Ramón Jáuregui, acompañado por el miembro de la ejecutiva del PSE-EE Rodolfo Ares. / Alfreso Aldai (EFE) |
Por Koldo Campos Salgaseta.
Pero a Ramón
Jáuregui, diputado del PSOE, no le valen consejos y se puso a hacer
preguntas cuando no quiere respuestas. Con su mostrenca sorna habitual
se preguntaba: ¿la alternativa al socialismo es el chavismo? Ayer
hubiera hablado de castrismo.
Y se lo
preguntaba, precisamente, el mismo día en que la ONU felicitaba a Cuba
por los logros de una revolución bloqueada y agredida que, en poco más
de 50 años, casi lo que viene a ser mi vida, se sobrepuso a su condición
de colonia, se sacudió vasallajes e imperios, adquirió su
independencia, erradicó el analfabetismo, construyó escuelas y
hospitales, distribuyó el pan y el trabajo, mientras se la invadía, se
la difamaba y bloqueaba. Y que aún tiene arrestos para recibir a miles
de estudiantes sin recursos del llamado tercer mundo y, gratuitamente,
brindarles una carrera; o acoger y sanar a cientos de niños ucranianos
víctimas de Chernóbil; o abrir sus aulas gratuitas a niños saharauis, o
sostener con cientos de médicos
la precaria salud de un precario país como Haití. No deja de ser
curioso pero, nadie como Cuba practica mejor el evangelio.
Cuba es hoy el
país de Latinoamérica con mejores condiciones para la maternidad. Todas
las mujeres cubanas paren en centros de salud y reciben asistencia
médica gratuita y permanente desde el primer mes de embarazo. Menos de
cinco niños mueren por cada mil nacidos en lo que representa la menor
mortalidad infantil de América, incluyendo los Estados Unidos. Cuba
disfruta de una de las mayores coberturas del mundo en vacunación
infantil.
Cuba es también,
lo decía UNICEF, el único país de América Latina y el Caribe que no
padece desnutrición infantil, y todas las niñas y niños están
escolarizados. Y subrayo las niñas porque el 63% de las plazas
universitarias están ocupadas por mujeres cubanas. Además de la
gratuidad de la salud pública y de la educación, el Estado cubano
subsidia alimentos, transporte, agua, electricidad y otros servicios. Y
su sistema de seguridad social facilita ropa y muebles a familias con
problemas, mantiene centros de acogida para huérfanos y financia
comedores para jubilados. Cuba es parte de un reducido grupo de países
en los que la esperanza de vida supera el 78% entre los hombres y el 80%
entre las mujeres. Cuba dedica el 9.3% de su Producto Interno Bruto a
la educación, situándose a la cabeza de Latinoamérica y de la mayoría de
países europeos. De ahí el millón de graduados universitarios que hay
en Cuba.
Y Venezuela sigue
ese mismo camino que también secundan, cada una a su ritmo, otras
patrias latinoamericanas tras siglos de penar la tutela de un modelo
económico y social que sólo ha demostrado su eficacia en la
multiplicación de la miseria, en la destrucción del medio ambiente, en
la desigualdad social y en la degradación humana.
Pero Ramón
Jáuregui no pregunta por saber sino por confirmar. Busca que se le
aplauda que el socialismo que promueve presidiera la OTAN en sus
humanitarias guerras, si fuera imprescindible; o financiara a los bancos
en su voraz expolio, si fuera necesario; o arropara a la corte en su
matanza de elefantes, si fuera inevitable. Y todo es inevitable,
necesario e imprescindible porque no hay delito en el código penal que
no se haya practicado con tanta impunidad como insistencia.
Ramón Jáuregui siempre ha sabido la respuesta a su pregunta: las cloacas.
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