Foto tomada del The Huffington Post: http://www.businessinsider.com/huffington-post-george-w-obama-front-page-2013-6 |
Tomado de Excelsior.
Por Ana Paula Ordorica.
El segundo periodo en la Casa Blanca es visto como un maleficio. Una
condena anunciada de escándalos y baja popularidad. Así ha sido para
casi todos los presidentes de EU desde la Segunda Guerra Mundial.
Ya sea por guerras impopulares, como el caso de Harry Truman o Lyndon B. Johnson; por mal desempeño económico, como le sucedió a George W. Bush; o por escándalos, como le ocurrió a Richard Nixon y como le está ocurriendo ahora a Barack Obama.
El bloguero del New York Times, Nate Silver,
compara este maleficio al que le achacan a los deportistas que aparecen
en la portada de la revista Sports Illustrated. Tras salir ahí
retratados, comienza el declive de sus carreras deportivas. Y dice Silver
que esto es lógico, ya que cuando aparecen en la portada es porque
seguramente acaban de hacer o lograr algo extraordinario. Lo natural
tras estar hasta arriba es descender.
Lo mismo ocurre, según Silver,
con un político que ha estado en la Casa Blanca cuatro años y que acaba
de concluir una campaña por la reelección de manera exitosa.
Hoy, Obama
se encuentra con niveles de popularidad descendientes y envuelto en un
escándalo que poco le ayuda a un complejo entramado de iniciativas que
busca sacar adelante.
Me refiero al escándalo dado a conocer por
el diario británico The Guardian, de que el gobierno norteamericano
espía a lascomunicaciones de ciudadanos estadunidenses y extranjeros.
Uno
de los programas implica el registro de llamadas que se efectúan a
través de la compañía Verizon dentro de EU y desde EU con el extranjero.
El
otro, llamado PRISM, implica la recolección de datos enviados por
internet—correos electrónicos, chats, fotos, videos, tarjetas de
crédito, etc.— únicamente por extranjeros que residen fuera de EU.
Ambos
fueron aprobados por el Congreso, al que se ha mantenido, según el
Presidente, consistentemente informado sobre su desarrollo.
El
escándalo ha sido enorme. Los norteamericanos, siempre celosos de su
privacidad, están enojados con un Presidente que ha estado aplicando
desde el día uno de su gobierno las políticas que juró dejar atrás
cuando candidato.
Las redes sociales, ni tardas ni perezosas han bautizado al presidente como George W. Obama. El New York Times, su otrora aliado en los medios de comunicación, ha editorializado lisa y claramente que Obama no es de confiar. Y otros medios de comunicación han dicho que Obama, como Apple, Facebook y Google es una marca que en su momento fue hip, pero que ahora ha decaído gracias a PRISM.
Obama
ha buscado defenderse de este escándalo diciendo que no se puede tener
100% de seguridad y 100% de privacidad. Y que la aplicación de PRISM ha
sido para evitar ataques terroristas.
Hoy Obama,
en menos de seis meses de su segundo periodo, se encuentra dentro del
maleficio del segundo mandato: en medio de un escándalo y con
popularidad descendiente.
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