sábado, 8 de febrero de 2014

El FSLN y la construcción de la Patria

Tomado de Coordinadora de Solidaridad con Nicaraagua y el ALBA
Por carlos Midence.

La noción y la práctica de Patria han estado asociadas al coraje y defensa de la soberanía de un pueblo, de un territorio. No obstante, también se vincula a la promoción y defensa de los plenos derechos del pueblo en su sentido más estricto, es decir, Derecho a la vida, a la salud, a la educación, a vivir bien, vivir en comunidad. Tanto en el primer contexto como en el segundo el FSLN obtiene, en el devenir de nuestra historia, un lugar sobresaliente, cimero, pues cuando de defender la soberanía se refiere ha dicho presente desde el mismo Augusto C. Sandino y en lo que refiere a restituir los Derechos a la ciudadanía en todas sus expresiones el FSLN lo ha hecho con todo rigor. Las dos etapas de la Revolución lo demuestran claramente, pues, es en estos tiempos que el pueblo de Nicaragua ha gozado y goza de todos los Derechos en sus más extensos logros.

En este sentido veamos en lo que concierne a la construcción de la patria en nuestra sociedad, cómo se antepone el modelo político antipatriótico de la derecha en relación al proyecto o modelo de vanguardia, popular, democrático, Cristiano, Socialista, Solidario que impulsa el FSLN en nuestra Nicaragua.

El anti-patriotismo de los 16 años

En nuestro país, durante los 16 años de gobiernos liberoconservadores, la noción y, desde luego la práctica del sentido de patria estuvo vedada, tanto desde la óptica educativa, socio- política, como desde lo cotidiano, es decir, la construcción de la patria como ente vivo, dinámico, evolucionario, necesario, vital fue reducida a desfiles septembrinos. Después de estas fechas el sentido de patria no existía. La patria, el Estado, el gobierno fueron llevados al mínimo.

De igual forma, la construcción de un sentido de nación, de país se redujo retórica, a demagogia a informes abstractos, a discursos y jamás se sintió la presencia de los elementos constitutivos de la nación o del Estado nicaragüense, más bien la plataforma patriótica, democrática, nacionalista que la Revolución Sandinista había erigido en su primera etapa fue perseguida y vapuleada.

Por ejemplo, dentro de este contexto para nadie es un secreto la forma despiadada en que se trataron de borrar desde los murales que nuestro pueblo de forma espontánea, cívica y patriótica pintó para enaltecer el valor y el coraje de la lucha en contra de la dictadura y la intervención estadounidense. Habría que mencionar, también, como claras acciones antipatrióticas, las constantes embestidas a logros trascendentales como el 6% a las universidades, la incesante corrupción y, desde luego la privatización de los sistemas de educación y salud que la Revolución había institucionalizado como un Derecho del pueblo. Esto es una breve muestra de cómo los gobiernos liberconservadores de lo que llamamos 16 años de desastre, vilipendiaron, ultrajaron, mancillaron la patria nicaragüense. En estos tiempos se llevó a cabo un total retroceso en todos los sentidos de lo que a hacer patria se refiere.

La Revolución hace patria

Es, con los triunfos electorales contundentes del FSLN y, el advenimiento de la segunda etapa de la Revolución Sandinista, conducida por el Comandante-Presidente Daniel Ortega y la Poeta Rosario Murillo que en nuestra Nicaragua se recobra, se renueva, se redefine el sentido, la noción, la práctica de hacer patria. Esto se ha conseguido, mediante políticas públicas y acciones que han ubicado a Nicaragua, no sólo como un país con uno de los gobiernos mejores valorados tanto a nivel nacional e internacional, sino como un referente mundial en lo que implica a reducción de la pobreza y desnutrición infantil y, por lo tanto hoy nuestra patria es un ejemplo a seguir. Para ejemplificar basta mencionar el caso de la primera dama entrante de Honduras que, antes de arrancar su puesta en práctica de programas gubernamentales buscó el apoyo, el consejo, la guía de la dirigente de la Revolución Sandinista Poeta Rosario Murillo, esto demuestra la clara y acertada construcción de Patria en nuestro país de parte de la dirigencia revolucionaria.

De estos dos contextos podemos deducir y hablar de dos visiones encontradas en lo que implica al sentido de hacer patria en nuestra historia, pues, mientras la derecha liberoconservadora se ha dado a la tarea de destruirla desde sus cimientos, la Revolución Sandinista ha restaurado en todos sus sentidos, expresiones, manifestaciones y acciones el derecho a tener patria en la ciudadanía nicaragüense. La patria que construye la Revolución es una patria tangible, concreta, que se toca, se respira, se vive y se observa en cada uno de las políticas públicas impulsadas por el Gobierno Sandinista.

En este sentido ese proceso patriótico que promueve y conduce la dirigencia de la Revolución tiene en el Buen Gobierno Sandinista, en sus programas socioeconómicos, en el Plan Nacional de Desarrollo Humano, en la recuperación del mar territorial, en el impulso de los grandes proyectos energéticos e infraestructurales que son de un enorme impacto económico y social, como el Gran Canal o Tumarìn, entre otros, sus más claras expresiones y ejemplos.

No obstante, cuando la dirigencia Sandinista se refiere a hacer patria nos están remitiendo a la revalidación de cualidades y principios como justicia, libertad, paz, prudencia, solidaridad, humildad en la conciencia y en el devenir cotidiano de nuestro pueblo como una forma irrefutable y contundente de construir, hacer, fortalecer la patria día a día. Al hablar de hacer patria la Revolución se refiere al impulso y fortalecimiento del modelo Cristiano, Socialista, Solidario cuyas normas, prácticas e instituciones tienen como objetivo máximo alcanzar el bien común para nuestro pueblo en general y por lo tanto la erradicación de la pobreza en todas sus ramificaciones.

Estamos claros que este proceso patriótico que impulsa el FSLN hoy en día desemboca en la consolidación de todas las transformaciones y, en la recuperación y fundamentación de la conciencia ciudadana nicaragüense, del sentido de nacionalidad, de patria, además, ha despertado en nuestro pueblo, principalmente en el que había sido postergado por los 16 años de anti-patriotismo liberoconservador, esa sensación, tanto cultural y personal de pertenecer a una nación, a un país, a una patria.

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