Desde
el triunfo de la Revolución, Cuba nunca se ha prestado para amparar, apoyar,
asesora o financiar ningún acto de terrorismo. Todo lo contrario, siempre ha
sido una tribuna de denuncia y un bastión de combate contra este flagelo.
Es
paradójico que el gobierno de los Estados Unidos intente hacer denuncia contra
Cuba, cuando ha sido la Isla quien ha sufrido directa e
indirectamente todo acto terrorista complotado por organizaciones
anticubanas ancladas en ese país y que las mismas han recibido asesoramiento y
financiamiento de instituciones estatales norteamericanas, como es la CIA.
Lo
que Estados Unidos no nos perdona es haber hecho una
Revolución en su propia cara. Aquí dejo 10 ejemplos podemos de cómo el gobierno
de Estados Unidos manifiesta su “política antiterrorista”.
(1) Infiltración de bandasmercenarias,
financiadas, entrenadas y apertrechadas de armamentos desde el mismo suelo de
los Estados Unidos, quienes asesinaron a campesinos, maestros alfabetizadores,
mujeres y niños.
(2) Incendio de centros comerciales y
productivos por parte de contrarrevolucionarios alentados y pagados por Estados
Unidos, así como el ametrallamiento de poblados costeros, por embarcaciones
procedentes desde Estados Unidos, provocando muertes inocentes y heridos.
(3) Manipulación de otros gobiernos para
desprestigiar a la Revolución y sus dirigentes con la divulgación de calumnias
y mentiras.
(4) Puesta en marcha de campañas
propagandísticas para crear caos y confusión en la población cubana: no
olvidemos de entre tantas a la “Operación Peter Pan”, que llevó a miles de
niños cubanos al extranjero y cientos de ellos sin la custodia de sus padres,
empujados por las mentiras imperiales sobre el proceder del gobierno
revolucionario.
(5) La implantación de un genocida bloqueo
económico, financiero y comercial contra Cuba, el cual se ha visto endurecido
por leyes como las llamadas “Torricelli” y “Helms-Burton”; entre otras fórmulas
ilegales, como la congelación de fondos cubanos en bancos extranjeros,
adquiridos por transacciones comerciales y las violaciones de derechos de
marcas cubanas; así como la amenaza o el chantaje a empresas extranjeras para
que desistan de sus intensiones de invertir en la Isla.
(6) El silencio y el encubrimiento de
actividades vandálicas contra Cuba y sedes cubanas en el exterior, llevadas a
cabo por organizaciones paramilitares ancladas en Estados Unidos (EAS,
Comando-F4, Alpha 66, FNLC, Omega 7, FNCA, entre otras) y el amparo de
terroristas como Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, quienes han sido
apoyados y financiados por la misma Agencia Central de Inteligencia (CIA) y con
la indulgencia del gobierno de ese país.
(7) Un
amplio espectro de guerra bacteriológica : “Operación mangosta” (1961-62) para
hacer enfermar a trabajadores de la caña; la Fiebre Porcina Africana (1971), la
Pseudodermatosis Nobular Bovina, Mamilitis Ulcerina, la Hemorragia Viral del
Conejo, la Varroasis y la Viruela (1987). Otras fueron el Dengue Hemorrágico
(1981), Conjuntivitis Hemorrágica, Moho del Tabaco, Broca del Café y el
Trips-palmis (1996).
(8) Intentos de asesinatos a los dirigentes de
la Revolución, siendo el principal objetivo el comandante Fidel Castro, con un récord mayor a los 600
intentos contra su vida.
(9) Campañas de rapiña donde se manifiesta el
patrocinio de la injusticia, como el absurdo teatro de El Paso con el caso de
Posada Carriles frente a la injusta encarcelación de cinco cubanos que
simplemente penetraron las organizaciones terroristas ancladas y amparadas en
los Estados Unidos para evitar monstruosos actos contra el pueblo de la Isla.
(10) Financiamiento de la contrarrevolución interna, la cual se
intenta santificar como disidencia o periodismo independiente; pero que el
objetivo fundamental es crear campañas de difamación, manipulación y
tergiversación de la realidad cubana. De esta manera y en contubernio con los
monopolios mediáticos, crear una imagen distorsionada de la Revolución en la
opinión pública, lo cual no promueva condenas contra las hostilidades de ese
gobierno contra la Revolución, el gobierno y población cubanas.
Los
actos terroristas cometidos contra Cuba han dado un saldo de 3 478 muertos y 2
099 discapacitados.
Por
tanto, es muy legítimo que el Gobierno cubano no reconozca en el Gobierno de
los Estados Unidos ningún indicio de autoridad moral para incluir a Cuba en
lista alguna.
No
se puede olvidar que cinco valerosos cubanos fueron arrestados, encarcelados y
despojados de sus derechos por el simple hecho de infiltrarse en esas
organizaciones terroristas basificadas en Estados Unidos, con el único objetivo
de impedir que se siguieran cometiendo genocidio contra la Patria. Sin embargo,
aun cuando las autoridades cubanas pusieron en manos de la estadounidense la
documentación necesaria para impedir nuevos actos contra Cuba y los propios
Estados Unidos, la respuesta fue la de acogerse a la guerra sucia contra Cuba.
En
más de una ocasión el gobierno cubano ha reiterado la disposición de establecer
acuerdo de lucha contra el terrorismo y ha sido el gobierno de los Estados
Unidos quien ha ignorado las propuestas cubanas.
Cuba
ha suscrito todos los tratados internacionales en esta materia y tiene, además,
el Parlamento cubano aprobó la Ley Nº 93 (LEY CONTRA ACTOS DE
TERRORISMO), la cual establece bien claro la posición y actuar de la Isla en
esta material.
Si
alguien debiera hacer lista alguna para declarar los culpables del terrorismo
mundial, el gobierno de los Estados Unidos debería ser el primero en ser
enlistado.
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