Por Nicanor León Cotayo
Fuente original Portal CubaSí
El breve intercambio de saludos entre los presidentes de Cuba y Estados Unidos suscitó una explosión informativa en el mundo.
Aconteció en la capital de Sudáfrica, donde Raúl Castro y Barack Obama asistían al funeral del gran héroe africano Nelson Mandela.
El presidente de Cuba estrechó la mano del mandatario estadounidense cuando este avanzaba hacia el palco presidencial de la actividad.
Según la prensa, el saludo tuvo lugar en el estadio de Johannesburgo, donde, en su honor, unos 80 mil surafricanos cantaban y bailaban en medio de la lluvia.”
Obama, de acuerdo a esas fuentes, “llegó hasta Castro”, sentado al lado de Dilma Rousseff, saludó al primero y besó a la presidenta.
Mientras, en Miami, tronó la decaída ultraderecha de origen cubano arropada en esa urbe.
El periódico español El MUNDO insertó este martes un titular que dice: EL APRETÒN DE MANOS DE OBAMA Y RAÙL CASTRO INDIGNA A LOS EXILIADOS EN MIAMI.
La publicación agregó que las radios de esa localidad fueron colapsando y los programas de televisión se convirtieron en debates.
Nunca en Estados Unidos –opinó El MUNDO-, al menos en tiempos recientes, un hecho ha causado tantas controversias.
Otros medios informaron que cuando “exiliados” cubanos vieron las imágenes del apretón de manos entre Obama y Raúl Castro, en Miami, 'ardió Troya'.
Una de las emisoras radiales controladas allí por la extrema derecha entrevistó al ciudadano Eduardo Garabito respecto al tema del día.
"Yo siempre dije que ese hombre, (Obama) era un comunista, que engañó a todo el mundo, pero a mí no porque ya yo pasé eso con Fidel Castro", afirmó gritando.
La Casa Blanca trató de frenar la polvareda que levantaron en Miami grupos en penosa extinción.
De ahí el apresuramiento de voceros en jurar, para ser oídos, que el estrechón de manos entre Raúl y Obama fue solo un acto protocolario.
No les pareció suficiente y aclararon a periodistas y gorilas del mundillo “anticastrista” de Miami que en ese contacto no se habló de política.
Cuando una radio colombiana preguntó a Raúl Castro porqué estrechó la mano de Obama, el presidente cubano respondió: "Somos personas civilizadas".
Algunos recordaron que en el año 2000, durante una actividad convocada por la ONU en Nueva York, el presidente William Clinton dio un apretón de manos a Fidel Castro en el transcurso de una recepción.
Sin embargo, un cubanoamericano, Juan Suárez Álvarez, declaró a El MUNDO: “Es la prueba de que Obama nunca se interesó por el exilio, incluidos los que estuvimos dispuestos a luchar por Estados Unidos contra el comunismo”.
En la tarde del martes programas de participación se hicieron eco de expresiones como esta:
"A mí lo que más me duele es que voté por Obama y ahora me ha traicionado”, afirmó Ana Martínez Concepción.
Como siempre, la maniática legisladora republicana Ileana Ros-Lehtinen no podía quedar fuera de una tramoya política.
¿Qué hizo ahora? Interrumpió una sesión del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes y en presencia del secretario de Estado, John Kerry, arremetió contra Obama.
"Señor secretario, a veces un apretón de manos es apenas un apretón de manos. Pero cuando el líder del mundo libre aprieta la mano de un dictador como Raúl Castro, se transforma en un golpe de propaganda para el tirano".
Pero un conocido analista cubanoamericano que reside en Miami, Alejandro Armengol, discrepó de la maniática.
En charla con El MUNDO afirmó que se ha venido hablando mucho de una nueva política hacia Cuba por parte del gobierno de Estados Unidos.
Luego subrayó: “Y quienes han mencionado el tema son el propio presidente Obama y el secretario de Estado, John Kerry”, así que no es simple palabrería.
También recordó que, en ese contexto está el caso del “contratista” sancionado a 15 años de cárcel por actividades subversivas.
Otra cuestión es que el secretario Kerry ha dicho que Estados Unidos negocia la libertad de Alan Gross.
Difícil, opina Armengol, si el gobierno de Cuba no obtiene algo a cambio.
El propio Raúl Castro Ruz ha dicho en varias ocasiones que su gobierno está dispuesto a examinar con Washington los asuntos pendientes, con respeto mutuo.
Así ha colocado el balón por más de una vez en el terreno de la Casa Blanca, sin condiciones previas.
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