jueves, 12 de diciembre de 2013

Mandela: Miami y Fidel (I) y (II)

PRIMERA PARTE
Por Nicanor León Cotayo.

La muerte del líder sudafricano e internacional, Nelson Mandela, corrobora también la escala de valores que prima en la ultraderecha de origen cubano asentada en Miami.
En 1990, cuando lo invitaron a recorrer ocho  ciudades de Estados Unidos, entre ellas Miami, grupos de esa tendencia rechazaron ferozmente el propósito.
Una de las voces que entonces más se distinguió por su grotesca oposición al héroe africano fue la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen.
Sucedió en el año antes referido. Hubo aparentes alabanzas hacia la personalidad que encabezó la lucha contra el apartheid (segregación racial) en su nación.
Pero Ros-Lehtinen impugnó “honrar a un hombre que se abrazó públicamente con el líder palestino Yasser Arafat y elogió ardorosamente a Fidel Castro.
¿Qué dijo Mandela sobre este último en Namibia?
“Durante mis años en la prisión, Cuba fue una inspiración y el compañero Fidel Castro una torre de fuerza”.
El Nuevo Herald recordó este viernes que, luego de esos planteamientos, “exiliados” cubanos reaccionaron con enojo.

Cuando después Mandela visitó a Miami, esos mismos grupos le reprocharon públicamente su silencio respecto a la situación de los derechos humanos en la isla.

El líder africano les respondió desaprobando las campañas fraguadas allí sobre el tema y elogiando la actitud de Cuba en todos los terrenos.
Ahora el Nuevo Herald desplegó un titular de primera página que dice: “Miami deja atrás la controversia con Mandela para celebrar su legado”.
Se trata –subraya- de un luchador infatigable contra el apartheid desde antes de estar preso durante 27 años, y luego de haber sido presidente de su país y activista humanitario.
“La vida de Mandela fue una epopeya de triunfos frente a obstáculos monumentales, una hazaña”, que le valieron amistades y aliados, incluso, entre los blancos.”
Llegó un dardo cuando dijo que esta figura se acercó en ocasiones a ideas y personajes que les alejaron de sí y de su causa.
Sin embargo, puntualizó este viernes el Herald, casi un cuarto de siglo después de aquella visita, los exiliados miran atrás de otra forma.
Un notorio enemigo de La Habana, el senador demócrata Robert Menéndez, aseveró lamentar el fallecimiento de Mandela, quien, añadió, hizo del mundo “un lugar más justo”.
“Nelson Mandela nos enseñó lo que es ser humano frente a lo inhumano”, y pocos pueden reclamar un legado de paz como él, apuntó el senador en un comunicado.
SEGUNDA PARTE:
Por Nicanor León Cotayo.

Un periódico de Miami, Diario Las Américas, se refirió el pasado sábado con tono insolente a la visita que hizo Mandela a esa ciudad en el año 1990.
Bajo la firma de Sergio Otálora, la publicación desplegó un cintillo que dice: “Cuando Miami le aguó la fiesta a Mandela”.
Agrega que tenía la imagen de un héroe mundial contra el apartheid, pero que cuando los visitó el 28 de junio de 1990, “su figura era otra”, la de un líder comunista.
Pero también, añadió Diario Las Américas, visto como un “terrorista” que debía ser repudiado por sus elogios a la Revolución cubana y Fidel Castro.
No recibimos con honores a un dirigente que, para nosotros, expresaba simpatías por una dictadura, planteó Victor De Yurre, un ex funcionario de la urbe, quien ahora puntualizó: “Nuestra percepción sobre Mandela no ha cambiado”.
Al interpretar las manifestaciones que se dieron en aquella localidad, especialistas las juzgaron como un enfrentamiento más ideológico que racial.
Pero una crónica del periódico antes citado no coincidió totalmente con ese punto de vista.
“De un extremo a otro de la calle, separados por barreras, los cubanos y los negros se intercambiaron insultos. Los negros gritaban “racistas” y los cubanos les respondían “comunistas”‘.
Esa misma crónica informó, además, que “ningún funcionario de la ciudad ni del condado le dio la bienvenida a Mandela”.
Otro medio propagandístico, BBC (Mundo), siguió este sábado los pasos de Diario Las Américas al publicar un titular que dice: “El día que Miami abucheó a Mandela”.
¿Cómo hace casi dos décadas y media surgió la controversia? Arrancó en una entrevista que este último concedió en público a un medio de prensa en el barrio mayoritariamente negro de Harlem, en Nueva York.
Al responder entonces a una pregunta, Mandela alegó:
“Nuestra actitud hacia un país viene determinada por la actitud de ese país hacia nuestra lucha”, dijo sin adentrarse en cuestiones de política interna.
Horas después, el alcalde de Miami, Xavier Suárez, y otros colegas suyos, exigieron atajar los honores previstos al visitante.  Y así ocurrió.
Entonces, la comunidad negra local reclamó se le entregaran a Mandela las llaves de la ciudad, y aún cuando este no fuese recibido oficialmente, habló ante unas 6.000 personas en el Centro de Convenciones de Miami.
La población negra inició un boicot a la industria turística de ese territorio, la más importante de la región, que causó  millones de dólares en pérdidas.
Meses más tarde, el alcalde Xavier Suárez se retractó, y en 1992, casi dos años después de la visita, se produjo allí una declaración oficial rindiendo honores a Nelson Mandela.
De esta manera, a Madiba hay que sumarle otra victoria contra el racismo, la injusticia social y el veneno periodístico, el 29 de junio de 1990, en suelo de Estados Unidos.
Si Menéndez habló con sinceridad, ayuda a comprender por qué Madiba se negó en Miami a cuestionar la situación de los derechos humanos en Cuba.
Más allá, ¿podría una figura como Nelson Mandela, con las características que hasta Bob Menéndez le atribuyó, ser aliado, hermano, de quienes no las posean?
El llanto, los bailes y canciones de los sudafricanos, más la conmoción del planeta y el histórico homenaje del Consejo de Seguridad de la ONU, consagraron la eternidad de un héroe-montaña y la tendencia inevitable del presente y hacia el futuro.

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