martes, 3 de diciembre de 2013

La CIA y el FBI coordinaban cuerpos represivos en La Habana antes de 1959

Batista y Nixon brindan. 1955. Foto: Archivo
Un brindis entre Fulgencio Batista (derecha) y el entonces Vice-Presidente de los EEUU Richard Nixon, en La Habana, en 1954. Foto: Archivo
Tomado de CubaDebate.
Por José Buajasán Marrawi.

Antes del Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952


Junto con el golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, la sociedad cubana heredó todo un sistema de opresión padecido en la República Neocolonial en beneficio de la explotación llevada a cabo por los Estados Unidos en contubernio con los distintos gobiernos.
Para mantener ese sistema se emplearon las Fuerzas Armadas y los distintos cuerpos represivos.
El movimiento obrero había caído bajo el control de Eusebio Mujal tras el asesinato de sus verdaderos dirigentes y el asalto a los sindicatos; en el campo, los terratenientes actuaban a sus anchas, robándose tierras, desalojando a los campesinos y asesinando a sus líderes; el ciudadano negro, padecía la discriminación más atroz: excluidos de los trabajos más remunerados –bancos, tiendas de comercio y de servicio, escuelas privadas, etc.; la mujer, discriminada en todos los sentidos y humillada, sino, ver la página roja donde diariamente aparecían jóvenes mujeres que se quitaban la vida por fracasos amorosos o abusos y rechazos de todo tipo.
El país, estaba además lleno de prostíbulos donde prevalecía un sistema de esclavitud de mujeres traídas y arrancadas de la miseria de los campos; de salas de juego y tráfico de drogas, explotados por la mafia extranjera y las autoridades cómplices. El desempleo, el hambre, las enfermedades y el analfabetismo se expandían alarmantemente por todo el país.
A estos males, se añadía para desgracia de nuestro pueblo, la dictadura opresora del nuevo tirano, reconocido inmediatamente por el Gobierno norteamericano y que con su acción frustró las esperanzas de la mayor parte del pueblo que esperaba elegir a los seguidores de Eduardo Chibás quien con su “último aldabonazo” apeló a la conciencia de los cubanos para “barrer” tanta desvergüenza, corrupción y opresión.

Para evitar la toma del poder por los ortodoxos, Prío elaboró el plan de permitir el regreso de Fulgencio Batista a Cuba dándole todas las garantías. Pensaba que le restaría votos a los ortodoxos con la postulación del partido de Batista electo como senador por Santa Clara.
El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, dirigido por Batista, violentó el orden constitucional en Cuba. Autor: Juventud Rebelde
El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, dirigido por Batista, violentó el orden constitucional en Cuba.

Batista, al llegar a Cuba, de inmediato comenzó a conspirar


Varias vías informaban de los planes de Batista. El periodista Mario Kuchilán se enteró de los mismos y divulgó lo que conoció. Tiempo después el periodista Luis Hernández Serrano en un artículo, señaló que sobre el golpe de Estado militar de Batista, fue enviado un informe muy detallado el 8 de febrero de 1952, al Jefe Dirección SIM por el capitán Salvador Díaz-Versón Rodríguez, oficial de ese cuerpo investigativo. Esa información fue entregada al presidente Prío.
Prío no le prestó el más mínimo caso. Al igual que Batista temía las medidas de recuperación de bienes malversados que prometían llevar a cabo los ortodoxos.
Con el artero golpe, perpetrado pocos días antes de las elecciones, Batista depuró las Fuerzas Armadas y los aparatos policíacos, ascendiendo y colocando en ellos a sus secuaces, disolvió el Congreso y sustituyó a todos los gobiernos provinciales y municipales que no juraron los llamados Estatutos.
Numerosos cubanos, principalmente los de mayor edad, al ver como muchos de los hombres que derrocaron a Machado habían caído en la corrupción y el vicio traicionando los ideales de la Revolución de Mella y Guiteras, no se sintieron partidarios de enfrentar con las armas al Dictador ya que no creían que con ello se iba a lograr algo mejor. Nos decían a los jóvenes: “Con los americanos o sin los americanos, pero nunca contra los americanos” o la otra fatal sentencia: “Con el Ejército o sin el Ejército, pero nunca contra el Ejército”. Batista contaba con los americanos y con el Ejército.
Sin embargo para el estudiantado universitario dirigido por la FEU y los estudiantes de Segunda Enseñanza, surgieron de inmediato actitudes de rebeldía y protestas ante el artero golpe. En la Colina Universitaria los estudiantes esperaron por las armas que les prometiera Prío y que nunca llegaron. La tiranía dirigió toda su más brutal represión contra el movimiento estudiantil reprimiendo sus manifestaciones de protesta que en la capital y en todo el país eran casi diarias.
Solo, la “Generación del Centenario” liderada por Fidel, recuperó la confianza de los cubanos en la lucha armada como única vía para restablecer la justicia y expulsar del poder al régimen de facto, cuando el 26 de Julio de 1953, se produjo el asalto a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
A petición de los jóvenes del “Club Martiano Herencia Rebelde”, me limitaré a reseñar, brevemente, las fuerzas represivas en la Ciudad de La Habana, parte del trabajo investigativo sobre todo el país que vengo realizando.
July 1957, Havana, Cuba --- Cuban President Fulgencio Batista, (R), enjoys a chat with the new United States Ambassador to Cuba, Earl E. T. Smith, after the latter presented his credentials here on July 23rd. --- Image by © Bettmann/CORBIS
El 23 de julio de 1957, en La Habana. El dictador Fulgencio Batista (derecha), disfruta de un encuentro con el Embajador de EEUU en Cuba, Earl E. T. Smith. Foto: Bettmann/CORBIS

Relaciones con EEUU


Al producirse la caída del dictador Batista, salieron de la zona del Estado de la Florida, fundamentalmente de la base aeronaval de Homestead, los destructores “Jack White”, “Robinson”, “Gilmore” y “Bushnell” que pertenecían a la flota del Atlántico.
Su misión consistía en evacuar a los ciudadanos norteamericanos residentes o en tránsito en la Habana, si la huida de Batista producía caos y desórdenes en la capital.
No entraron en el puerto de la Habana, según lo investigado, permaneciendo frente a la capital hasta que el gobierno de EE.UU. de América reconoció al gobierno cubano el 6 de enero de 1959, regresando a su Flota y sus bases. La realidad era que tenían el propósito de intervenir si las condiciones lo aconsejaban.

Los Embajadores de los EE.UU durante el gobierno de Batista

Homer Bigart, periodista del New York Times relata su trifulca con el Embajador Earl T. Smith al informarle de la entrevista hecha en la Sierra a los rebeldes:
Me increpó colérico diciéndome: ¿Cómo es posible -preguntó el Embajador- que Ud. se haya ido a la Sierra a hablar con esos comunistas? Fidel Castro es un comunista, con una pequeña banda de criminales que se dedican a matar y a robar en las montañas de Oriente.
Indignado el periodista que había sido galardonado con el premio “Pulitzer” escribió a su diario el domingo 23 de marzo:
“De continuarse la presente política norteamericana con respecto a Cuba, los Estados Unidos se quedarán con un solo amigo: el dictador Fulgencio Batista.”
El lacayismo de Batista con los norteamericanos llegó a tal extremo, que en horas de la noche del mismo día del ataque a Palacio y del asesinato de Pelayo Cuervo que venía denunciando el aumento de las tarifas telefónicas, firmó en ese lugar, lleno aún de sangre, el Decreto Presidencial No. 552 de 13 de marzo de 1957 por el cual la tiranía aumentaba las tarifas y establecido el sistema de tiempo “medido”, firmado con altos representantes de la Cuban Telephone Company. Como premio por su conducta servil se le obsequió al tirano un teléfono de oro.
También los embajadores norteamericanos, felicitaron a jefes policiales, como los coroneles Orlando Piedra Negueruela y Mariano Faget Díaz, jefes respectivos del Buró de Investigaciones y del Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), por su cooperación y servicios brindados.
La actitud observada por los embajadores no era de tipo personal, obedecía a toda una política bien estructurada.
El miércoles, 28 de diciembre de 1955, el agregado naval de la embajada de EE. UU. en La Habana informa que en el año que está por terminar, trescientos cuarentaisiete buques de la armada norteamericana han visitado distintos puertos cubanos. Doscientos cuarentaiséis unidades marítimas, con cerca de cuarentaiún mil miembros, tocaron el puerto de La Habana.

El agregado naval estima que el personal de esas embarcaciones gastó alrededor de 2 millones de dólares en Cuba, y cerca de 60 000 dólares se invirtieron en servicios de pilotaje, agua y provisiones frescas.
Esta actitud observada por el gobierno de Estados Unidos que dice defender los derechos humanos en el Mundo, no debe extrañarnos.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el 2008, Estados Unidos intentó derrocar a 50 gobiernos, muchos de ellos democráticos, y aplastó a 30 movimientos populares que luchaban contra regímenes tiránicos. Al hacerlo bombardeó 25 países, causando pérdidas de millones de vidas y la desesperación de millones más.

Misión militar


El gobierno de Prío fue un activo colaborador de las políticas norteamericanas de seguridad hemisférica, rubricando los acuerdos mediante los cuales quedaron establecidas en Cuba misiones de los tres servicios armados de los Estados Unidos: la Fuerza Aérea en 1950, y el Ejército y la Marina de Guerra en 1951.
El 7 de marzo de 1952, tres días antes del golpe de Estado castrense de Batista, se firmó el Acuerdo de Asistencia Mutua para la Defensa, en cumplimiento del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
No obstante, según afirmó Morris H. Morley, las autoridades norteamericanas no estaban suficientemente satisfechas con el comportamiento de ambos presidentes auténticos.
Desde el 11 de noviembre de 1951 ya estaban establecidos dieciséis asesores: ocho oficiales, un oficial de servicio y siete alistados y tres días antes del golpe de Batista firmaron un convenio de cooperación que hizo que en enero de 1958 trabajaran en Cuba como asesores de la dictadura, 14 oficiales además del personal auxiliar. También estaban presentes delegaciones del FBI y de la CIA que asesoraban y coordinaban las tareas represivas de la policía y otros cuerpos de investigación de la tiranía.
Estos convenios de cooperación sirvieron para el adiestramiento del ejército batistiano en su lucha contra las guerrillas revolucionarias, además del suministro de grandes cantidades de armamento, estímulos, felicitaciones y condecoraciones por parte del presidente Eisenhower al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Francisco Tabernilla y Dolz, y a un hijo de éste, el jefe de la aviación, Marcelo Tabernilla Palmero, culpable del bombardeo a numerosos pueblos y ciudades, que causaron centenares de víctimas civiles, además de otros altos oficiales.
En uno de esos mensajes del embajador Earl T. Smith confeccionado en base a criterios de oficiales de la Misión Militar, dice:
La Embajada es del criterio que las actividades de las Fuerzas militares cubanas en la Sierra Maestra y en otros lugares de Cuba como Cienfuegos, durante el alzamiento en el cual participó la guarnición naval de esa ciudad, constituyen una defensa legítima del Gobierno legalmente constituido en Cuba, el cual ha sido reconocido por los Estados Unidos (…) Si se han cometido excesos, ello no altera este hecho básico…

La Embajada considera que no es realista esperar que el Gobierno de Cuba, o cualquier otro Gobierno que reciba asistencia, se abstenga de usar esa técnica contra una rebelión organizada y armada.

La actuación de los militares cubanos ofrece tal satisfacción al gobierno de los Estados Unidos, que en mayo de 1954 el presidente Dwight D. Eisenhower concedió a Tabernilla la Legión del Mérito con rango de Commander “por sus servicios extraordinariamente meritorios desde el 10 de marzo de 1952 al 20 de mayo de 1954”.
Explica la proclama del Presidente norteamericano que “inmediatamente después de ser designado Jefe de Estado Mayor, el general Tabernilla inició un vigoroso programa de reorganización y modernización del Ejército de Cuba, siempre con la vista fija en una completa coordinación y cooperación con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de América en la Defensa Común del Hemisferio Occidental…”
Eisenhower sentencia: “El general Tabernilla ha puesto siempre su desinterés e integridad de carácter al servicio de su patria y de la coordinación y cooperación entre el Ejército de Cuba y los Estados Unidos de América, aun en detrimento de sus intereses personales. En este distinguido soldado tiene los Estados Unidos un capaz y distinguido amigo”.
Literalmente de un plumazo Eisenhower había exculpado y daba su espaldarazo a los perpetradores del golpe militar del 10 de marzo y a los asesinatos cometidos por las tropas batistianas.

Regimientos de la Guardia Rural


En la etapa prerrevolucionaria, el Ejército cubano estaba organizado mayormente en unidades (regimientos) de la Guardia Rural. Por ello, la Misión Militar de Estados Unidos se dedica a observar el funcionamiento de dichos regimientos, a los cuales se les asigna una misión represiva, que la Misión encubre bajo el manto del “mantenimiento del orden público”.
Con fecha 27 de junio de 1955, el coronel H. S. Isaacson, nuevo jefe de la Misión, presenta al Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME) sus “observaciones y recomendaciones… como resultado de mi visita a los distintos Regimientos de la GR y sus puestos”. Entre las “observaciones” podemos resaltar las siguientes:
“Los elementos de la GR situados estratégicamente por todo el país, están desarrollando eficientemente su misión de mantener el orden público”.
En medio de la situación de virtual insurgencia revolucionaria que se vivía en Cuba y de la creciente y brutal represión sobre la población por parte de los órganos armados de la tiranía batistiana, la llamada Defensa Común del Hemisferio Occidental concebida por el coronel Isaacson cuando recorre por toda la isla los cuarteles de la GR, tiene como foco “el mantenimiento del orden público que en su opinión se desarrolla “eficientemente” porque evidentemente en su peregrinar el coronel no conoció ni de los desalojos de campesinos, ni de “plan de Machete”, ni de vejámenes a la población. Sí era de la mayor importancia la “vestimenta de los guardias rurales”.
En el mes de mayo, el propio coronel Isaacson envió al JEME un informe crítico que la misión preparó con relación a los “ejercicios y maniobras efectuadas por los alumnos de la Escuela de Cadetes durante la marcha celebrada del 1 al 15 de abril” del propio año. En carta de remisión, el jefe de la Misión Militar señala que en su opinión lo más importante es que “el programa de instrucción de la Escuela de Cadetes tenga mayor cantidad de entrenamiento táctico… relacionado con unidades tácticas pequeñas…”.
Obsérvese que estamos hablando de mayo de 1957 cuando ya el Ejército Rebelde había comenzado a realizar acciones guerrilleras en la Sierra Maestra y estaba a punto de producirse, el 28 de mayo, el ataque al Uvero, que marca el arribo de la guerrilla a su mayoría de edad. En otros documentos que citaremos a continuación, quedará más clara la relación de esta opinión del coronel Isaacson con las acciones batistianas contra las fuerzas guerrilleras.
Al año siguiente, 1958, la Misión Militar vuelve a observar la Marcha de Cadetes que en esa ocasión se produce del 17 al 31 de marzo. Por esa fecha ya se está preparando la ofensiva contra Fidel en la Sierra Maestra (Plan FF –Fase Final o Fin de Fidel) y el Movimiento 26 de Julio ha llamado a organizar una huelga general revolucionaria contra Batista.
El mencionado informe de la Misión Militar advierte notables avances en la preparación de los cadetes, pero señala deficiencia en la preparación y manejo de las comidas y la construcción de letrinas. En el informe, firmado por el coronel Clark Lynn, Jr, para entonces Jefe de la Misión Militar y redactado por el vicejefe de la misma, coronel Fred B. Séller, Jr, se expresa que a la Misión “le gustaría prestara usted y su personal la mayor ayuda posible en la preparación de los planes” para la marcha de los cadetes y se sugiere que con el objeto de “asistirlo” de la mejor manera se comuniquen los planes a los distintos asesores de esta Misión aproximadamente 30 días antes de la iniciación del programa”.

Medios de Batista


Para enfrentar la rebeldía de los cubanos, el dictador Batista, empleó, los siguientes medios:
El Ejército Constitucional

En las provincias de La Habana y Pinar del Río, la Guardia Rural se había fundado desde el 11 de julio de 1899. Fue el primer tipo de organización militar con que contó Cuba después de finalizada la Guerra de Independencia.

El 5 de abril de 1901 fue publicada la Orden Militar No. 114 mediante la cual se le dio a la Guardia Rural una organización uniforme. Su misión era mantener el orden, proteger a las personas y propiedades, prestar ayuda cuando la pidieran las autoridades civiles. Sus métodos y hasta su uniforme y armas eran copiadas de sus iguales en EE. UU.
El 1ro. de abril de 1902, la jefatura de la Guardia Rural, mediante la Orden General No. 5, dio a conocer la disposición del gobernador militar de Cuba poniendo el Cuerpo de Artillería, que ya existía, bajo las órdenes del jefe de ese cuerpo.
Con este tipo de medida, los norteamericanos diseñaron un tipo de Ejército que integrando la Guardia Rural, pudiera ser utilizado en la represión interna y no para defender a la nación de agresiones extranjeras.

Como jefe de la Guardia Rural de la isla de Cuba fue nombrado el 10 de abril de 1901, el mayor general Alejandro Rodríguez Velasco que desempeñó el cargo hasta el 21 de enero de 1902, a partir de ese momento fue ocupado por el mayor general José de J. Monteagudo y Consuegra.
Esta institución fue siendo perfeccionada y fortalecida por los distintos gobiernos que la utilizaban para defender su sistema de explotación.
Al ocurrir el golpe del 10 de marzo de 1952, Batista mantuvo un Estado Mayor General con iguales cargos a los ya existentes, no hubo reestructuración formal en los regimientos dispersos por la Isla, continuaron funcionando los institutos armados y los diferentes cuerpos del ejército. Fue designado jefe del cuerpo el mayor general Francisco Tabernilla y Dolz. Solo un cambio nominal se produjo mediante el Decreto Presidencial Nro. 15, con fecha 18 de abril de 1952, el Cuerpo de Aviación empezó a nombrarse Fuerza Aérea del Ejército reorganizando su estructura. Su jefe fue el Coronel Carlos Tabernilla Palmero –Winsy-, hijo del Jefe del Ejército.
De inicio, Batista adquirió más de una veintena de aviones de caza. A finales de 1956 la Fuerza Aérea del Ejército tenía un total de 78 aviones distribuidos en tres escuadrones:
  • De bombardeo ligero con 20 aviones B-26
  • De persecución con 17 F-47 y 8 T-33
  • De transporte con 8 T-6, 11 C-47, 2 L-20, 5 PA-18, 4 PA-20, 1 PA-23 Y 2 T Placer
Siguiendo el modelo norteamericano y dando cumplimiento a lo dispuesto en la sexta Ley Orgánica del Ejército, puesta en vigor por el Decreto Ley Nro. 975 del 28 de julio de 1953, se estructuró el Estado Mayor del Ejército. Se crearon las direcciones G-1 (Personal), G-2 (Inteligencia), G-3 (Operaciones), G-4 (Logística) y G-5 (Inspección General).
En el año 1954, el Estado Mayor mantuvo la misma estructura, pero el resto de las fuerzas sufrió los cambios que se plantean a continuación:
  • Una División de Infantería compuesta por los regimientos 4 de Septiembre y 10 de Marzo que radicaban en la ciudad militar de Columbia.
  • 7 Regimientos. El No. 5 “Martí” en La Habana.
  • El Regimiento de Artillería “Máximo Gómez (La Cabaña, La Habana).
  • División de Infantería del SME “General Adolfo del Castillo”, Managua, La Habana.
  • Los cuerpos de Aviación, Ingeniería y Señales.
  • Los Servicios Jurídico, de Sanidad, de Inteligencia Militar, de Veterinaria y Transporte.
  • El Jefe Buró de Prensa y Radio de Columbia era el Cmdte. Alberto Boix Comas.
  • El Castillo de Atarés y el escuadrón de la Guardia Rural de La Lisa, subordinado al Quinto Distrito también estaban situados en la capital.
Se produjo la mecanización progresiva de la técnica, es decir, en las fuerzas de la capital la caballería prácticamente desapareció, fue sustituida por los vehículos mecanizados como tanques y tanquetas.
El 30 de noviembre de 1956, cuando se esperaba el desembarco del Granma, los institutos armados del país, incluyendo en ellos al Ejército, la Policía Marítima, la Marina de Guerra y la Policía Nacional tenían un total de 35 997 efectivos y todo su equipamiento técnico estaba distribuido a lo largo del país.
Estas fuerzas armadas, teniendo en cuenta el armamento y la técnica que poseían, no resultaban poderosas para enfrentar cualquier conflicto bélico exterior; pero debían ser suficientes para sofocar revueltas internas, si eran eficientemente utilizadas. Llama la atención cómo las fuerzas armadas de un país que deben ser empleadas para defender la soberanía de la nación en caso de ser agredida por otra u otras potencias extranjeras, se empleaban como fuerzas represivas para mantener el orden interior cuando este debe ser atendido por la policía.
En los últimos meses de la tiranía, las fuerzas armadas contaban con ocho regimientos de la Guardia Rural que se distribuían en cuarenta y cuatro escuadrones con trescientos veintidós puestos militares a lo largo de toda la Isla; una división de Infantería; un regimiento reforzado de Artillería; el SME; la Marina de Guerra; la Fuerza Aérea del Ejército.
Además, pasaban a constituir la reserva, los órganos de inteligencia, secretos, paramilitares (masferreristas) y una cantidad considerable de los odiados chivatos, sin olvidar que en tiempo de guerra, de acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica del Ejército en vigor, se incluía en esta categoría a todo ciudadano autorizado a portar armas, así como todo órgano estatal o privado, destinado para con sus miembros velar por propiedades, muebles e inmuebles.
Por eso, los cálculos especulativos hechos con posterioridad arrojaron un montante general de ciudadanos, obligados por la ley a apoyar con las armas al régimen, que alcanzaban a la cifra elevada de varias decenas de miles. En estas categorías entraba el Cuerpo de Guardajurados, los cuerpos policiales municipales y de los ministerios.
Una vez finalizada la guerra de liberación, el teniente coronel Tomás R. Arias Cruz, jefe de la Dirección de Personal G-1 del Estado Mayor del Ejército Rebelde (EMER) le rindió un informe al capitán Hilario Peña Lara, ayudante del jefe de las fuerzas de aire, mar y tierra, con fecha 6 de marzo de 1959, en el que relacionó el total de efectivos militares (40 850) que había hasta el 31 de diciembre de 1958. Otro dato señala que a finales de 1956 el Ejército contaba con un total general de 21 307 miembros, de ellos, 18 011 pertenecían al ejército regular y 3 296 al SME. Además tenía 728 trabajadores civiles.
La mayor parte de estos efectivos del Ejército se distribuían en La Habana entre los Campamentos de Columbia, La Cabaña, San Ambrosio (Logística), Managua, Quinto Distrito, el Hospital Militar, Castillo de Atarés, base de Aviación de San Antonio de los Baños.
Los asesinos más connotados en el Ejército fueron Jacinto García Menocal en Bauta y Pinar del Río, Alberto del Río Chaviano, Fermín Cowley Gallego, Agustín Lavastida, el Tte. Coronel Ricardo L. Grao, el Capitán Pedro Morejón, Ángel Sánchez Mosquera, Merob Sosa, Jesús Sosa Blanco y muchos otros más en las martirizadas y heroicas provincias orientales.
Su principal aparato represivo era el Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Servicio de Inteligencia Militar (SIM)
La jefatura del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) se encontraba instalada en abril de 1958 en el cuartel “Cor. Blanco Rico” en ciudad Militar.
El SIM fue creado por el Decreto Ley No. 671 del 13 de Noviembre de 1934, cuya sede radicaba en Columbia y estaba subordinado al Cuartel General del Ejército, tenía un carácter secreto. Su misión era la de informar, de forma confidencial, al referido organismo de todos aquellos servicios relacionados con la Seguridad del Estado y de las Instituciones Públicas, cuya defensa y protección estaban encomendadas al Ejército Constitucional.
Dicho de otra forma, constituyó un cuerpo represivo que Batista empleó para poder descubrir a tiempo cualquier intento sedicioso o conspirativo dentro de las Fuerzas Armadas, así como perseguir a las organizaciones y elementos revolucionarios.
En los regimientos de provincia del Ejército se organizó el Servicio de Inteligencia Regimental (SIR) siendo uno de sus jefes más sanguinarios Agustín Lavastida.
Sus miembros civiles y militares actuaban a los efectos legales como “policías judiciales” y mantenían constantemente informado a Batista sobre la situación del país a través del jefe del Servicio.
El funcionamiento del SIM estaba normado por un Reglamento Especial que se elaboró sobre la base de las experiencias de la Inteligencia Militar.
El Teniente José de Jesús Castaño fue uno de los jefes del SIM y Mariano Faget, que después pasó de Jefe del BRAC, eran notorios Agentes de la CIA, al servicio del amo yanki.
Copia con foto de los Expedientes de Revolucionarios apresados, iban a parar a la Embajada Norteamericana, que de esa forma propiciaba el control por los Órganos de Inteligencia de Estados Unidos de los “elementos revolucionarios” del Continente.
A partir de 1955 se le concedió una mayor importancia, llegando a ser el aparato mejor preparado y equipado por el EMG.
Se convirtió en un organismo que actuaba en Coordinación con la Policía Nacional.
Jefes del SIM: Coroneles RAMON CRUZ VIDAL, MANUEL UGALDE CARRILLO, LEOPOLDO PEREZ COUJIL Y Teniente Coronel ANTONIO BLANCO RICO. Fue uno de sus SEGUNDOS JEFES IRENALDO GARCIA BAEZ, hijo del archicriminal Pilar García García.
Entre los hallazgos de documentos reveladores, algunos sobresalían por su significado. En los archivos del SIM aparecieron cinco carnets fechados en 1958, expedidos a nombre de Charles E. Wilson, John J. Wachter, Eltor T. Prather, Albert George Vaughan y David Morales Sánchez. Para sorpresa de los investigadores, estos agentes del siniestro equipo habían dado como domicilio el de la embajada norteamericana y como teléfono para ser localizados el FO-3151, precisamente Centro Privado de la sede de la república vecina.
Ahí tenían excelente material los congresistas estadounidenses, tan interesados en las cosas de Cuba, para averiguar qué nexos existían entre los oficiales diplomáticos de Calzada y la guarida de asesinos de Columbia.
Uno de los crímenes más atroces llevados a cabo por el SIM fue el de Mario Fortuny bajo las órdenes del Manuel Ugalde Carrillo. Silito Tabernilla lo revela en sus memorias, acusando a Ugalde de ese crimen, así como el asesinato del cabo Acosta Diviñó y otros dos soldados de Columbia. Asesinados con el conocimiento y orientaciones del tirano Batista.
Marina de Guerra
La Marina de Guerra ocupaba su sede principal en la Avenida del Puerto; otras de sus instalaciones fueron el castillo de la Chorrera, el Castillo del Morro, la Punta donde estaba instalada su jefatura, el Arsenal de Casablanca y la Base Naval del Mariel. También contaban con el Hospital Naval y el Círculo Militar y Naval en Marianao.
Eran instalaciones de la Marina, el fortín de Cojímar, el Castillo de San Severino en Matanzas y el Morro de Santiago de Cuba. Estaba organizada en tres distritos: Norte que tenía su base en el Castillo de La Chorrera, Sur en Cayo Loco, Cienfuegos y Oriente, en Santiago de Cuba. Además de la Policía Marítima, estaban bajo su jurisdicción las Capitanías del Puerto, el Observatorio Nacional situado en Casablanca y el sistema de Torres y Faros. Su jefe era el contralmirante José Rodríguez Calderón y el jefe del Estado Mayor, su hijo, José Rodríguez Hernández. A finales de 1956 la Marina de Guerra contaba con un total general de 5 946 efectivos; de ellos, 4 997 eran de la Marina regular y 949 del SME.
La Marina de Guerra tenía en su haber los siguientes buques:
  • Tres fragatas: la 301 “José Martí”, 302 “Antonio Maceo” y 303 “Máximo Gómez”.
  • El crucero Cuba
  • El buque escuela Patria
  • Los buques patrullas escoltas Siboney, Caribe y Baire
  • El buque patrulla faro “Enrique Collazo”
  • Además, quince guardacostas y tres buques auxiliares.
  • Su aparato represivo era el Servicio de Inteligencia Naval que operaba fundamentalmente en el Castillito de la Chorrera.
El SIN (Servicio de Inteligencia Naval) era el organismo de vigilancia y represión en el seno de la Marina de Guerra. Su Jefe JULIO STELIO LAURENT RODRIGUEZ coordinaba estrechamente su trabajo con ESTEBAN VENTURA NOVO y contaba con la estrecha cooperación del Comandante de la Marina de Guerra y Jefe del Puesto Naval de la Chorrera Comandante JESUS BLANCO.
En ese lugar utilizaban la lancha “4 de septiembre” para lanzar al mar los cuerpos de numerosos mártires, entre ellos Lidia y Clodomira, Fulgencio Oroz y José María Pérez entre otros.
Su jefe, fue uno de los asesinos más sádicos del régimen tiránico. Incluso, jefe enviado preso desde Oriente por el oficial Joaquín Casillas Lumpuy –asesino de Jesús Menéndez- por crímenes cometidos a campesinos y puesto en libertad de inmediato por Batista.
Policía Marítima
LA Policía Marítima que a finales de 1956 tenía un total de 361 miembros de los cuales tres eran capitanes y nueve tenientes, estaba bajo control de la Marina de Guerra. Uno de sus capitanes fue el connotado asesino Alejandro García Olayón. Su oficina central se encontraba en el Castillo de la Punta, lugar donde Laurent también torturaba.
El SIN utilizaba a varios miembros de la Policía Marítima en sus horrendos crímenes como EDUARDO E. DE J. FERNANDEZ DE VELASCO Y PEREZ, Vigilante de la Policía Marítima ; FAUSTO CARVAJAL RODRIGUEZ, de la Policía Marítima, de 59 años; están acusados de la muerte del Teniente DIONICIO SAN ROMAN y del Capitán ALEJANDRO GONZALEZ BRITO. (El Mundo, 1-17-59, p-B-8).
Policía Nacional
La Policía Nacional contaba con 19 estaciones de Policía, el Buró de Investigaciones, la oficina de Administración, el Hospital de la Policía y la Sección Radiomotorizada. Su primer jefe fue el brigadier Rafael Salas Cañizares, después Hernando Hernández y por último el archiasesino Pilar García García.
La Policía Secreta y el Servicio Secreto de Palacio, la Judicial eran supervisadas por el jefe del Buró de Investigaciones, coronel Orlando Eleno Piedra Negueruela. También formaban parte del aparato de represión las Policías Municipales y de los Ministerios:
  • Enrique Fernández Parajón era el Jefe de la Policía Secreta.
  • José Hernán Santiesteban Bruzón- Jefe de la Policía Judicial durante la tiranía de Batista (Por lo menos durante 1957 o 1958)
  • Juan Tomas Ledón Iglesias, Jefe de Transito de la Policía Nacional.
La Policía Secreta radicaba en Reina No. 402 esquina a Escobar, en La Habana.
La Policía Nacional, con siete divisiones y sus secciones correspondientes y la División Central en la Ciudad de La Habana contaba con 19 estaciones. A finales de 1956 en la Policía se reportaba la existencia de un total de 7 665 efectivos, de ellos 5 153 eran de primera categoría y 2 502 de segunda categoría.

Buró de Investigaciones

El Buró radicaba en 23 y 30, en el Vedado, y era un antro de tortura y muerte.

En Conoce tu policía, memorias de la Policía Nacional editado en 1958 por la Dirección Central de ese cuerpo, se afirma que por su finalidad el Buró de Investigaciones era uno de los departamentos más importantes ya que tenía a su cargo la indagación de todas las ocurrencias de la vida ciudadana.
Contaba en ese momento con cinco negociados: Drogas y Misceláneas, Extranjería; Homicidios, Robos y el llamado Negociado A que se ocupaba de los delitos contra la Seguridad del Estado. Orlando Eleno Piedra Negueruela convirtió al Buró en un antro de tortura y muerte para revolucionarios cubanos e hizo de la instalación, con sus alambradas electrificadas, una fortaleza inexpugnable.
En este siniestro lugar fueron torturados y asesinados entre muchos otros Sergio González, Oscar Lucero y Gerardo Abreu Fontán.
Otra de las actividades siniestras de estos grupos fue la labor de espionaje que desarrollaba Nicolás Cartaya Gómez, Agregado Naval en la embajada de Cuba en México, quien reclutó y atendió al ex teniente de la Policía Universitaria, Evaristo Venereo, que se infiltró en el M-26-7 para asesinar a Fidel. Orlando Piedra Negueruela se personó en México y coordinó este trabajo.
Soplón fue el también auténtico Eliseo Riera Gómez, alias Ellis, que entregó la expedición del Coryntia y, por el servicio, Piedra le hizo llegar 10 000 dólares a través de Enrique Pizza, cónsul cubano en Miami. Tras esos sucesos Riera siguió militando en el autenticismo y espiando para el Buró de Investigaciones. Se inmiscuyó en la política local y llegó a ser asesor para asuntos latinoamericanos de Steven Clark, alcalde metropolitano de Miami. Al cesar en su cargo, Riera continuó allí con sus actividades políticas y sociales dentro de la comunidad cubana.
Otro reclutamiento fue el de Orquídea Pino.
También Piedra tenía infiltrado en el Príncipe al sargento Frank Quintana. El asesinato del periodista español radicado en México, Manuel Buendía crítico acérrimo de la CIA y del régimen Trujillista fue llevado a cabo por este ex miembro del Buró de Investigaciones, el sargento Frank Quintana, (Francisco Manuel Quintana Valdés), traidor al movimiento revolucionario, que fue infiltrado entre los presos del Príncipe haciéndose pasar como miembro del Movimiento 26 de Julio. La utilización de esbirros batistianos por Trujillo, fue muy frecuente y varios de estos participaron en diversos asesinatos ordenados por el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) trujillista, Johnny Abbes García.
Bajo las órdenes de Orlando Piedra, el Buró coordinando esos trabajos con los asesinos Esteban Ventura Novo y Conrado Carratalá Ugalde, reclutaba colaboradores que le otorgaban grados honorarios. Los más conocidos fueron Manolito el Relojero, en Regla y el judío Boris Kalmanovich que era miembro del servicio de inteligencia de Israel. Ambos ejecutados por revolucionarios clandestinos.
Entre los oficiales del Buró se hallaba la flor y nata de los criminales batistianos: Ricardo Medina y Sarmiento, Calzadilla y Rodríguez, Margoza y Macagüero, Antolín Falcón y Mariano Faget…
En el Tribunal Revolucionario de La Cabaña fueron juzgados por encontrarse prófugos los sargentos del Buró RAFAEL GUTIERREZ MARTINEZ, a quien se señala como el autor material del asesinato de Pelayo Cuervo Navarro, y a SOTERO DELGADO MENDEZ (a) MACAGÜERO, Coronel ORLANDO PIEDRA y Tte. Cor. MARIANO FAGET DIAZ. A los inculpados se les acusa de haber detenido en la madrugada del 13 de marzo, horas después del asalto al Palacio Presidencial al doctor CUERVO NAVARRO, a quien condujeron en un automóvil escoltado por otro, al lugar conocido por el Laguito en el Country Club, dándole muerte a tiros, siendo el móvil las actividades revolucionarias del extinto… (LAS AMERICAS, 5-17-59).
El general Rafael Salas Cañizares fue uno de los artífices del 10 de marzo. De las perseguidoras pasó a la jefatura de la policía nacional donde se distinguió por su empeño en ahogar en sangre cuanto significara oposición al batistato. En todas partes aparecía su obesa figura y bajo su mando, los perros de presa de la dictadura cometieron abusos incontables. El clímax llegó tras la muerte del coronel Antonio Blanco Rico. Salas Cañizares allanó la embajada de Haití donde estaba asilado un grupo de revolucionarios que fueron asesinados y recibió allí heridas que días más tarde le produjeron la muerte. Así se salvó del bochorno de la huida vergonzante.
Sección Radiomotorizada
Poseía dos instalaciones. Una en la calle Sarabia, la SRM-1, trasladada después a cerca del Castillo de Atarés, donde se encuentra actualmente y la SRM-2 en la calle 51 en Marianao. LUTGARDO MARTÍN PÉREZ, fue uno de sus jefes y se destacó por su criminal actuación:
De sargento, BATISTA lo ascendió a Teniente Coronel.
El ex-coronel de la Policía LUTGARDO MARTIN PEREZ, quien se encontraba en el exilio fue instruido en ausencia por cargos de asesinato por el juez DR. OBDULIO RIUMONTE GONZALEZ, Juez de Instrucción del 6to Distrito Habana. También fue instruido de cargos por el Dr. RIUMONTE, el ex-soldado JULIO RAMOS VEGA, quien se encontraba bajo arresto, también por cargos de asesinato. De acuerdo a lo investigado el 10 de Mayo de 1958, mientras el soldado RAMOS viajaba en un ómnibus identificó entre los pasajeros del mismo a los hermanos EDUARDO Y ROBERTO RUIZ, quienes eran simpatizantes de la Revolución. RAMOS VEGA trató de arrestarlos y al resistirse a ello, los balaceó hiriéndolos. El los condujo al centro de primeros auxilios de Mantilla, de donde el ex coronel MARTIN PEREZ se los llevó a una estación policíaca. Sus cuerpos destrozados a balazos aparecieron posteriormente en una solitaria carretera en Arroyo Apolo. (The Havana Post, 8-26-59, p.1).

Otro ejemplo: los miembros de la Sección Radiomotorizada Tte. FRANCISCO BECQUER, JOSE A. GONZALEZ FAEZ, OVIDIO CHAVEZ ALFONSO y RICARDO DIAZ PEREZ, torturaron y ahorcaron al joven REINALDO CASTRO. DIAZ PEREZ asesinó además al joven LUIS GOMEZ WANGÜEMERT.
FRANCISCO –PACO- PEREZ GONZALEZ. Coronel de la Policía sancionado a 20 años de prisión en la Causa 279/59 en la Cabaña. Delito: Asesinato y encubrimiento. Mató a un joven.
Francisco –Paco- Pérez, era Tte. Cor. Inspector en el 4to Distrito de la Policía Nacional en la Sección Radio motorizada de la Dirección Nacional de la Policía. Era conocido por Paco. Su Expediente Personal era el 31253.
Su hija es la cabecilla contrarrevolucionaria Lucrecia –Ninoska- Pérez Castellón. Nació el 15-3-950, hija de Francisco y Rogelia de las Mercedes. Vecina de 92 Ave. 36 St NW, El Doral. Teléfono 593-2305.
El padre tiene dos Causas pendientes 56/54. Homicidio de un ciudadano en Operativo Policial en la calle Compostela. Se archivó exp. por Resolución 49-55 firmada por Batista.
El vigilante Jesús Carpintero, de la Novena Estación, fue condenado a muerte. Con él se encuentran también acusados el ex-Capitán de la PN JUAN PEÑATE ORTIZ y FRANCISCO PEREZ cp PACO PEREZ, AMBOS PROFUGOS.


Esteban Ventura Novo: Estaba al frente de tres estaciones de Policía. Sus crímenes más atroces los cometió en la 5ta. y 9na. Estación. Poseía un equipo de criminales integrados mayormente por traidores del M-26-7. Cometió la mayoría de los crímenes de dirigentes del M-26-7. Utilizó la tortura y la violación de las jóvenes que caían en sus garras. El cabo Eladio Caro, José Luis Alfaro Sierra, el teniente José Sánchez, Mirabal, Ramón Calviño Insua, Rafael Salgado, Ramón Rivero –Riverito-, Ariel Lima Lago, Rodolfo de Jesús Hernández –Rudy- y Miguel Rodríguez Lazo –Miguelito el Niño- están entre sus más despiadados criminales.
Otros asesinos destacados fueron Coronel Conrado Carratalá Ugalde, que competía con Ventura en sus crímenes. El Comandante Manuel Ponce –El viejito Chichí-, el capitán Pedro Pablo Lima y López, el capitán Juan Peñate, el capitán Wilfredo Álvarez del Real, Dámaso Montesinos, Emiliano Sosa Sáez, Oscar González y el comandante Cristóbal Diéguez.
En los últimos meses aparecieron en escena el archicriminal José Eleuterio Pedraza. Pilar García, al frente de la Policía asesinó a numerosos detenidos.

Importante documento del BRAC


El Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC) bajo la supervisión y dirección de la Embajada norteamericana.
Tomado de Documento en Archivo MININT
Agencia Central de Inteligencia
Washington D. C.
Oficina del Director
15 de julio de 1955.

Estimado señor Presidente:
Recuerdo con gran placer nuestra reunión celebrada durante mi viaje a La Habana el pasado abril. Para mí fue un gran honor el haber tenido la experiencia de tan placentera e interesante visita a Ud.
La creación por el Gobierno cubano del “Buró de Represión de Actividades Comunistas” es un gran paso adelante en la causa de la Libertad.
Me siento honrado en que su gobierno haya acordado el permitir a esta Agencia, la asistencia en el adiestramiento de algunos de los oficiales de esta importante organización.
Como Ud. Podrá recordar, en nuestra conversación del pasado abril, yo establecí que esta Agencia se sentiría honrada en ayudar en el adiestramiento del personal que Ud. enviaría como lo deseara. Tengo entendido que el general Martín Díaz Tamayo dirigirá las actividades del BRAC y será responsable de la organización.
En este caso me gustaría sugerir que pudiera ser conveniente al General Díaz Tamayo venir a Washington en un futuro cercano, de tal manera, que nosotros pudiéramos discutir con él algunas de las técnicas usadas para combatir las actividades del Comunismo Internacional. Estoy seguro que sería útil intercambiar opiniones con el General Díaz Tamayo, como un adelanto al grupo de sus subordinados, que vendrían aquí para entrenarse. El material que ofreceremos al General puede ser una considerable ayuda en su tarea de organizar el BRAC, y para indicarle el tipo de oficial que él debe preferir al seleccionarlos para el entrenamiento.
En vista del interés que el Ministro de Estado, Dr. Carlos Saladrigas, expresó por este asunto, me estoy tomando la libertad de escribirle hoy, resaltándole las ideas contenidas en esta carta.
Yo le sugeriré, si le es aceptable a Ud. y a su gobierno, que extienda una invitación en mi nombre, al General Díaz Tamayo para venir a Washington por aproximadamente dos semanas, preferiblemente comenzando el 1ro. de agosto.
Confío que esto será con su aprobación.
Permítame decirlo de nuevo, señor Presidente, qué gran honor y placer ha sido el reunirme y conversar con Ud., y confío estaremos en una posición para ayudarle a Ud. y a su país en nuestro mutuo esfuerzo contra los enemigos de la Libertad.
Acepte, por favor, señor Presidente, la declaración renovada de mi más alta y distinguida consideración.
Sinceramente,
Allen Dulles
Director

El 30 de Octubre de 1953, fue dictado el Decreto Ley 1170 que declaraba ilegal el COMUNISMO en Cuba y ya en esta época anunciaba la creación del BRAC. El surgimiento de este órgano se hallaba en estrecha relación con la política de Guerra Fría.
Fue oficialmente creado por el Decreto Ley 1975 con fecha 27 de Enero de 1955 y quedó adscripto al Ministerio de Gobernación.
En Diciembre de 1955 el Vicepresidente era el Coronel LEOPOLDO PEREZ COUJIL. Se constituyeron en todas las provincias agencias del BRAC.
Para la preparación de miembros del BRAC, Batista recibía un gran apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica. El director de la CIA, Allen Dulles, quien visitó La Habana en 1955, sostuvo conversaciones con Batista sobre la prestación de la Ayuda correspondiente que incluía la preparación en los Estados Unidos de personal cubano.

Los Jefes del BRAC fueron: General MARTIN DIAZ TAMAYO, Coroneles AQUILINO GUERRA GONZALEZ y LEOPOLDO PEREZ COUJIL y Teniente Coronel MARIANO FAGET DIAZ. Uno de sus más destacados oficiales fue el teniente José de Jesús Castaño Quevedo.

El BRAC fue responsable de los asesinatos de José María Pérez, Paquito Rosales, y Fulgencio Oroz entre otros.
Cárceles y prisiones
Unido a lo anterior el régimen contaba con el Presidio Modelo para hombres en Isla de Pinos, la Prisión del Príncipe, la de menores Torrens y otras de mujeres en Mantilla, además de los vivács. Ver para ampliar el libro “Clandestinos en Prisión” del compañero Manuel Graña Eiriz.
En Isla de Pinos fueron sus jefes el comandante Juan M. Capote Fiallo, Manuel Ugalde Carrillo y Joaquín Casillas Lumpuy entre otros.
En el Príncipe Francisco Pérez y Clausells y Dámaso Montesinos. En este lugar ocurrió la masacre de los presos en la instalación en que perdieron la vida los revolucionarios Roberto de la Rosa, Reinaldo Gutiérrez y Vicente Ponce Carrasco y fueron heridos 15 reclusos.
Cuerpos Paramilitares los “Tigres de Masferrer”
A todo este aparataje represivo ubicado en la provincia de La Habana, había que añadir al aparato criminal de los llamados “Tigres de Masferrer”, dirigidos por el gángster asesino Rolando Masferrer Rojas, Masferrer fue ultimado en Estados Unidos con explosivos confeccionados por el asesino LUIS POSADA CARRILES por instrucciones de la DISIP venezolana.
Los confidentes
En todos los barrios, el régimen pagaba a miembros de su partido $33.33 para que le sirvieran como confidentes. Vestían de civil, usaban gorras y se paraban en las esquinas de las calles de La Habana.
Cruz Roja
Se sabe que el JEFE DE LA CRUZ ROJA era el Brigadier EVELIO FIGAROLA INFANTE, un incondicional de la Dictadura de Batista. Esta institución era utilizada para labores de inteligencia en la Sierra Maestra.
El cuerpo de Bomberos cooperaba en la represión a las manifestaciones estudiantiles.
Además una flotilla de autos de alquiler conocida por el pueblo como “La Piquera Gris”, era utilizada en la represión .

También, con la colaboración económica y el asesoramiento de las autoridades norteamericanas crearon distintas organizaciones anticomunistas como el Movimiento de Integración Democrática Americana (MIDA) y la Asociación Cubana pro Democracia (ACPD), que facilitaban información y repartían propaganda.


Acciones de estos grupos


El asalto a la Universidad del Aire, realizado bajo la mirada divertida y contemplativa de los policías: el secuestro del profesor Rafael García Bárcena, sin motivación alguna…
El asalto a la Universidad del Aire fue dirigido por el dirigente de la Juventud Batistiana RAFAEL DÍAZ BALART.
A través de la Prensa se desinformaba y amenazaba al pueblo. La censura de prensa iba acompañada por partes y noticias mentirosas de Otto Meruelo, Luis Manuel Martínez –La Grulla-, y Rolando Masferrer en su diario El Tiempo en Cuba. Alberto Salas Amaro y Ramón Vasconcelos calumniaban y amenazaban a la población con sus periódicos Alerta y Ataja.
Además, se secuestró y maltrató al periodista Mario Kuchilán y se asesinó al periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, por órdenes directas del jefe de la Policía Pilar García.

Métodos utilizados


Los aparatos represivos, instruidos por sus consejeros norteamericanos, utilizaban la penetración a las filas de sus opositores. Lo lograban de dos formas: una por interés material como los trabajos que realizaba Orlando Piedra Negueruela en el extranjero, ya reseñados anteriormente.
Otro de los métodos era por medio de la tortura o la amenaza de muerte, como hicieron con los ex miembros del Movimiento 26-7 Ramón Calviño Insua, Miguel Rodríguez Lazo-Miguelito el Niño-, Ariel Lima Lago, Rafael Salgado, Rodolfo de Jesús Hernández –Rudy-, Ramón Rivero, Fidel González. Uno de estos traidores lo era el médico Pedro García Mellado, ex miembro de la FEU y que asesoraba a Ventura en las torturas recomendándole seguir o terminar el TRABAJO para evitar el deceso de las víctimas y poder seguir obteniendo información. Todos estos traidores eran utilizados por Ventura y Carratalá en crímenes atroces.
Golpeaduras, ahorcamientos, intentos de asfixia, violaciones y amenazas de muerte, eran más o menos los métodos. Más de quinientos mártires tuvo que pagar la provincia de La Habana.
Fidel Castro en la Universidad de La Habana, el 27 de noviembre de 1960. Foto: Liborio Noval
Fidel Castro en la Universidad de La Habana, el 27 de noviembre de 1960: Y llegó el Comandante y mandó a parar. Foto: Liborio Noval
A pesar de todo este aparataje de terror, llegó el Primero de Enero de 1959 y los cubanos tuvimos el privilegio que muchos pueblos en América Latina no han alcanzado: ver a numerosos asesinos pagar sus crímenes y otros, huir como ratas a refugiarse en los Estados Unidos bajo el amparo de sus amos.
A las aguerridas fuerzas del Ejército Rebelde, dirigidas por nuestro glorioso Comandante en Jefe no pudo vencerlas ni el Ejército de la Tiranía ni el gobierno de los Estados Unidos. Con el apoyo del pueblo la Revolución venció y liberó a toda Cuba incluso a La Habana a pesar del inmenso aparato represivo que existía en la Ciudad.

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