Por Iroel Sánchez
Si algo han enseñado cincuenticinco años
de confrontación entre Cuba y Estados Unidos es la predisposición
positiva de los funcionarios a cargo de la política exterior
norteamericana para insultar al gobierno de La Habana. Un libro que
recogiera sus declaraciones a la prensa debería tener -con un cálculo
conservador- miles de páginas.
Si se
hiciera esa obra podríamos percatarnos de cómo han ido evolucionando los
pretextos para sostener una política hacia Cuba que los últimos en
reconocer que debe modificarse -aunque con los mismos objetivos de
“cambio de régimen”- han sido el presidente Barack Obama y el Secretario
de Estado John Kerry.
De la alianza con la Unión Soviética, el
apoyo a los movimientos de liberación nacional en Latinoamérica, la
presencia militar en África y el respaldo a las guerrillas en
Centroamérica, Washington pasó a esgrimir el estado de los Derechos
Humanos en la Isla para sostener su política de bloqueo económico. En
ese tema, como la realidad no le suministra argumentos, EE.UU. los crea
mediante la asignación de fondos -anualmente veinte millones al
Departamento de Estado y treinta a las emisoras Radio y Televisión Martí-
que financien grupos dentro de Cuba presentados como luchadores por las
libertades individuales. Como han explicado los propios diplomáticos estadounidenses acreditados en La Habana en los cables revelados por Wikileaks
sobre estas personas, ”la búsqueda de recursos es su principal
preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar
las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder
y el acceso a los escasos recursos”.
En resumen, en ausencia de pretextos para
mantener su política hacia Cuba, Estados Unidos destina cincuenta
millones de dólares cada año a fabricarlos. Sobre ello no hay novedad.
Lo realmente novedoso es que en este
fin de año, la prensa internacional sólo haya podido encontrar un “alto
funcionario de la diplomacia estadounidense que pidió el anonimato”
para repetir el gastado discurso que quiere escuchar la industria del
anticastrismo con asiento en Miami, beneficiaria de esos dineros.
Según la agencia AFP,
única con acceso a la exclusiva declaración, el anónimo señor del
Departamento de Estado le dijo que el gobierno estadounidense está “enfocado
en la necesidad de mejorar las condiciones de los derechos humanos y el
respeto hacia las libertades fundamentales en Cuba” y eso le valió
despliegues del titular en diarios como El Nuevo Herald: “Habrá diálogo si mejoran DDHH en Cuba, responde EEUU a Raúl Castro”.
Las afirmaciones
del presidente del presidente cubano, Raúl Castro, en la clausura del
Segundo Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la
Asamblea Nacional, a las que alude AFP, fueron las siguientes:
“Si en los últimos
tiempos hemos sido capaces de sostener algunos intercambios sobre temas
de beneficio mutuo entre Cuba y los Estados Unidos, consideramos que
podemos resolver otros asuntos de interés y establecer una relación
civilizada entre ambos países como desea nuestro pueblo y la amplia
mayoría de los ciudadanos estadounidenses y la emigración cubana.
“En lo que a nosotros
respecta, hemos expresado en múltiples ocasiones la disposición para
sostener con Estados Unidos un diálogo respetuoso, en igualdad y sin
comprometer la independencia, soberanía y autodeterminación de la
nación. No reclamamos a Estados Unidos que cambie su sistema político y
social ni aceptamos negociar el nuestro. Si realmente deseamos avanzar
en las relaciones bilaterales, tendremos que aprender a respetar
mutuamente nuestras diferencias y acostumbrarnos a convivir
pacíficamente con ellas. Solo así; de lo contrario, estamos dispuestos a
soportar otros 55 años en la misma situación.”
Interesante, muy interesante, que nadie
en Washington quiera dar la cara para responder ese planteamiento y
defender una política que hasta el propio presidente Obama considera que
ya no puede ser la de 1961. Allá los que se quieran inventar el
entusiasmo por el pasado luego de un año en que 188 países condenaron en la ONU
el bloqueo económico de EE.UU. contra Cuba, la Isla fue reelecta al
Consejo de Derechos Humanos de esa organización, John Kerry -interrogado
sobre el “contratista” del Departamento de Estado preso en Cuba por
acciones subversivas- dijo
”estamos en algunas conversaciones sobre las que no puedo entrar en
detalle”, se sostuvieron reuniones sobre el correo postal y la migración
entre ambos países y Barack Obama no tuvo más remedio que saludar al presidente cubano en los funerales de Nelson Mandela.
Tiene uno la impresión de que la realidad
va en una dirección y la “diplomacia estadounidense que pidió el
anonimato”, así como quienes la amplifican entusiastamente, en otra.
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