Arriba: Carl Gershman: “Estados unidos no puede permitirse entregar el campo de batalla ideológico a los enemigos de una sociedad libre”.//Abajo: vínculos. Leopoldo López y un amistoso Barack Obama |
Año 7. Edición número 301. Domingo 23 de Febrero de 201
Por Eduardo J. Vior. Periodist
Fundaciones
que se apropian de la palabra “libertad” reúnen a la derecha más granada. Los
“golpes blandos”, que han afectado a Venezuela, Argentina, Honduras o Ecuador,
sin fuerzas militares a la vista pero con la ofensiva de poderosos medios
informativos y presiones sobre la economía, tienen origen y entramado común.
La entrega
del agitador ultraderechista Leopoldo López en Caracas el pasado martes 18 fue
escenificada mediáticamente para desviar la atención de los graves atentados
que impulsó siguiendo la estrategia de “revolución pacífica” y utilizando
francotiradores para crear el caos.
“Nosotros
tenemos que ser los constructores de la paz, seguir resistentes”, expresó este
miércoles el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en rechazo a la violencia
promovida por grupos de la derecha. Para deslegitimar la propaganda opositora,
subrayó que “llegó el momento de la paz”.
Por su
parte, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró el mismo miércoles 19
que en su país la democracia está amenazada por una alianza conformada por la
extrema derecha latinoamericana y mundial. “Los procesos de desestabilización
recaen siempre sobre gobiernos progresistas”, agregó. “Miren con detenimiento
lo que está pasando en Venezuela y Argentina”, añadió.
El 28 de
junio de 2009 había sido derrocado en Honduras el presidente constitucional y
democrático Manuel Zelaya. En esa ocasión, Correa había definido el hecho como
una “prueba piloto”. El 22 de junio de 2012, en Paraguay, esa misma “alianza de
la extrema derecha latinoamericana y mundial” puso fin al gobierno democrático
de Fernando Lugo.
A su vez, la
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, declaró también el miércoles que “estamos
trabajando en una legislación para desalentar toda forma de violencia en las
marchas” en una entrevista con una radio de Alagoas. Rousseff insistió en que
defiende el derecho a manifestarse, pero repudia los “actos de vandalismo
practicados por personas que esconden el rostro”.
En todos los
países latinoamericanos gobernados por movimientos reformistas se observa una
combinación de masivos ataques mediáticos, maniobras de desestabilización
económica, alzamientos policiales, boicot de la Justicia a las reformas y
manifestaciones opositoras que rápidamente escalan hacia actos violentos,
utilización de las redes sociales para organizar acciones opositoras
“espontáneas”, etc. Para entender el entramado que sostiene estas campañas, es
conveniente conocer las organizaciones incumbidas.
Una
siniestra red mundial.
La National Endowment for Democracy (NED, Fundación para el Desarrollo de
la Democracia), fue creada por Ronald Reagan en 1983. Cuatro corporaciones
constituyen su base: una rama de la central sindical, la American Center for International
Labor Solidarity (Acils), el Center for International Private Enterprise (CIPE)
de la Cámara de Comercio, el International Republican Institute (IRI) del
Partido Republicano y el National Democratic Institute (NDI) del Partido
Demócrata. Aunque jurídicamente es una organización no gubernamental, se
financia por el presupuesto del Departamento de Estado, librando al gobierno de
responsabilidades y con un grado de credibilidad superior al de una agencia del
gobierno.
Aunque la
NED nació como parte del arsenal ideológico de la Guerra Fría, desde la caída
del socialismo intervino en 90 países para ayudar a “construir la democracia”.
El presidente de la NED rinde regularmente cuentas ante el Comité de Relaciones
Exteriores del Senado estadounidense, caso único para una ONG. Los informes de
la NED insisten en entender la “democracia” como mecánica electoral. En ese
marco apoya a unos 6.000 proyectos de ONG en el mundo y es sede de la Network
of Democracy Research Institutes con “eruditos y activistas de la democracia”
en todo el mundo. La NED alberga también al secretariado de The Center for
International Media Assistance, “un proyecto que se propone reforzar a los
medios libres e independientes”.
Carl
Gershman, su histórico presidente, de orientación neoconservadora, postula el
objetivo de “crear un movimiento mundial pro democracia” como una “red de
redes” cuyo centro es la NED. En 1996, justificó de modo significativo el
pedido de aumento del presupuesto ante el Congreso: “La guerra global de las
ideas sigue con ímpetu y Estados Unidos no puede permitirse entregar el campo
de batalla ideológico a los enemigos de una sociedad libre y abierta. La NED
necesita un financiamiento continuo para salvaguardar el futuro”.
De acuerdo
con un artículo publicado por la periodista Stella Caloni en 2010 la lista de
las ONG dependientes de las fundaciones “centrales” como la USAID o la NED es
interminable. En Argentina actúa la Fundación Libertad (FL), con sede principal
en Rosario, que entre el 26 y el 28 de marzo de 2013 realizó allí el “Seminario
Internacional sobre los Desafíos en América Latina” con personajes como Roger
Noriega quien fue subsecretario para América latina del gobierno de George W.
Bush; Mario Vargas Llosa, José María Aznar, los ex presidentes Vicente Fox, de
México; Francisco Flores, de El Salvador; Luis Alberto Lacalle, de Uruguay;
Osvaldo Hurtado Larrea, de Ecuador; Jorge Quiroga, de Bolivia; el presidente
Sebastián Piñera, de Chile, y otros. Ya en marzo de 2008 había congregado a lo
más granado de la derecha mundial para apoyar el paro ruralista.
A fines de
2008, el gobierno de Evo Morales demostró el involucramiento de la USAID en el
reparto del dinero enviado para proyectos de desarrollo a los opositores de la
Media Luna que protagonizaron el derrotado golpe “civilista” en
agosto-septiembre de ese año.
Entre los
días 12 y 14 de diciembre de 2008 se creó en Colombia la Unión de
Organizaciones Democráticas de América (UnoAmérica), conformada por militares y
policías de las pasadas dictaduras, para oponerse a la Unasur. Libertad y
UnoAmérica, así como la Fundación Pensar –que nuclea a la plana mayor del PRO–
tienen lazos con la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Faes)
que dirige José María Aznar y con la Fundación Internacional para la Libertad,
presidida por Mario Vargas Llosa. UnoAmérica está acusada por el intento de
magnicidio en Bolivia en abril de 2009 y de participar en el golpe en Honduras,
lo que fue confirmado por el ex presidente de facto Roberto Micheletti.
La NED
participó en el golpe contra el presidente Hugo Chávez en 2002, como surge de
documentos desclasificados del gobierno estadounidense.
Reacciones
ambivalentes.
Para
protegerse, los gobiernos progresistas de América latina están recurriendo
crecientemente a sus fuerzas armadas. El gobierno brasileño promueve la
aprobación de una ley de seguridad nacional que incluye la intervención militar
en el control del orden interno. En Argentina el gobierno de Cristina Fernández
nombró al general nacionalista e industrialista César Milani como jefe del
Ejército. En Bolivia, a su vez, el presidente Evo Morales forjó una alianza
militar-obrera-indígena-campesina de gran eficacia en momentos cruciales como
las recientes inundaciones. En Ecuador y Venezuela, finalmente, las fuerzas armadas
son leales a las respectivas revoluciones.
¿Es la
militarización la alternativa para defender los procesos populares en el
continente? Indudablemente no basta. Las reacciones de las clases medias, el
desencanto popular y las conspiraciones imperiales impactan en la legitimidad
de estos gobiernos, porque los casos de corrupción, la burocratización y la
ineficiencia han mellado su credibilidad. Sin embargo, sólo la ampliación y
fortalecimiento de la democracia pueden ayudarles a afrontar el golpismo. Sólo
el control democrático de la gestión pública puede recuperar la confianza. A la
vez, si los procesos reformistas no profundizan su integración monetaria,
seguirán a merced de la especulación. Sólo una mayor integración del transporte
y las comunicaciones puede reducir los costos, asegurar el abastecimiento y
aprovechar las posibles sinergias entre las economías.
Finalmente,
los servicios de inteligencia deben coordinarse, para detectar tempranamente
las maniobras desestabilizadoras.
El
relanzamiento de la economía norteamericana agudiza su necesidad de recuperar
el control sobre los recursos primarios del continente y de aventar
concurrentes. Para ello requiere sustituir los gobiernos reformistas por
regímenes que abran sus economías. El futuro de los movimientos reformistas
depende de su capacidad de adaptación.
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