viernes, 21 de junio de 2013

Los vigilados de Yoani Sánchez gozan de buena salud


Tomado del blog IslaMía
Por Norelys Morales Aguilera.



Desentona nuevamente Yoani Sánchez en medio de las revelaciones sobre vigilancia a gran escala del gobierno de Estados Unidos primero contra la agencia AP, luego sobre el público en general tanto por teléfonos como por redes sociales y a diplomáticos del G-20, lo cual es muy serio y pone en situación difícil a los dueños del espionaje mundial.

Yoani muy estimulada por pagadores y propagandistas, no tiene quien le diga que se renueve y que los pies de barro de su montaje sube de categoría al calor de la promoción desmesurada y las mentiras potenciadas que la santifican. Al más puro estilo de novelón de la Guerra Fría crea personajes y trabaja el storytelling para la realidad cubana. Ha estado bien instruida.

Cualquiera de sus post es una revelación del marketing político y publicidad. Prima en sus post la narración sobre la argumentación, su estudiada emocionalidad sobre lo racional, las sensaciones sobre los datos… una manera de simular, convencer y tratar de movilizar a la opinión pública. Su publicación ¿Quiénes vigilan? es un ejemplo, pero solo hace falta sentido común para entender sus herramientas e intenciones.

Los vigilados de Yoani Sánchez aparecen todos los días en las redes sociales y blogs para desmentir sus afirmaciones sobre la “Isla gulag”, con que pretenden engatusar a la opinión pública internacional para los planes agresivos de Estados Unidos contra Cuba y que sigan llegándoles subvenciones, porque en la nación cubana, como era de esperar, no acaban de encontrar el modo de que las gentes les crean.

Pero, un punto destaca ahora al respecto de la supuesta vigilancia y terror de las autoridades cubanas. Y, es que Yoani Sánchez and CIA ignoran olímpicamente a los grandes vigilantes del mundo: no tienen libertad de expresión para protestar por el atropello con una simple palabrita de descontento. Un ejemplo viene a colación.

El periodista norteamericano Michael Hastings contactó con la jurista de WikiLeaks Jennifer Robinson horas antes de morir y dijo que el FBI lo vigilaba. Un artículo de Hastings de 2010 le costó el puesto al comandante de la OTAN en Afganistán. Escribió también sobre Julian Assange, y sobre el escándalo que supone la vigilancia total de los internautas por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA).

A Hastings la vigilancia le ha costado la vida y Yoani Sánchez & CIA no pueden mostrar al mundo un solo hecho ocurrido en Cuba, comenzando por ella misma, que dice estar vigilada y hace y deshace como verdadera asalariada contra su país.

La bloguera de Estados Unidos no se ha pronunciado al respecto de estos temas mientras es incapaz de un análisis serio sobre las nuevas facilidades de Internet en Cuba. Todo lo que en la Isla se haga viene de su parte con la visión de sus pagadores.

Viendo los hechos, los vigilados de Yoani Sánchez gozan de buena salud y de sobrada mala intención.
Desentona nuevamente Yoani Sánchez en medio de las revelaciones sobre vigilancia a gran escala del gobierno de Estados Unidos primero contra la agencia AP, luego sobre el público en general tanto por teléfonos como por redes sociales y a diplomáticos del G-20, lo cual es muy serio y pone en situación difícil a los dueños del espionaje mundial.

Yoani muy estimulada por pagadores y propagandistas, no tiene quien le diga que se renueve y que los pies de barro de su montaje sube de categoría al calor de la promoción desmesurada y las mentiras potenciadas que la santifican. Al más puro estilo de novelón de la Guerra Fría crea personajes y trabaja el storytelling para la realidad cubana. Ha estado bien instruida.

Cualquiera de sus post es una revelación del marketing político y publicidad. Prima en sus post la narración sobre la argumentación, su estudiada emocionalidad sobre lo racional, las sensaciones sobre los datos… una manera de simular, convencer y tratar de movilizar a la opinión pública. Su publicación ¿Quiénes vigilan? es un ejemplo, pero solo hace falta sentido común para entender sus herramientas e intenciones.

Los vigilados de Yoani Sánchez aparecen todos los días en las redes sociales y blogs para desmentir sus afirmaciones sobre la “Isla gulag”, con que pretenden engatusar a la opinión pública internacional para los planes agresivos de Estados Unidos contra Cuba y que sigan llegándoles subvenciones, porque en la nación cubana, como era de esperar, no acaban de encontrar el modo de que las gentes les crean.

Pero, un punto destaca ahora al respecto de la supuesta vigilancia y terror de las autoridades cubanas. Y, es que Yoani Sánchez and CIA ignoran olímpicamente a los grandes vigilantes del mundo: no tienen libertad de expresión para protestar por el atropello con una simple palabrita de descontento. Un ejemplo viene a colación.

El periodista norteamericano Michael Hastings contactó con la jurista de WikiLeaks Jennifer Robinson horas antes de morir y dijo que el FBI lo vigilaba. Un artículo de Hastings de 2010 le costó el puesto al comandante de la OTAN en Afganistán. Escribió también sobre Julian Assange, y sobre el escándalo que supone la vigilancia total de los internautas por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA).

A Hastings la vigilancia le ha costado la vida y Yoani Sánchez & CIA no pueden mostrar al mundo un solo hecho ocurrido en Cuba, comenzando por ella misma, que dice estar vigilada y hace y deshace como verdadera asalariada contra su país.

La bloguera de Estados Unidos no se ha pronunciado al respecto de estos temas mientras es incapaz de un análisis serio sobre las nuevas facilidades de Internet en Cuba. Todo lo que en la Isla se haga viene de su parte con la visión de sus pagadores.

Viendo los hechos, los vigilados de Yoani Sánchez gozan de buena salud y de sobrada mala intención.
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Desentona nuevamente Yoani Sánchez en medio de las revelaciones sobre vigilancia a gran escala del gobierno de Estados Unidos primero contra la agencia AP, luego sobre el público en general tanto por teléfonos como por redes sociales y a diplomáticos del G-20, lo cual es muy serio y pone en situación difícil a los dueños del espionaje mundial.

Yoani muy estimulada por pagadores y propagandistas, no tiene quien le diga que se renueve y que los pies de barro de su montaje sube de categoría al calor de la promoción desmesurada y las mentiras potenciadas que la santifican. Al más puro estilo de novelón de la Guerra Fría crea personajes y trabaja el storytelling para la realidad cubana. Ha estado bien instruida.

Cualquiera de sus post es una revelación del marketing político y publicidad. Prima en sus post la narración sobre la argumentación, su estudiada emocionalidad sobre lo racional, las sensaciones sobre los datos… una manera de simular, convencer y tratar de movilizar a la opinión pública. Su publicación ¿Quiénes vigilan? es un ejemplo, pero solo hace falta sentido común para entender sus herramientas e intenciones.

Los vigilados de Yoani Sánchez aparecen todos los días en las redes sociales y blogs para desmentir sus afirmaciones sobre la “Isla gulag”, con que pretenden engatusar a la opinión pública internacional para los planes agresivos de Estados Unidos contra Cuba y que sigan llegándoles subvenciones, porque en la nación cubana, como era de esperar, no acaban de encontrar el modo de que las gentes les crean.

Pero, un punto destaca ahora al respecto de la supuesta vigilancia y terror de las autoridades cubanas. Y, es que Yoani Sánchez and CIA ignoran olímpicamente a los grandes vigilantes del mundo: no tienen libertad de expresión para protestar por el atropello con una simple palabrita de descontento. Un ejemplo viene a colación.

El periodista norteamericano Michael Hastings contactó con la jurista de WikiLeaks Jennifer Robinson horas antes de morir y dijo que el FBI lo vigilaba. Un artículo de Hastings de 2010 le costó el puesto al comandante de la OTAN en Afganistán. Escribió también sobre Julian Assange, y sobre el escándalo que supone la vigilancia total de los internautas por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA).

A Hastings la vigilancia le ha costado la vida y Yoani Sánchez & CIA no pueden mostrar al mundo un solo hecho ocurrido en Cuba, comenzando por ella misma, que dice estar vigilada y hace y deshace como verdadera asalariada contra su país.

La bloguera de Estados Unidos no se ha pronunciado al respecto de estos temas mientras es incapaz de un análisis serio sobre las nuevas facilidades de Internet en Cuba. Todo lo que en la Isla se haga viene de su parte con la visión de sus pagadores.

Viendo los hechos, los vigilados de Yoani Sánchez gozan de buena salud y de sobrada mala intención.
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