cada vez. Su imagen y simbolismo se erigen en la
conciencia y determinación de los que eligen ser fieles a sus ideas.
Guerrillero, padre, amigo, poeta, economista, fotógrafo, apasionado del
ajedrez, el Comandante Guevara fue un ser adelantado a su tiempo, "el caso
singular —como lo catalogara Fidel durante la velada solemne por su
fallecimiento— de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su
personalidad no solo las características del hombre de acción, sino también del
hombre de pensamiento".
Y fue
precisamente un día como hoy del año 1928, en Rosario, Argentina, donde Ernesto
Guevara de la Serna vio la luz. Su padre, constructor civil, y su madre, doña
Celia de la Serna, una mujer de carácter firme y enérgico. Cuenta don Ernesto,
en Mi hijo el Che, que desde chico no toleraba que le impusiesen algo que
considerase injusto o que lo retasen sin razón. El asma que padeció desde los
dos años era angustiosa para la familia pero, "es posible que la misma
enfermedad lo fuera endureciendo en el sentido de aprender a dominarse y no
dejarse llevar por el arrebato o la sugestión".
Mientras, de
mayor, cuando estudiaba en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, siempre
bromista y alegre, "tenía al principiar un diálogo, una manera un poco
lenta de hablar, agilizándose a medida que tomaba calor en la conversación. Sus
ojos eran oscuros; su manera de mirar, profunda e inquisidora. Cuando miraba
escrudiñaba el alma de su interlocutor".
Así fue
naciendo la personalidad del doctor Guevara, que luego de ponerse en contacto
estrecho con la miseria, el hambre, las injusticias y las dictaduras a las que
estaba sometida América Latina, se convirtió en expedicionario del Granma, en
rebelde de la Sierra, en Comandante de la naciente Revolución cubana y en
guerrillero del mundo.
De ahí, que
cuando en 1959, en una entrevista para la revista Alma Máter le preguntaron por
qué siendo argentino, había participado en forma tan decidida en la Revolución,
señaló: "Desde el punto de vista personal rechazo toda explicación que
pretenda demostrar de alguna forma, que un extranjero puede venir a luchar en
otra tierra. Para nosotros los que vivimos al sur del Río Bravo, cualquiera de
las patrias americanas es nuestra y sobre cualquiera de ellas, podemos dar
nuestra sangre en la seguridad de que estamos luchando por nuestra patria
".
"A
los 14 compró aquel morral con la foto del Che, y fue aprendiendo que la
libertad es un bien por hacer...".
Jorge Drexler (cantautor uruguayo)
Símbolo
universal de resistencia, el Che Guevara es sin duda un baluarte que continúa
naciendo en la protesta esencial contra las injusticias y los desmanes de las
sociedades neoliberales. Durante la década del 60, el Che, como ícono de
rebeldía, se multiplica en diversas partes del mundo. Desfila junto a los
estudiantes durante el Mayo Francés, en las protestas contra la Guerra de
Vietnam, y recorre los guetos estadounidenses bajo los influjos del Poder Negro
y el Movimiento de las Panteras Negras (Black Panthers). Su filosofía de
vida al servicio de la transformación social, su irreductible sentido humanista
y su imagen transgresora, son algunas de las claves que han borrado fronteras
para diseminar su historia de vida y su ejemplo. Eso, a pesar de que las
industrias culturales del neoliberalismo, a través de la incesante
comercialización de su imagen, han pretendido vaciar de sentido su figura de
hombre honesto como pocos, un hombre de carne y hueso que fue fiel a sus
ideales hasta las últimas consecuencias.
Es
indudable que su legado ha estimulado procesos valederos que se concretan no
solo en la acción política, sino también desde diversas expresiones del arte,
un campo en el que ha servido de fuente de inspiración para muchos creadores y
que, sin embargo, no es comúnmente visitado cuando se habla del Che: "Su
búsqueda de una dignidad humana plena sigue siendo un motor contemporáneo,
porque Ernesto Guevara no tuvo intereses mezquinos: fue un inconforme radical,
un iconoclasta que puso su pellejo por delante para dar un sentido superior,
más que a su propia vida, a la vida de todos. Por eso ha sido lucidez
inspiradora de actos, poemas y canciones en muchos tiempos y lugares",
declaró el cantautor cubano Silvio Rodríguez en una de sus visitas a Argentina.
Su
voz se disemina entonces en canciones tales como Hacen mil hombres, del
venezolano Alí Primera; la imbatible Hasta siempre comandante, del
cubano Carlos Puebla; Zamba al "Che", de Víctor Jara; Tuve
un amigo querido y Nada más, de Atahualpa Yupanqui, o América te
hablo de Ernesto, del propio Silvio, así como en la discografía de bandas
como la argentina Todos tus muertos y de la insumisa alineación
estadounidense Rage Against The Machine, cuyas presentaciones siempre han
venido acompañadas de la imagen del guerrillero.
En
el contexto cubano, también ha sido evocado en reiteradas ocasiones por otros
como Sara González, Gerardo Alfonso, Pablo Milanés, Ireno García, Noel Nicola,
Frank Delgado, Santiago y Vicente Feliú, debido a que su savia es un sustrato
imprescindible para el movimiento de la Nueva Canción, así como de muchos
exponentes de primera línea del hip hop y de la novísima trova, que ven en la
coherencia de su obra un camino para echar por tierra oportunismos, la doble
moral y actitudes de desmovilización social.
El
músico, compositor y productor argentino Andrés Calamaro, es uno de los que
abogó por trascender el culto epidérmico para propiciar un acercamiento
auténtico a su legado y asumirlo como una filosofía de vida: "No sé
si está de moda o no, si el rock lo adoptó como ícono, pero ese hombre merece
estar en el cielo, si es que hay un lugar que merezca ser llamado así. Guevara
representa para los latinos lo mismo que Malcolm X para los negros de
Norteamérica. Pero no seamos frívolos, cuando nos encontremos en una tienda
comprando su remera con un puñado de dólares, será tiempo de poner los pies en
la tierra y volver a pensar todo de nuevo".
Una
frase que indudablemente han tomado como suya los nuevos movimientos sociales
integrados en su mayoría por jóvenes que tienen la valentía de salir a las
calles para lanzar sus reclamos con una fuerza inusitada que no se respiraba
desde los años 60, y en cuyas exigencias, por una sociedad justa y humana, se
asoman los ideales libertarios del Guerrillero. Para comprobarlo, solo basta
recorrer con la mirada las imágenes de las multitudinarias movilizaciones en
las que el rostro del Che Guevara sale al paso con el ímpetu de una utopía
indiscutida, y acompaña las camisetas de muchos jóvenes que saben que en varias
regiones del mundo la libertad es un bien por hacer.
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