En su participación en un foro en Alemania, Noam Chomsky sentenció que el poder de Estados Unidos se está reduciendo. Foto Eva Usi |
Tomado de La Jornada.
Por Eva Usi
Bonn, 17 de junio.
Con paso lento y acompañado de su nieta, Ema Lira, el filósofo y
lingüista estadunidense Noam Chomsky accedió en medio de una ovación a
la sala plenaria del edificio que fue sede del Parlamento alemán en
Bonn, convertido ahora en Centro de Conferencias de la ciudad a orillas
del Rin.
Chomsky fue el orador principal que abrió la sexta edición del
llamado Foro Global Mediático, organizado por la emisora internacional
alemana Deutsche Welle, que en esta ocasión discute durante tres días en
torno al futuro del crecimiento.
Ante un auditorio repleto, el llamado padre intelectual del
movimiento Ocupa esbozó en un discurso de una hora una hoja de ruta
hacia un mundo más justo.
El pensador de 85 años de edad sentenció que el poder de Estados
Unidos se está reduciendo, así como tuvo su clímax en 1945, tras la
Segunda Guerra Mundial. Y dijo que este decaimiento es peligroso, pues
va acompañado de una campaña contra el terrorismo, la más extrema y
agresiva del mundo. Chomsky centró su ponencia en torno al debate sobre
la existencia de una democracia capitalista real y recordó que 70 por
ciento de la población en la escala menor de ingresos no tiene ninguna
influencia en la elaboración de políticas gubernamentales.
Entre más arriba se encuentran los ingresos hay mayor influencia en la política, y cuando te encuentras hasta arriba en la escala de ingresos, en un rango entre uno y 10 por ciento de la población, son ellos los que se salen con la suya, son los que determinan la política. Eso dice mucho de la sociedad en la que la gente vive.
Tras la charla, la moderadora le preguntó sobre el papel de la prensa, a lo que Chomsky respondió con sencillez:
Me gustaría que la prensa dijera la verdad sobre lo que importa, lo que le cosechó una nueva ovación que lo despidió. Su salida del recinto fue tumultuosa y no hubiera sido posible sin los guardaespaldas que lo rodeaban y le abrieron paso. Decenas de periodistas e invitados querían escuchar su opinión sobre la situación en sus países. Chomsky repartió entre algunos su dirección electrónica. Es sabido que tiene una agenda tan apretada que puede tomar meses antes de que conceda una entrevista.
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