Foto tomada de internet |
Tomado del Blog Auca en Cayo Hueso.
Por aucalatinoamericano
Part I
Según despachos de prensa, los índices de pobreza en Estados Unidos
se elevaron abruptamente en los últimos cinco años. Se constata a diario
en la población y lo demuestran estadísticas publicadas por el The Wall
Street Journal, que señala como la pobreza se extiende a todo el
territorio de la Unión sin que haya indicios de que un discreto
crecimiento del empleo (del 9% al 9,6%) logre retrotraer los indicadores
de pobreza que se constatan a diario. El
crecimiento de indicadores relacionados con los programas de asistencia
nutricional, que abarca entre otros a casi la mitad de los niños
norteamericanos. Según estas fuentes, el 15% de la población
norteamericana estaba recibiendo en abril cupones de alimentos.
Según un despacho de PIA (Periodismo Internacional Alternativo), del
02/04, “La aplicación de la ley para recortar el presupuesto 85 mil
millones de dólares este año ha obligado a realizar grandes recortes en
programas que ayudan a las personas en situación de pobreza extrema,
incluyendo ayuda para la vivienda, la educación preescolar y los
beneficios nutricionales”.
Los recortes, según otros medios, afectan a 50 millones de
estadounidenses que encontraran más dificultades para encontrar trabajo y
una vida mejor. Los índices según el medio digital La República (http://www.larepublica.es)
se sitúan al nivel de la década del 60, cuando Lyndon B. Johnson lanzó
la llamada “Guerra contra la Pobreza del Gobierno Federal”.
Ha sido ampliamente difundido el polarizado debate en el Congreso de
la Unión sobre el presupuesto para el 2014 y la fuerte disputa alrededor
del recorte de los gastos de seguridad social (Security Social) y el
incremento a los impuestos sobre la renta a los más beneficiados.
En el propio mes de abril fue anunciada la culminación del programa
de asistencia a los desamparados neoyorquinos como resultado de los
destrozos que dejara el Huracán Sandy en el 2012. Los daños aún no han
sido restaurados definitivamente. Para esa fecha a los distritos de
Queen y Staten Island la recuperación no había llegado y la tragedia
sigue presente. 600 familias, según cable de EFE del 29 de abril, no
tendrían adonde ir, luego que culminara el programa que los mantenía
hospedados en hoteles de la ciudad.
Aún hoy, los estragos que dejó el Katrina no han sido superados.
En el contexto del crecimiento de la pobreza y el recorte de los
programas sociales, el Gobierno de EE.UU. anuncia la distribución de los
fondos para “ayudar a la democracia en Cuba” (ver TRACEY EATON,
Distribución de los 20 millones de dólares en Cuba) según la asignación
del presupuesto para el 2012, y se asignan otros 20 millones para el
presupuesto 2013-2014.
Tratando de traducir el lenguaje edulcorado y sofista de los programa de la USAID, debemos entender:
-por “promover la democracia en Cuba”: son los programas destinados a subvertir el orden por diversas vías.
-por “facilitar el libre flujo de información” y “el intercambio de ideas”: debe entenderse distribuir entre la población cubana información contra su propio Gobierno y facilitar el envío de informaciones tergiversadas de la realidad cubana hacia el exterior.
-por “preparación de los activistas de la sociedad civil”: debe entender entrenar a los contrarrevolucionarios internos que reciben un financiamiento para sus acciones contra Cuba.
-por “igualdad y defensa de los afrocubanos”: debemos entender generar focos de conflicto entre la población, que con mucho orgullo nos hemos llamado toda la vida negros, y las instituciones de gobierno.
-por “satisfacer las necesidades de la comunidad” debe entenderse crear mecanismos que sean independientes del gobierno revolucionario pero al mismo tiempo dependientes financieramente del gobierno de EE.UU. para poder utilizarlos a su antojo.
Y así podríamos estar interpretando el verdadero trasfondo de un
lenguaje que supuestamente es de ayuda, y que en nuestro caso va
dirigido a desmontar la Revolución y en el caso de otros pueblos
reforzar la colonización y lograr un mayor posicionamiento
norteamericano en sus sociedades, que permita, eso sí, el mayor acceso
de los EE.UU. a sus centros de poder económico y político.
Cuando los desastres del Katrina el gobierno de Cuba, humildemente
ofreció al gobierno de EE.UU. su ayuda desinteresada para apoyar con
nuestros médicos a paliar la situación. En su soberbia acostumbrada se
negaron a aceptar nuestra ayuda. Con esa misma soberbia con la que
arrastran a su pueblo a escabrosos caminos, tratan de minar en el
sentido más exacto de la palabra, nuestra sociedad con una “ayuda” nada
desinteresada que nadie les ha solicitado.
La situación sugiere más de una interrogante. Por ahora solo la primera:
¿No tiene el pueblo más desposeído de EE.UU., ese que duerme en las
calles en invierno, o en los albergues para homeless, que carecen de
calefacción, o los que recibirán recortes en sus Programas de Asistencia
de Nutrición Suplementaria (SNAP), el derecho de reclamar para ellos
los 20 millones que destinan para derrocar al gobierno de Cuba?
Esa pregunta no debiera hacerla Cuba, debieran hacerla los propios
norteamericanos a quienes, en el Congreso de su país, presionan para que
ni un solo centavo sea rebajado de esos programas.
Continuará…..
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